Titulo: Doubt.
Rated: +7.
Genero: AU.
Pairing: Jaebomb (Jaehyo x Minhyuk).
Grupo: Block B.
N/A: Hace como monton de tiempo que le prometi a Lyu que escribiria algo de ellos y en "Hepers" estoy un poco muy mucho apalancada o sea que he escrito este fic. Poco a poco me voy poniendo con los demas, aunque ultimamente no encuentro mucho tiempo.
Rated: +7.
Genero: AU.
Pairing: Jaebomb (Jaehyo x Minhyuk).
Grupo: Block B.
N/A: Hace como monton de tiempo que le prometi a Lyu que escribiria algo de ellos y en "Hepers" estoy un poco muy mucho apalancada o sea que he escrito este fic. Poco a poco me voy poniendo con los demas, aunque ultimamente no encuentro mucho tiempo.
En general se que todas las que leeis mis fics sois fans de EXO y no de Block B, pero bueh, ya lo siento. En algun momento tenia que escribir sobre mis bias *-*
Las que vayais a leerlo espero que lo disfruteis, y los que no, pues nos vemos hahaha
Aun no habían terminado las
clases por aquel día y entre ellas era difícil verse, pero la hora de comer
siempre era buena para pasar un rato juntos. Aunque se hubiesen pasado toda la
vida juntos el llegar a la universidad había hecho que esas horas en las que se
podían ver se redujesen a lo que era prácticamente nada. Incluso siendo vecinos
no solían volver juntos a casa por la falta de compatibilidad entre sus
horarios.
–¿A dónde fuiste el sábado al
final? –le preguntó Minhyuk mientras atrapaba con los palillos un poco de
carne. Su amigo le miro extrañado.
–¿Qué edad tienes? –respondió con
otra pregunta–. Salí contigo, ¿no lo recuerdas?
El mayor tuvo que terminar de
masticar antes de poder responder otra vez.
–Me refiero cuando desapareciste
–concreto esta vez al ver que el alto no comprendía a que se estaba refiriendo
exactamente–. Estabas en la pista de baile, mire para otro lado y
desapareciste.
–Solo fueron dos minutos los que
desaparecí. ¿Para qué quieres saberlo? –no parecía que tuviese ganas de decir
tan abiertamente donde había estado–. No es como si te hubiese dejado plantado
¿no? –sonrió débilmente, con una de esas sonrisas que te dan un mal presagio o
que te hace parecer tonto porque tu interlocutor sabe más de lo que tú sabes.
En cualquier caso parecía que Ahn Jaehyo estaba sintiendo pena por él en ese
momento–. ¿Seguro que quieres saberlo?
Su mejor amigo dudo un poco,
nunca había sido muy curioso la verdad pero las palabras del pequeño siempre le
acababan intrigando demasiado. Acabo por asentir, esperando que estuviese
exagerando y que no fuese algo tan grave. Al fin y al cabo ¿qué podía ser tan
malo cuando sales de fiesta?
Jaehyo volvió a tomar de su plato
antes de contestar. No por desesperar a su compañero, si no porque sabía que
una vez empezada la conversación tendría que hablar bastante y luego se
quejaría por ser un lento.
–El sábado a la noche tu novio se
me declaro.
Minhyuk abrió los ojos. Aunque
fuese algo que se repitiese continuamente nunca dejaba de sorprenderle. Las
últimas diez parejas que había tenido habían terminado por encariñarse más con
el alto que con él mismo. Llego a pensar que no estaba hecho para tener una
relación normal con otra mujer, por eso lo había intentado con un hombre. Y
descubrió cosas.
Cosas como que era bisexual,
porque las manos de Yookwon, su novio en ese momento, eran cálidas y agradables
al tacto. Y sus labios tiernos y jugosos. Y su…
Podía comprender que las chicas
se encariñasen más con Jaehyo que con él. Su amigo era muy apuesto (demasiado),
amable, caballeroso y aunque a veces hablaba demasiado siempre estaba dispuesto
a escuchar. Bueno, en su relación el que más hablaba era el menor, porque el
mayor era más bien una persona silenciosa. Pero jamás pensó que pudiese seducir
a un hombre, no a uno como Yookwon al menos.
–Lo siento… –murmuro el pelinegro
al ver que su amigo no respondía. La realidad del caso era que aunque era
cierto que Yookwon se le hubiese declarado inesperadamente las demás chicas no
lo habían hecho. Desde su opinión personal ninguna de ellas era lo
suficientemente buena para Minhyuk, y como Yookwon le caía bien no había
intentado sabotear la relación. Simplemente se había saboteado sola.
–Lo que no entiendo es porque te
lo tenias tan callado… –solo supo responderle eso.
–¿Tú has visto tu reacción?
–pestañeó varias veces incrédulo nuevamente–. Sé que Yookwon era importante
para ti porque es el primer chico con él que has salido y era algo nuevo para
ti. No es como el resto de chicas, hay muchas por el mundo y tú puedes…
–¿Tener a cualquiera para que me
deje por ti? –pregunto de manera brusca. Se quedaron en silencio un rato,
mirándose fijamente a los ojos–. Lo siento, no es tu culpa ser tan perfecto
–refunfuño a modo de disculpa al ver el susto que se había llevado al aparentar
estar tan enfadado.
Tampoco es como si pudiese
echarle la culpa ¿no? Era el mismo el que le presentaba a sus parejas y luego
ellas… En fin, era mejor no pensar en eso. No si quería seguir estando más o
menos un buen humor. Iba a pasarse durante todo el día algo picado y
ensimismado pero al menos sabía la verdad.
Que sabio era aquel filosofo que
algún día dijo: “la ignorancia hace la felicidad”.
Si pudiese volver a ser niño seguiría viviendo entre aquellas tinieblas de la
inocencia. Donde lo más importante era llegar a abrir el pomo de la puerta para
poder salir de casa a jugar al parque.
Minhyuk salió pronto de su última
clase. La voz de la profesora se le estaba metiendo en la cabeza como si fuese
un taladro y simplemente le molestaba de sobremanera. Le dolía casi el cuerpo
entero. ¿Habría pillado alguna gripe o enfermedad de manera tonta? Aun era
temprano para enfermar ya que apenas era época de otoño, pero el malestar
general era insaciable.
Se abrocho bien la chaqueta que
llevaba. No era temprano y hacia un poco de fresco, además de la brisa que
golpeaba su delgado cuerpo. A Jaehyo no le debía de quedar mucho para salir de
sus clases, a no ser que el profesor no hubiese ido y se hubiese ido ya.
Justo cuando estaba teniendo esa
opción en la cabeza escucho algunas voces que salían de la facultad. Lo cual
significaba que alguna clase se había terminado y que los alumnos iban a ir
saliendo poco a poco. Fijo su mirada en las personas que salían a ver si
encontraba a su buen amigo, pero no había ninguna pista sobre él. Podía reconocer
a algún compañero suyo pero de él nada.
–Estas esperando a Jaehyo–ah ¿verdad? –preguntó una tímida voz.
Enfocó los ojos en la persona que tenía delante, Lee Taeil, el causante de que
Jaehyo no hubiese repetido ningún curso de la carrera pues le acababa
explicando prácticamente todo. Minhyuk atino a asentir a su pregunta–. Saldrá
en seguida –le informo entonces–. Se ha quedado hablando con el profesor y otro
alumno sobre un proyecto.
Lee Taeil era buena persona. De
esas que no piensas que vayas a conocer en tu vida porque no existen. Nadie se
metía especialmente con él porque si lo hacías te asegurabas de tener bronca de
la buena. ¿Por qué? Pues sencillo: Taeil era una persona que caía bien allí a
donde iba y la gente sentía que tenía que protegerlo. Incluso Minhyuk se había
llevado alguna bronca por parte de Jaehyo por meterse un poco con él.
La conversación termino cuando
ambos escucharon la estrepitosa risa de Jaehyo en la entrada. Iba acompañado de
otro chico que daba el pego como que eran de la misma altura, solo que al no
ser tan delgado parecía algo más bajo. Iban hablando de sus cosas sin enterarse
de que era lo que tenían alrededor pues casi pasaron de los dos mayores.
–Wow… ¿Tú no tendrías que estar en clase Lee Minhyuk? –cuestionó en
vez de saludar. El nombrado asintió y le indicó que en todo caso le contaría el
porqué después. Cuando estuviesen a solas.
–Si no os importa yo me voy o
perderé mi autobús –se despidió el más bajito del lugar con una pequeña
reverencia. Los otros tres se la devolvieron y lo dejaron ir con tranquilidad.
–Creo que yo también debería de
irme Jaehyo-hyung –se disculpo el
chico con el que había aparecido Jaehyo, mostrando con su respeto que era menor–.
¿Me das tú correo para poder quedar y hacer el trabajo?
Le ofreció su móvil para que
pudiese apuntar lo que quisiera allí. Con una bonita sonrisa el mayor lo aceptó
y escribió lo que tenía que escribir ahí. Luego se lo devolvió sin borrar la
sonrisa de su cara.
–Ten cuidado y llega entero a
casa ¿sí? –se despidió de él con una sonrisa aun más ancha.
Los tres se dieron la vuelta y
comenzaron el camino hacia sus respectivas casas.
–¿Ese no era el tal Woo Jiho con
el que te liaste una vez sin querer cuando estabas completamente borracho?
–quiso saber Minhyuk al preguntar directamente nada más entrar al autobús. Sin
mayor miramiento el alto asintió, como si la cosa no fuese con él–. ¿Te esta
acosando? –frunció el ceño y la ceja derecha de sobre manera antes de escuchar
la estrepitosa risa de su amigo.
–Está estudiando música y ha
elegido hacer un trabajo bastante difícil para él –respondió sin mirarlo–. Y si
te preguntas que tiene que ver con la arquitectura pues bueno… resulta que
tiene que hacer los planos de un conservatorio y no tiene ni idea. Como solo me
conocía a mí de mi clase me lo ha pedido como favor personal y puede que
profesional para el futuro, ¿quién sabe? No creo que se haya vuelto un
acosador, ni sabía que yo estudiaba arquitectura, se ha sorprendido mucho al
verme allí. Además, ya es un poco tarde para que me acose ¿no? –sonrió mientras
se giraba hacia su compañero–. Paso como hace dos o tres meses.
Minhyuk bufó. No sabía si Jaehyo
era consciente de lo que podía provocar en las personas que tenía alrededor o
no, pero a veces daba la impresión de que si lo presionabas o agobiabas un poco
acabarías consiguiendo de él lo que te proponías. El mayor lo sabía bastante
bien y durante años había sido él quien controlaba la rienda de la relación, y
así hasta que al menor le dio por pensar de manera seria.
–Simplemente ten un poco de
cuidado –le pidió–. Siempre te acabas metiendo en historias raras por pensar
bien de las personas –advirtió.
–Ya, pero Jiho no es una chica
–le recordó–. Es diferente a todas las demás personas con las que he salido –se
encogió de hombros–. Y no te estoy diciendo que sería capaz de salir con él
–bramó repentinamente antes de que malinterpretara sus palabras–. ¿Has hablado
con Yookwon?
El cuerpo de Minhyuk se puso
rígido al instante. Aparto la mirada de su amigo y miro al frente, como si la
cosa más interesante del mundo se exhibiese allí mismo.
–Creo que me lo tomare como un no
–suspiro el pequeño mientras posaba su mano sobre su hombro–. Ei, este fin de
semana exponen uno de esos… de coches vamos, que tanto te gustan. Mi padre
puede conseguirnos dos entradas gratis. ¿Vienes? –cambio de tema intentado
animarlo.
–No sé si tendré ganas de ir
–repuso con una sonrisa amarga–. La verdad es que lo de Yookwon me ha bajado
bastante la moral.
–¿Quieres que vaya a tu casa a
ver una película entonces? –siguió ofreciendo. Si colaba al menos tendría a
alguien con quien ver una película ya que siempre las tenía que ver solo y eso
no le gustaba–. Sé que te gustan demasiado las de miedo pero me niego a ver una
de esas. ¿Quieres ver una de aventura o una comedia?
No supo cuando dejo de escuchar
la voz de Jaehyo. Si le dejabas hablar el hablaba y hablaba sin parar. Era
agradable escuchar su voz, aunque no prestase atención a lo que estaba
diciendo, le hacía recordar buenos momentos y además le tranquilizaba en cierta
medida. Solía utilizar un tono grave normalmente, menos cuando intentaba
hacerse el gracioso en vano que entonces su voz se volvía más chillona. Pero
incluso en esos momentos podía decir que le agradaba. Había crecido con ello y
ya formaba parte del día a día.
A veces incluso podía escuchar a
su madre echarle la bronca a través del techo por no haber recogido el cuarto y
haberlo dejado todo tirado.
A diferencia del mayor, el menor
era un desordenado nato. Cuando entrabas en su habitación tenias que tener
cuidado de donde pisar, ya que si te descuidabas podía salir cualquier cosa del
suelo. Cuando eran pequeños solía ser divertido porque jugaban a que los
lugares sin juguetes o ropa eran islas y había que saltar de una en una hasta
llegar a la cama, que era casa. Minhyuk siempre fue bastante más hábil para
esas cosas ya que Jaehyo era lo denominado torpe.
–¿En qué momento has dejado de
escucharme? –exigió saber el pelinegro.
–En lo de las películas –hizo
algo de memoria para acordarse de que era lo último que había escuchado.
–Vale, entonces haz como si no lo
hubieses escuchado porque creo que tendré que ayudar a Jiho con su proyecto
–murmuro mientras miraba la pantalla de su móvil.
¿Aquel enano pretendía quitarle
el consuelo de su mejor amigo cuando lo necesitaba acaso? No pudo evitar poner
mala cara.
–Y ¿qué pasa si te digo que me he
pensado lo de ir a la exhibición de coches? –inquirió esperando que le diese calabazas
al chico de pelo raro.
–Em… ¿quieres venir al final?
–ahí estaba otra vez la mala manía que tenia de responder con preguntas a las
cosas.
–No sé, puede –se encogió de
hombros sin saber que decir. Si le decía que si y luego no se encontraba con
ánimos para ir acabaría por mosquear a su amigo.
–Supongo que podre hacer el
trabajo con Jiho por la mañana y luego ir juntos a lo de los coches. ¿Qué te
parece si lo hacemos así?
Minhyuk no respondió de
inmediato. Se levanto del asiento después de darle al botón para que el autobús
parase en la siguiente parada. Miro raudo a su amigo para que este también se
levantara cuanto antes y así pudiesen salir los primeros.
–Me parece una buena idea. Y si
al final a ninguno nos apetece salir por ahí preparare algo para hacer por la
tarde.
–Sabes que yo no quiero ir a ver
esa estúpida cosa de coches –le recordó. En respuesta el mayor le acaricio el
pelo como si fuese un niño pequeño al que quería convencer de algo–. Solo voy
porque tú quieres ir. El mes que viene habrá maquetas de los edificios más
raros y llamativos del mundo. ¿Vendrás conmigo?
Le miro a los ojos como si
realmente fuese un ciervo herido. Dispuesto a que le disparasen con tal de que
le acompañara. El rubio asintió y suspiro a la vez. Ahora comprendía porque se
había empeñado tanto en acompañarle: así tendría el un acompañante para la
semana que viene.
Al mayor la arquitectura no le
gustaba especialmente, por no decir que no le atraía nada, y se iba a aburrir
de sobre manera en el lugar pero era lo que se supone que tenía que hacer. Así
los dos pasaban un buen día.
–Voy a tener que madrugar –se
quejó el futuro arquitecto–. Que pereza…
–Solo ve a dormir pronto el
viernes, así luego no te costara levantarte –le aconsejo con saña–. Si no
tuvieses esa mala manía de irte a la una a dormir no tendrías que maquillarte
esas ojeras que te salen.
Esta vez fue el menor quien
gruño.
–No puedo hacer eso. Soy una
persona ocupada ¿sabes? –se jactó con orgullo de su manera de vivir. Minhyuk
golpeo su brazo y salió del autobús.
–Quédate calvo entonces –le
ofreció con malicia mientras su amigo también saltaba del autobús. Esta vez fue
el mismo el que recibió el golpe.
–No digas esas cosas ni en broma
–le ordenó mientras se pasaba las manos por el pelo. No es que fuese una
persona supersticiosa pero prefería asegurar de que su pelo seguía ahí. El
mayor rió sin remedio ante la actuación de su amigo.
Se despertó cuando a su vecino de
arriba, Jaehyo, se le cayó algo e impacto contra el suelo. Todos los días
escuchaba como algo se caía e intentaba no prestar mucha atención a lo que
pasaba arriba, sobre todo algunas noches en especial en las que estaba “solo”
en casa, pero normalmente las cosas no se caían tan temprano. No algo que
hiciese tanto ruido al menos. Intento desperezarse y se revolcó en la cama otra
vez. Se había acostado tarde porque había estado hablando con Yookwon por
teléfono, intentando aparentar que no sabía nada de nada, para quedar y
hablarlo todo de una vez.
Cuando volvía a estar casi
dormido escucho el corretear de alguien en el piso de arriba. Definitivamente
eso no era nada normal. Se levanto, no sin pelearse antes con las mantas, y
mientras bostezaba camino prácticamente todo el pasillo. No había nadie en
casa, su padre estaría trabajando y su madre habría salido a hacer algún
recado. Abrió la puerta de la entrada y subió las escaleras que le llevaban al
piso de arriba.
Toco el timbre mientras se
rasgaba los ojos con la otra mano para quitarse las legañas. Escucho a alguien
correr al otro lado de la puerta que pronunciaba un “¡Ya voy!”. Momentos
después se abrió la puerta dejando ver a un despierto Jaehyo con un lápiz en la
mano y la cara llena de rayas y puntos de diferentes colores.
–¿Qué te pasa que no haces más
que ruido? –quiso saber mientras entraba a la casa sin esperar a ser invitado.
Minhyuk no se fijo en que aun con toda la cara manchada su amigo ya estaba
completamente vestido, algo que a esas horas de la mañana solo ocurría si
acababa de llegar de fiesta.
–Eso, tu pasa como si estuvieses
en tu propia casa.
–Tu madre y tu siempre me decís
que estoy en mi propia casa –repuso él cortando le lleno la siguiente frase que
iba a decir.
Jaehyo refunfuño en alto, pero
luego sonrió feliz. No parecía que el madrugar le hubiese afectado mucho.
Mejor, aunque puede que después tuviese que soportar todos las quejas sobre lo
cansado que estaba y el chico no podría disfrutar bien de la exhibición de
coches.
–Lo siento. Jiho y yo estamos
haciendo su trabajo y me he emocionado –ensancho aun más su sonrisa. Había
encontrado alguien a quien le gustaban sus ideas sobre la arquitectura y estaba
dispuesto a escuchar todos los errores que cometía o las bobadas que decía
mientras calculaba o dibujaba–. Venga ven, que te enseño el proyecto.
Al cogerle de la muñeca pinto su
brazo con el bolígrafo rojo que llevaba en ese momento pero no se dio cuenta y
siguió guiándolo hasta su habitación, aunque no hubiese necesidad de ello.
Abrió la puerta y se encontró con la cara sonriente de Jiho, que se sorprendió
bastante al verlo allí en pijama junto con su mentor y maestro. En el suelo
había una gran placa que tenia los característicos dibujos, líneas y letras de
su amigo de la infancia. A los lados había otras placas más recortadas y restos
de estas, más otras que estaban totalmente al completo. Al ver tantas cosas
esparcidas por el suelo comprendió porque habían hecho tanto ruido.
Entonces se dio cuenta de que los
dos chicos iban vestidos con los trajes que la madre de Jaehyo se ponía para
pintar. Básicamente consistía en ponerse una camiseta grande y vieja y unos
pantalones que eran más de lo mismo.
–Cuando tu madre vea esto te va a
matar –aseguró sin ser capaz de decir nada más al ver tal desastre.
–A ella le gusta que sea creativo
–repuso sin darle mucha importancia a lo que luego su madre pudiese hacerle–.
¿Quieres crear con nosotros, señorito de empresariales? –le preguntó ya desde el
suelo pues se había vuelto a sentar para poder seguir trabajando.
–Creo que simplemente ignorare
esto y me iré a la ducha –estiro los músculos de su cara con ambas manos–.
Asegúrate de terminar esto para la tarde ¿sí? –pidió–. Si no me veo teniendo
que ayudarte a recogerlo todo y llegando tarde a la exhibición.
–No te preocupes –y que tan fácil
era para él decir eso y tal difícil para el mayor el creérselo. Pocas veces
había visto a Jaehyo recoger algo el solo por propia iniciativa. Y no sabía si
Jiho era bueno o no recogiendo, pero le tocaría hacer la mayoría del trabajo.
–Hyung, te has vuelto a manchar otra vez más –se burló el menor de
todos al ver como su hyung tenía otra
raya de color verde más en la cara.
–Repítemelo otra vez –exigió de
mala gana Minhyuk. Había llegado un momento en el que veía como su semana iba
de mal en peor. Al menos ya estaba terminando pero aun quedaban todas las
siguientes de su vida. Y para su desgracia su mejor amigo no estaba ayudando en
nada.
–Veras, resulta que las entradas
son dobles y podemos entrar cuatro personas en total –comenzó a dar la
explicación que le habían pedido con la mejor sonrisa que podía poner mientras
su mejor amigo lo estaba matando con la mirada–. Iba a acompañar a Jiho a la
parada de autobús cuando nos hemos encontrado con Yookwon. Nos hemos puesto a
hablar y… y los dos se han apuntado a... –no se atrevió a terminar la frase–.
Pero en cuanto podamos nos escapamos de ellos –prometió mientras le miraba con
terror.
Los dos mayores habían dejado
atrás a los más pequeños por un momento. Minhyuk se encontraba descolocado de
la situación y no sabía donde debía de meteré. Con eso se refería el otro día a
que Jaehyo se dejaba liar muy fácilmente por las personas que tenía alrededor.
Lo peor era cuando le tocaba a él pagar el pato.
–¿Cómo voy a escaparme de mi
novio contigo precisamente? –quiso saber. Exaspero fuertemente e intento pensar
fríamente. Habría sido mejor haber pasado la tarde viendo películas con Jaehyo
que en aquella exposición con aquellos dos parásitos–.
Pásatelo bien con Jiho, yo acompañaré a Yookwon –se mordió el labio–. Si vamos
a cortar solo quiero tener una buena última cita –respondió ante la cara
interrogante del moreno.
Y ese había sido el plan inicial
de Minhyuk, pero no salió como más le hubiese gustado a él. Jiho y Yookwon se
pegaron a Jaehyo como si nunca antes hubiesen tenido un hyung tan atento como él. Iban los tres por delante y él por
detrás, que era el único que estaba prestando atención a la exposición y miraba
la hora cada poco tiempo para que no se le pasase la hora de la exhibición de
coches.
Comprendía que Jiho estuviese
entusiasmado con la idea de estar junto a Jaehyo, pero no porque Jaehyo se
empeñaba en que Jiho siguiese ahí. De lo poco que había visto podía decir que
aquel chico rubio platino no le caía bien. Empezando porque tenía pinta de ser
un vándalo hasta terminar por que se portaba mal con su mejor amigo. Tampoco
comprendía porque Yookwon estaba tan detrás de él si se suponía que estaba
saliendo con él.
Entre los dos menores se podía
ver cierta rivalidad por conseguir la atención de su mayor, y no lo disimulaban
mucho. En cuanto podían se empujaban él uno al otro y se dedicaban mordaces
miradas.
Por un buen rato dejo de prestar
atención a los coches que tenía alrededor y se fijo en su amigo. Yookwon era
gay, pero Jiho no lo parecía. Siempre le había visto con chicas y el único
chico con el que había estado, que el supiese, era Jaehyo. Lo normal sería
evitarlo de la vergüenza que debía de estar pasando, pero él se acercaba más y
más. ¿Qué veían ambos en Ahn Jaehyo?
Era guapo. Cada vez que salía con
él a la calle todo el mundo se quedaba mirándolo y murmurando sobre él. Su
propia madre decía que parecía modelo y que si lo de la arquitectura no le
salía bien siempre podría trabajar como tal, tanto para publicidad como
pasarelas. Durante años le había molestado de sobremanera que su amigo fuese
tan guapo. Seguía molestándole porque a él le gustaba pasar desapercibido.
Era amable. Y su amabilidad los
acababa metiendo en embrollos como en el que estaban ahora. Solía llamar mucho
la atención que una persona con su físico fuese amable y agradable, tanto como
lo era él, pero solo provocaba que se fijasen más en él. Que la gente se
enamorase de esa imagen que daba.
Era estúpido. A más no poder. Es
más Minhyuk tenía la teoría de que no era estúpido de lo amable y bueno que
era, si no que era amable y bueno de lo estúpido que era en verdad. No solo
podías tomarle el pelo como más te gustase, sino que además él mismo tenia la
manía de dejarse como un estúpido integral delante de la gente. La gente por lo
general no solía acercarse tanto a él como para descubrir su estupidez extrema.
Si la gente llegase hasta ese punto dejarían de idolatrarlo o de enamorarse de
él tan fácilmente. Solo se encaprichaban de una imagen y luego le llamaban eso
amor.
Ese hecho le hacía sentir pena
sobre el futuro que le esperaba. Pocas personas se iban a quedar para saber qué
era lo que en realidad había debajo de su cara, y los que lo descubriesen lo
abandonarían. La gente era así de estúpida. Más estúpida que Ahn Jaehyo.
–Minhyuk-hyung –Yookwon le obligo a salir de sus ensoñaciones cuando por fin
después de casi una hora se dirigió directamente a él–. Jaehyo-hyung dice que deberíamos de ir a comer
algo. ¿Qué te parece?
El chico no pudo evitar lanzarle
una mala mirada. Puede que en cualquier otro momento Kim Yookwon le hubiese
parecido una de las personas más encantadoras del planeta pero en ese momento
solo quería acallarle la boca. Cuando miro hacia adelante no se encontró ni a
Jaehyo ni a Jiho. Miro alrededor pero nada. Aquello le extraño mucho, dudaba que
su mejor amigo le hubiese dejado tan fácilmente a solas con el menor aunque el
mismo se lo hubiese pedido.
–Jaehyo–ssi es una persona muy especial para mí. No voy a dejar que le
hagas lo mismo que me has hecho a mi –en realidad su palabras no iban con mala
intención, solo quería proteger a su amigo–. Supongo que comprenderás que lo
nuestro ha terminado ¿no?
Ambos se quedaron en silencio.
Minhyuk se sorprendió a sí mismo de haber podido decir las palabras tan
fácilmente, en cambio Yookwon se veía mal. No se esperaba que fuese a cortar
con él, y menos en un lugar tan público. Siendo sinceros, le habría gustado
disfrutar más de la compañía del mayor. Era difícil encontrar pareja siendo gay
y la compañía amorosa le agradaba y tentaba demasiado.
Dejo que sus pies caminasen
solos, aumentando la velocidad a cada paso que daba. No es que se sintiese
dolido, se sentía humillado y apenado. El alto siguió con la mirada impasible
su camino, sin poder evitarlo.
–¿Dónde está Yookwon? –escuchó la
voz de Jaehyo por una esquina. Se giro para mirarle. El patoso llevaba más
cosas de las que él solo podía llevar. Menos mal que todo estaba metido en
cajas y que no se iba a estropear o a manchar si se le caía.
–Se ha ido. Y ¿Jiho? –inquirió
con curiosidad al ver que el otro parasito no estaba.
–Su hermano se ha enterado de que
estaba con chicos mayores y le ha obligado a volverse a casa –a duras penas
logro llegar hasta él para darle lo que le había comprado–. Se ha disculpado y
todo por ser un incordio –rio divertido aunque estaba claro que para él el
chico no había sido un incordio-. Toma, come –le indicó mientras le ponía tres
cajas delante de sus narices.
–¿Todo esto es para mí? –se
asombro de toda la comida que había comprado. Claro si antes eran cuatro y
habían pasado a ser dos pasaba a ser demasiada comida. Bueno podrían cenar
luego, otra vez más.
–¿Cuándo empieza la cosa del…?
–ya ni terminaba la frase entera porque no sabía ni de lo que estaba hablando–.
No te rías como un tonto y responde –frunció el ceño.
El resto de la velada fue mucho
más tranquila. Estando solos era difícil que pasase algo extraño o muy movido.
Y aunque fuesen unos sosos la mayoría del tiempo era como mejor se lo pasaban.
¿Cómo les iba a gustar hacer cosas que a ellos dos no les iba para nada?
Imposible de ser así desde el punto de vista de los dos.
–¿No quieres salir esta noche?
–preguntó extrañado el mayor de los dos. El alto se giro en las escaleras para
mirarlo de arriba abajo con una pequeña mueca de incomprensión–. ¿Qué?
Normalmente los sábados salimos de fiesta si no hay exámenes –le recordó.
–Eras tú el que no sabía cómo se
iba a sentir y que no sabía si iba a querer salir o algo –explico sus razones
para que comprendiese su reacción.
–Ya bueno, pero ¿quieres salir sí
o no?
No parecía que el cortar con el
pequeño Yookwon le hubiese afectado mucho. En parte eso podía alegrar a ambos
hasta cierto punto, pero a Minhyuk le dejaba cierto sabor amargo. ¿Tan poco
había significado en realidad su ex novio para él? ¿Tan insensible podía llegar
a ser?
–No tengo ni dinero ni ganas
–respondió al final-. Me había mentalizado de que hoy no había fiesta –Minhyuk
rio al ver lo simple que podía llegar a ser–. ¿Quieres venir a mi casa a ver
películas?
Asintió nada más escuchar la
pregunta. No tenía ninguna gana de estar solo aquella noche y aunque no fuesen
a hablar mucho no se sentiría tan solo al escuchar la voz de otra persona
aunque viniese de la televisión.
–Vamos a por algo para cenar
entonces –y nada más decir esto comenzó a bajar las escaleras sin decir a donde
iba en concreto.
Minhyuk le siguió, sin poder
evitarlo. El moreno hacia ese tipo de cosas con bastante frecuencia y ya estaba
acostumbrado a sus cambios de camino. Muchas veces se equivocaba de camino
cuando era él quien les estaba guiando a ambos, y cuando se dice muchas veces
es muchas veces. Incluso cuando caminaba por un camino rutinario.
–¿No tienes nada en tu casa?
–comenzó a caminar detrás de él.
–No sé lo que habrá hecho mi
madre para cenar, pero si llegamos con algo no nos obligara a comer nada.
Ambos estaban tirados sobre la
misma cama mientras veían una película en el ordenador del moreno. Como no se
ponían de acuerdo en que ver habían acabado por escoger una que no les
interesaba a ninguno de los dos, y se aburrían. Pero con tal de no mostrarle el
uno al otro ese gran aburrimiento que sentían mostraban gran interés en lo que
pasaba en la pantalla.
Casi a la vez, alargaron la mano
para coger el último trozo de pizza que quedaba en la caja. Normalmente,
cualquier otro día, se lo hubiesen ofrecido el uno al otro continuamente, pero
aquella noche ninguno de los dos soltó el trozo.
–Me lo merezco más –pronuncio el
rubio al darse cuenta de lo que estaba pasando por la mente de su mejor amigo.
–Según tu sí, pero según yo no
–tiró solo un poco del trozo para que no se rompiese.
Se miraron el uno al otro, de
manera fija y sin pestañear. Menudo par de críos podían ser cuando se les
cruzaban los cables. Jaehyo golpeo la mano de su mayor, esperando que así lo
soltase, pero ni consiguió que este se quejase.
–He cortado hoy con mi primer
novio –Minhyuk levanto las cejas enseñándole lo serio que estaba hablando.
–Sí, y no parecías muy triste
después de hacerlo –fue contradicho–. Yo he tenido que soportar a dos niños –y
solo se llevaba dos años con ellos- durante toda la tarde mientras tú estabas
tan tranquilo.
–Ya, como que no te ha gustado
que te hagan tanto la pelota ¿eh? –casi bufo mientras volvía a su cara de
póquer–. Suelta el trozo de pizza –le ordeno.
Solo recibió un “JAH” por respuesta antes de ver como se
levantaba un poco y acercaba su cuerpo más a la dichosa porción. Sin poder
actuar muy rápido el bajo le siguió golpeándose la cabeza contra el huesudo
hombro que se interponía.
Soltó el trozo mientras caía al
suelo desde la cama, pero consiguió agarrarse a su compañero antes de caer del
todo. Los dos cayeron al suelo con un sonido sordo.
–¡¡IMCÉBIL!! –grito el menor
mientras se ponía a cuatro patas y corría por la alfombra.
¿Imbécil? ¿Qué tenía el chico de
imbécil? No lo comprendió bien hasta que vio como el menor había corrido a
cuatro patas hasta el lugar donde había caído el cacho de pizza, manchando la
alfombra.
–Cariño –se escucharon dos toques
en la puerta antes de escuchar aquella palabra de la boca de la señora Ahn–. Tu
padre tiene que madrugar mañana, no grites de esa manera o no podrás volver a
traer a Minhyukie –porque si, la
madre de Jaehyo le llamaba así- a casa a dormir otra vez.
–De acuerdo, de acuerdo omma
–respondió el con prisa mientras frotaba la mancha con un papel desechable.
–Os dejo mantas en la cómoda del
pasillo por si luego tenéis frio. Dormid bien –concluyo antes de irse, sin
meterse en la habitación.
Si la señora Ahn no se metía en
la habitación cuando estaban los dos era porque confiaba en el comportamiento
de los dos y porque en cuando se juntaban en un lugar cerrado a las horas
acababa oliendo a leonera y la podre señora era incapaz de soportal tal hedor. Ella
se pensaba que su Minhyukie no sabía
nada de eso, pero hacía ya años que Jaehyo se lo había contado.
–Déjame ayudarte –suspiro antes
de acercarse al menor de cuclillas–. ¿Tienes agua oxigenada?
Por respuesta solo obtuvo un
pequeño gruñido en muestra de afirmación. El menor se levanto y salió de la
habitación para volver tan solo medio minuto después. Le dejo el agua oxigenada
a un lado, junto con un trapo, y lo miro expectante a ver qué es lo que iba a
hacer. Como si se tratase un juego de magia.
–Mi abuela me enseño que las
manchas más difíciles salen mucho más fácilmente con agua oxigenada –le explico
para que entendiese el porqué de su petición–. Es un truco que está bien
saberse por si acaso, lo creas o no ayuda a ligar con cierto tipo de chicas
–sonrió con tristeza sin poder evitarlo. Hacia un buen tiempo que había dejado
de pensar en chicas, y ahí estaba: explicándole de que hablarles cuando estaba
claro que a ellas les daba igual de que hablase Ahn Jaehyo con tal de que les
enseñase su bonita cara.
–Al menos sabes que si no te
sacas la carrera podrás trabajar en una tintorería –lo chincho a la vez que le
pinchaba con un dedo el costado, intentando volver al ambiente que había
precedido a aquel–. Yo no sé nada de limpieza o sea que te contrataría.
–Ni de limpiar ni de ordenar ni
nada que tenga que ver con la casa –le recordó, solo había que pasar la mirada
por la habitación para darse cuenta de eso. A cambio del comentario recibió un
pequeño cojinazo, bastante flojo para que no gritase o se molestase y
despertase al señor Ahn–. Eres un guarro por naturaleza –rio entre dientes.
–Calla viejo verde –puso mala
cara a la hora de hablar sin poder evitarlo.
Se levanto del suelo después de
recoger el papel y el bote de agua oxigenada que el rubio había utilizado para
limpiar la mancha del suelo. Volvió a salir nuevamente de la habitación, esta
vez tardando un poco más que la anterior vez. De mientras, Minhyuk se dejo caer
en la cama en la que iba a pasar la noche. La conocía demasiado bien, había
pasado años en ella, y a veces esos años le parecían muy poco. Que rápido
pasaba el tiempo.
–Dejamos la película para otro
momento ¿no? –propuso el mayor cuando el menor hizo su aparición otra vez en la
habitación.
–¿No te ha gustado acaso? –Jaehyo
intento poner cara de superioridad, pero no era su fuerte. Para nada. Aquellas
expresiones le eran muy difíciles de poner ya que al ser una persona amable no
era algo que soliese hacer con mucha frecuencia.
–Anda, cállate ya –le pidió el
bajo–. Se perfectamente que tu tampoco soportabas la película. Es una estupidez
seguir viéndola.
–Entonces ¿qué quieres? ¿Qué
hablemos de lo que ha sucedido hoy? –inquirió sin comprender que era lo que
quería su mejor amigo. Se sentó a su lado, bueno, más bien se tiro sobre la
cama, revotando un poco en ella. Apoyo su cabeza en el regazo del mayor y lo
miro a los ojos–. Adelante –le ofreció para que se pudiese desahogar todo lo
que quisiese y más.
Minhyuk se lo pensó
detenidamente. Entre los dos habían conseguido que el ambiente fuese agradable
(quitando el incidente de la pizza y las burlas varias). ¿De verdad quería
estropearlo hablando de una persona que había quedado ya en el pasado? Porque
tal y como demostraba su seria cara, pocas cosas eran capaz de quitarle el
sueño de verdad. Se comía la cabeza durante unas horas (a veces ni eso) y luego
seguía con su vida tan feliz.
–¿A qué esperas? –preguntó
ciertamente impaciente al ver que no abría siquiera los labios–. ¿Quieres hacer
otra cosa? –el mayor asintió lentamente–. ¿Algo que no haga mucho ruido? –y
esta vez solo vio como se encogía de hombros–. ¿Qué quieres decir con eso?
–¿Te has sentido feliz al ver que
había menores que te idolatraban y que estaban dispuestos a hacer cualquier
cosa por ti? –el menor frunció el ceño sin comprender a donde quería llegar su
amigo–. Me refiero a que aunque atraes a la gente nunca has tenido una pareja
de verdad, una que quiera cuidarte y mimarte –observo como la expresión del
menor se apaciguaba–. He pensado que hoy podrías haber experimentado algo
parecido…
–Nunca he necesitado una pareja
–interrumpió las palabras de Minhyuk– porque siempre he tenido amigos y gente
para que hiciesen lo que necesitaba en ese momento. Y si en algún momento
sentía una necesidad de desfogarme siempre me ha sido sencillo encontrar a
alguien para ello –se incorporo rápidamente y con un movimiento rápido lo
obligo a quedar entre el colchón y su cuerpo–. ¿Qué pasa? ¿Acaso quieres ser
ese tipo de persona para mí?
La mirada felina del menor se
cruzo con la indiferente del mayor. Jaehyo se aproximo a los labios de su mejor
amigo, apunto de besarle, justo antes de echarse a reír (no muy fuerte para no
molestar) y atrasar su delgado cuerpo.
–¿Tu cara no se inmuta en ese
tipo de momentos? –se seco del ojo una pequeña lagrima que había salido del
esfuerzo que le había causado a su cuerpo el reírse de esa manera.
Como represalia Minhyuk golpeo el
brazo de Jaehyo. Lo agarro del brazo y le obligo a tumbarse forzosamente en el
colchón, siendo esta vez él el que se encontraba encima.
–¿Te divierte burlarte de ese
tipo de cosas? –preguntó sin casi moverse.
–No es que me divierta –contesto
el menor poniéndose un tanto nervioso aunque no dejase verlo del todo–. Es solo
que no entiendo cómo puedes excitar a la gente con esa cara –la verdad es que
no pretendía decir algo que pudiese parecer tan cruel, pero había salido solo
de su boca–. Me refiero que aunque seas guapo deberías de expresar un poco más,
idiota. O si no la gente pensara que en realidad no te excitas con esa persona.
No mola.
–A veces, solo a veces eres
perfecto para odiar. ¿Lo sabías? –pregunto de manera retorica–. Ahora mismo
podría hacerte mío, y verías como en realidad da igual la cara que ponga porque
lo disfrutarías de todas maneras.
De las cuerdas vocales del moreno
salió un pequeño gemido lleno de miedo. Lo había dicho tan seriamente que
parecía ir en serio. Y aunque alguna remota vez se había imaginado a los dos en
una situación parecida (porque muchas veces sentía que Minhyuk era como su
novia ya que hacia todo lo que le pedía) que se volviese real le aterraba.
–He estado pensando –aunque las
anteriores palabras del rubio habían sido fáciles de malinterpretar aquellas
eran mucho más suaves–. Comprendo porque todas te prefieren a ti, y lo mismo
con Yookwon. No me gusta, pero lo comprendo –el menor levanto la vista para
mirarle fijamente a los ojos sin comprender porque salía con eso ahora–. Y lo
siento. Siempre me había dado rabia que te lo terminases llevando todo, incluso
la admiración de mi madre, pero me he dado cuenta de que tú lo tienes mucho más
difícil que yo. Todos te ven tan perfecto que es imposible poder mantener esa
imagen siempre, y las únicas personas que vamos poder conocerte bien, del todo,
seremos muy pocas personas. Yo…
–Calla –le pidió con voz
temblorosa–. ¿Acaso te has propuesto deprimirme a mí también? –le acuso pues
aquellas palabras e ideas eran nuevas para él. Jamás se había planteado
aquello. Porque siempre había visto en si mismo más defectos que cosas buenas y
ese hecho quitaba todo lo positivo que podía haber en él–. Eres mi mejor amigo,
no deberías de decirme esas cosas cuando yo solo intento hacerte feliz y que no
caigas en depresión.
Se quedaron en silencio. Las
expresiones de Jaehyo no paraban de cambiar, una detrás de otra. Era algo que
ocurría cuando no sabía cómo debía de sentirse exactamente. El rubio estaba
seguro de que quería sentirse enfadado aunque le estuviese costando lo suyo.
–Perdón –y con su inexpresiva
cara intento expresar arrepentimiento de verdad, ya que no se sentía a gusto
habiendo herido a su amigo–. Si me perdonas puedo conseguirte a alguien que de
verdad vaya a mirarte por lo que eres y no por lo que aparentas.
Una mirada curiosa cruzo entre
los dos, pero en seguida se volvió una mirada de desconfianza.
–Ya… No seas idiota –le espetó–.
Tú escoges mucho peor que yo a las parejas –le gruño débilmente, como si así
quisiese erigirse por encima de él.
–No he dicho que haya encontrado
a alguien que te vaya a hacer feliz por siempre, solo que se de alguien que
puede enamorarse de ti aun sabiendo todo lo que eres tú.
Y por aquellas palabras se gano
un pequeño puñetazo en el costado. Cerró los ojos a presión y se quejo más de
lo que había dolido. Acto seguido, sin pensar mucho en lo que estaba haciendo
bajo su cabeza hasta que pudo notar como sus labios se posaban sobre los de su
compañero.
Los dos se encontraban un tanto
atónitos por el hecho de que después de tantos años de amistad esta pudiese
acabar con aquel simple roce. Pero Minhyuk sabía que Jaehyo era demasiado
bueno, bobo y guapo como para acabar recriminándole lo que había hecho. Pues
cuando dejaba emerger su ego acababa por incitar a todo el mundo para que se le
declarara. O eso leía el mayor entre líneas, aunque ¿sabía Ahn Jaehyo enviar
mensajes indirectos o subliminales?
–Realmente eres un soso –se quejo
cuando sus labios se separaron y pudo hablar–. No me extraña que todos acaben
dejándote por mí.
Sin vacilar lo agarro del cuello
y tiro de él hacia abajo, dejándolo caer sobre su propio cuerpo. Aunque sus
labios volvieron a encontrarse Jaehyo no fue a por ellos directamente, sino a
por su oreja pues la experiencia y la memoria le decían que era uno de los puntos
flacos del mayor. Un corto pero intenso torreón de placer recorrió el cuerpo
entero de Minhyuk cuando el menor mordió por segunda vez su lóbulo.
–¿Có…cómo has hecho eso?
–preguntó con asombro después de separarlo a la fuerza. Aquello provoco una
sonrisa de felicidad y superficialidad en su compañero, orgulloso de lo que
podía provocar.
–No es necesario que te
sorprendas tanto. De pequeño me gustaban los chupachups –le recordó con una pequeña sonrisa antes de obligarle a
balancearse y caer sobre la cama de lado, obligándolo después a tumbarse boca
arriba e irguiéndose el por encima de él–. ¿Alguna duda más?
El rubio rápidamente, sin saber
que decir exactamente ante esa pregunta. Ni a lo que iba a pasar después.
Me dejaste esperando por mas al final!! eAa Pero de cualquier manera xD Me encanto jajaja la historia es larga, divertida, con buen contenido, y de esta couple de la que casi nada encuentro T-T Te agradesco que lo hayas escrito, de veras.
ResponderEliminarMe "presionan" para escribir una segunda parte o sea que creo que lo haré cuando tenga un poco más de tiempo. Es más, yo había pensado en hacérsela porque ese final es un poco raro la verdad... -D-
EliminarLa verdad es que es un asco cuando no encuentras fics de parejas que te gustan o que te llaman la atención ¿verdad?
Nos vemos bonita :) Y gracias por el comentario *3*