A la mañana siguiente, en cuanto las luces
del nuevo día hubieron amanecido Sehun se metió en la habitación de Tao
intentado ser lo más sigiloso posible, ahora ya con el anillo de comunicaciones
puesto. La habitación de Tao estaba a oscuras, no se podía distinguir ninguna
figura en ella. Por eso no tardo ni diez segundos en pegarse contra el armario
de la habitación con toda la cabeza. Se mordió el labio para no soltar el
quejido que tanto le hubiese gustado pero el ruido que había causado hizo que
Tao se removiera entre las sabanas y que encendiera la luz con solo ordenárselo
a la habitación.
Con las manos en su frente Sehun no pudo
distinguir bien la expresión soñolienta y el pelo alborotado del mayor, lo cual
en circunstancias normales le hubiese arrancado una buena carcajada de la boca.
Tao le dedico una mirada confusa sin entender que es lo que hacía allí después
de haber estado tan raro durante ya ¿dos semanas? Se rasco los ojos que poco a
poco se iban acostumbrando a la luz y hablo con voz ronca aun.
-¿Qué estás haciendo aquí Sehun? –carraspeo
al notarse el así mismo la voz rara-. ¿Ya pillando han? –aunque la frase no
estuviese bien hecha gramáticamente Sehun entendió a la perfección de que le
estaba hablando, no era tonto.
Intentado imitar el mismo sigilo que había
visto utilizar a Jongin tantas veces se aproximo hasta la cama del pequeño
panda y se sentó sobre esta, para poder hablar con él en susurros sin que nadie
les escuchase. Por si acaso, tal y como le había enseñado Jongin.
-Necesito tu ayuda para algo muy gordo
–susurro intentando ser lo más silencioso posible.
-¿Algo gordo? ¿El qué? –le pregunto el
imitando su tono por puro instinto. El pequeño lo agarro del brazo para
aproximarlo hasta él.
-Tengo intenciones de sacar a Luhan de Nueva Belleza y llevármelo fuera. Donde
no haya gente que decida por nosotros.
-Sehun… -murmuro con incredulidad-. Se supone
que el que esta medio dormido soy yo… no tu –negó con la cabeza separándose de
él.
-¡Tao! –exclamo mientras le volvía a agarrar
del brazo con más fuerza-. Te estoy hablando en serio. He conocido a alguien
que me va a ayudar. Pero te necesito –le miro a los ojos de manera seria. El
pequeño panda suspiro y rodo los ojos.
-En el caso hipotético de que pudieras
sacarlo de Nueva Belleza como tú dices… ¿por qué no vas a hacer lo mismo con
los demás? –hizo un gesto con la cabeza esperando una explicación. Sehun se
quedo en completo silencio.
-La verdad es que no lo había pensado –se
encogió de hombros sin más.
-Sehun, si me estás hablando en serio sobre
secuestrar a Luhan y llevarlo a plena naturaleza para vivir como preoxicados, solo voy a poder decirte
que estás loco –se quito las sabanas de encima, sacando las piernas de la
cama-. Entiendo que no te sientas muy seguro de ti mismo después de haberlo
visto como perfecto pero no tienes porque volverte loco por ello –su tono de
voz ya era normal.
-No me estoy volviendo loco Tao. Esta ciudad
es una ciudad opresora que controla todos nuestros movimientos, haciéndonos
yoquesequecosas en la cabeza –murmuro mientras se llevaba las manos a la cabeza
y las movía de manera extraña-. Tao, no quiero tener que esperar más. Si lo
hago tú también te convertirás en una cabeza de burbuja y me será aun más
difícil salvar a Luhan.
-Y ¡dale con Luhan! Mira, no sé qué está
pasando por tu cabeza ahora mismo, pero no voy a ayudarte en tus locuras si
solo eres capaz de pensar en Luhan y en nadie más. Si vas a salvar a alguien
que sea a todos juntos –sentencio-. ¿No estábamos todos de acuerdo en pasar
toda nuestra vida juntos, uno al lado del otro? Deja de ser un niño egoísta
Sehun. Los demás también existimos.
Sehun le miro con seriedad y sin pestañear.
Últimamente estaba recibiendo muchas broncas y cada una de ellas le hacía
recordar que no era el único que importaba en ese mundo, que había más gente.
Trago saliva y simplemente asintió con la cabeza. Tenía razón, no podía contar
solo con sus deseos, tal y como lo hacían los gobernantes de Seúl.
-Muy bien. Estoy de acuerdo –asintió dos
veces con la cabeza-. Ahora pon atención
a lo que te voy a contar –seriamente.
Tao le miro con sorpresa al ver lo serio que
se había tomado el asunto. Ahora sí que podía sentir que le estaba hablando en
serio y que no le estaba tomando el pelo. Se volvió a sentar al lado, en su
cama, para escuchar todo lo que el pequeño le tenía que contar.
Ya había oscurecido, tal y como mandaba el
plan. Sehun volvió a quitarse otra vez el anillo de comunicaciones y a coger su
aerotabla. Aquello ya era costumbre, pero si esa noche todo salía bien sería la
última vez que tuviese que seguir esos repetitivos pasos.
Cuando llego al punto de encuentro no vio
ningún rastro de Jongin. Miro hacia los lados pero no pudo divisar ninguna
figura humana a su alrededor. Tampoco era extraño. Jongin sabía esconderse tan
bien que solo le podía encontrar alguien que llevara infrarrojos. Pero claro
¿de dónde iba a sacar el unas gafas infrarrojas? Agradeció en silencio que la
temperatura fuese tan agradable y que no hiciese ni frio ni viento en el lugar
mientras esperaba.
-Te estás volviendo una persona puntual ¿eh,
Sehun? –se escucho la voz del moreno. Sehun miro hacia los lados contrariado
sin ver a nadie por ningún lado. La voz del muchacho se había escuchado
demasiado cercana y nítida como para poder estar escondido en alguna parte-.
Aquí abajo.
Sehun bajo la mirada hacia el suelo y pudo
ver como un cumulo de piedras y barro se levantaba. Claramente era Jongin, que
estaba enfundado en una especie de traje hecho por los antes nombrados
materiales. O eso creyó hasta que el traje adopto un color negro y una textura
suave y resbaladiza.
-¿¡Cómo has hecho eso!? –exclamo lleno de
sorpresa.
-Esto, es un traje de infiltración. Es capaz
de hecho de un tejido inteligente que esconde el calor humano y es capaz de
recrear el mismo color y textura que la superficie en la que te encuentras –le
explico mientras sacaba otro traje de esos para el menor-. Están diseñados para
ser utilizados en plena naturaleza, pero se desenvuelven bastante bien también
en la ciudad –aseguro mientras el pequeño miraba el traje por todos los lados
antes de ponérselo-. Si te encuentras en peligro te protegerá y si te atrapan,
te ayudara a que te puedas escapar del opresor.
-Wow… -mascullo el castaño demasiado
impresionado para articular algo más complicado-. Esto… esto es demasiado
impresionante, en serio –sus ojos recorrían el cuerpo entero mientras las
escamas del traje de infiltración se iban volviendo del mismo color que las de
el mayor, volviéndose duras y flexibles, dispuestas a salvarle de cualquier
golpe que pudiera sufrir.
-¿Estás preparado entonces? –le pregunto
mientras soltaba una risa al ver a Sehun tan impresionado como un niño que acababa
de ver un truco de magia.
-Eh… si pero…
-¿Pero qué? Quieres echarte atrás ¿verdad? No
te preocupes. Entiendo que te de terror lo que vamos a hacer –intento
tranquilizarle con sus torpes palabras.
-No. No quiero hablarte de eso –negó con un
seco gesto de cabeza. Aunque la gente no lo tuviese en cuenta, Sehun era una
persona valiente, una vez entraba en la determinación de hacer cierta cosa la
intentaba cumplir, pasase lo que le pasase después-. ¿Verdad que te dije que
tenía un amigo en Feopolis con el cual
podríamos contar como ayuda? –Jongin asintió con la cabeza.
-El se ha rajado entonces –concluyo el
moreno.
-No, nadie se ha rajado. Es solo que hablamos
y no me pareció justo dejar a nuestros demás amigos en la ciudad. También
quiero salvarlos a ellos –miro al moreno esperando un asentimiento como
respuesta, pero este simplemente alzo la ceja y le miro con incredulidad. De la
misma manera a la que se le mira a un loco.
-Estas de broma ¿verdad? –parecía que quería
echarse a reír aunque no se le permitiera. Sehun negó con la cabeza a modo de
respuesta-. Sehun, solo tengo dos pastillas. ¿¡Como coño quieres que
sobrevivamos en medio del bosque con un grupo grande de perfectos llenos de
ideas estúpidas en la cabeza que no son capaces de pensar por sí solos!? –su
voz sonaba feroz, como la de un lobo a punto de saltar sobre el cuerpo de su
presa.
-Son mis amigos. ¿En serio pretendes que los
deje atrás? Yo pensaba que tú podrías entenderlo. ¿Acaso el Yeongi no estará contento de que lleves
a tanta gente de repente?
-Sí, revotaran de alegría. Pero yo que soy el
responsable de llevar a un puñado de chicos sanos y salvos a través del bosque
y del desierto no me siento precisamente eufórico. ¿Sabes la responsabilidad
que es para mí?
-Tienes toda la razón Jongin, y si te enfadas
lo comprenderé. Pero son mis amigos y no los voy a dejar atrás. Me las
ingeniare para encontrar otra manera de salvarlos si es necesario.
Jongin gruño y se subió sobre su aerotabla.
Para nada parecía contento y entendía que se fuese a ir sin él. Le tocaría ir
hasta donde se encontraba Tao para decirle que la misión se cancelaba. Lo veía
venir.
-Sígueme –escucho el gruñido del moreno antes
de que cerrara su capucha y se encaminara hacia el Arsenal. Sorprendido por su
reacción, a Sehun le costó un poco alcanzarlo, y más si tenía que pilotar con
aquella capucha. Aunque para su sorpresa con esta puesta y atada casi podía ver
de una manera tan nítida como si no la llevase. Aunque eso era lo de menos.
Jongin iba a ayudarle si o si.
A medio camino se separaron. Jongin había
decidido cambiar de planes por sí solo. Le tendió la bolsa con las dos
pastillas a Sehun y susurro bajo el traje.
-Ten cuidado. Vas a necesitar mucha suerte
para sacar a tantos cabezas de burbujas de Nueva
Belleza –su voz era seria, pero ahora ya no parecía estar enfadado más bien
relajado.
-Creo que el que debería de tener cuidado
eres tu –murmuro por lo bajo mientras cogía la bolsita pequeña y se la metía en
el bolsillo que tenía el traje-. Tu misión es más peligrosa y… quiero volver
verte entero –su pequeña sonrisa quedo escondida en la capucha del traje.
-No te preocupes. Unos simples Especiales no
pueden hacer nada en contra de un Cortador como yo –aseguro mientras posaba su
mano encima de su hombro-. Pero si me llega a pasar algo sigue tú con el plan.
Antes de que el pequeño pudiera protestar ya
había vuelto a aumentar la velocidad de su aerotabla especial. Yendo tan rápido
que le sería imposible alcanzarle. Meneo la cabeza de un lado a otro,
convenciéndose de que todo iba a ir bien. Como el moreno había dicho, el era un
Cortador y los demás solo Especiales, no podían llegar a hacerle nada. Aunque
su mayor preocupación debía de ser lo que le podía pasar a él, no a su compañero.
El no tenía las habilidades que tenía el mayor. Ni había podido soñar con ellas
hasta que le conoció, dándose cuenta de lo poco que conocía de aquel mundo y lo
ciego que había estado toda su vida. Aunque claro, igual era más justo recalcar
la culpa que había tenida la ciudad de Seúl en ello.
Con un gesto ágil, se dio la vuelta y miro
hacia Nueva Belleza. Las fiestas en
aquel distrito ya habían comenzado y los típicos fuegos artificiales de los
Perfectos llenaban el cielo de vistosos colores. Deseo que en Diego las cosas fueran parecidas a como
lo eran allí, solo en la parte buena.
Había pedido unas cuantas veces a Jongin que
le hablara de Diego y de Yeongi, y este había respondido
bastantes preguntas, pero en muchas se había quedado callado, aclarando que lo
mejor que podía hacer era ir a verlo por sí mismo si tanto interés tenía en
ello. Por el tono que utilizaba al hablar, Sehun pudo haber deducido que Diego no era precisamente su lugar
favorito en la tierra. Puede que por esa razón se hubiese ofrecido para llevar
a la gente a la ciudad, permaneciendo en plena naturaleza. ¿Quién sabe? Nadie,
pues por mucho que le preguntara el mayor no respondería sus preguntas.
Aquella vez se le hizo más fácil penetrar la
frontera entre Feopolis y Nueva Belleza. Andaba con más confianza,
pero sin despistarse, y eso hacía que pudiera caminar y actuar de una manera
mucho más rápida. Además, esta vez en vez de estar dando vueltas como un tonto
por el distrito había ido directamente al edificio en el que se los había encontrado
la otra vez, guiado por Chanyeol. No tardo en localizarlos a todos al lado de
una chimenea con llamas de mentira. Lo único diferente que había de la otra vez
era que Kyungsoo se encontraba allí con ellos, sonriendo de oreja a oreja y
feliz.
No habían reparado en él y quizás fuese mejor
así ya que lo más seguro era que las cámaras tardarían mas en encontrarlo.
Recordó palabras de Jongin diciéndole que los perfectos se caracterizaban por
tener confianza en sí mismos y cuando veían a alguien que no caminaba con esa
confianza les llamaba la atención. De ahí que le hubiesen pillado casi nada más
entrar en un edificio. También le había asegurado que no era feo, que era bien
guapo y hermoso y que podía hacerse pasar por un perfecto sin ningún problema.
Siempre era agradable recibir halagos y no los sermones que le solía echar.
Se acerco a ellos aun con la misma cara de
decisión que llevaba antes y sin siquiera inmutarse. Agarro a Luhan del brazo y
lo hizo girarse. El mayor contrariado se dejo llevar en un principio hasta que
luego hizo fuerza con el brazo para deshacerse de la mano de Sehun. Varios lo
nombraron extrañados al verlo allí otra vez. No creían que el pobre niño
volviese a tener el valor de burlar otra vez a los guardias.
-Tomate estas pastillas –le ordeno enseñando
en su palma las dos pequeñas pastillas blancas. Alzo la mano para ofrecérselas
más de cerca. Luhan las miro con cierta desconfianza.
-¿Qué es? –hizo un pequeño gesto de barbilla
al preguntar.
-La cura –respondió con sencillez-. En cuanto
te la hayas tomado os sacare a todos de aquí y os llevare a un lugar donde
podréis ser libres y hacer cuanto queráis. Os lo prometo –alzo su propia mirada
hacia los demás al dirigir sus palabras hacia ellos-. Tal y como le prometí a
Tao.
Con certeza sabia que muchos de ellos
creerían más en la palabra de Tao ya que era un chico más serio y con un gran
sentido de la lógica que el. Y eso al lado de un niño que siempre se regía por
sus impulsos y deseos daba mucha confianza.
-No.
Rápidamente Sehun giro la cabeza hacia Luhan
con los ojos bien abiertos. Hizo un pequeño ruido con la boca que a él mismo le
recordó al rebuznar de un burro mientras movía la cabeza en un gesto rápido.
-¿Qué? ¿Por qué no? –le espeto sin pensar en
que era su Hyung y que por eso le debía respeto por ese simple hecho.
-Yo no estoy enfermo, no necesito ninguna
cura –el mayor se encogió de hombros sin darle importancia a ningún hecho.
Sehun lo miro fijamente pensativo. Nunca se le había dado bien convencer a la
gente utilizando su ingenio. Nunca. Trago saliva y lo miro otra vez a los ojos,
intentando mostrar la misma confianza de la cual había dispuesto hacia poco.
-Es verdad, no estás enfermo. Yo tampoco lo
estoy –alzo los hombros ante lo evidente-. Nos las podemos tomar juntos
entonces ¿no? No nos va a pasar nada.
La mirada del mayor se volvió confusa. Si
bien era cierto que las palabras del menor tenían toda la razón veía algo
extraño en ellas. Ignoro todo lo que había a su alrededor y pensó en las
palabras que había dicho el pequeño. Al poco tiempo asintió cogiendo una de las
pequeñas capsulas que tenía en la mano.
Cuando noto la palma de su mano ligeramente
más ligera se metió la pastilla en la boca sin pensárselo, esperando a que el
mayor hiciera lo mismo. Este no tardo en imitar sus mismos movimientos.
-Tao nos está esperando con una docena de
aerotablas en la frontera. Necesito que os quitéis los anillos de
telecomunicaciones y se los deis a alguien para que no piensen que estáis
quietos todo el rato –observo como todos asentían a ritmo diferentes-. No
habléis con nadie, a no ser que sea una gran autoridad de la ciudad –alzo la
ceja para darle mucha importancia a esto-. Solo hay que esperar a la señal,
nada más.
Aunque tuviese echada la capucha del traje de
infiltración sobre la cabeza podía ver con la misma nitidez que la de un gato a
plena luz del día. Se inclino con una agilidad inimaginable sobre la aerotabla
haciendo que esta cogiese la velocidad máxima. Después de haberse separado de
Sehun había sacado el cuchillo que guardaba en la bota derecha, cortándose la
yema del dedo gordo; acto que había prometido a su mejor amigo Taemin no volver
a hacerlo, pero para aquella ocasión lo necesitaba.
Le urgía y desesperaba la necesidad de
sentirse glacial. Nadie que no fuese
un Cortador podría entender aquella costumbre que tenia. Pero siendo él de los
únicos que quedaban en toda la tierra se había resignado a que no mucha gente
le entendiera. Hacerse cortes en su piel antaño había sido como una droga. Una
droga que le permitía ver todo con una nitidez y una sinceridad glacial
impresionante. Mejor que cualquier otra droga sintética u hormonal que le
podría haber administrado el doctor Lee cuando aun trabajaba para él. Aquello
eran viejos tiempos, nada que ver con lo que vivía ahora.
La proeza que estaba a punto de cometer no
era pequeña, para nada. Un acto suicida como algunos le habrían llamado. Por
eso había cortado la yema de su dedo, para poder ver la situación clara, saber
que era lo que tenía que hacer y sobre todo tener su objetivo siempre en mente
y no desviarse de él. Bastante era que no se hubiese cortado la palma entera.
Aunque claro, su objetivo se había mezclado
con otras cosas. O mejor dicho con otra persona: Oh Sehun. Aquel muchacho de su
misma edad, con un egocentrismo que no había visto en su vida y con ideas
descabelladas que estaba dispuesto a cambiar de vida por completo con tal de
estar con un amigo suyo había llamado su atención.
No confundía sentimientos. Simplemente sentía
curiosidad y quería saber más de él, nada más. Pero que aun cuando estaba a punto
de cometer una de las locuras más grandes de su vida, por no decir la mayor, y
que no pudiera quitarse de su cabeza al pequeño nombrando a Luhan una y otra
vez le preocupaba, le parecía sumamente extraño. Si bien era simple curiosidad
lo que sentía por el menor, ¿por qué no dejaba de pensar en él y se enfurecía
cada vez que el otro mencionaba al mayor? De ahí que acabase cortándose como en
los viejos tiempos. Algo que se suponía que ya no tenía por qué hacer.
Sacudió su propia cabeza con fuerza antes de
llegar hasta los límites del Arsenal. Se obligo a despejarse a si mismo antes
de saltar sobre el duro armazón de metal y dejar que la aerotabla colisionase
contra el duro metal impenetrable que formaba el alto edificio. Como era de
esperar aquella colisión no tuvo ninguna grave ni leve consecuencia en el
metal, pero apenas un segundo más tarde una enorme maquina con grandes hélices
hechas con cuchillas afiladas salió de edificio, encaminándose hacia el lugar
de colisión. Con la agilidad y flexibilidad de una araña, Jongin se arrastro
sobre la fría superficie, metiéndose por el pequeño agujero del cual había
salido la maquina destructora.
Una vez dentro tuvo que cambiar su propio
software y programarlo de alguna manera para poder ver no solo en la oscuridad
con los infrarrojos si no que también le dejara ver lo que percibía con los
demás sentidos.
Miro hacia los lados intentando encontrar un
lugar en el cual podía esconderse antes de que la maquina hecha para destruir
volviese a su refugio y lo matase a él. Lo que encontró fue una gran cantidad
de vehículos diferentes, entre los cuales se metió antes de que fuese tarde.
En realidad podía irse ya si quisiera. Lo
único que buscaba era entretener a los Especiales de la ciudad en un lugar
permanente mientras Sehun y Tao sacaban a sus amigos de la ciudad, pero ya que
estaba allí podía matar dos pájaros de un tiro y conseguir algunos documentos
que Diego y Yeongi tanto añoraban para poder poner en evidencia a la ciudad
delante del Consejo de Perfectos y
hacer que los habitantes de la dicha ciudad pudieran vivir de una manera libre,
bajo el reinado del Nuevo Sistema.
Saltando de vehículo en vehículo logro
encontrar un pequeño resquicio entre ellos, dejando ver un cacho de suelo
virgen entre ellos. Estaba claro que aquella planta la utilizaban como almacén
de cosas estúpidas e inútiles, pues la mayoría de los transportes estaban
oxidados o se movían con gasolina, combustible que hacía decenas años que no se
utilizaba.
Sin tocar el suelo virgen, por miedo a que tuviera
sensores apoyo las plantas de los pies en dos vehículos notando como la suela
de su traje se adhería a estos sin ningún problema. De su cinturón saco una
pequeña herramienta la cual le permitió cortar la baldosa y el cemento que
había hasta el piso de abajo. Con una pequeña goma agarro el mazo de hormigón y
la dejo sobre el asiento de lo que había sido un antiguo coche. Dio un pequeño
salto y se metió por el agujero, adhiriéndose rápidamente al techo del lugar,
tanto con los pies como con las manos.
La sala a la que entro estaba perfectamente
iluminada, su traje de infiltración adopto el color del techo para pasar
desapercibido ante las cámaras que no logro encontrar. Dudaba que una ciudad
como Seúl cometiese los mismos errores que había cometido la suya o sea que se
dedico a observar mejor antes de moverse. Permaneció tan quieto que casi se
pudo sentir como parte del techo. En cuanto encontró tres micro cámaras que
eran invisibles a los ojos de alguien vulgar y aleatorio comenzó a moverse con
cuidado de no activar los sensores que estos tenían. No le costó nada llegar
hasta la puerta que había en la sala, al igual que tampoco le costó abrirla con
delicadeza y pasar con sumo cuidado por el pequeño hueco que había hecho.
Paso de sala en sala sin tener ningún
problema. El lugar estaba casi desierto y las únicas personas que pasaban por
los pasillos o salas eran Perfectos
Medianos los cuales no se dedicaban a mirar hacia el techo y aunque lo
hicieran no podrían verle. No con sus ojos de perfecto, para poder siquiera
notar su presencia se necesitarían a un Especial con las facultades muy
desarrolladas.
Después de deambular un rato encontró la que
estaba buscando. Esta estaba llena de ordenadores enormes con pantallas tanto
grandes como pequeñas. Todas enfocaban a lugares diferentes tanto del edificio
como del edificio en el que se encontraba el Ayuntamiento, y los lugares más
importantes de la ciudad. En una pantalla pudo divisar como unos cirujanos
estaban operando a una joven para convertirla en perfecta. Se tuvo que morder
el labio inferior para contener las ganas que tenia para pegar a algo del asco,
rabia e ira que sentía cada vez que alguien intentaba controlar la vida de otra
persona. No tenía nada en contra de los perfectos, tal y como le había
recriminado Sehun alguna vez; simplemente pensaba que todo el mundo tenía
derecho a elegir si quería serlo o no. Al fin y al cabo siempre había pensado
que habría sido mucho más feliz si se hubiese quedado como un perfecto y no le
hubiesen operado para ser un Cortador,
en contra de su voluntad.
En la sala se encontraba un Especial.
Observaba las cámaras con detenimiento y de vez en cuando suspiraba aburrido
pues él no había sido diseñado para estar observando algo tan artificial
durante tanto tiempo. Se suponía que la única diferencia que había entre
Especiales y Cortadores era el hecho de que los segundos se cortaban y eran más
radicales en su apariencia. No era casualidad que su cuerpo estuviese lleno de
tatuajes, aquella era una manera de identificarlos y distinguirlos de los
demás. Algo que los hacía aun más especiales y no unos aleatorios como todos
los demás. Por un instante comenzó a odiarse por volver a pensar como un
cortador de verdad. Se suponía que él había cambiado y que no tenía las
lesiones que había tenido desde antes. Debía de ser porque aun estaba furioso
con Sehun. Al fin y al cabo era difícil cambiar por sí mismo, sin cura, y
además tener que mediar con gente día tras día.
Alrededor del especial revoloteaban tres
cámaras que lo vigilaban. No parecía que fuesen muy duras, más bien se veían
frágiles. Con rapidez pensó la mejor manera de deshacerse de ellas, sacándose
así del cinturón dos diminutas bolas. Se metió dos en la boca y la tercera la
cogió con los dedos. Con la ayuda de su ojo diana apunto a una de las tres
cámaras y con fuerza lanzo la pequeña bolita impactando en la esférica cámara.
Cambio rápidamente de posición, casi corriendo por el techo hasta el otro lado
de la sala.
La cámara cayó al suelo con un sonido sordo
que retumbo por toda la habitación. Tanto el especial como las dos cámaras
dirigieron su vista hacia la cámara que estaba en el suelo. Los tres se
acercaron a ella mientras Jongin, impulsado con la lengua lanzo las otras dos
pequeñas bolas que tenía en la boca contra el gran ordenador. Acto seguido se
aparto de este todo lo deprisa que pudo antes que la cámara que había caído al
suelo explotara y prendiera en llamas.
Porque si, lo que había lanzado, esas
pequeñas bolas eran pequeñas bombas que explotaban al poco de colisionar contra
su objetivo. Por lo general no le gustaba dejar a la gente atrás, aunque fuese
su enemigo, pero sabiendo que la persona que se encontraba en ella era un
Especial, supo que no tendría ningún problema para escapar y sobrevivir. Pudo
salir un segundo antes de que la gran máquina explotara y las llamas se
apoderaran de la sala al completo.
Por primera vez pudo relajarse y tocar el
suelo. Además de que ahora no había cámaras que le pudiesen ver, nadie iba a
estar preocupado de alguien a quien no podía ver cuando tenían una gran sala de
control ardiendo y con una persona dentro. Echo a correr por el pasillo en
busca de una cosa más antes de salir huyendo de allí.
Varias maquinas extintoras pasaron de largo
para ir a la sala que recién había incendiado. Comprensible. Aunque las paredes
fuesen de un material ignifugo había que tener cuidado.
No encontró ninguna obstrucción para llegar
hasta la sala llena de baldas que estaba buscando él. El pequeño “museo” o
almacén que contenía utensilios de épocas anteriores, los cuales aun podían
funcionar con total exactitud. Vagó por los pasillos de la sala, guardando
cosas en el bolsillo que tenía el traje. No solo eran cosas al azar para
confundir a la gente que hiciese el recuento, también estuvo cogiendo cosas que
creyó que les serian útiles en la naturaleza rodeado de perfectos de nulos
reflejos. Aunque si algo tenía claro era que haría todo lo posible para que se
curaran por ellos solos, tal y como lo había hecho él.
Vio un pequeño bote que le llamo la atención.
Era pequeño y anaranjado. Tenía una pequeña etiqueta en la cual ponía: “Nanos del Hambre”. Reconocía la palabra
“nanos” porque era lo que contenían las pastillas que le había dado a Sehun
para Luhan, pero no comprendía lo que significaban las dos palabras juntas.
Curioso se guardo el pequeño bote en el bolsillo y salió corriendo de la sala.
Volvió sobre sus propios pasos pues le pareció lo más conveniente ya que era el
único camino que se sabía. Lo que no tenia precisamente claro era que iba a
hacer en cuanto llegase al punto donde había entrado. Lo más seguro era que la
trampilla estuviese cerrada para entonces.
Y así fue. Rodo los ojos al ver como su plan
tenía un error tan estúpido. ¿Cómo se le podía haber pasado? En aquellos
momentos eso daba igual, ya se lo plantearía mas tarde. Ahora lo que tenía que
resolver era el tema de salir de allí. Miro de un lado a otro de la sala en
busca de algo que le pudiera ayudar, sin ganas de malgastar la munición que
había conseguido anteriormente. No tardo mucho para que una idea surcase su
mente de lado a lado. Era hora de comprobar cuan fuerte podía llegar a ser.
Comenzó a apiñar coches y tractores uno al
lado del otro. Aunque a primera vista pareciesen muy pesados se sorprendió
mucho al comprobar que no era así. Estaba claro que ponerlos uno al lado del
otro era la parte más sencilla de su plan, ya que era mucho más complicado
levantar uno de ellos y ponerlos uno encima del otro pero tampoco estaba
precisamente muy preocupado en hacer algo de grandes dimensiones en lo que se
refería a alto, si no en amontonar y hacer un gran bulto.
Cuando ya había unos ocho vehículos
amontonados corrió raudo hacia un lugar seguro, detrás de otro automóvil más
grande y aunque él no sabía que era o para que serbia cualquier oxidado al
verlo sabría que era un camión de grandes magnitudes. Volvió a meter una vez
más la mano en el bolsillo, sacando nuevamente otra de las pequeñas bombas que
lanzo contra el montón de vehículos estacionados uno al lado del otro. Se
resguardo por completo, saltando sobre el lateral del camión para que la
explosión no le dañara por ninguna parte.
Pero calculo mal. No había tenido en cuenta
la gasolina que tenían esos artefactos antiguos haciendo que la explosión fuese
de unas dimensiones tan grandes que su traje de infiltración quedo
completamente dañado. Las escamas de este se deterioraron tanto que hubo un
momento en el que Jongin pudo notar el ardiente fuego sobre él, pero tanto el
traje como el resistieron. Salió corriendo con gran prisa hacia el exterior
donde ya no le esperaba ninguna aerotabla dispuesto a llevarle. Tendría que
pasar por delante de mucho Agentes Especiales con un traje roto que ya no le serbia
para camuflarse, o sea que echo a correr cuanto antes, para no encontrarse con
nadie.
Bueno si. Tenía que encontrarse con Sehun y
los perfectos en una cueva. La explosión había sido la señal que Sehun estaba
esperando para llevarse a todos los demás. Nadie estaría pendiente de ellos si
los Especiales estaban enfrascados en el ataque que había sufrido el Arsenal.
Al menos había rezado por ello.
20 de Junio de
2328, Cueva, Bosque del Sur.
Una vez entro en el bosque dejo de correr y
se metió en el primer charco que encontró para que el traje se le destensara.
Sabía que no tenía ningún arreglo, pero no podía tirarlo por ahí ya que si lo
hacía podrían encontrar pruebas de que había estado allí. Cuando todos sus
músculos se hubieron relajado y la adrenalina hubo descendido dentro de su
cuerpo salió al encuentro de su amigo. Se quedo un solo momento pensativo para
luego maldecirse a sí mismo. ¡Había olvidado los papeles que necesitaba!
Decidió tomárselo con tranquilidad. Ya había
sufrido demasiada tensión aquella noche y en aquel momento solo quería dormir
los diez minutos que le correspondían. Sentarse un rato para que las quemaduras
que había sufrido se curasen poco a poco. Y hablar de alguna buena noticia.
-¡Jongin! –la voz de Sehun llamo su atención.
Parecía muy feliz y activo, a la espera de verle. Salió prácticamente corriendo
de la cueva en la que habían quedado para recibirlo-. ¿Tenias que provocar una
explosión tan grande solo para avisar? –pregunto con los ojos muy abiertos. El
mayor solo dejo soltar una pequeña risa sin mencionar que no tenía esa parte
tan preparada como pretendía.
-A veces hay cosas que se van de las manos
–se encogió de hombros mirando los curiosos ojos de los perfectos-. ¿Has
conseguido tu objetivo o has tenido que dejar a alguien atrás? –inquirió
intrigado.
-En cuanto nombre los deseos de Tao y
convencí a Luhan para que se tomara la pastilla todos me siguieron como ovejas
–rio por lo bajo mientras ambos caminaban hacia la cueva.
Sehun tuvo la decencia de presentarle a cada
uno de sus amigos uno por uno. El pobre moreno hizo todo lo posible para poder
recordar todos los nombres y asociarlos con las caras, aunque estaba claro que
le iba a costar un poco. No pudo evitar simular una sonrisa, escondiendo sus
afilados dientes, al ver la sorpresa de todos al verle la cara llena de
tatuajes y marcas. Era algo que llamaba demasiado la atención de cualquier
persona.
Le dijo a Sehun que tenía que descansar un
poco para recuperarse de las quemaduras que había sufrido su cuerpo y que
necesitaba el traje de infiltración que le había dejado anteriormente. El menor
no puso ningún problema en devolvérselo ya que era un objeto que para él no
tenía ningún sentido. Se sentó en una esquina de la cueva, cerró los ojos y
programo su cabeza para que en diez minutos le avisase de que ya había pasado
el tiempo suficiente para descansar.
Cuando la alarma sonó solo en su cabeza abrió
los ojos sorprendido de no haberse despertado con todo el ruido que estaban haciendo
los chicos. Se habían juntado todos juntos y no hacían más que gritar, reír e
incluso algunos cantaban felices mientras les salían algunos gorgoritos.
Observo a Sehun que parecía estar completamente feliz. Sonrió para sí mismo
hasta que lo vio acercarse a Luhan y este lo abrazaba fuertemente por los
hombros para que no se fuera muy lejos de él. Una sensación muy desagradable
recorrió todo su cuerpo. Repentinamente noto como su piel y músculos se
tensaban, y en vez de sentir el frio que hacia allí sintió un gran sofoco.
Respiro con fuerza varias veces antes de darse cuenta de que lo estaba
haciendo, obligando a su cuerpo que se controlase. No era propio de él.
Desvió la mirada de la pareja de amigos y se
dedico a observar a los demás. Estaría viajando con ellos durante dos semanas
al menos, un recorrido que él podía hacer en menos de una semana, y tenía que
informarse de cómo eran las personas con las que iba a viajar. Calo desde un
principio las personas que más problemas le iban a dar: dos chicos, el primero
muy alto y el segundo bastante bajo pues le sacaba algo más de una cabeza. Era
que ellos dos se juntaran y que empezaran a hacer el mismo ruido o más que
habían conseguido todos los demás juntos. Aunque era peor cuando Sehun se
juntaba con ellos pues dejaba de ser el chico callado y tímido que era para
volverse alguien tan gritón y movido como los otros dos. Al menos sabía cómo
debía de controlarlo a él, y esperaba que eso ayudase en algo. Los demás chicos
eran algo más tranquilos.
Había uno que era muy alto y rubio, si no mal
recordaba se llamaba Kris, que tenía una expresión que le hacía mucha gracia.
Pasaba de estar serio y sin hablar a reírse con todos los demás. Aunque el que
más llamo su atención fue uno muy delgado y bastante alto que se quedaba
mirando las cosas con total detenimiento, como si la estuviese estudiando y
esperase a que hiciera algo. Luego se dio cuenta que simplemente era una manía
que tenía el, no algo que hiciese de manera intencionada.
Se levanto y noto como los nanos reparadores
de los cuales estaba provisto su cuerpo habían curado ya casi toda la extensión
de su piel y un tendón contraído que tenía en la espalda por la tensión a la
que había sometido su cuerpo durante su misión. Todos en seguida fijaron su
mirada en él, esperando a que dijese algo o a que hiciese algo especial. Se
aclaro la voz, anonadado ante tanta atención que le estaban poniendo.
-El viaje va a ser largo –aseguro-. Pero os
prometo que una vez lleguemos podréis hacer cuanto queráis. La ciudad que se rige
bajo el Nuevo Sistema en Corea del
Sur es Busan y no está precisamente cerca. Aun así se intentara que el viaje
sea lo más cómodo posible ya que somos mucho –conto con los ojos a las personas
que se encontraban allí, con el eran doce personas. Metió su mano dentro del
bolsillo del traje de infiltración que aun llevaba puesto y saco unos cuantos
monitores en los que solo aparecían dos puntos y el relieve de donde se
encontraban-. Nosotros somos el azul y al que tenemos que llegar es el rojo
–les explico dándole la vuelta a este para que pudieran ver-. En realidad yendo
conmigo podremos coger un camino más directo ya que me lo sé de memoria, pero
si pasase cualquier cosa quiero que busquéis el punto rojo, el de encuentro. En
cuanto lleguéis a él apuntara a otro lugar y así sucesivamente hasta llegar a Yeongi. Vais conmigo o sea que no habrá
ningún problema ya que puedo rastrearos sin ningún problema. ¿Alguna pregunta?
–pregunto por si acaso. Pensó que sus explicaciones habían sido sencillas pero
tratando con cabezas de burbuja, ¿quién sabe?
-¿No sería mejor vivir en el bosque? Seguro
que acaba siendo divertido –echo a reír el alto del dúo que le iba a dar
problemas. Jongin suspiro levemente.
-¿Pretendes ir con taparrabos por todo el
bosque? –pregunto Sehun mientras echaba a reír al imaginárselo.
-Chanyeol, estábamos hablando en serio –le
regaño un chico mayor que el aunque fuese considerablemente más bajo-. A veces
tienes tal resaca que tengo que hacerte el desayuno. ¿Cómo piensas vivir en el
bosque? –no hizo ademan de reírse ni nada, parecía que se estaba tomando el
asunto muy en serio.
-Boh… Callaos ya –les pidió mientras apartaba
al menor de todos con una mano que poso sobre su cara-. Yo soy en parte mono
¿sabéis? –hablo de manera seria aunque se veía que estaba bromeando.
-¡Yo quiero que tú hagas de gorila y así
poder hacer yo de George! –exclamo el otro amigo tan gritón que tenia-.
¡Podríamos salir en las pantallas! –ambos echaron a reír juntos.
-Y-y-y… Y ¡Sehun podría hacer de tucán!
–siguió con la broma casi sin poder hablar de la risa que le había entrado.
Estaba claro que aquellos dos eran completamente unos perfectos sin cerebro. El
menor frunció el ceño y pego al alto en el brazo por llamarle tucán. Aunque
parecía mosqueado no tardo en poner una extraña mueca intentando imitar a un
ave para comprobar por sí mismo si se podría hacer pasar por uno.
-¡Kyungsoo podría ser Úrsula! –exclamo de
repente antes de recibir una colleja de un chico con ojos grandes y saltones
que lo miro con reproche-. ¡Aí! –exclamo adolorido-. Que era broma joder… No es
necesario ponerse agresivo –se quejo mientras se sobaba la nuca. El chico que
hacía poco le había llamado la atención al tal Chanyeol rodo los ojos y miro al
moreno como pidiendo disculpas con la mirada.
-Puede que ahora te haga gracia porque es
verano –le advirtió-. Pero cuando empiece el invierno desearías no haber
bromeado con ello jamás.
El alto lo miro como si fuese un niño pequeño
al que acababan de arrebatar su nuevo juguete con el que se estaba divirtiendo.
Luego miro a su mejor amigo y le saco la lengua intentando encontrar más
diversión. Este en respuesta arqueo la cara en una expresión graciosa de la
cual echaron a reírse otra vez. De mientras Jongin entrego los monitores al
chico rubio y alto que al final sí que se llamaba Kris, al chico que tenía una
ahora paternal llamado Junmyeon, al tal Kyungsoo que abrió aun más los ojos al
observar como se lo tendía y a Tao, el chico que había ayudado a que todos
escapasen.
-Como es verano, viajaremos de noche y dormiremos
durante el día. Todas vuestras tablas están dispuestas de comida deshidratada.
No es la comida más sabrosa y rica del mundo pero es lo mejor de lo que se
puede disponer fuera de una ciudad. De vez en cuando puede que os ayude a cazar
o a pescar algo, depende de cómo vea vuestra necesidades –aclaro elevando una
ceja-. Cuando estemos en bosques o en lugares donde haya árboles y arbustos, os
recomiendo tomar fruta, pero siempre preguntad antes de comer nada o podríais
ingerir algo venenoso. ¿Habéis entendido?
La mayoría asintió a la primera, nada más
escuchar la pregunta. A unos cuantos les costó algo mas reaccionar. Vivir en
una burbuja de felicidad era algo maravilloso y Jongin estaba seguro que
algunos cuando llegasen a Busan preferirían seguir viviendo así. No era nada
malo. La verdad es que vivir ajeno a muchas cosas hacia que todo el mundo se
pudiera ver de colores extraños y divertidos, quitándote todas las
preocupaciones que un adolescente normal pudiera tener en la cabeza.
Las primeras horas de viaje fueron bastante
largas y lentas. La mayoría no era capaz de mantenerse sobre la aerotabla
cuando esta comenzaba a subir la velocidad. Aunque si desde antes sabían
montar, no les debía de costar mucho volver a pillarle el truco a algo que
antaño dominaban tan bien. El problema venia cuando una curva cerrada aparecía
en su camino. Entonces era cuando Jongin mandaba a todos a bajar la velocidad y
tomarla con tranquilidad. Iba a ser duro y la paciencia no era lo suyo, pero
era su trabajo y debía de cuidar de cada uno de los chicos, aun siendo el
segundo más joven del grupo. Para su suerte contaba con dos personas normales y
Luhan estaba en proceso de curarse y de ser una persona normal, hermosa pero
sin lesiones en el cerebro. Además, aun tenia la ayuda de Kris y de Junmyeon
que cuidaban y ayudaban a sus compañeros en cuanto los veían caer o hacerse
daño. Las aerotablas también estaban provistas de espráis que ayudaban a
cicatrizar heridas, a que los hematomas desaparecieran rápido y a que los raspones
no picaran. Aun así se cansaban más fácil de lo normal, cosa que no entendía ya
que los perfectos estaban acostumbrados a hacer vida nocturna.
A las horas de haber amanecido se pararon al
lado de un riachuelo para tener agua en cuanto despertasen. Jongin mando a
todos a dormir mientras el montaba guardia. Encendió su antena de piel para
vigilar si pasaba algún aerovehículo y mientras ponía todas las aerotablas al
sol para que quedaran cargadas al completo de energía, la que habían gastado y se
dedico a recolectar bayas también, para tener algo que comer aunque aun no lo
necesitara. Mientras todos los demás iban más o menos cómodos en las aerotablas
el se había dedicado a correr al lado de ellos, saltando de árbol en árbol como
si fuese un primate experimentado, y aun tenia energía para más pues habiendo
descansado los diez minutos anteriores como poco podría seguir despierto hasta
la noche siguiente.
-¿Puedo tocar tus tatuajes? –la voz ronca de
Chanyeol sonó detrás del moreno. Este ya se había dado cuenta de que estaba
despierto, lo había escuchado salir del saco y andar hasta el.
-Claro que puedes, no hay problema con eso –parpadeo
varias veces sin entender bien lo que quería hacer o comprobar. Chanyeol se
aproximo hasta donde estaba el y con el dedo índice presiono el tatuaje que
tenía en el pecho con forma de hexágono, palpo varias veces con el mismo dedo
hasta que puso un gesto extraño-. ¿Pasa algo?
-No está duro.
-¿Qué no está qué? –alzo la ceja sin entender
a lo que se refería. Su cuerpo era duro
de por si, como la roca para que nada le pudiera hacer daño.
-Dura, no esta dura. Pensaba que tocar uno de
estos tatuajes seria como tocar metal. Pero esta blando y caliente –rio por lo
bajo mientras volvía a hincarle el dedo en el pecho una vez más. Jongin
retrocedió sin gustarle que el mayor se estuviese tomando tantas confianzas con
él a la hora de tocarle. Su compañero dio un paso hacia adelante con una
sonrisa de felicidad que jamás había visto en nadie.
-Yo no estoy blando –le agarro de la muñeca y
la aparto de su cuerpo. Chanyeol miro su propia muñeca con los ojos bien
abiertos al ver la rapidez con la que el moreno había actuado.
-Oh… Impresionante –rio más fuerte de lo que
ya lo había hecho antes asintiendo con la cabeza mientras tenia la boca
totalmente abierta ya que no podía aplaudir-. ¿Puedes hacer más trucos como
esos? –lo miro como si fuese una caja de sorpresas que le agradara. Jongin al
principio se quedo quieto, dándose cuenta después que en realidad Chanyeol le
estaba admirando, observando que podía hacer y que no, como si lo viera
superior a él. Bueno en realidad lo era, pero a los ojos de los niños todos
somos iguales, y el parecía ser uno grande. Miro alrededor soltando su muñeca. Se
agacho y cogió una pequeña piedrecita que no llegaba a tener el diámetro de
medio centímetro y se la enseño.
-¿Ves esto? –Chanyeol enfoco la mirada en la
pequeña piedra.
-Si –hablo con energía esperando ver qué era
lo que el moreno iba a hacer. Se giro y señalo un matojo de frutas que se
encontraban en lo alto de un árbol. Activo su ojo diana y apunto al punto
exacto donde debía de dar. Con fuerza lanzo la pequeña piedra dando en el punto
que lo sostenía por completo. Jongin salto apartándose de Chanyeol, cogiendo
las frutas al vuelo sin que se pudieran magullar al golpearse contra el suelo.
El alto lo miraba con asombro, resistiéndose a aplaudir con fuerza para no
despertar a los demás.
-Estas frutas son difíciles de encontrar y
más de coger –le explico mientras se sentaba en el suelo y le indicaba que se
sentase a su lado-. Pero son mucho más sabrosas que las que se encuentran al
ras del suelo –aseguro mientras partía una y le ofrecía un cacho. El mayor la
acepto sin rechistar.
-Quiero que me enseñes a hacer eso –enmarco
las cejas para que sus palabras sonasen aun mas convencidas de lo que él
estaba.
-¿A tirar piedras? –pregunto mientras daba un
mordisco. El castaño asintió con la cabeza una sola vez sin dejar de enmarcar
las cejas-. Me temo que eso es muy difícil, primero tendrías que dejar de
pensar como un perfecto y luego operarte –soltó una pequeña risa mientras
negaba y masticaba su comida.
-Yo cuando era imperfecto era igual que
cuando era perfecto –le aseguro-. Sehun nos conto lo que se suponía que hacían
a nuestros cerebros cuando nos operaban, pero yo ya era así de imperfecto.
-¿A qué te refieres con eso? –alzo la ceja
sin comprenderlo del todo.
-Que ya era una persona despreocupada y feliz
–se encogió de hombros mirando su cacho de fruta-. También mantengo todos los
recuerdos de antes de ser operado –mordió por fin el cacho de fruta. Jongin lo
miro durante un minuto exacto mientras pensaba y Chanyeol seguía comiendo
despreocupado, sin darse cuenta de que le estaba observando-. Esto está
realmente rico ¿eh? –golpeo la espalda del menor con la palma entera mientras
reía. Escucharon como alguien se movía en su cama hacia los lados molesto por
el ruido, pero ninguno dio señales de estar despierto.
-Chanyeol –llamo su atención-. ¿Al poco de
operarte hiciste algo que los demás perfectos no se atrevieran a hacer? ¿Una
pequeña locura? ¿Una aventura? –el mayor quedo pensativo-. Diferente a la de
tus amigos o algo parecido, me refiero.
-¿Aventura? –pregunto para sí mismo
pensativo-. ¿Te refieres a amorosa u otro tipo de aventuras?
-Supongo que depende que tipo de aventura
amorosa fuese puede servirme –miro hacia otro lado inclinando la cabeza hacia
un lado. Chanyeol elevo la mirada intentando recordar en el menor tiempo
posible sus posibles aventuras, de cualquier tipo. Después simplemente negó sin
dejar de mirar hacia el estrellado cielo.
-No me ha pasado nada diferente que a los
demás. Desde que me operaron y me junte con los demás he tenido la misma vida
que ellos. He tenido novia y esas cosas pero nada del otro mundo –negó con la
cabeza-. Una relación normal. ¿Tiene eso algo que ver?
-Cuando una persona es propensa a correr
riesgos las lesiones desaparecen ellas solas, tarda algo más pero también es
más eficaz –le explico con paciencia pues lo había explicado ya tantas veces
que se cansaba de repetirlo-. Hay factores que te ayudan a estar chispeante,
entre ellas está el tener pareja y tener relaciones son grandes ayudas –se
aclaro la garganta.
-¿Así es como te curaste tú? –le pregunto en
tono burlón mientras golpeaba su brazo con su codo intentando sonsacarle la
información. Jongin giro la cabeza serio y lo miro a los ojos fijamente.
Chanyeol sintió como un escalofrío recorría todo su cuerpo al sentir la gélida
mirada del Cortador.
-Sí.
Se levanto sin decir ninguna palabra más y se
fue del lugar dejando solo al mayor. Este en vez de poder quedarse quieto en su
sitio, al rato se levanto también, intentando imitar lo que hacía poco había
hecho el moreno para conseguir aquellas sabrosas frutas que tanto le habían
gustado.
22 de Junio de
2328, Bosque del Sur.
Habían pasado ya varios días viajando sin
descanso. Lo poco que solían descansar durante los viajes solía ser para comer
algo y luego reanudaban otra vez el viaje. Era realmente agotador, y para las
personas tanto perfectas como imperfectas algo matador. Sus músculos se habían
tensado y les costaba hasta andar. Jongin les había prometido que al cuarto día
se habrían acostumbrado ya a ese tipo de vida y que después de aquel viaje no
tendrían que volver a hacer tal esfuerzo, a no ser que ellos mismos escogiesen
por su propia parte el hacerlo. El único que mostro interés en volver a hacer
un viaje como aquel fue Tao.
Aunque lo que peor llevaba el Cortador eran las migrañas que estaba
sufriendo su buen amigo Sehun. La naturaleza y el aire libre le tendrían que
haber jugado una mala pasada. El moreno en principio pensó que un insecto
venenoso le podría haber picado, pero después de haber auscultado su cuerpo en
secreto para no alarmar a nadie se dio cuenta de que no era así.
Se encontraba con el menor, los dos solos en
una pequeña explanada. Más bien entre grandes árboles vigilando lo que pasaba
en la dichosa explanada. El moreno le estaba enseñando a cazar animales para que
el solo pudiera valerse por si se perdía allí. Sehun era el tipo de persona que
se distraía muy fácilmente de lo que estaba haciendo cuando no era algo de
interés, y matar animales no era algo que le agradara, para nada. A ninguno de
los chicos les hacía mucha gracia tener que matar ellos mismos su propia cena.
-¿Te sientes mejor hoy? –pregunto en un tono
demasiado bajo el moreno. El castaño le tuvo que mirar y esperar un poco,
pensativo, para intentar entender que es lo que había dicho.
-Por ahora no me duele –se encogió de hombros
mientras hacia un pequeño mohín con los labios-. Espero que se hayan pasado ya
esos dolores, son insoportables –volvió otra vez su mirada a la pequeña presa
que tenían a unos diez metros más adelante.
-No te preocupes, si llegas a quedarte
inconsciente o algo peor te llevaría yo mismo hasta Yeongi –le prometió con una pequeña sonrisa.
-¿Dejarías a todos los demás atrás? –frunció
el ceño pues era lo que había comprendido antes de ver lo protector que estaba
siendo con él.
-Solo si llega a ser estrictamente necesario –intento
no enfadarle pues cada vez que sus emociones se alteraban sufría las más
grandes de las migrañas-. Los monitores que les di eran para que pudieran
encontrar el camino si se daba la situación de
tener que adelantarme yo solo. Que todos lleguéis vivos y sanos es una
de mis prioridades –aseguro-. No haría nada que pudiera poneros en peligro a
ninguno Sehun –poso su mano sobre la suya apretándola con fuerza.
-No quiero separarme de ellos Jongin
–impresionantemente aun seguía teniendo su mirada en el pequeño animal que
tenían delante-. No quiero separarme de Luhan, es como un hermano mayor para
mí.
Jongin separo su mano de la de él con un
movimiento brusco. No le había gustado aquella frase. Nada. Si bien Luhan no le
caía mal, había podido observar que era un muchacho amable, que quería mucho a
todos sus amigos y que siempre estaba dispuesto a ayudarlos con cualquier
cosas, seguía sin soportar cuando Sehun hablaba de él. Como si fuese lo único
que existiese en el mundo.
Después de volver su atención al pequeño
jabalí que tenía delante, se arrastro hacia adelante, al ras del suelo. Sehun
le cogió de la muñeca para pararlo y que lo esperara, pero el simplemente
siguió arrastrándose hacia adelante deshaciéndose de su agarre. Siguió
aproximándose hasta su presa, tirándose encima de esta cuando apenas les
separaba un metro. El animal se retorció entre sus brazos, pero el moreno lo
agarraba con tal fuerza y le pego tal golpe con una piedra que en seguida dejo
de resistirse a lo que estaba claro que iba a pasar.
-¿No habías dicho que lo íbamos a hacer los
dos juntos? –se quejo el pequeño levantándose antes de limpiarse con las manos
la ropa-. ¡Ibas a enseñarme a cazar!
-Aun no estás preparado para hacerlo –puso
como escusa-. Estabas más pendientes de tu relación con Luhan antes de dar de
comer a todos los demás –le acuso-. En cuanto tengas la decencia para pensar en
los demás y hacer caso a lo que te este diciendo te seguiré enseñando –su serio
semblante congelo al castaño, quedando sin saber que era lo que debía de decir
en aquel momento.
-¿Qué te pasa? –pregunto con voz temblorosa-.
Hasta hace dos segundos estabas seguro de que podía hacerlo yo con la lanza
–señalo la que estaba en el suelo, al lado de donde se había encontrado el
anteriormente.
-No me pasa nada. Simplemente soy sincero con
lo que pienso. ¿Acaso no es verdad lo que he dicho?
-¡Claro que no es verdad! Yo tengo bien claro
cuáles son mis relaciones con mis amigos. El que parece que no entra en razón
eres tú. Tú me convenciste para venir en este viaje y ahora no quieres ayudarme
a valerme por mi mismo. ¿Es eso normal? –exclamo sintiendo una punzada en la
cabeza.
-¿Después de todo lo que te he contado sobre
los perfectos quieres convertirte en uno de ellos? ¿Eh? ¿Es eso lo que deseas?
-¡Sí, si eso significa que puedo pasármelo
bien con mis amigos! –tomo una gran bocanada de aire antes de seguir hablando
interrumpiendo a Jongin que iba a comenzar a hablar-. La lucha que tienes con Yeongi no es asunto mío Jongin. No es a
mí a quien preocupa el no poder escoger. Nunca lo he hecho y nunca lo he
necesitado porque hasta ahora me ha ido bien. ¡Pensé que había quedado claro
que la única razón por la que estaba aquí era porque quería estar con Luhan y
con los demás de por vida! –un completo silencio se sumo a la discusión. Lo
único que se escuchaba era el suave movimiento del viento y el movimiento que
provocaba en las hojas de los arboles, además del ruido que hacia los pequeños
roedores al pasar junto a ellos.
-Tienes toda la razón. No sé ni cómo pudo
llegar a pensar que tú, Sehun, pudieras entender la importancia que tiene la
propia elección de cada uno, y no puedo creerme que haya perdido tanto tiempo
contigo intentando que cambiaras de opinión cuando una persona tan egoísta como
tú no la necesitamos en nuestro bando. ¿Quieres volver a Seúl y ser una cabeza
hueca con tus demás amigos? Adelante, como mas quieras –no inmuto su semblante
en ningún momento al hablar-. Pero luego no vayas llorando al primero que pase
a contarle tus penas porque por ser el menor te han separado de todos. Eres tan
aleatorio… -murmuro con desgana antes de tirar el jabalí al suelo y salir
corriendo de allí.
-¡Jongin! –lo llamo con voz fuerte esperando
que volviese y pudieran seguir la discusión tan acalorada que habían tenido-.
¡Kim Jongin! ¡No huyas y ven aquí ahora mismo! –siguió gritando entre los
arboles aunque supiese que el mayor no le iba a hacer ningún caso. Siempre
había sido demasiado independiente como para hacer caso de un muchacho
malcriado como el ¿no?
Se sintió tonto y egoísta. Pero que el
supiera, en ningún momento había acordado que fuese a cambiar o a madurar para
el deleite de nadie. Había dejado claro desde un principio que era lo que él
quería: estar con sus amigos, estar con Luhan. Si Jongin no lo entendía era
culpa de él. Debía de haber tenido amigos antes de volverse un Cortador ¿no?
Aun siendo una persona que corregía a todo el mundo y creía que tenia la verdad
absoluta sobre cualquier cosa de la que hablase, era bueno y le gustaba ayudar
a todos los que tenía alrededor. Los estaba ayudando a ellos, unos completos
desconocidos ¿no?
-Sehun me ha contado que habéis discutido –la
suave voz de Luhan le ataco por detrás. Como de costumbre, el ya sabía que se
encontraba allí, lo había escuchado y olido. El mayor se sentó al lado del
moreno-. Puedo ¿verdad? –Jongin lo miro fijamente antes de asentir.
-¿Te ha pedido que vengas? –gruño sin poder
evitarlo girando otra vez la cabeza hacia el frente.
-Sehun es casi tan orgulloso como tu
–pronuncio con una nerviosa risilla-. Si se entera de que he venido a hablar
contigo me colgaría de todos los arboles que encontrase, como tú le has
enseñado.
-¿Qué se supone que estás haciendo entonces?
–Luhan bajo la mirada hacia sus piernas.
-Buscando ramas con Minseok para cocinar lo
que has cazado. No le ha importado ir a buscar solo madera con tal de arreglar
vuestros proble…
-Yo no tengo ningún problema con nadie –corto
su frase. Luhan quedo en silencio por la brusquedad con la que le había
interrumpido.
-Ya… Claro… Tampoco lo tienes conmigo
¿verdad? –rápidamente la mirada de Jongin se giro hacia el mayor desconcertado
porque lo hubiese notado. En seguida volvió la impasible expresión a su cara,
sin mostrar ninguna debilidad-. No sé qué es lo que te he hecho, perdón.
Estaba claro que Luhan tenía miedo de lo que
el moreno le pudiera hacer. Normal. Cualquier persona corriente que se
encontrase en su situación debía de temer por su vida. Encontrarse junto a un
asesino perfecto no era fácil, y era complicado estar tan tranquilo a su lado;
a Sehun le había costado lo suyo sentirse cómodo a su lado y Chanyeol era un
caso aparte, algo fuera de lo normal.
-¿Por qué pides perdón? –su voz sonó
realmente suave, provocando que el cuerpo de Luhan se tranquilizara.
-Porque no te caigo bien –se encogió de
hombros mientras apoyaba las manos en el suelo-. No sé lo que he hecho, pero no
me gusta caerle mal a la gente.
-Tú no me caes mal, simplemente no me gustas
–rectifico. La expresión de Luhan cambio al instante al escucharlo, sin
entender-. No es algo que sea fácil de explicar. No me gustas. No tiene mayor
dilema.
-Normalmente una persona debería de saber
porque algo le gusta o le disgusta ¿no crees? –estaba claro que aunque Luhan
aun tuviese un cerebro de perfecto día a día iba cambiando. A un perfecto le
hubiese dado exactamente igual el caerle bien o mal a alguien con quien no
tenía nada que ver, lo importante era salir de fiesta y divertirse. Si un
perfecto que no encajaba entre otras personas se buscaba otras personas con las
que estar y compartir conversaciones superficiales-. Yo creo que sí que sabes
porque no te gusto. No es necesario que me lo…
-Hiciste sufrir a Sehun. Es una tontería, lo
sé. Pero no merecía sufrir por ti.
El silencio inundo el lugar entero. Los
animales que andaban por ahí comenzaron a hacer más ruido. En realidad yo lo
estaban haciendo desde antes pero al encontrarse los dos en silencio era algo
que se escuchaba demasiado.
-No te estoy diciendo que seas un cabrón o
algo parecido. Eres un perfecto, todos sois iguales. No sabéis pensar en otras
personas porque todo vuestro mundo sois vosotros mismos. Pero eso no te da
derecho a hacer daño a un amigo de toda la vida.
-Yo…
-Luego me pongo a pensar con tranquilidad,
glacialmente, y me doy cuenta de que si no fuese por ti Sehun no hubiese dejado
Seúl para venirse conmigo –había intuido que en realidad Luhan no tenía nada
que decirle, de ahí el poco reparo para volver a interrumpirle-. Es una
sensación compleja el tener amigos y verlo todo con demasiada claridad –confeso
en un tono más bajo mientras agachaba la cabeza.
-¿No tienes amigos en tu ciudad? –pregunto
con curiosidad, intentando que el tema se alejase lo más posible de él y de su
poca consideración hacia su pequeño Sehun.
-Cuando era imperfecto tenía muchos amigos
por todas partes, y siendo perfecto seguí teniéndolos. Pero en cuanto me
volvieron en un Cortador todo cambio.
No ves a la gente de la misma manera: todos son débiles comparando contigo,
ninguno tiene tus facultades especiales, ni siquiera un físico que se pueda
comparar al tuyo, una mentalidad cerradísima y discapacidad para ver lo que le
rodea. Guapos o feos da igual, para mis todos eran igualmente inferiores a mí.
-Eso no suena muy agradable –murmuro para sí
mismo mientras le daba un escalofrío.
-No solo es eso. Un Cortador es alguien valiente, con un físico tan diferente a los
demás que en seguida se les distingue del montón aleatorio. Cuando hablamos
entre nosotros nos referimos al resto como Aleatorios; sois muchos y ninguno lo
suficientemente bueno como para ser lo que nosotros somos. Uno más del montón
–se aclaro la garganta al no estar muy cómodo con lo que estaba diciendo-. Nos
cortamos para poder ver las cosas de una manera imparcial, sin nada que nos ate
a ninguna cosa. De ahí nuestro nombre, pues ningún Circunstancias Especial
necesita de ello. Esos son fácilmente manejables.
-Casi suena como si fueseis una raza
superior…
-En parte lo somos, nacimos para ser
superiores a los demás. Algunos hemos sido capaces de controlarnos, de curarnos
y de seguir nuestras vidas sin ocasionar mayores problemas a la gente que nos
rodea. Somos un pequeño grupo los que hemos puesto nuestras habilidades hechas
por las grandes ciudades déspotas al servicio de sus enemigos para ayudarlos. Somos
los únicos que podemos pensar con claridad estando operados. Somos una raza
superior. Todos nos temen.
-No me gusta cómo suena eso… -Luhan dejo
salir un gran suspiro de entre sus labios. Había tenido la sensación de que
Jongin le estaba contando todo eso para darle miedo, para pensar que era
inferior y que el tenia el mando completo de todo lo que pasaba en el
campamento. No discutía que él estaba más cerca de ser un líder entre los doce
chicos, pero tampoco sentía miedo hacia él. Puede que fijándose bien en sus
afilados dientes y uñas le dieran ganas de echarse hacia atrás, pero sentía más
bien lastima de lo solo que se encontraba. Sentía lastima de ver cómo le
“odiaba” simplemente por ser tan cercano de Sehun, y que sintiera celos con
ello, aunque no lo quisiera admitir.
Pues por muy Cortador que fuese, por muy glacial que pudiese ver y percibir las
cosas, no era él el que se había dado cuenta, por el momento, de que sentía
algo más por Sehun que una simple amistad de igual a igual.
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