Sehun es el tipico chico que siempre se ha atenido a lo que le han dicho que haga. Su vida ha estado completamente condicionada, pero se ha cansado de ello. Su primera misión para terminar con la monotonia: declararse a Luhan y hacerlo suyo.
Si el plan es tan sencillo ¿por qué le sale todo mal? Aunque él no le pueda dar respuesta esa pregunta cualquier otro puede. Oh Sehun no es una persona normal con un razonamiento normal y corriente. Solo a él se le ocurre razonar de la manera más estupida posible.
¿Quieres ver que le depara el futuro a este muchacho y a la gente tan solo por estar a su lado? ¡Animate a leer entonces!
Sehun se había metido en un gran
lio. En realidad se había metido en un gran lio hacía ya dos meses pero lo
acaba de rematar. El joven con el que hacia media hora que hablaba lo agarraba
ahora mismo de las solapas de la chaqueta, internando su lengua en la boca del
menor. Era realmente agradable sentir aquel contacto físico tan íntimo, por lo
que no dudo en agarrar de las piernas de aquel chico llamado Baekhyun y
levantarlo para que el beso fuese más fácil de profundizar.
Se separaron momentáneamente
antes de volver a besarse otra vez, esta vez con más decisión que la anterior.
Las manos del menor habían pasado al pelo del alto, enredándose entras las
finas hebras del que se componía aquella cabellera.
Por el rabillo del ojo pudo ver a
Luhan estupefacto al verlo de aquella guisa. Lo cual era normal: ¿Quién no se
quedaría de esa manera al ver a su novio liándose con otro a una fiesta a la
que te había llevado él?
Hacía dos meses Sehun decidió que
quería dejar de ser un chico normal y corriente, uno que se pasaba el día
pensando en el que dirán y el que lo hiciese todo de la manera corriente.
Quería vivir aventuras, sentir que de verdad estaba vivo y que podía hacer con
su vida otra cosa que lo normal.
Se suponía que meterse en
problemas estaba dentro de sus planes, pero se sentía mal al hacer daño a su
novio, aunque fuese un novio no planeado. Y aunque intento separase de Baekhyun
para poder explicarse, algo que realmente no tenía una explicación lógica, no
pudo, porque los labios de Baekhyun estaban sobre los suyos y sus manos habían
empezado a recorrer el cuerpo de aquel dongsaeng tan alto que tenía entre sus
piernas.
Quizás de aquella manera Kai o
Kris le dejaban en paz al pobre chico. Hablando sinceramente, aquel muchacho no
comprendía porque los hombres siempre se empeñaban en decir que no querían nada
NA-DA serio y luego de la nada se
montaban una relación imaginaria con alguien que de verdad no deseaba nada
serio. Las ganas de divertirse era lo que regia la realidad de Byun Baekhyun.
Era su tiempo para cometer locuras y errores. Era su tiempo para pintarse el
pelo de color verde moco de extraterrestre, horrorizarse y volver a tintárselo
de castaño para hacer como que nada había ocurrido allí. Entonces ¿por qué
había gente que intentaba arruinar su juventud?
Había mucha gente que pensaba
justo lo contrario. Y aunque a mucha gente le gustase llevar a la práctica las
teorías de Baekhyun y se atreviesen a hacerlo como lo había hecho Sehun no
podían tenían seguridad sobre algo como eso. Y en esa situación se encontraban
tanto Luhan como Kris como Kai.
Luhan, el primero de ellos, jamás
habría imaginado que un chico correcto como Sehun pudiese siquiera haber
intentado hacer lo que veían sus ojos. Para él Oh Sehun era un chico dulce y
tranquilo, gracioso y con ganas de vivir la vida; no un lamentable hombre que
se dedicaba a buscar a otra persona cuando ya le tenía a él. No es como si alguna
vez se hubiese quejado de la relación que llevaban. Claro estaba que no era la
mejor de todas pero no tenían nada que envidiar de otras, o eso creía él hasta
ese momento.
Por su parte Kris solo quería una
persona con la que sentirse cómodo y a gusto. Porque todo el mundo lo veía con
los mismos ojos: alto, guapo inteligente, de buena familia, bien vestido,
amable, bueno en los deportes etc. Y aunque en realidad si fuese la persona que
todos creían que era también había más de él. Kris era un chico que aunque
intentase parecer interesante y cool
pero era patoso como él solo. Se le daba demasiado bien quedar mal él solo y no
necesitaba de alguien que le recordase todo el rato que no era el ser perfecto
que todo el mundo quería que fuesen. Eso era lo que había encontrado en el
despreocupado Baekhyun. No era el tipo de persona que iba a mirar sus defectos.
Simplemente se burlaba sin malicia, provocando de esta manera que los dos
rieran juntos.
Y por ultimo estaba Kai. Su
motivo para querer a Baekhyun por completo para él era simple: habían
congeniado. Tanto a la hora de hablar, con sus gustos musicales, el entusiasmo
que le ponían ambos a las cosas al hacerlas (aunque debía de admitir que en
este caso Kai se dejaba llevar por el entusiasmo de su mayor) y sobre todo
físicamente. No solo en la cama, Jongin no era tan idiota como para buscar algo
serio y de verdad en una persona con la que solo congeniaba a la perfección en
la cama, Jongin se refería a la manera en la que sus manos se agarraban, a la
manera en la que Baekhyun buscaba un hueco entre su cuerpo y sus brazos
mientras dormían o en cómo se agarraba a su cuello cuando algo le asustaba.
Sehun esperaba que Luhan lo
separase de aquel chico bajo, que le golpeara y le gritara aunque apenas
pudiese escuchar algo por el sonido de la discoteca. Pero en vez de vivir eso
vio como su novio se daba la vuelta y se iba andando a saber a dónde. Lo
preocupante fue que su primer impulso no fue separarse del todo y seguirlo,
pedirle perdón de las mil maneras inimaginables y abrazarlo en contra de su
voluntad. No. Lo preocupante fue que por su cabeza solo paso el pensamiento de
que si había metido la pata podía meterla hasta el fondo, porque la
consecuencia iba a ser la misma. Luhan no le perdonaría, cortaría con él (se lo
merecía y él lo sabía) y volvería a
quedarse soltero. Tal y como quería desde un principio.
Cogió aire con fuerza. Nunca había sido un hombre valiente o sea que
era normal que le costase tanto dar el primer paso. El primer paso para
declararse a Luhan. Iba a ser difícil, lo sabía perfectamente pero tenía que
intentarlo al menos.
El chino era una de las personas más amable que había conocido, además
de caracterizarse por ser muy buen amigo. Era ese tipo de persona que siempre
estaba rodeado de personas. Que Sehun supiese jamás había tenido problemas con
sus amigos, siempre los veía juntos y muy unidos, claramente no era solo merito
de Luhan que fuesen amigos tan unidos pero Sehun sabía que el ponía mucho de su
parte.
Después de una semana entera vigilándolo para encontrar un momento en
el que se encontrase solo lo logro. Al parecer se había entretenido y por eso
no había podido llegar a coger el bus que solía coger. Cogió aire por última
vez antes de dar el paso definitivo.
Se dejo caer a su lado, en el banco en el que estaba sentado, de manera
pesada.
–¡Hey! –exclamo el mayor feliz al verlo.
–Tengamos una conversación rápida –pidió el menor.
–¿Una conversación rápida? –pregunto sin comprender que era lo que
quería exactamente.
–Sí. Con frases cortas y sin pensar lo que vamos a decir.
–Eres raro Oh Sehun –respondió sin poder evitar sonreír ante sus
ocurrencias.
–Lo soy –hizo una pequeña pausa–. Me gustas.
–¿Te gusto? Tú también me gustas.
–No. No me gustas como amigo, si no como algo más –replicó al ver que
Luhan no le había entendido.
–Oh. Pensaba que solo tenias una pequeña obsesión conmigo –bromeo.
–¿Obsesión? –no comprendía cómo podía haberle dado esa imagen.
–Sí. Me mirabas muy fijamente, te saludaba y enseguida apartabas la
mirada, como si te hubiese pillado haciendo algo malo –sonrió con dulzura.
–Yo no hacia eso –se intentó defender para que no le viese como un
acosador visual.
–Si lo hacías –rió con alegría–. Pero me gusta que lo hagas, es muy tú.
Y es por esas cosas que me gustas –se mordió el labio al sonreír.
–Espera… ¿decías en serio eso de que te gustaba? –alzo las cejas
impresionado por la noticia.
–Sí… –aparto la mirada hacia adelante–. Me gustan las personas
tranquilas como tú que dicen lo que piensan, pero que no siempre están quietas.
Es fácil de hablar contigo y adoro el gustarte. Puedo sonar como un idiota pero
me gusta la gente a la que le gusto, me hace sentir a gusto –se sonrojo.
Sehun se quedo callado y sonrió como un estúpido. Luhan le había dicho
que también le gustaba. Jamás habría imaginado que las cosas pudiesen salir
bien, era una locura, pero ahí estaba: viendo como sus sentimientos eran
correspondidos.
Había accedido a coger el mismo autobús que Luhan e ir hasta su casa,
la suya no quedaba muy lejos y por eso no le pareció un gran problema. Lo que
sí que le pareció el gran problema era saber si Luhan quería hacer lo mismo que
él. Que se gustasen mutuamente no significaba que fuese a pasar algo bueno,
siempre podía torcerse algo y misteriosamente Sehun era un profesional en meter
la pata.
Luhan saludo a su compañero de piso en chino, y Sehun lo imitó. El
mayor siguió hablando con su amigo después de indicarle que podía ir a su
habitación ya que él iba en seguida. Le hizo caso, pues tampoco tenía muy
seguro donde podía meterse. Estaba nervioso a más no poder, jamás se había
sentido de esa manera.
Dejo su mochila sobre el suelo, al lado de la puerta y se sentó en la
cama, balanceándose ligeramente. Luhan no tardo en aparecer en la habitación.
Nada más verlo frunció el ceño, algo que sorprendió al menor, ¿acaso no quería
que estuviese allí? Antes de poder preguntar qué era lo que le había molestado
recibió la respuesta.
–No me gusta que la gente se siente o se tumbe encima de mi cama
–explicó. Nada más decirlo como si fuese un auto reflejo Sehun se levanto de
inmediato–. No te preocupes, tu puedes quedarte ahí –sonrió, porque siempre
sonreía al hablar–. Supongo que me tendré que acostumbrar a que lo hagas ¿no?
–entrecerró los ojos y frunció el ceño mientras hablaba en un tono precavido,
como si no estuviese seguro de lo que estaba diciendo.
El alto no comprendió cual era la razón de aquel gesto hasta que lo
pensó detenidamente. Luhan le había invitado a seguir yendo allí con él. A
dormir. A… a saber a hacer que otras más cosas. Seamos realistas: ninguno de
los dos era un adolescente con las hormonas alteradas, sabían perfectamente lo
que podía pasar (o iba a pasar) entre ellos si ambos estaban de acuerdo en ver
como terminaba todo aquello.
Sofocado Sehun se aclaro la garganta mientras volvía a sentarse en la
cama, aunque le hiciese prácticamente al borde intentado así no deshacerla en
absoluto. Indicó con la palma que Luhan hiciese lo mismo. Este asintió e hizo
caso de lo que le habían mandado.
–Y… ¿ahora qué? –cuestiono el menor sin saber que era lo que tenía que
pasar exactamente. Jamás se había encontrado en una situación como esa.
Normalmente se le declaraban a él, y las que se declaraban eran chicas. Con
ellas era más sencillo ya que socialmente estaba bien aceptado y en todas
partes podías encontrar información sobre relaciones heterosexuales. Pero desde
que había descubierto que era bisexual sus conocimientos sobre las relaciones
se habían desmoronado. Tampoco parecía que Luhan supiese que tenía que hacer
exactamente.
–Umsh… no sé –confesó encogiéndose de hombros–. Supongo que no nos
tendremos que conocer, ya somos amigos –se mordió el labio–. Empezar una
relación de repente no me parece lo correcto, sería raro. Pero la verdad es que
–parecía volver a dudar en lo que estaba diciendo nuevamente– tener algo
pasajero no me parece algo aceptable –miró directamente a los ojos de su
interlocutor.
Este tardo en responder. No esperaba que Luhan fuese a sentir algo más
allá de la amistad y no estaba preparado para tener aquella conversación. El se
había preparado para ser rechazado y rogar porque no le ignorase por sus
sentimientos. Solo se había declarado para poder dejar a un lado los
sentimientos que tanto tiempo llevaba sintiendo, ser rechazado y así poder
seguir delante de alguna otra manera.
Pero el destino parecía burlarse de él. Nada le salía como él esperaba,
ni cuando se ponía en el peor de los casos.
Él no quería tener algo serio con Luhan, pero no porque fuese él.
Simplemente no quería tener nada serio con nadie. Quería ser libre y no tener
que estar atado a nadie. Aun así para él era imposible negarle algo al mayor.
Para él era alguien a quien debía de respetar mucho y debía de agradecer cada
palabra que le dedicaba, ya que no estaba obligado a hablar con él. A veces
casi se sentía como un lastre (algo que no solo le pasaba con Luhan).
–Tú me gustas… mucho –comenzó a hablar. Había observado que el mayor se
estaba poniendo nervioso al no recibir una respuesta. No hacía más que mover
las piernas y los brazos de un lugar a otro–. Será raro pero…
Dejaba que sus palabras saliesen solas de su boca. Deseaba decir que no
quería nada serio pero de su boca iba a salir que estaba dispuesto a tener algo
serio con tal de que le dejase estar a su lado. Pero aquella respuesta no llego
nunca, porque Luhan entendió lo segundo al parecer. Agarró la cara del menor
entre sus manos y lo beso en los labios. No fue un beso apasionado o dulce,
simplemente fue un roce de labios que dejo sin habla al menor.
Ya daba todo igual. Haría lo que Luhan quisiese que hiciese. No pensaba
quejarse ni alejarse de él tan fácilmente. No después de haber deseado estar
con él durante tanto tiempo.
Sehun sabía que los actos tenían
consecuencias. Por lo general no las tenía en cuenta (las consecuencias) porque
no las pagaba. De una manera o de otra siempre le acababan saliendo bastante
bien las cosas, y eso que era un tremendo bocazas. Pero estaba a punto de
descubrir cómo era la vida real.
Cuando por fin logro separarse de
Baekhyun era demasiado tarde para ir a buscar a Luhan y explicarle que era lo
que pasaba. Tampoco estaba seguro de querer hacerlo, de esta manera se libraba
de él. Se odio a sí mismo por pensar de esa manera pero era la verdad. Había
sido entretenido y placentero mientras duro.
–¡Hey! –el mayor le llamo la
atención–. No vas a dejarme así ¿verdad? –jugueteó con la camisa que llevaba el
alto, coqueteando con él claramente.
Sehun dejo su mente en blanco. Se
olvido de Luhan por completo y con una sonrisa traviesa se abalanzo sobre su
nuevo ligue. Además estaba claro que este no iba a buscar nada más serio, era
su oportunidad.
Puede que de alguna manera le
hubiese salido mal su primer noviazgo serio, pero había sido con lo que se dice
una criatura de los ángeles, y que ahora después de haber hecho algo realmente
malo fuese recompensado con otra preciosidad pues… ¿Por qué había tardado tanto
tiempo en volverse un don Juan? Aunque no estaba muy seguro de si podía
llamarse a si mismo don Juan.
–Vamos, antes de que aparezca
quien no debe y nos moleste –le agarró con fuerza de la mano, sacándolas de su
camisa, y tirando del menor para llevárselo a un sitio apartado. Creía que
acababa de ver a un chico moreno de cabellera rubia, al cual había relacionado
con Jongin, no tenía ganas de verlo o de tener que darle explicaciones (porque
cada vez que le veía con otra persona se las pedía, quizás no de inmediato pero
lo acababa haciendo)–. Sé de un lugar perfecto para poder estar tranquilos.
Sin que le diera tiempo a negarse
a lo que viniera, que tampoco es como si quisiese, se encontraba fuera de la
discoteca. Se arrepintió de no haberse tomado las dos consumiciones que venían
con la entrada, pero teniendo en cuenta que había ligado aquella noche no podía
quejarse ¿no?
Baekhyun lo llevo hasta el barrio
de al lado. De vez en cuando el bajito lo empotraba contra algún sitio, coche,
pared, farola, barandilla… todo lo que tenía en medio. Era impresionante ver la
fuerza que podía llegar a tener porque no la aparentaba para nada. Y aunque al
día siguiente su espalda fuese a quejarse por todos los golpes que estaba
recibiendo (en parte ya lo hacía), él estaba simplemente feliz.
Cuando por fin llegaron al lugar
al que iban el castaño toco la puerta de madera con cristales tapados, Sehun
comprobó que lo llevaba a una especie de local. Supuso que allí estarían sus
amigos o al menos la gente con la que soliese andar normalmente.
–Soy Baekhyun, abrid par de vagos
–les ordenó con fuerza sin soltar el brazo de su pequeña presa.
A los pocos segundos de dar la orden
la puerta se abrió, dejando ver a un chico enorme ya que se encontraba encima
de un escalón. Miro a ambos de arriba abajo y sonrió como un estúpido. Había
fumado mariguana, se podía oler desde donde los intrusos se encontraban.
–Contraseña –pidió la mole
posando el brazo de lado a lado para que no pudiesen pasar. Baekhyun suspiro
con fuerza, iba tan borracho que se habría olvidado de ella.
–Aparta –le ordenó directamente
apartándolo él mismo para que ambos pasasen. No lo hicieron muy cómodamente
porque el cuerpo de aquella mole (que seguía siendo grande aun estando todos en
el mismo escalón) estaba en medio, sin poder moverse ante tanto movimiento.
El lugar no era muy grande, tal y
como lo había imaginado Sehun. Había que subir unas cuantas escaleras ya que al
parecer iba directamente a un primer piso. Las paredes estaban empapeladas con
fotos y con carteles de todo tipo. Destacaban dos grandes sillones de color
marrón oscuro, de esos antiguos de cuero que uno se puede encontrar en casa de
sus abuelos. Frente a ellos había una televisión de culo (de esas antiguas que
no eran planas como las de ahora) de un tamaño considerablemente bueno. Estaba
conectado a unas cuantas consolas diferentes. También pudo ver un aparato de
música a ese lado de la sala. Al otro lado había los típicos instrumentos que
uno necesita para tocar en una banda, además de los amplificadores etc.
Cualquiera que entrase podía
estar seguro que por lo general ese lugar era ruidoso, pero en aquel momento
estaba bastante en silencio.
–Siéntate en el sillón, vengo en
seguida –prometió Baekhyun no sin antes besar sus labios con el mismo ímpetu
con el que lo había hecho durante toda la noche–. No dejes que estos idiotas te
metan ideas raras en la cabeza ¿eh? –volvió a besarle otra vez, parecía que no
se quería separar del menor. Pero lo acabo haciendo para ir a un pequeño cuarto
que parecía ser el baño.
Hizo caso de lo que le había
dicho Baekhyun, camino hasta los sofás y se sentó en el que estaba libre. El
otro lo ocupaban dos chicos, la mole que les había abierto y otro con cara de
duende a su parecer. Ambos lo miraron y sonrieron como estúpidos, estaban
fumados, los dos.
–¿Tú eres Kai o Kris? –preguntó
él que era más bajito.
–Soy Sehun –se presentó el mismo
al ver que no había acertado con su nombre–. Encantado de… –una estrepitosa
risa corto lo que iba a decir. Ambos chicos se habían inclinado sobre sí mismos
de lo que había dicho, sin comprenderlo intento esperar a ver qué pasaba pero
ninguno paro–. ¿Qué…qué pasa?
–¿Eh? –volvió a interrogar el más
bajito de los dos, en realidad de los tres–. Es solo que pensamos que Baekhyun
se cansaría algún día de estar con nuevas personas. ¿Cuántos años tienes
yogurin? –pregunto nuevamente cuando estuvo más relajado.
–No soy un yogurin –se defendió
Sehun frunciendo el ceño–. Me gusta los hombres mayores pero no soy un crío,
solo nos llevamos… –intentó hacer cuentas pero no sabía qué edad tenia
Baekhyun–. Da igual. Mi novio tiene cuatro años más que yo y el no me
consideraba un crio por ello.
–¡Buah…! ¿Tú novio? ¿Si tienes
novio que andas metiéndote en los pantalones de otro chico? –preguntó la mole–.
Si yo tuviese novia no me separaría de ella, como con Jinri –hizo un gran
esfuerzo en memorizar–. Era tan dulce y bonita –suspiró con nostalgia–. Su piel
era suave como los pétalos de una rosa y tenía un aroma fresco, como si fuese
un melón humano –ambos chicos rieron por lo bajo sin poder evitarlo,
seguramente se lo habrían imaginado–. Cuando hacia bueno solíamos ir de picnic
y comíamos la comida casera que habían hecho ella y su madre el día anterior y…
Sehun quería dejar de escuchar
todo lo que estaba saliendo de su boca. ¿De verdad era tan bueno tener pareja?
¿Era el único que veía estúpido el tener que atarse a una persona siendo tan
jóvenes?
–¡Oh! –siguió el otro–. Lo mejor
es cuando puedes hablar con ella de cualquier cosa que con tus amigos no porque
ellos se reirían, o cuando te consuela en los días malos. Tocar la blanda carne
humana de otra persona sin que te juzguen por ello y…
Los odiaba, realmente los odiaba.
Había comenzado a recordar momentos que había pasado con Luhan. Momentos que al
principio había adorado pero que con el tiempo le habían parecido de lo más
normales o incluso ordinarios. Sintió una pequeña espina clavarse en su pecho
al recordar cómo se quedaba dormido en sus brazos y al día siguiente amanecían
abrazados el uno al otro, tuviesen frío o calor. Adoro todas las veces que le
había hecho el desayuno y se lo había llevado a la cama cuando iban a su casa,
y como cocinaba (incluso había engordado algún que otro kilo por su culpa).
Todo cambiaba mucho ahora que se
daba cuenta de lo que había perdido.
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