[HanSeKai] Aleatorious Parte 2



19 de Junio de 2328, Feopolis, Seúl.


A la mañana siguiente, en cuanto las luces del nuevo día hubieron amanecido Sehun se metió en la habitación de Tao intentado ser lo más sigiloso posible, ahora ya con el anillo de comunicaciones puesto. La habitación de Tao estaba a oscuras, no se podía distinguir ninguna figura en ella. Por eso no tardo ni diez segundos en pegarse contra el armario de la habitación con toda la cabeza. Se mordió el labio para no soltar el quejido que tanto le hubiese gustado pero el ruido que había causado hizo que Tao se removiera entre las sabanas y que encendiera la luz con solo ordenárselo a la habitación.

Con las manos en su frente Sehun no pudo distinguir bien la expresión soñolienta y el pelo alborotado del mayor, lo cual en circunstancias normales le hubiese arrancado una buena carcajada de la boca. Tao le dedico una mirada confusa sin entender que es lo que hacía allí después de haber estado tan raro durante ya ¿dos semanas? Se rasco los ojos que poco a poco se iban acostumbrando a la luz y hablo con voz ronca aun.

-¿Qué estás haciendo aquí Sehun? –carraspeo al notarse el así mismo la voz rara-. ¿Ya pillando han? –aunque la frase no estuviese bien hecha gramáticamente Sehun entendió a la perfección de que le estaba hablando, no era tonto.

Intentado imitar el mismo sigilo que había visto utilizar a Jongin tantas veces se aproximo hasta la cama del pequeño panda y se sentó sobre esta, para poder hablar con él en susurros sin que nadie les escuchase. Por si acaso, tal y como le había enseñado Jongin.

-Necesito tu ayuda para algo muy gordo –susurro intentando ser lo más silencioso posible.

-¿Algo gordo? ¿El qué? –le pregunto el imitando su tono por puro instinto. El pequeño lo agarro del brazo para aproximarlo hasta él.

-Tengo intenciones de sacar a Luhan de Nueva Belleza y llevármelo fuera. Donde no haya gente que decida por nosotros.

-Sehun… -murmuro con incredulidad-. Se supone que el que esta medio dormido soy yo… no tu –negó con la cabeza separándose de él.

-¡Tao! –exclamo mientras le volvía a agarrar del brazo con más fuerza-. Te estoy hablando en serio. He conocido a alguien que me va a ayudar. Pero te necesito –le miro a los ojos de manera seria. El pequeño panda suspiro y rodo los ojos.

-En el caso hipotético de que pudieras sacarlo de Nueva Belleza como tú dices… ¿por qué no vas a hacer lo mismo con los demás? –hizo un gesto con la cabeza esperando una explicación. Sehun se quedo en completo silencio.

-La verdad es que no lo había pensado –se encogió de hombros sin más.

-Sehun, si me estás hablando en serio sobre secuestrar a Luhan y llevarlo a plena naturaleza para vivir como preoxicados, solo voy a poder decirte que estás loco –se quito las sabanas de encima, sacando las piernas de la cama-. Entiendo que no te sientas muy seguro de ti mismo después de haberlo visto como perfecto pero no tienes porque volverte loco por ello –su tono de voz ya era normal.

-No me estoy volviendo loco Tao. Esta ciudad es una ciudad opresora que controla todos nuestros movimientos, haciéndonos yoquesequecosas en la cabeza –murmuro mientras se llevaba las manos a la cabeza y las movía de manera extraña-. Tao, no quiero tener que esperar más. Si lo hago tú también te convertirás en una cabeza de burbuja y me será aun más difícil salvar a Luhan.

-Y ¡dale con Luhan! Mira, no sé qué está pasando por tu cabeza ahora mismo, pero no voy a ayudarte en tus locuras si solo eres capaz de pensar en Luhan y en nadie más. Si vas a salvar a alguien que sea a todos juntos –sentencio-. ¿No estábamos todos de acuerdo en pasar toda nuestra vida juntos, uno al lado del otro? Deja de ser un niño egoísta Sehun. Los demás también existimos.

Sehun le miro con seriedad y sin pestañear. Últimamente estaba recibiendo muchas broncas y cada una de ellas le hacía recordar que no era el único que importaba en ese mundo, que había más gente. Trago saliva y simplemente asintió con la cabeza. Tenía razón, no podía contar solo con sus deseos, tal y como lo hacían los gobernantes de Seúl.

-Muy bien. Estoy de acuerdo –asintió dos veces con la cabeza-.  Ahora pon atención a lo que te voy a contar –seriamente.

Tao le miro con sorpresa al ver lo serio que se había tomado el asunto. Ahora sí que podía sentir que le estaba hablando en serio y que no le estaba tomando el pelo. Se volvió a sentar al lado, en su cama, para escuchar todo lo que el pequeño le tenía que contar.



Ya había oscurecido, tal y como mandaba el plan. Sehun volvió a quitarse otra vez el anillo de comunicaciones y a coger su aerotabla. Aquello ya era costumbre, pero si esa noche todo salía bien sería la última vez que tuviese que seguir esos repetitivos pasos.

Cuando llego al punto de encuentro no vio ningún rastro de Jongin. Miro hacia los lados pero no pudo divisar ninguna figura humana a su alrededor. Tampoco era extraño. Jongin sabía esconderse tan bien que solo le podía encontrar alguien que llevara infrarrojos. Pero claro ¿de dónde iba a sacar el unas gafas infrarrojas? Agradeció en silencio que la temperatura fuese tan agradable y que no hiciese ni frio ni viento en el lugar mientras esperaba.

-Te estás volviendo una persona puntual ¿eh, Sehun? –se escucho la voz del moreno. Sehun miro hacia los lados contrariado sin ver a nadie por ningún lado. La voz del muchacho se había escuchado demasiado cercana y nítida como para poder estar escondido en alguna parte-. Aquí abajo.

Sehun bajo la mirada hacia el suelo y pudo ver como un cumulo de piedras y barro se levantaba. Claramente era Jongin, que estaba enfundado en una especie de traje hecho por los antes nombrados materiales. O eso creyó hasta que el traje adopto un color negro y una textura suave y resbaladiza.

-¿¡Cómo has hecho eso!? –exclamo lleno de sorpresa.

-Esto, es un traje de infiltración. Es capaz de hecho de un tejido inteligente que esconde el calor humano y es capaz de recrear el mismo color y textura que la superficie en la que te encuentras –le explico mientras sacaba otro traje de esos para el menor-. Están diseñados para ser utilizados en plena naturaleza, pero se desenvuelven bastante bien también en la ciudad –aseguro mientras el pequeño miraba el traje por todos los lados antes de ponérselo-. Si te encuentras en peligro te protegerá y si te atrapan, te ayudara a que te puedas escapar del opresor.

-Wow… -mascullo el castaño demasiado impresionado para articular algo más complicado-. Esto… esto es demasiado impresionante, en serio –sus ojos recorrían el cuerpo entero mientras las escamas del traje de infiltración se iban volviendo del mismo color que las de el mayor, volviéndose duras y flexibles, dispuestas a salvarle de cualquier golpe que pudiera sufrir.

-¿Estás preparado entonces? –le pregunto mientras soltaba una risa al ver a Sehun tan impresionado como un niño que acababa de ver un truco de magia.

-Eh… si pero…

-¿Pero qué? Quieres echarte atrás ¿verdad? No te preocupes. Entiendo que te de terror lo que vamos a hacer –intento tranquilizarle con sus torpes palabras.

-No. No quiero hablarte de eso –negó con un seco gesto de cabeza. Aunque la gente no lo tuviese en cuenta, Sehun era una persona valiente, una vez entraba en la determinación de hacer cierta cosa la intentaba cumplir, pasase lo que le pasase después-. ¿Verdad que te dije que tenía un amigo en Feopolis con el cual podríamos contar como ayuda? –Jongin asintió con la cabeza.

-El se ha rajado entonces –concluyo el moreno.

-No, nadie se ha rajado. Es solo que hablamos y no me pareció justo dejar a nuestros demás amigos en la ciudad. También quiero salvarlos a ellos –miro al moreno esperando un asentimiento como respuesta, pero este simplemente alzo la ceja y le miro con incredulidad. De la misma manera a la que se le mira a un loco.

-Estas de broma ¿verdad? –parecía que quería echarse a reír aunque no se le permitiera. Sehun negó con la cabeza a modo de respuesta-. Sehun, solo tengo dos pastillas. ¿¡Como coño quieres que sobrevivamos en medio del bosque con un grupo grande de perfectos llenos de ideas estúpidas en la cabeza que no son capaces de pensar por sí solos!? –su voz sonaba feroz, como la de un lobo a punto de saltar sobre el cuerpo de su presa.

-Son mis amigos. ¿En serio pretendes que los deje atrás? Yo pensaba que tú podrías entenderlo. ¿Acaso el Yeongi no estará contento de que lleves a tanta gente de repente?

-Sí, revotaran de alegría. Pero yo que soy el responsable de llevar a un puñado de chicos sanos y salvos a través del bosque y del desierto no me siento precisamente eufórico. ¿Sabes la responsabilidad que es para mí?

-Tienes toda la razón Jongin, y si te enfadas lo comprenderé. Pero son mis amigos y no los voy a dejar atrás. Me las ingeniare para encontrar otra manera de salvarlos si es necesario.

Jongin gruño y se subió sobre su aerotabla. Para nada parecía contento y entendía que se fuese a ir sin él. Le tocaría ir hasta donde se encontraba Tao para decirle que la misión se cancelaba. Lo veía venir.

-Sígueme –escucho el gruñido del moreno antes de que cerrara su capucha y se encaminara hacia el Arsenal. Sorprendido por su reacción, a Sehun le costó un poco alcanzarlo, y más si tenía que pilotar con aquella capucha. Aunque para su sorpresa con esta puesta y atada casi podía ver de una manera tan nítida como si no la llevase. Aunque eso era lo de menos. Jongin iba a ayudarle si o si.

A medio camino se separaron. Jongin había decidido cambiar de planes por sí solo. Le tendió la bolsa con las dos pastillas a Sehun y susurro bajo el traje.

-Ten cuidado. Vas a necesitar mucha suerte para sacar a tantos cabezas de burbujas de Nueva Belleza –su voz era seria, pero ahora ya no parecía estar enfadado más bien relajado.

-Creo que el que debería de tener cuidado eres tu –murmuro por lo bajo mientras cogía la bolsita pequeña y se la metía en el bolsillo que tenía el traje-. Tu misión es más peligrosa y… quiero volver verte entero –su pequeña sonrisa quedo escondida en la capucha del traje.

-No te preocupes. Unos simples Especiales no pueden hacer nada en contra de un Cortador como yo –aseguro mientras posaba su mano encima de su hombro-. Pero si me llega a pasar algo sigue tú con el plan.

Antes de que el pequeño pudiera protestar ya había vuelto a aumentar la velocidad de su aerotabla especial. Yendo tan rápido que le sería imposible alcanzarle. Meneo la cabeza de un lado a otro, convenciéndose de que todo iba a ir bien. Como el moreno había dicho, el era un Cortador y los demás solo Especiales, no podían llegar a hacerle nada. Aunque su mayor preocupación debía de ser lo que le podía pasar a él, no a su compañero. El no tenía las habilidades que tenía el mayor. Ni había podido soñar con ellas hasta que le conoció, dándose cuenta de lo poco que conocía de aquel mundo y lo ciego que había estado toda su vida. Aunque claro, igual era más justo recalcar la culpa que había tenida la ciudad de Seúl en ello.

Con un gesto ágil, se dio la vuelta y miro hacia Nueva Belleza. Las fiestas en aquel distrito ya habían comenzado y los típicos fuegos artificiales de los Perfectos llenaban el cielo de vistosos colores. Deseo que en Diego las cosas fueran parecidas a como lo eran allí, solo en la parte buena.

Había pedido unas cuantas veces a Jongin que le hablara de Diego y de Yeongi, y este había respondido bastantes preguntas, pero en muchas se había quedado callado, aclarando que lo mejor que podía hacer era ir a verlo por sí mismo si tanto interés tenía en ello. Por el tono que utilizaba al hablar, Sehun pudo haber deducido que Diego no era precisamente su lugar favorito en la tierra. Puede que por esa razón se hubiese ofrecido para llevar a la gente a la ciudad, permaneciendo en plena naturaleza. ¿Quién sabe? Nadie, pues por mucho que le preguntara el mayor no respondería sus preguntas.

Aquella vez se le hizo más fácil penetrar la frontera entre Feopolis y Nueva Belleza. Andaba con más confianza, pero sin despistarse, y eso hacía que pudiera caminar y actuar de una manera mucho más rápida. Además, esta vez en vez de estar dando vueltas como un tonto por el distrito había ido directamente al edificio en el que se los había encontrado la otra vez, guiado por Chanyeol. No tardo en localizarlos a todos al lado de una chimenea con llamas de mentira. Lo único diferente que había de la otra vez era que Kyungsoo se encontraba allí con ellos, sonriendo de oreja a oreja y feliz.

No habían reparado en él y quizás fuese mejor así ya que lo más seguro era que las cámaras tardarían mas en encontrarlo. Recordó palabras de Jongin diciéndole que los perfectos se caracterizaban por tener confianza en sí mismos y cuando veían a alguien que no caminaba con esa confianza les llamaba la atención. De ahí que le hubiesen pillado casi nada más entrar en un edificio. También le había asegurado que no era feo, que era bien guapo y hermoso y que podía hacerse pasar por un perfecto sin ningún problema. Siempre era agradable recibir halagos y no los sermones que le solía echar.

Se acerco a ellos aun con la misma cara de decisión que llevaba antes y sin siquiera inmutarse. Agarro a Luhan del brazo y lo hizo girarse. El mayor contrariado se dejo llevar en un principio hasta que luego hizo fuerza con el brazo para deshacerse de la mano de Sehun. Varios lo nombraron extrañados al verlo allí otra vez. No creían que el pobre niño volviese a tener el valor de burlar otra vez a los guardias.

-Tomate estas pastillas –le ordeno enseñando en su palma las dos pequeñas pastillas blancas. Alzo la mano para ofrecérselas más de cerca. Luhan las miro con cierta desconfianza.

-¿Qué es? –hizo un pequeño gesto de barbilla al preguntar.

-La cura –respondió con sencillez-. En cuanto te la hayas tomado os sacare a todos de aquí y os llevare a un lugar donde podréis ser libres y hacer cuanto queráis. Os lo prometo –alzo su propia mirada hacia los demás al dirigir sus palabras hacia ellos-. Tal y como le prometí a Tao.

Con certeza sabia que muchos de ellos creerían más en la palabra de Tao ya que era un chico más serio y con un gran sentido de la lógica que el. Y eso al lado de un niño que siempre se regía por sus impulsos y deseos daba mucha confianza.

-No.

Rápidamente Sehun giro la cabeza hacia Luhan con los ojos bien abiertos. Hizo un pequeño ruido con la boca que a él mismo le recordó al rebuznar de un burro mientras movía la cabeza en un gesto rápido.

-¿Qué? ¿Por qué no? –le espeto sin pensar en que era su Hyung y que por eso le debía respeto por ese simple hecho.

-Yo no estoy enfermo, no necesito ninguna cura –el mayor se encogió de hombros sin darle importancia a ningún hecho. Sehun lo miro fijamente pensativo. Nunca se le había dado bien convencer a la gente utilizando su ingenio. Nunca. Trago saliva y lo miro otra vez a los ojos, intentando mostrar la misma confianza de la cual había dispuesto hacia poco.

-Es verdad, no estás enfermo. Yo tampoco lo estoy –alzo los hombros ante lo evidente-. Nos las podemos tomar juntos entonces ¿no? No nos va a pasar nada.

La mirada del mayor se volvió confusa. Si bien era cierto que las palabras del menor tenían toda la razón veía algo extraño en ellas. Ignoro todo lo que había a su alrededor y pensó en las palabras que había dicho el pequeño. Al poco tiempo asintió cogiendo una de las pequeñas capsulas que tenía en la mano.

Cuando noto la palma de su mano ligeramente más ligera se metió la pastilla en la boca sin pensárselo, esperando a que el mayor hiciera lo mismo. Este no tardo en imitar sus mismos movimientos.

-Tao nos está esperando con una docena de aerotablas en la frontera. Necesito que os quitéis los anillos de telecomunicaciones y se los deis a alguien para que no piensen que estáis quietos todo el rato –observo como todos asentían a ritmo diferentes-. No habléis con nadie, a no ser que sea una gran autoridad de la ciudad –alzo la ceja para darle mucha importancia a esto-. Solo hay que esperar a la señal, nada más.



Aunque tuviese echada la capucha del traje de infiltración sobre la cabeza podía ver con la misma nitidez que la de un gato a plena luz del día. Se inclino con una agilidad inimaginable sobre la aerotabla haciendo que esta cogiese la velocidad máxima. Después de haberse separado de Sehun había sacado el cuchillo que guardaba en la bota derecha, cortándose la yema del dedo gordo; acto que había prometido a su mejor amigo Taemin no volver a hacerlo, pero para aquella ocasión lo necesitaba.

Le urgía y desesperaba la necesidad de sentirse glacial. Nadie que no fuese un Cortador podría entender aquella costumbre que tenia. Pero siendo él de los únicos que quedaban en toda la tierra se había resignado a que no mucha gente le entendiera. Hacerse cortes en su piel antaño había sido como una droga. Una droga que le permitía ver todo con una nitidez y una sinceridad glacial impresionante. Mejor que cualquier otra droga sintética u hormonal que le podría haber administrado el doctor Lee cuando aun trabajaba para él. Aquello eran viejos tiempos, nada que ver con lo que vivía ahora.

La proeza que estaba a punto de cometer no era pequeña, para nada. Un acto suicida como algunos le habrían llamado. Por eso había cortado la yema de su dedo, para poder ver la situación clara, saber que era lo que tenía que hacer y sobre todo tener su objetivo siempre en mente y no desviarse de él. Bastante era que no se hubiese cortado la palma entera.

Aunque claro, su objetivo se había mezclado con otras cosas. O mejor dicho con otra persona: Oh Sehun. Aquel muchacho de su misma edad, con un egocentrismo que no había visto en su vida y con ideas descabelladas que estaba dispuesto a cambiar de vida por completo con tal de estar con un amigo suyo había llamado su atención.

No confundía sentimientos. Simplemente sentía curiosidad y quería saber más de él, nada más. Pero que aun cuando estaba a punto de cometer una de las locuras más grandes de su vida, por no decir la mayor, y que no pudiera quitarse de su cabeza al pequeño nombrando a Luhan una y otra vez le preocupaba, le parecía sumamente extraño. Si bien era simple curiosidad lo que sentía por el menor, ¿por qué no dejaba de pensar en él y se enfurecía cada vez que el otro mencionaba al mayor? De ahí que acabase cortándose como en los viejos tiempos. Algo que se suponía que ya no tenía por qué hacer.

Sacudió su propia cabeza con fuerza antes de llegar hasta los límites del Arsenal. Se obligo a despejarse a si mismo antes de saltar sobre el duro armazón de metal y dejar que la aerotabla colisionase contra el duro metal impenetrable que formaba el alto edificio. Como era de esperar aquella colisión no tuvo ninguna grave ni leve consecuencia en el metal, pero apenas un segundo más tarde una enorme maquina con grandes hélices hechas con cuchillas afiladas salió de edificio, encaminándose hacia el lugar de colisión. Con la agilidad y flexibilidad de una araña, Jongin se arrastro sobre la fría superficie, metiéndose por el pequeño agujero del cual había salido la maquina destructora.

Una vez dentro tuvo que cambiar su propio software y programarlo de alguna manera para poder ver no solo en la oscuridad con los infrarrojos si no que también le dejara ver lo que percibía con los demás sentidos.

Miro hacia los lados intentando encontrar un lugar en el cual podía esconderse antes de que la maquina hecha para destruir volviese a su refugio y lo matase a él. Lo que encontró fue una gran cantidad de vehículos diferentes, entre los cuales se metió antes de que fuese tarde.

En realidad podía irse ya si quisiera. Lo único que buscaba era entretener a los Especiales de la ciudad en un lugar permanente mientras Sehun y Tao sacaban a sus amigos de la ciudad, pero ya que estaba allí podía matar dos pájaros de un tiro y conseguir algunos documentos que Diego y Yeongi tanto añoraban para poder poner en evidencia a la ciudad delante del Consejo de Perfectos y hacer que los habitantes de la dicha ciudad pudieran vivir de una manera libre, bajo el reinado del Nuevo Sistema.

Saltando de vehículo en vehículo logro encontrar un pequeño resquicio entre ellos, dejando ver un cacho de suelo virgen entre ellos. Estaba claro que aquella planta la utilizaban como almacén de cosas estúpidas e inútiles, pues la mayoría de los transportes estaban oxidados o se movían con gasolina, combustible que hacía decenas años que no se utilizaba.

Sin tocar el suelo virgen, por miedo a que tuviera sensores apoyo las plantas de los pies en dos vehículos notando como la suela de su traje se adhería a estos sin ningún problema. De su cinturón saco una pequeña herramienta la cual le permitió cortar la baldosa y el cemento que había hasta el piso de abajo. Con una pequeña goma agarro el mazo de hormigón y la dejo sobre el asiento de lo que había sido un antiguo coche. Dio un pequeño salto y se metió por el agujero, adhiriéndose rápidamente al techo del lugar, tanto con los pies como con las manos.

La sala a la que entro estaba perfectamente iluminada, su traje de infiltración adopto el color del techo para pasar desapercibido ante las cámaras que no logro encontrar. Dudaba que una ciudad como Seúl cometiese los mismos errores que había cometido la suya o sea que se dedico a observar mejor antes de moverse. Permaneció tan quieto que casi se pudo sentir como parte del techo. En cuanto encontró tres micro cámaras que eran invisibles a los ojos de alguien vulgar y aleatorio comenzó a moverse con cuidado de no activar los sensores que estos tenían. No le costó nada llegar hasta la puerta que había en la sala, al igual que tampoco le costó abrirla con delicadeza y pasar con sumo cuidado por el pequeño hueco que había hecho.

Paso de sala en sala sin tener ningún problema. El lugar estaba casi desierto y las únicas personas que pasaban por los pasillos o salas eran Perfectos Medianos los cuales no se dedicaban a mirar hacia el techo y aunque lo hicieran no podrían verle. No con sus ojos de perfecto, para poder siquiera notar su presencia se necesitarían a un Especial con las facultades muy desarrolladas.

Después de deambular un rato encontró la que estaba buscando. Esta estaba llena de ordenadores enormes con pantallas tanto grandes como pequeñas. Todas enfocaban a lugares diferentes tanto del edificio como del edificio en el que se encontraba el Ayuntamiento, y los lugares más importantes de la ciudad. En una pantalla pudo divisar como unos cirujanos estaban operando a una joven para convertirla en perfecta. Se tuvo que morder el labio inferior para contener las ganas que tenia para pegar a algo del asco, rabia e ira que sentía cada vez que alguien intentaba controlar la vida de otra persona. No tenía nada en contra de los perfectos, tal y como le había recriminado Sehun alguna vez; simplemente pensaba que todo el mundo tenía derecho a elegir si quería serlo o no. Al fin y al cabo siempre había pensado que habría sido mucho más feliz si se hubiese quedado como un perfecto y no le hubiesen operado para ser un Cortador, en contra de su voluntad.

En la sala se encontraba un Especial. Observaba las cámaras con detenimiento y de vez en cuando suspiraba aburrido pues él no había sido diseñado para estar observando algo tan artificial durante tanto tiempo. Se suponía que la única diferencia que había entre Especiales y Cortadores era el hecho de que los segundos se cortaban y eran más radicales en su apariencia. No era casualidad que su cuerpo estuviese lleno de tatuajes, aquella era una manera de identificarlos y distinguirlos de los demás. Algo que los hacía aun más especiales y no unos aleatorios como todos los demás. Por un instante comenzó a odiarse por volver a pensar como un cortador de verdad. Se suponía que él había cambiado y que no tenía las lesiones que había tenido desde antes. Debía de ser porque aun estaba furioso con Sehun. Al fin y al cabo era difícil cambiar por sí mismo, sin cura, y además tener que mediar con gente día tras día.

Alrededor del especial revoloteaban tres cámaras que lo vigilaban. No parecía que fuesen muy duras, más bien se veían frágiles. Con rapidez pensó la mejor manera de deshacerse de ellas, sacándose así del cinturón dos diminutas bolas. Se metió dos en la boca y la tercera la cogió con los dedos. Con la ayuda de su ojo diana apunto a una de las tres cámaras y con fuerza lanzo la pequeña bolita impactando en la esférica cámara. Cambio rápidamente de posición, casi corriendo por el techo hasta el otro lado de la sala.

La cámara cayó al suelo con un sonido sordo que retumbo por toda la habitación. Tanto el especial como las dos cámaras dirigieron su vista hacia la cámara que estaba en el suelo. Los tres se acercaron a ella mientras Jongin, impulsado con la lengua lanzo las otras dos pequeñas bolas que tenía en la boca contra el gran ordenador. Acto seguido se aparto de este todo lo deprisa que pudo antes que la cámara que había caído al suelo explotara y prendiera en llamas.

Porque si, lo que había lanzado, esas pequeñas bolas eran pequeñas bombas que explotaban al poco de colisionar contra su objetivo. Por lo general no le gustaba dejar a la gente atrás, aunque fuese su enemigo, pero sabiendo que la persona que se encontraba en ella era un Especial, supo que no tendría ningún problema para escapar y sobrevivir. Pudo salir un segundo antes de que la gran máquina explotara y las llamas se apoderaran de la sala al completo.

Por primera vez pudo relajarse y tocar el suelo. Además de que ahora no había cámaras que le pudiesen ver, nadie iba a estar preocupado de alguien a quien no podía ver cuando tenían una gran sala de control ardiendo y con una persona dentro. Echo a correr por el pasillo en busca de una cosa más antes de salir huyendo de allí.

Varias maquinas extintoras pasaron de largo para ir a la sala que recién había incendiado. Comprensible. Aunque las paredes fuesen de un material ignifugo había que tener cuidado.

No encontró ninguna obstrucción para llegar hasta la sala llena de baldas que estaba buscando él. El pequeño “museo” o almacén que contenía utensilios de épocas anteriores, los cuales aun podían funcionar con total exactitud. Vagó por los pasillos de la sala, guardando cosas en el bolsillo que tenía el traje. No solo eran cosas al azar para confundir a la gente que hiciese el recuento, también estuvo cogiendo cosas que creyó que les serian útiles en la naturaleza rodeado de perfectos de nulos reflejos. Aunque si algo tenía claro era que haría todo lo posible para que se curaran por ellos solos, tal y como lo había hecho él.

Vio un pequeño bote que le llamo la atención. Era pequeño y anaranjado. Tenía una pequeña etiqueta en la cual ponía: “Nanos del Hambre”. Reconocía la palabra “nanos” porque era lo que contenían las pastillas que le había dado a Sehun para Luhan, pero no comprendía lo que significaban las dos palabras juntas. Curioso se guardo el pequeño bote en el bolsillo y salió corriendo de la sala. Volvió sobre sus propios pasos pues le pareció lo más conveniente ya que era el único camino que se sabía. Lo que no tenia precisamente claro era que iba a hacer en cuanto llegase al punto donde había entrado. Lo más seguro era que la trampilla estuviese cerrada para entonces.

Y así fue. Rodo los ojos al ver como su plan tenía un error tan estúpido. ¿Cómo se le podía haber pasado? En aquellos momentos eso daba igual, ya se lo plantearía mas tarde. Ahora lo que tenía que resolver era el tema de salir de allí. Miro de un lado a otro de la sala en busca de algo que le pudiera ayudar, sin ganas de malgastar la munición que había conseguido anteriormente. No tardo mucho para que una idea surcase su mente de lado a lado. Era hora de comprobar cuan fuerte podía llegar a ser.
Comenzó a apiñar coches y tractores uno al lado del otro. Aunque a primera vista pareciesen muy pesados se sorprendió mucho al comprobar que no era así. Estaba claro que ponerlos uno al lado del otro era la parte más sencilla de su plan, ya que era mucho más complicado levantar uno de ellos y ponerlos uno encima del otro pero tampoco estaba precisamente muy preocupado en hacer algo de grandes dimensiones en lo que se refería a alto, si no en amontonar y hacer un gran bulto.

Cuando ya había unos ocho vehículos amontonados corrió raudo hacia un lugar seguro, detrás de otro automóvil más grande y aunque él no sabía que era o para que serbia cualquier oxidado al verlo sabría que era un camión de grandes magnitudes. Volvió a meter una vez más la mano en el bolsillo, sacando nuevamente otra de las pequeñas bombas que lanzo contra el montón de vehículos estacionados uno al lado del otro. Se resguardo por completo, saltando sobre el lateral del camión para que la explosión no le dañara por ninguna parte.

Pero calculo mal. No había tenido en cuenta la gasolina que tenían esos artefactos antiguos haciendo que la explosión fuese de unas dimensiones tan grandes que su traje de infiltración quedo completamente dañado. Las escamas de este se deterioraron tanto que hubo un momento en el que Jongin pudo notar el ardiente fuego sobre él, pero tanto el traje como el resistieron. Salió corriendo con gran prisa hacia el exterior donde ya no le esperaba ninguna aerotabla dispuesto a llevarle. Tendría que pasar por delante de mucho Agentes Especiales con un traje roto que ya no le serbia para camuflarse, o sea que echo a correr cuanto antes, para no encontrarse con nadie.

Bueno si. Tenía que encontrarse con Sehun y los perfectos en una cueva. La explosión había sido la señal que Sehun estaba esperando para llevarse a todos los demás. Nadie estaría pendiente de ellos si los Especiales estaban enfrascados en el ataque que había sufrido el Arsenal. Al menos había rezado por ello.

20 de Junio de 2328, Cueva, Bosque del Sur.


Una vez entro en el bosque dejo de correr y se metió en el primer charco que encontró para que el traje se le destensara. Sabía que no tenía ningún arreglo, pero no podía tirarlo por ahí ya que si lo hacía podrían encontrar pruebas de que había estado allí. Cuando todos sus músculos se hubieron relajado y la adrenalina hubo descendido dentro de su cuerpo salió al encuentro de su amigo. Se quedo un solo momento pensativo para luego maldecirse a sí mismo. ¡Había olvidado los papeles que necesitaba!
Decidió tomárselo con tranquilidad. Ya había sufrido demasiada tensión aquella noche y en aquel momento solo quería dormir los diez minutos que le correspondían. Sentarse un rato para que las quemaduras que había sufrido se curasen poco a poco. Y hablar de alguna buena noticia.

-¡Jongin! –la voz de Sehun llamo su atención. Parecía muy feliz y activo, a la espera de verle. Salió prácticamente corriendo de la cueva en la que habían quedado para recibirlo-. ¿Tenias que provocar una explosión tan grande solo para avisar? –pregunto con los ojos muy abiertos. El mayor solo dejo soltar una pequeña risa sin mencionar que no tenía esa parte tan preparada como pretendía.

-A veces hay cosas que se van de las manos –se encogió de hombros mirando los curiosos ojos de los perfectos-. ¿Has conseguido tu objetivo o has tenido que dejar a alguien atrás? –inquirió intrigado.

-En cuanto nombre los deseos de Tao y convencí a Luhan para que se tomara la pastilla todos me siguieron como ovejas –rio por lo bajo mientras ambos caminaban hacia la cueva.

Sehun tuvo la decencia de presentarle a cada uno de sus amigos uno por uno. El pobre moreno hizo todo lo posible para poder recordar todos los nombres y asociarlos con las caras, aunque estaba claro que le iba a costar un poco. No pudo evitar simular una sonrisa, escondiendo sus afilados dientes, al ver la sorpresa de todos al verle la cara llena de tatuajes y marcas. Era algo que llamaba demasiado la atención de cualquier persona.

Le dijo a Sehun que tenía que descansar un poco para recuperarse de las quemaduras que había sufrido su cuerpo y que necesitaba el traje de infiltración que le había dejado anteriormente. El menor no puso ningún problema en devolvérselo ya que era un objeto que para él no tenía ningún sentido. Se sentó en una esquina de la cueva, cerró los ojos y programo su cabeza para que en diez minutos le avisase de que ya había pasado el tiempo suficiente para descansar.

Cuando la alarma sonó solo en su cabeza abrió los ojos sorprendido de no haberse despertado con todo el ruido que estaban haciendo los chicos. Se habían juntado todos juntos y no hacían más que gritar, reír e incluso algunos cantaban felices mientras les salían algunos gorgoritos. Observo a Sehun que parecía estar completamente feliz. Sonrió para sí mismo hasta que lo vio acercarse a Luhan y este lo abrazaba fuertemente por los hombros para que no se fuera muy lejos de él. Una sensación muy desagradable recorrió todo su cuerpo. Repentinamente noto como su piel y músculos se tensaban, y en vez de sentir el frio que hacia allí sintió un gran sofoco. Respiro con fuerza varias veces antes de darse cuenta de que lo estaba haciendo, obligando a su cuerpo que se controlase. No era propio de él.

Desvió la mirada de la pareja de amigos y se dedico a observar a los demás. Estaría viajando con ellos durante dos semanas al menos, un recorrido que él podía hacer en menos de una semana, y tenía que informarse de cómo eran las personas con las que iba a viajar. Calo desde un principio las personas que más problemas le iban a dar: dos chicos, el primero muy alto y el segundo bastante bajo pues le sacaba algo más de una cabeza. Era que ellos dos se juntaran y que empezaran a hacer el mismo ruido o más que habían conseguido todos los demás juntos. Aunque era peor cuando Sehun se juntaba con ellos pues dejaba de ser el chico callado y tímido que era para volverse alguien tan gritón y movido como los otros dos. Al menos sabía cómo debía de controlarlo a él, y esperaba que eso ayudase en algo. Los demás chicos eran algo más tranquilos.

Había uno que era muy alto y rubio, si no mal recordaba se llamaba Kris, que tenía una expresión que le hacía mucha gracia. Pasaba de estar serio y sin hablar a reírse con todos los demás. Aunque el que más llamo su atención fue uno muy delgado y bastante alto que se quedaba mirando las cosas con total detenimiento, como si la estuviese estudiando y esperase a que hiciera algo. Luego se dio cuenta que simplemente era una manía que tenía el, no algo que hiciese de manera intencionada.

Se levanto y noto como los nanos reparadores de los cuales estaba provisto su cuerpo habían curado ya casi toda la extensión de su piel y un tendón contraído que tenía en la espalda por la tensión a la que había sometido su cuerpo durante su misión. Todos en seguida fijaron su mirada en él, esperando a que dijese algo o a que hiciese algo especial. Se aclaro la voz, anonadado ante tanta atención que le estaban poniendo.

-El viaje va a ser largo –aseguro-. Pero os prometo que una vez lleguemos podréis hacer cuanto queráis. La ciudad que se rige bajo el Nuevo Sistema en Corea del Sur es Busan y no está precisamente cerca. Aun así se intentara que el viaje sea lo más cómodo posible ya que somos mucho –conto con los ojos a las personas que se encontraban allí, con el eran doce personas. Metió su mano dentro del bolsillo del traje de infiltración que aun llevaba puesto y saco unos cuantos monitores en los que solo aparecían dos puntos y el relieve de donde se encontraban-. Nosotros somos el azul y al que tenemos que llegar es el rojo –les explico dándole la vuelta a este para que pudieran ver-. En realidad yendo conmigo podremos coger un camino más directo ya que me lo sé de memoria, pero si pasase cualquier cosa quiero que busquéis el punto rojo, el de encuentro. En cuanto lleguéis a él apuntara a otro lugar y así sucesivamente hasta llegar a Yeongi. Vais conmigo o sea que no habrá ningún problema ya que puedo rastrearos sin ningún problema. ¿Alguna pregunta? –pregunto por si acaso. Pensó que sus explicaciones habían sido sencillas pero tratando con cabezas de burbuja, ¿quién sabe?

-¿No sería mejor vivir en el bosque? Seguro que acaba siendo divertido –echo a reír el alto del dúo que le iba a dar problemas. Jongin suspiro levemente.

-¿Pretendes ir con taparrabos por todo el bosque? –pregunto Sehun mientras echaba a reír al imaginárselo.

-Chanyeol, estábamos hablando en serio –le regaño un chico mayor que el aunque fuese considerablemente más bajo-. A veces tienes tal resaca que tengo que hacerte el desayuno. ¿Cómo piensas vivir en el bosque? –no hizo ademan de reírse ni nada, parecía que se estaba tomando el asunto muy en serio.

-Boh… Callaos ya –les pidió mientras apartaba al menor de todos con una mano que poso sobre su cara-. Yo soy en parte mono ¿sabéis? –hablo de manera seria aunque se veía que estaba bromeando.

-¡Yo quiero que tú hagas de gorila y así poder hacer yo de George! –exclamo el otro amigo tan gritón que tenia-. ¡Podríamos salir en las pantallas! –ambos echaron a reír juntos.

-Y-y-y… Y ¡Sehun podría hacer de tucán! –siguió con la broma casi sin poder hablar de la risa que le había entrado. Estaba claro que aquellos dos eran completamente unos perfectos sin cerebro. El menor frunció el ceño y pego al alto en el brazo por llamarle tucán. Aunque parecía mosqueado no tardo en poner una extraña mueca intentando imitar a un ave para comprobar por sí mismo si se podría hacer pasar por uno.

-¡Kyungsoo podría ser Úrsula! –exclamo de repente antes de recibir una colleja de un chico con ojos grandes y saltones que lo miro con reproche-. ¡Aí! –exclamo adolorido-. Que era broma joder… No es necesario ponerse agresivo –se quejo mientras se sobaba la nuca. El chico que hacía poco le había llamado la atención al tal Chanyeol rodo los ojos y miro al moreno como pidiendo disculpas con la mirada.

-Puede que ahora te haga gracia porque es verano –le advirtió-. Pero cuando empiece el invierno desearías no haber bromeado con ello jamás.
El alto lo miro como si fuese un niño pequeño al que acababan de arrebatar su nuevo juguete con el que se estaba divirtiendo. Luego miro a su mejor amigo y le saco la lengua intentando encontrar más diversión. Este en respuesta arqueo la cara en una expresión graciosa de la cual echaron a reírse otra vez. De mientras Jongin entrego los monitores al chico rubio y alto que al final sí que se llamaba Kris, al chico que tenía una ahora paternal llamado Junmyeon, al tal Kyungsoo que abrió aun más los ojos al observar como se lo tendía y a Tao, el chico que había ayudado a que todos escapasen.

-Como es verano, viajaremos de noche y dormiremos durante el día. Todas vuestras tablas están dispuestas de comida deshidratada. No es la comida más sabrosa y rica del mundo pero es lo mejor de lo que se puede disponer fuera de una ciudad. De vez en cuando puede que os ayude a cazar o a pescar algo, depende de cómo vea vuestra necesidades –aclaro elevando una ceja-. Cuando estemos en bosques o en lugares donde haya árboles y arbustos, os recomiendo tomar fruta, pero siempre preguntad antes de comer nada o podríais ingerir algo venenoso. ¿Habéis entendido?

La mayoría asintió a la primera, nada más escuchar la pregunta. A unos cuantos les costó algo mas reaccionar. Vivir en una burbuja de felicidad era algo maravilloso y Jongin estaba seguro que algunos cuando llegasen a Busan preferirían seguir viviendo así. No era nada malo. La verdad es que vivir ajeno a muchas cosas hacia que todo el mundo se pudiera ver de colores extraños y divertidos, quitándote todas las preocupaciones que un adolescente normal pudiera tener en la cabeza.



Las primeras horas de viaje fueron bastante largas y lentas. La mayoría no era capaz de mantenerse sobre la aerotabla cuando esta comenzaba a subir la velocidad. Aunque si desde antes sabían montar, no les debía de costar mucho volver a pillarle el truco a algo que antaño dominaban tan bien. El problema venia cuando una curva cerrada aparecía en su camino. Entonces era cuando Jongin mandaba a todos a bajar la velocidad y tomarla con tranquilidad. Iba a ser duro y la paciencia no era lo suyo, pero era su trabajo y debía de cuidar de cada uno de los chicos, aun siendo el segundo más joven del grupo. Para su suerte contaba con dos personas normales y Luhan estaba en proceso de curarse y de ser una persona normal, hermosa pero sin lesiones en el cerebro. Además, aun tenia la ayuda de Kris y de Junmyeon que cuidaban y ayudaban a sus compañeros en cuanto los veían caer o hacerse daño. Las aerotablas también estaban provistas de espráis que ayudaban a cicatrizar heridas, a que los hematomas desaparecieran rápido y a que los raspones no picaran. Aun así se cansaban más fácil de lo normal, cosa que no entendía ya que los perfectos estaban acostumbrados a hacer vida nocturna.

A las horas de haber amanecido se pararon al lado de un riachuelo para tener agua en cuanto despertasen. Jongin mando a todos a dormir mientras el montaba guardia. Encendió su antena de piel para vigilar si pasaba algún aerovehículo y mientras ponía todas las aerotablas al sol para que quedaran cargadas al completo de energía, la que habían gastado y se dedico a recolectar bayas también, para tener algo que comer aunque aun no lo necesitara. Mientras todos los demás iban más o menos cómodos en las aerotablas el se había dedicado a correr al lado de ellos, saltando de árbol en árbol como si fuese un primate experimentado, y aun tenia energía para más pues habiendo descansado los diez minutos anteriores como poco podría seguir despierto hasta la noche siguiente.

-¿Puedo tocar tus tatuajes? –la voz ronca de Chanyeol sonó detrás del moreno. Este ya se había dado cuenta de que estaba despierto, lo había escuchado salir del saco y andar hasta el.

-Claro que puedes, no hay problema con eso –parpadeo varias veces sin entender bien lo que quería hacer o comprobar. Chanyeol se aproximo hasta donde estaba el y con el dedo índice presiono el tatuaje que tenía en el pecho con forma de hexágono, palpo varias veces con el mismo dedo hasta que puso un gesto extraño-. ¿Pasa algo?

-No está duro.

-¿Qué no está qué? –alzo la ceja sin entender a lo que se refería. Su cuerpo era duro  de por si, como la roca para que nada le pudiera hacer daño.

-Dura, no esta dura. Pensaba que tocar uno de estos tatuajes seria como tocar metal. Pero esta blando y caliente –rio por lo bajo mientras volvía a hincarle el dedo en el pecho una vez más. Jongin retrocedió sin gustarle que el mayor se estuviese tomando tantas confianzas con él a la hora de tocarle. Su compañero dio un paso hacia adelante con una sonrisa de felicidad que jamás había visto en nadie.

-Yo no estoy blando –le agarro de la muñeca y la aparto de su cuerpo. Chanyeol miro su propia muñeca con los ojos bien abiertos al ver la rapidez con la que el moreno había actuado.

-Oh… Impresionante –rio más fuerte de lo que ya lo había hecho antes asintiendo con la cabeza mientras tenia la boca totalmente abierta ya que no podía aplaudir-. ¿Puedes hacer más trucos como esos? –lo miro como si fuese una caja de sorpresas que le agradara. Jongin al principio se quedo quieto, dándose cuenta después que en realidad Chanyeol le estaba admirando, observando que podía hacer y que no, como si lo viera superior a él. Bueno en realidad lo era, pero a los ojos de los niños todos somos iguales, y el parecía ser uno grande. Miro alrededor soltando su muñeca. Se agacho y cogió una pequeña piedrecita que no llegaba a tener el diámetro de medio centímetro y se la enseño.

-¿Ves esto? –Chanyeol enfoco la mirada en la pequeña piedra.

-Si –hablo con energía esperando ver qué era lo que el moreno iba a hacer. Se giro y señalo un matojo de frutas que se encontraban en lo alto de un árbol. Activo su ojo diana y apunto al punto exacto donde debía de dar. Con fuerza lanzo la pequeña piedra dando en el punto que lo sostenía por completo. Jongin salto apartándose de Chanyeol, cogiendo las frutas al vuelo sin que se pudieran magullar al golpearse contra el suelo. El alto lo miraba con asombro, resistiéndose a aplaudir con fuerza para no despertar a los demás.

-Estas frutas son difíciles de encontrar y más de coger –le explico mientras se sentaba en el suelo y le indicaba que se sentase a su lado-. Pero son mucho más sabrosas que las que se encuentran al ras del suelo –aseguro mientras partía una y le ofrecía un cacho. El mayor la acepto sin rechistar.

-Quiero que me enseñes a hacer eso –enmarco las cejas para que sus palabras sonasen aun mas convencidas de lo que él estaba.

-¿A tirar piedras? –pregunto mientras daba un mordisco. El castaño asintió con la cabeza una sola vez sin dejar de enmarcar las cejas-. Me temo que eso es muy difícil, primero tendrías que dejar de pensar como un perfecto y luego operarte –soltó una pequeña risa mientras negaba y masticaba su comida.

-Yo cuando era imperfecto era igual que cuando era perfecto –le aseguro-. Sehun nos conto lo que se suponía que hacían a nuestros cerebros cuando nos operaban, pero yo ya era así de imperfecto.

-¿A qué te refieres con eso? –alzo la ceja sin comprenderlo del todo.

-Que ya era una persona despreocupada y feliz –se encogió de hombros mirando su cacho de fruta-. También mantengo todos los recuerdos de antes de ser operado –mordió por fin el cacho de fruta. Jongin lo miro durante un minuto exacto mientras pensaba y Chanyeol seguía comiendo despreocupado, sin darse cuenta de que le estaba observando-. Esto está realmente rico ¿eh? –golpeo la espalda del menor con la palma entera mientras reía. Escucharon como alguien se movía en su cama hacia los lados molesto por el ruido, pero ninguno dio señales de estar despierto.

-Chanyeol –llamo su atención-. ¿Al poco de operarte hiciste algo que los demás perfectos no se atrevieran a hacer? ¿Una pequeña locura? ¿Una aventura? –el mayor quedo pensativo-. Diferente a la de tus amigos o algo parecido, me refiero.

-¿Aventura? –pregunto para sí mismo pensativo-. ¿Te refieres a amorosa u otro tipo de aventuras?

-Supongo que depende que tipo de aventura amorosa fuese puede servirme –miro hacia otro lado inclinando la cabeza hacia un lado. Chanyeol elevo la mirada intentando recordar en el menor tiempo posible sus posibles aventuras, de cualquier tipo. Después simplemente negó sin dejar de mirar hacia el estrellado cielo.

-No me ha pasado nada diferente que a los demás. Desde que me operaron y me junte con los demás he tenido la misma vida que ellos. He tenido novia y esas cosas pero nada del otro mundo –negó con la cabeza-. Una relación normal. ¿Tiene eso algo que ver?

-Cuando una persona es propensa a correr riesgos las lesiones desaparecen ellas solas, tarda algo más pero también es más eficaz –le explico con paciencia pues lo había explicado ya tantas veces que se cansaba de repetirlo-. Hay factores que te ayudan a estar chispeante, entre ellas está el tener pareja y tener relaciones son grandes ayudas –se aclaro la garganta.

-¿Así es como te curaste tú? –le pregunto en tono burlón mientras golpeaba su brazo con su codo intentando sonsacarle la información. Jongin giro la cabeza serio y lo miro a los ojos fijamente. Chanyeol sintió como un escalofrío recorría todo su cuerpo al sentir la gélida mirada del Cortador.

-Sí.

Se levanto sin decir ninguna palabra más y se fue del lugar dejando solo al mayor. Este en vez de poder quedarse quieto en su sitio, al rato se levanto también, intentando imitar lo que hacía poco había hecho el moreno para conseguir aquellas sabrosas frutas que tanto le habían gustado.

22 de Junio de 2328, Bosque del Sur.


Habían pasado ya varios días viajando sin descanso. Lo poco que solían descansar durante los viajes solía ser para comer algo y luego reanudaban otra vez el viaje. Era realmente agotador, y para las personas tanto perfectas como imperfectas algo matador. Sus músculos se habían tensado y les costaba hasta andar. Jongin les había prometido que al cuarto día se habrían acostumbrado ya a ese tipo de vida y que después de aquel viaje no tendrían que volver a hacer tal esfuerzo, a no ser que ellos mismos escogiesen por su propia parte el hacerlo. El único que mostro interés en volver a hacer un viaje como aquel fue Tao.

Aunque lo que peor llevaba el Cortador eran las migrañas que estaba sufriendo su buen amigo Sehun. La naturaleza y el aire libre le tendrían que haber jugado una mala pasada. El moreno en principio pensó que un insecto venenoso le podría haber picado, pero después de haber auscultado su cuerpo en secreto para no alarmar a nadie se dio cuenta de que no era así.

Se encontraba con el menor, los dos solos en una pequeña explanada. Más bien entre grandes árboles vigilando lo que pasaba en la dichosa explanada. El moreno le estaba enseñando a cazar animales para que el solo pudiera valerse por si se perdía allí. Sehun era el tipo de persona que se distraía muy fácilmente de lo que estaba haciendo cuando no era algo de interés, y matar animales no era algo que le agradara, para nada. A ninguno de los chicos les hacía mucha gracia tener que matar ellos mismos su propia cena.

-¿Te sientes mejor hoy? –pregunto en un tono demasiado bajo el moreno. El castaño le tuvo que mirar y esperar un poco, pensativo, para intentar entender que es lo que había dicho.

-Por ahora no me duele –se encogió de hombros mientras hacia un pequeño mohín con los labios-. Espero que se hayan pasado ya esos dolores, son insoportables –volvió otra vez su mirada a la pequeña presa que tenían a unos diez metros más adelante.

-No te preocupes, si llegas a quedarte inconsciente o algo peor te llevaría yo mismo hasta Yeongi –le prometió con una pequeña sonrisa.

-¿Dejarías a todos los demás atrás? –frunció el ceño pues era lo que había comprendido antes de ver lo protector que estaba siendo con él.

-Solo si llega a ser estrictamente necesario –intento no enfadarle pues cada vez que sus emociones se alteraban sufría las más grandes de las migrañas-. Los monitores que les di eran para que pudieran encontrar el camino si se daba la situación de  tener que adelantarme yo solo. Que todos lleguéis vivos y sanos es una de mis prioridades –aseguro-. No haría nada que pudiera poneros en peligro a ninguno Sehun –poso su mano sobre la suya apretándola con fuerza.

-No quiero separarme de ellos Jongin –impresionantemente aun seguía teniendo su mirada en el pequeño animal que tenían delante-. No quiero separarme de Luhan, es como un hermano mayor para mí.

Jongin separo su mano de la de él con un movimiento brusco. No le había gustado aquella frase. Nada. Si bien Luhan no le caía mal, había podido observar que era un muchacho amable, que quería mucho a todos sus amigos y que siempre estaba dispuesto a ayudarlos con cualquier cosas, seguía sin soportar cuando Sehun hablaba de él. Como si fuese lo único que existiese en el mundo.

Después de volver su atención al pequeño jabalí que tenía delante, se arrastro hacia adelante, al ras del suelo. Sehun le cogió de la muñeca para pararlo y que lo esperara, pero el simplemente siguió arrastrándose hacia adelante deshaciéndose de su agarre. Siguió aproximándose hasta su presa, tirándose encima de esta cuando apenas les separaba un metro. El animal se retorció entre sus brazos, pero el moreno lo agarraba con tal fuerza y le pego tal golpe con una piedra que en seguida dejo de resistirse a lo que estaba claro que iba a pasar.

-¿No habías dicho que lo íbamos a hacer los dos juntos? –se quejo el pequeño levantándose antes de limpiarse con las manos la ropa-. ¡Ibas a enseñarme a cazar!

-Aun no estás preparado para hacerlo –puso como escusa-. Estabas más pendientes de tu relación con Luhan antes de dar de comer a todos los demás –le acuso-. En cuanto tengas la decencia para pensar en los demás y hacer caso a lo que te este diciendo te seguiré enseñando –su serio semblante congelo al castaño, quedando sin saber que era lo que debía de decir en aquel momento.

-¿Qué te pasa? –pregunto con voz temblorosa-. Hasta hace dos segundos estabas seguro de que podía hacerlo yo con la lanza –señalo la que estaba en el suelo, al lado de donde se había encontrado el anteriormente.

-No me pasa nada. Simplemente soy sincero con lo que pienso. ¿Acaso no es verdad lo que he dicho?

-¡Claro que no es verdad! Yo tengo bien claro cuáles son mis relaciones con mis amigos. El que parece que no entra en razón eres tú. Tú me convenciste para venir en este viaje y ahora no quieres ayudarme a valerme por mi mismo. ¿Es eso normal? –exclamo sintiendo una punzada en la cabeza.

-¿Después de todo lo que te he contado sobre los perfectos quieres convertirte en uno de ellos? ¿Eh? ¿Es eso lo que deseas?

-¡Sí, si eso significa que puedo pasármelo bien con mis amigos! –tomo una gran bocanada de aire antes de seguir hablando interrumpiendo a Jongin que iba a comenzar a hablar-. La lucha que tienes con Yeongi no es asunto mío Jongin. No es a mí a quien preocupa el no poder escoger. Nunca lo he hecho y nunca lo he necesitado porque hasta ahora me ha ido bien. ¡Pensé que había quedado claro que la única razón por la que estaba aquí era porque quería estar con Luhan y con los demás de por vida! –un completo silencio se sumo a la discusión. Lo único que se escuchaba era el suave movimiento del viento y el movimiento que provocaba en las hojas de los arboles, además del ruido que hacia los pequeños roedores al pasar junto a ellos.

-Tienes toda la razón. No sé ni cómo pudo llegar a pensar que tú, Sehun, pudieras entender la importancia que tiene la propia elección de cada uno, y no puedo creerme que haya perdido tanto tiempo contigo intentando que cambiaras de opinión cuando una persona tan egoísta como tú no la necesitamos en nuestro bando. ¿Quieres volver a Seúl y ser una cabeza hueca con tus demás amigos? Adelante, como mas quieras –no inmuto su semblante en ningún momento al hablar-. Pero luego no vayas llorando al primero que pase a contarle tus penas porque por ser el menor te han separado de todos. Eres tan aleatorio… -murmuro con desgana antes de tirar el jabalí al suelo y salir corriendo de allí.

-¡Jongin! –lo llamo con voz fuerte esperando que volviese y pudieran seguir la discusión tan acalorada que habían tenido-. ¡Kim Jongin! ¡No huyas y ven aquí ahora mismo! –siguió gritando entre los arboles aunque supiese que el mayor no le iba a hacer ningún caso. Siempre había sido demasiado independiente como para hacer caso de un muchacho malcriado como el ¿no?

Se sintió tonto y egoísta. Pero que el supiera, en ningún momento había acordado que fuese a cambiar o a madurar para el deleite de nadie. Había dejado claro desde un principio que era lo que él quería: estar con sus amigos, estar con Luhan. Si Jongin no lo entendía era culpa de él. Debía de haber tenido amigos antes de volverse un Cortador ¿no? Aun siendo una persona que corregía a todo el mundo y creía que tenia la verdad absoluta sobre cualquier cosa de la que hablase, era bueno y le gustaba ayudar a todos los que tenía alrededor. Los estaba ayudando a ellos, unos completos desconocidos ¿no?



-Sehun me ha contado que habéis discutido –la suave voz de Luhan le ataco por detrás. Como de costumbre, el ya sabía que se encontraba allí, lo había escuchado y olido. El mayor se sentó al lado del moreno-. Puedo ¿verdad? –Jongin lo miro fijamente antes de asentir.

-¿Te ha pedido que vengas? –gruño sin poder evitarlo girando otra vez la cabeza hacia el frente.

-Sehun es casi tan orgulloso como tu –pronuncio con una nerviosa risilla-. Si se entera de que he venido a hablar contigo me colgaría de todos los arboles que encontrase, como tú le has enseñado.

-¿Qué se supone que estás haciendo entonces? –Luhan bajo la mirada hacia sus piernas.

-Buscando ramas con Minseok para cocinar lo que has cazado. No le ha importado ir a buscar solo madera con tal de arreglar vuestros proble…

-Yo no tengo ningún problema con nadie –corto su frase. Luhan quedo en silencio por la brusquedad con la que le había interrumpido.

-Ya… Claro… Tampoco lo tienes conmigo ¿verdad? –rápidamente la mirada de Jongin se giro hacia el mayor desconcertado porque lo hubiese notado. En seguida volvió la impasible expresión a su cara, sin mostrar ninguna debilidad-. No sé qué es lo que te he hecho, perdón.

Estaba claro que Luhan tenía miedo de lo que el moreno le pudiera hacer. Normal. Cualquier persona corriente que se encontrase en su situación debía de temer por su vida. Encontrarse junto a un asesino perfecto no era fácil, y era complicado estar tan tranquilo a su lado; a Sehun le había costado lo suyo sentirse cómodo a su lado y Chanyeol era un caso aparte, algo fuera de lo normal.

-¿Por qué pides perdón? –su voz sonó realmente suave, provocando que el cuerpo de Luhan se tranquilizara.

-Porque no te caigo bien –se encogió de hombros mientras apoyaba las manos en el suelo-. No sé lo que he hecho, pero no me gusta caerle mal a la gente.

-Tú no me caes mal, simplemente no me gustas –rectifico. La expresión de Luhan cambio al instante al escucharlo, sin entender-. No es algo que sea fácil de explicar. No me gustas. No tiene mayor dilema.

-Normalmente una persona debería de saber porque algo le gusta o le disgusta ¿no crees? –estaba claro que aunque Luhan aun tuviese un cerebro de perfecto día a día iba cambiando. A un perfecto le hubiese dado exactamente igual el caerle bien o mal a alguien con quien no tenía nada que ver, lo importante era salir de fiesta y divertirse. Si un perfecto que no encajaba entre otras personas se buscaba otras personas con las que estar y compartir conversaciones superficiales-. Yo creo que sí que sabes porque no te gusto. No es necesario que me lo…

-Hiciste sufrir a Sehun. Es una tontería, lo sé. Pero no merecía sufrir por ti.

El silencio inundo el lugar entero. Los animales que andaban por ahí comenzaron a hacer más ruido. En realidad yo lo estaban haciendo desde antes pero al encontrarse los dos en silencio era algo que se escuchaba demasiado.

-No te estoy diciendo que seas un cabrón o algo parecido. Eres un perfecto, todos sois iguales. No sabéis pensar en otras personas porque todo vuestro mundo sois vosotros mismos. Pero eso no te da derecho a hacer daño a un amigo de toda la vida.

-Yo…

-Luego me pongo a pensar con tranquilidad, glacialmente, y me doy cuenta de que si no fuese por ti Sehun no hubiese dejado Seúl para venirse conmigo –había intuido que en realidad Luhan no tenía nada que decirle, de ahí el poco reparo para volver a interrumpirle-. Es una sensación compleja el tener amigos y verlo todo con demasiada claridad –confeso en un tono más bajo mientras agachaba la cabeza.

-¿No tienes amigos en tu ciudad? –pregunto con curiosidad, intentando que el tema se alejase lo más posible de él y de su poca consideración hacia su pequeño Sehun.

-Cuando era imperfecto tenía muchos amigos por todas partes, y siendo perfecto seguí teniéndolos. Pero en cuanto me volvieron en un Cortador todo cambio. No ves a la gente de la misma manera: todos son débiles comparando contigo, ninguno tiene tus facultades especiales, ni siquiera un físico que se pueda comparar al tuyo, una mentalidad cerradísima y discapacidad para ver lo que le rodea. Guapos o feos da igual, para mis todos eran igualmente inferiores a mí.

-Eso no suena muy agradable –murmuro para sí mismo mientras le daba un escalofrío.

-No solo es eso. Un Cortador es alguien valiente, con un físico tan diferente a los demás que en seguida se les distingue del montón aleatorio. Cuando hablamos entre nosotros nos referimos al resto como Aleatorios; sois muchos y ninguno lo suficientemente bueno como para ser lo que nosotros somos. Uno más del montón –se aclaro la garganta al no estar muy cómodo con lo que estaba diciendo-. Nos cortamos para poder ver las cosas de una manera imparcial, sin nada que nos ate a ninguna cosa. De ahí nuestro nombre, pues ningún Circunstancias Especial necesita de ello. Esos son fácilmente manejables.

-Casi suena como si fueseis una raza superior…

-En parte lo somos, nacimos para ser superiores a los demás. Algunos hemos sido capaces de controlarnos, de curarnos y de seguir nuestras vidas sin ocasionar mayores problemas a la gente que nos rodea. Somos un pequeño grupo los que hemos puesto nuestras habilidades hechas por las grandes ciudades déspotas al servicio de sus enemigos para ayudarlos. Somos los únicos que podemos pensar con claridad estando operados. Somos una raza superior. Todos nos temen.

-No me gusta cómo suena eso… -Luhan dejo salir un gran suspiro de entre sus labios. Había tenido la sensación de que Jongin le estaba contando todo eso para darle miedo, para pensar que era inferior y que el tenia el mando completo de todo lo que pasaba en el campamento. No discutía que él estaba más cerca de ser un líder entre los doce chicos, pero tampoco sentía miedo hacia él. Puede que fijándose bien en sus afilados dientes y uñas le dieran ganas de echarse hacia atrás, pero sentía más bien lastima de lo solo que se encontraba. Sentía lastima de ver cómo le “odiaba” simplemente por ser tan cercano de Sehun, y que sintiera celos con ello, aunque no lo quisiera admitir.

Pues por muy Cortador que fuese, por muy glacial que pudiese ver y percibir las cosas, no era él el que se había dado cuenta, por el momento, de que sentía algo más por Sehun que una simple amistad de igual a igual.


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