[Hunhan] Luminescent Parte 36

Vale, hola (?). Solo dire que en el siguiente capitulo se arma. Que este tiene el lemon tan esperado de... afdfa (?).

Y que la semana que viene me voy de vacaciones o sea que no voy a poder actualizar... TT Hasta el siguiente martes habra capitulo porque los tengo escritos pero a partir de ese día no podre conectarme ni nada.... TT

Un aleteo inesperado (Luhan).

Después de un día bien movido en el que no había podido parar nada de nada porque en cuanto me paraba había alguien que me mandaba algo para hacer, pude descansar. Me había escondido un par de veces en pequeños sitios que había encontrado, para descansar un poco, pero Sehun siempre acababa encontrándome al poco, ya fuese intencionadamente o por pura casualidad. Menos mal que solo le había prometido pasar el fin de semana allí y no todo un mes de vacaciones.

Estaba decidido a no dejar que volviese a escoger él un lugar al que ir para quedarse tranquilos. Si era necesario lo llevaría a un palacio chino de verdad.

Lo malo era que los nervios me carcomían por dentro. No quería atosigar a mis compañeros con mensajes, sabía que trabajaban mejor cuando estaban tranquilos sin que nadie les molestase, pero la curiosidad me estaba creando un pequeño hueco en el estomago. Hueco que quería rellenar con información.

Me tire sobre el futon, con los ojos cerrados, escuchando solamente los ruidos no controlados que soltaba mi sobrina mientras jugaba con algo que le habían dejado los abuelos de mi novio. Al menos a ella se le veía feliz, parecía ser que tenia madera para ser una campesina. Aun así yo quería que fuese como yo. Una chica de ciudad.

-¿Estas muy cansado? –con aquella pregunta Sehun interrumpió mi pequeño descanso. Asentí con la cabeza mientras soltaba un pequeño sonido de afirmación-. Los años no perdonan ¿eh? –bromeo. Parecía que el no hubiese hecho nada durante todo el día de la energía que aun tenia-. Venía a decirte que la cena ya esta lista, pero si quieres te la puedo traer aquí. A mi abuela no le importara.

Me incorpore lentamente, negando con la cabeza. No me parecía de buena educación hacerles ese feo de no ir a cenar con ellos. Además, al medio día habíamos pasado un rato entretenido con ellos.

-Ya me levanto tranquilo –comente suavemente mientras me estiraba-. Pero no esperes que mañana haga mucho más, si luego tengo que conducir tengo que ir despejado.

-Mañana iremos a pasear por ahí tú y yo –entro en la habitación, cerrando la puerta tras él-. Tiarn vendrá con nosotros, pero la llevare yo que para algo soy su niñero –sonrió mientras se agachaba hacia mí.

-¿Sera un día tranquilo? –pregunte in poder evitar mostrar la ilusión que me hacia aquello-. ¿Sin paja, grano o animales de por medio? Tengo que estar presentable para pasado, y como no se me vaya este olor a estiércol yo… -no termine la frase porque Sehun se lanzo sobre mí, besando lentamente mis labios. Se inclino más, haciendo que yo tuviese que torcerme hacia atrás. Acabo por morder mi labio y se separo.

-Traeré la cena aquí. Mis abuelos ya se han ido a la cama –sonrió levantándose nuevamente y desapareciendo de la habitación.

No tardo en volver con platos llenos de comida. Debía de admitir que la abuela de Sehun cocinaba demasiado bien. Hacia tanto tiempo que no comía una comida casera de ese tipo que me sentó como si fuese gloria. Aunque lo que más me gusto fue el coqueteo con el que salió Sehun. Era extraño verlo así, pero agradable a la vez ver lo dispuesto que estaba a tener una buena velada sin ningún tipo de molestia o frustración. Puede que hubiese llegado el día al fin y al cabo.

Pensar en ello hizo que mis nervios aumentasen. No era como si nunca lo hubiese hecho. Lo había hecho muchas veces. Aunque jamás habiendo tenido una relación, mi trabajo no me lo permitía al fin y al cabo.

-Sehun… -murmure cuando acabábamos de fregar los platos. El pequeño simplemente me miro interrogante mientras yo me sentaba sobre las sabanas de mi improvisada cama, calentándola así un poco antes de meterme a ella-. Ven –le ordene indicando que se sentase a mi lado.

Pude escuchar como tragaba saliva. ¿Estaba viendo acaso lo que iba a pasar a continuación? Me había demostrado ya que no era tan tonto como había pensado en cierto momento, o sea que ¿quién sabe?

Antes de sentarse a mi lado, acudió a cerrar la puerta. Como si fuese un perro siguió mis indicaciones y en nada lo tenía al lado. Aquello era extraño, tampoco es que hubiese una buena aura para hacerlo, pero al menos Tiarn estaba ya dormida. Intente no pensar en cosas que no debía y tranquilizarme. No le iba a doler… mucho, lo había estado preparando durante mucho tiempo para que no fuese así.

-Gege… -gire mi cabeza para mirarle, sin pensarlo si quiera. Parpadee varias veces al encontrármelo solamente con la ropa interior puesta. ¿Desde cuándo era tan rápido desvistiéndose? ¿O era que yo me había quedado embobado?-. Me da vergüenza, no quiero hacerlo. Pero tengo curiosidad. Y sé que no me dolerá –dijo pausadamente.

No espere para tirarme sobre él. Acerque su cabeza a la mía con la ayuda de mi mano, inclinándolo yo esta vez. Se dejo echar hacia atrás, cayendo sobre la colcha, la cual aun tenía las mantas puestas. Sentí como temblaba, no sabía si del miedo o del frio que debía de sentir en ese momento pues aun no habíamos empezado a calentar.

Alargue la mano para hacerme con las mantas de su futon y así poder ponérnoslas por encima. Sentí como pasaba sus manos alrededor de mi cintura, sacando la camiseta de debajo de los pantalones y metiendo el sus frías manos por debajo de esta. Su tacto frío hacia la perfecta combinación con el calor que comenzaba a brotar por mi cuerpo. Mientras nos besábamos, cada vez más desesperadamente, me ayudo a quedarme sin pantalones. Aun con la parte de arriba puesta, separe mis labios de los suyos y baje por su cuerpo esculpiéndolos allí por donde iba.

Sentí como se estremecía, sobre todo cuando llegue a su parte más intima. Aun por encima de sus bóxers, podía ver la forma exacta de su pene. Sin esperar y bajo la intimidad de las sabanas le quite la fina tela que lo separaba de mi. Aun no estaba ni medio duro, tampoco importaba mucho, ya que el que tenía que rendir era yo. Abrí la boca y metí sus testículos en mi boca, succionando de ellos.

Note como arqueaba todo su cuerpo, para no gemir de una manera ostentosa. Ver como se retorcía del placer era algo que me excitaba a mí, de ahí que lo estuviese haciendo. Lleve mis dos manos hacia mi miembro, comenzando a acariciarlo para que despertara más rápido de lo que iba a hacer.

Estaba en plena faena cuando escuche el ruido de un aletear. En seguida me incorpore, dejando que las sabanas cayesen detrás de mí, dejando nuestros dos cuerpos al descubierto. Me incline sobre él, provocando que nuestras dos pollas tuviesen más que pequeños roces entre ellas.

-¿Qué ha sido eso? –pregunte con la voz un tanto entrecortada.

-Mis abuelos suelen dejar a algunos animales libres en el recito durante la noche –respondió el de manera acalorada, mucho más excitado que yo-. No hagas caso y sigue –me exigió mientras agarraba mi pelo con fuerza para pegarme por completo a él.

Fui a responderle algo, pero me pareció más oportuno pillarlo de sorpresa. Dirigí mi dedo índice hacia su entrada, y antes de que se diese cuenta de su paradero, lo metí dentro de su trasero. Dio un pequeño bote, contento de sentir al intruso. Lo moví lentamente dentro de él, obligándolo a gemir. No espere mucho más para meter un segundo dedo, ni tampoco para sacarlos y acudir a lubricar su entrada con mi saliva. Estaba acelerado, no podía evitarlo.

Iba a hacer lo que tanto había estado deseando durante tanto tiempo. Cuando termine de lubricarlo lo suficiente, dirigí mi mirada hacia la suya. Cerró los ojos, volvió a tragar saliva una vez más y asintió de una manera casi imperceptible. Con un pequeño suspiro me posicione en una buena posición para tenerlo todo controlado. Presione contra él, haciendo que quedase completamente tumbado entre el acolchado y yo antes de penetrarlo lentamente, sin hacer gran esfuerzo.

Se retorció ligeramente, impresionado por la diferencia que había entre unos simples dedos y un pene. Susurre suavemente sobre su oído que se tranquilizara, que se relajase y comencé a embestirlo, nunca con mayor fuerza de la que debía. El ritmo era constante y tranquilo. Lo estaba disfrutando, al igual que yo, pues nuestros gemidos comenzaron a volverse constantes.

Me dio miedo que alguien nos escuchase, pero a nuestro favor resulto que los animales comenzaron a hacer más ruido de repente. Resultaba que al final no iban a ser tan malos.