[EXOTP] Ambrosia Parte 1


Título: Ambrosia
Rated: +16
Género: Lime, Hurt
Aviso: Habra violencia, no sexo explicito. Al principio pensé en hacerlo de Block B, pero les tengo tanto respeto que me dio cosa por si lo hacía muy mal y.... asdfae me aconsejaron que pusiese a EXO (?)



Como cada mañana desde hacía ya dos semanas Jongin despertó en la celda donde las paredes eran completamente grises. Apenas entraba la luz del sol del amanecer por la pequeña ventana vallada que había. Era triste pero ya se había acostumbrado a ello; al fin y al cabo se merecía estar allí. O al menos hasta que el juez lo llamase ante el tribunal y lo juzgase por matar a su propio padre. Su abogado, Do Kyungsoo, le había dicho que no se preocupase, ya que podían alegar que había sido en defensa propia o al menos para salvar la vida de su madre.


En su situación cualquier preso se hubiese contentado al escuchar esas palabras, pero el ya estaba resignado. No se sentía orgulloso de haber matado a alguien, pero si aliviado de que al ser al que había apuñalado fríamente hubiese sido el monstruo que tenia por padre. ¿Qué iba a hacer cuando saliese? Desde que ocurrió aquella catástrofe su madre lo miraba como si no le conociera, como si no tuviese ningún vínculo con él. Se sentía solo, pero aquello no le molestaba en absoluto. Ya no se sentía nadie.

Suspiro lentamente mientras miraba la parte inferior de la litera que tenia encima, y se perdió en ella sin saber que era lo que iba a hacer ese día. ¿Salir al patio? Hacía demasiado frio todavía como para salir en aquel mono naranja que les ponían a todos. ¿Ir a la biblioteca? Los libros nunca habían sido los suyo, respeta a la gente que los adoraba, pero nada más. Quizás debería de ir al gimnasio, no quería quedarse tan delgado y débil como para que los demás presos la tomasen con él, ni por asomo quería saber qué cosas le harían si eso pasara. Jamás había pensado que la leyenda urbana que aseguraba que en las cárceles los más débiles servían de objetos sexuales a los más fuertes fuese cierta. Pero en su tercer día vio como en las duchas uno de los grandes convictos abusaba sexualmente de uno de los nuevos.

-¿Ya estas despierto? –la cabeza de su compañero de celda, Park Chanyeol, asomo de la litera de abajo sonriendo. El pelo castaño y desaliñado que caía hacia abajo, junto con su enorme sonrisa parecía uno de esos payasos que salían de una caja de música para dar el gran susto a niños inocentes. Jongin asintió con la cabeza a la pregunta de Chanyeol.

Chanyeol era alguien especial. Alguien que no se te podría ocurrir que fueses a encontrarte en una prisión. Llevaba allí ya dos años y sonreía como si no estuviese en una cárcel. Al parecer le habían arrestado y metido allí por tráfico de drogas; le habían caído cuatro años y dos meses, pero por su buena conducta se la habían reducido a dos y cuatro meses. Jongin no sabía exactamente porque, pero allí todo el mundo le respetaba y se apartaba de su camino. El menor no lo veía como una amenaza, simplemente era un chico que no quería darse cuenta de donde estaba. Pero luego,  cuando indagaba mejor en la situación y veía que muchos le adoraban por el simple hecho de pensar que cuando saliese de prisión podría ayudarles a conseguir droga de la buena; o incluso conseguir cosas que los demás presos comunes no podían tener ya que de una manera u de otra se las ingeniaba para hacerse con comida buena o simplemente más camisetas para no pasar frio.

Aquel chico era tan extraño que incluso se llevaba bien con uno de los guardias, Byun Baekhyun. Cada vez que llegaba su turno se solía pasar hablando con Chanyeol durante un buen rato, como si fuesen amigos de toda la vida. No parecía importarles que los ojos del menor estuviesen bien fijos en ellos ya que seguían a lo suyo sin importar el que. Tampoco parecía que Baekhyun fuese un guardia de seguridad como todos los demás. El era pequeño, no parecía que tuviese fuerza y su cara de niño pequeño hacia que cualquier persona perdiese el miedo que le pudiera tener aun llevando porra o pistola. Y aun así nunca había visto a los presidiarios o a alguna persona meterse con él. Lo respetaban y de vez en cuando lo saludaban.

No fue hasta que pasase una semana entera que Jongin entendió él porque de todo. En la lejanía vio como Chanyeol se acercaba a Kris, uno de los presos más peligrosos que había allí, y hablaba con el tranquilamente, sin inmutarse de las miradas que les echaban todos los demás. Al parecer Chanyeol contaba con la protección del mayor por algún favor que le había hecho casi nada más llegar allí. Eso hacía que la gente le respetase e hiciese caso de lo que decía Chanyeol y por consiguiente también de Baekhyun.

-¡Jongin! –exclamo Chanyeol aun colgado de la litera de arriba. Parecía que había estado hablando durante un buen rato y él lo había estado ignorando mientras pensaba en sus cosas, aun absorto en la lámina de madera que sujetaba la litera de arriba. Dirigió su mirada a hacia el mayor esperando que le dijese algo-. ¿Quieres que hoy vayamos al frontón? He escuchado que hoy va a haber pelea allí –dejo ver una pequeña sonrisa de niño ilusionado mientras Jongin negaba con la cabeza. ¿Por qué querría ver él cómo alguien se peleaba?

-Creo que hoy voy a ir mejor al gimnasio –pronuncio antes de incorporarse sobre su cama, levantándose de ella mientras esquivaba el cuerpo del mayor-. Hace mucho tiempo que no hago ejercicio –musito lentamente. Chanyeol fue a replicarle. Ya tendría tiempo para ir al gimnasio otro día ¿no? ¿Cuántas veces había peleas en aquel sitio tan aburrido? Pocas. Eso estaba claro, y siempre que las había corría la voz, ya que era una de las escasas cosas que entretenía a los presos.

-¡Park Chanyeol! –se escucho desde la rejilla. El mayor de los dos se incorporo y sonrió al ver como su guarda favorito se encontraba allí otra vez. Al ver que la conversación que estaban manteniendo los dos había terminado, Jongin volvió a sentarse sobre su cama mientras observaba a su compañero ir casi corriendo hasta la entrada de su celda, como si fuese un perro al que su dueño le ofrecía un sabroso hueso.

-¿Acaba de empezar tu turno? –le pregunto mientras posaba las manos en una de las barras horizontales. El mayor de los dos asintió mientras posaba las suyas al lado de las de él.

-He vuelto a tener que madrugar mucho para poder llegar a tiempo a trabajar y aun así el alcaide siempre me echa la bronca por dejarlo todo tirado en los vestuarios –rio ligeramente mientras Chanyeol pasaba una de sus manos por el pelo del otro.

-Debería de tenerte en mas estima –murmuro el menor algo enfadado. Todo lo que Baekhyun le decía del alcaide eran cosas malas, se veía que la había pillado con él o algo parecido y cada vez que descuidaba algo le solía gritar durante al menos un cuarto de hora de reloj-. Eres el único funcionario con el que todos los presos nos comportamos –vio como su interlocutor se encogía de hombros.

-¿Por qué será? –volvió a soltar una pequeña risa haciéndole ver a Chanyeol que ya se había acostumbrado a los gritos de aquel viejo carcamal, y que ya no le importaba lo que le dijese. Al parecer antaño, el joven lo había pasado muy mal por esta misma razón. Que le gritasen le era algo desagradable, le hacía sentir inútil y que no valía nada en aquel trabajo.

-Sabes que mientras Kris y yo estemos en este nadie te va a hacer nada –exclamo, para que la gente que estuviese al lado quedase alertada de que tocarlo estaba completamente prohibido-. ¿Has conseguido contactar con ellos? –esta vez hablo más bien bajo, incluso a Jongin le costó escuchar lo que había dicho. Casi todos los días Chanyeol le hacia la misma pregunta a Baekhyun y su respuesta siempre era negativa. Después de aquello, Baekhyun se pasaba un buen rato intentando que su amigo sonriese.

Pero esta vez, la expresión de Baekhyun no fue de pena, sino que sonrió alegremente y asintió con la cabeza. La expresión de Chanyeol cambio tanto que Jongin casi pudo ver a dos niños en frente de él, sonriéndose entre ellos como si hubiesen encontrado un gran tesoro.

-No solo he contactado con ellos, sino que los he convencido para que vengan a verte la semana que viene –hablo aun más bajo, de una manera que solo el alto pudiera escucharle-. Al parecer tu hermana pequeña está enferma y no pueden hacer nada hasta que se cure.

-¿Enferma? –pregunto el menor preocupado. Baekhyun asintió.

-Es una simple gripe, no te preocupes –sonrió mientras posaba sus dos manos encima de las de él-. Hoy me pasare por la enfermería y cogeré un jarabe que le ayude con la tos y las flemas que tiene –su sonrisa se volvió aun más amplia.

-Sabes que no te tienes porque tomar tantas molestias en ayudarme –hablo de manera lenta, dejando la boca abierta. Baekhyun negó con la cabeza y le tendió dos grandes galletas.

-Coméoslas antes de que os llevemos a desayunar –esbozo una pequeña sonrisa mientras Chanyeol las cogía con cuidado de que nadie se diese cuenta. Claramente estaba prohibido darles algo a los presos, aunque fuese una goma de borrar o unas simples galletas-. Nos vemos después, ahora requieren mis servicios –dijo mientras se separaba de la gran valla y se despedía con la mano-. Adiós a ti también Jongin.

El menor de los tres alzo la mirada hacia el mayor observándolo detenidamente durante un segundo, luego alzo la mano a modo de despedida antes de pasársela por los ojos para quitarse las legañas del todo y despejarse.

-Adiós –se despidió a la vez que cogía la galleta que Chanyeol le ofrecía, sin dar las gracias si quiera antes de que Baekhyun saliese prácticamente corriendo-. Con que él es tu secreto… -murmuro mientras lentamente mordía el alimento. Chanyeol se giro hacia donde estaba el algo brusco-. Baekhyun te da cosas que tú les das a los demás para que te deban favores y así te respeten… -explico de una manera un tanto suave. A él no le convenía que Chanyeol perdiese el prestigio, el estar con él hacía que los presos tampoco se le acercasen.

-Lo que consigo para los presos no me lo da Baekhyun –negó el mientras se dejaba tirar sobre la cama del menor-. Si lo hiciese le metería en un gran problema… -murmuro mientras torcía el morro y miraba la galleta fijamente-. Yo soy una persona muy agradecida Jongin, jamás pondría en peligro alguien que me ha ayudado –le aseguro.

Aquel día, al final Chanyeol logro convencer a Jongin para que fuesen al frontón, y así luego él le ayudaría a ejercitarse en el gimnasio. Al menor nunca le había gustado ver peleas, no en vivo y en directo; pero no era tonto y sabia que estando solo era muy vulnerable. En cambio si se paseaba por ahí con Chanyeol, la gente solo se fijaría en el mirándolo con temor, respeto o simple curiosidad.

-¿Quién se va a pelear hoy? –le pregunto sin mucho interés. Los combates siempre solían ser muy desiguales. Casi siempre los grandes presos se solían meter con los más pequeños, nuevos o simplemente los que habían cometido un error. Esa era otra de las razones por las que no le gustaban; se sentía demasiado identificado con las personas a las que pegaban grandes palizas allí. Los funcionarios trataban que esas cosas no pasasen, pero los presos siempre se las ingeniaban para librarse de ellos.

Cada vez lo hacían en un lugar diferente, a una hora diferente. Se lo decían a pocas personas para que acudieran a ver como maltrataban a una pobre persona con delitos menores y que no podían defenderse. Aquella era la ley de cualquier cárcel. Meterte con alguien menor que tu si no quieres que se metan contigo.

También le sorprendía que Chanyeol le hubiese ofrecido ir. Normalmente cuando lo invitaban delante de él, solía rechazar la propuesta. No era el tipo de persona a la que le gustaba ver sufrir a otras personas, eso le había quedado claro. O sea que el moreno supuso que si Chanyeol quería ir era porque tenía una razón de peso para hacerlo; y lo más seguro era que no fuese por gusto propio.

-Tao contra una persona que no conozco –le explico mientras iba más bien a lo suyo. Jongin conocía a Tao, solo de odias y de vista. Había escuchado como algunos presos decían absolutas barbaridades de él. No era el tipo de persona con el que pudieras jugar ya que era un ser sádico, disfrutaba tanto ver sufrir a los demás que aquello rozaba la locura. Era el compañero ideal para las fechorías de Kris, por eso siempre estaban juntos. Chanyeol le había dicho varias veces que incluso el que tenía una relación bastante buena con Tao, cada vez que lo miraba a los ojos le daban escalofríos por todo el cuerpo.

No tardaron en llegar hasta el frontón. Aquella prisión no era muy grande que digamos. Tampoco era un lugar donde hubiese muchos presos, o eso daba a entender si se comparaba con las que había en las películas. Claro que en las películas nunca te hablaban del miedo que daba dormir en un lugar como aquel.

En el frontón ya se encontraban unas diez personas ya y no parecía que fuese a venir más. Ya eran los suficientes para disfrutar de aquel espectáculo. En el medio había un señor de unos cuarenta años ya, era la pobre victima de Tao. Jongin no pudo evitar mirarle con pena. Se le veía asustado, sabía que era lo que le venía exactamente, claramente nada agradable.

Kris y Tao no tardaron mucho en llegar. Todos los presentes se apartaron a su paso, no querían ocupar el lugar del aquel señor. Jongin pudo ver la macabra sonrisa que se formo en la boca de Tao.
Disfrutaba con aquello.

Un escalofrío recorrió el cuerpo entero del menor. Rápidamente aparto la mirada de aquel despiadado ser. No quería que viese o si quiera sintiese que alguien le miraba. Lo cabrearía más aun. De repente todos los que se encontraba allí se pusieron a gritar. Haciendo que el ambiente se volviese aun más tenso de lo que ya estaba. El señor no paraba de temblar. Miraba hacia los lados sin saber qué hacer. Tenía ganas de correr, pero no había ningún lado al que pudiera huir. Estaba condenado.

Tao se aproximo a él, y le dedico una sonrisa. Adoraba ver como sus víctimas se morían del miedo delante suyo antes si quiera que les hubiese puesto la mano encima. No dudo un solo minuto antes de estampar su gran puño contra la mandíbula. El señor dio un paso hacia atrás, dolorido.

Acto seguido, sin esperar ni un solo segundo se volvió a abalanzar sobre él. Lo golpeo con el codo en la nuca, para luego golpearlo en el cuello. Golpeo su cara varias veces con la mano su cara. Lo agarro del pelo y tiro de él antes de pegarle un puñetazo en la cara, rompiéndole la nariz así.

Jongin se escondió detrás de Chanyeol para no tener que ver nada. Aquello le estaba doliendo a él también. El mayor tenía los ojos entrecerrados, como así fuese a ver menos. Se veía claramente que no quería ver aquello, que si estaba allí era por contentar a Kris y no meterse a sí mismo en problemas. El menor se prometió a sí mismo no volver a ir a ver una de esas peleas nunca más. Ya le daba igual si alguien se metía con él. Si el mismo supiera valerse por sí mismo, si fuese una persona fuerte, nadie lo haría. Al fin y al cabo el ya había matado a alguien. Casi inconscientemente, pero lo había hecho. ¿Acaso aquello no infundía terror?

Era algo irónico que no fuese capaz de ver una paliza, pero si ser capaz de apuñalar y acabar con la vida de una persona. ¿Qué le habría hecho aquel señor al chino para que le pegase? Lo más seguro era que nada, alguna pequeña pifia. En cambio el había visto como su padre maltrataba día tras día a su madre. Su padre sí que merecía morir, pero aquel señor… tan indefenso frente a Tao… no se lo merecía.

Tao había acorralado ya al mayor contra la pared, este estaba encogido en el suelo, intentaba protegerse a sí mismo sin ningún resultado. Había perdido un diente, y tanto la boca como la nariz le sangraban. Tao seguía pegándole patadas de una manera indiscriminada mientras los presos invitados seguían gritando, para que le pegase más fuerte. Kris miraba a Chanyeol con una sonrisa. Era un simple aviso de lo que le podía pasar si algún día le traicionaba. Por eso lo había invitado. Jongin noto como Chanyeol tragaba saliva, sin dejar de mirar a Kris. No tenía intenciones de romper aquel pequeño pacto que habían hecho ya hacía tres años. Eso solo lo haría un idiota.

Cinco minutos después, cuando el hombre cayo inconsciente ante la violencia del moreno, Kris agarro a Tao por la hombro.

-Acabaras matándolo como sigas así… -siseo en su oído. El menor torció el cuello para dirigir su mirada hacia el rubio. Le dio una patada más al inmóvil cuerpo que estaba en el suelo y luego se dio la vuelta para salir de allí. Sus nudillos estaban llenos de sangre, pero no le importaba. Dedico una mirada amenazante a todas las personas que se encontraban allí y con una sonrisa salió del pequeño frontón.

Jongin no volvió a respirar hasta que todo el mundo se había ido ya. Con algo de prisa, se aproximo al hombre que estaba tendido en el suelo, comprobando que aun vivía.

-Sé cómo te sientes Jongin… -musito el mayor con una voz indiferente-. Pero si quieres sobrevivir aquí no te juntos con los enemigos de esos dos –le aviso antes de salir de la estancia. 

2 comentarios:

  1. Woow!
    Me encanto
    Me encanto
    Me encanto
    Me encanto
    Me encanto
    Me encanto
    Me encanto
    Me encanto!!!!!!

    Son las 5.15 am y no puedo dejar ningún comentario decente, pero quería decirte -denuevo- que me encantó y que espero que lo sigas pronto :3

    Gracias por escribir!

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    1. TAN AMOR COMO SIEMPRE ^333333333333333^ EN SERIO, ERES UN AUTENTICO ENCANTO Y... FASDFA SUFICIENTE CON QUE ESTÉS A ESAS HORAS DISPUESTA A LEER CUALQUIER COSA E_______E
      Por cierto ¿como se sigue a la gente en este cacharro? xDDDD

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