[HanSeKai] Aleatorious Parte 3



25 de Junio de 2328, Sabana del Sur.


La vegetación ya no era algo que creciese libremente alrededor. Las grandes explanadas y la alta hierba era algo que abundaba en cualquier dirección. Estando ya tan lejos de la ciudad podían relajarse un poco y no ir atentos a cualquier ruido que hubiese a su alrededor.


Habían tenido algún problema entre ellos, pero nada que no se hubiese solucionado de una manera fácil, eran cabezas de burbujas. Lo normal para ellos era no discutir y vivir de una manera tranquila. Entre fiesta y fiesta, pero tranquila. Aunque alocada, claro queda.

El Cortador les había mandado a meterse los pantalones por dentro de las zapatillas para que no tuviesen ningún orificio expuesto a los animales con veneno que rondaban por el suelo. Todos pensaban que les estaba tomando el pelo con ese tema, pero el pequeño se mostro tan serio que le hicieron caso. No parecía estar de humor para nadie, solamente Luhan le hablaba para comentarle las dudas de sus amigos o algo que necesitaran.

Sehun evitaba hablarle, incluso mirarle y eso le ponía de peor humor. Lo peor era que cada vez que veía como Luhan se acercaba a Jongin para decirle cualquier cosa le entraban ardores por todo el cuerpo, haciendo que se enfadase aun más.

Todos se habían dado cuenta de lo tensa que era la situación, y que de ahí no podía salir nada bueno. Y ¿si Jongin se cansaba de la situación y los dejaba a todos en la estacada? Si bien tenían los monitores para poder seguir el camino ninguno estaba seguro de poder conseguirlo sin la ayuda del Cortador. Tenían fe en que las cosas no se pusiesen tan complicadas y que el humor de los dos menores mejorase pero no era algo que viesen que pudiese ir a mejor.

27 de Junio de 2328, Sabana del Sur.


Jongin les indico que le esperaran mientras él iba a su escondite secreto, ese que nadie conocía y que estaba a medio camino, para coger algunas provisiones que a él sí que le venían bien. Como por ejemplo su aerotabla de reserva.

Entro en una pequeña ranura que llevaba a una cueva no muy grande. No era un lugar hogareño, era más bien desagradable. Todo se encontraba tirado y lleno de polvo porque hacía tiempo que había limpiado. Su cuerpo era inmune a las alergias ¿para qué tomarse esa molestia?

Sin mucho tacto cogió su aerotabla y dos trajes de infiltración, por si le eran necesarios. Dejo varios objetos allí, los que había robado en el Arsenal de Seúl, para poder ir más ligero. Luego agarro unas cuantas barras energéticas con la mano, para los demás, y salió de su pequeña cueva.

Cuando salió vio a Sehun en frente suyo. Lo miraba completamente serio y con los brazos cruzados delante del cuerpo. Sus pequeños ojos parpadearon dos veces y cogió aire. Jongin espero a que hablase. Aun seguía enfadado, era verdad, pero que alguien se tragase su orgullo por él era algo que siempre había admirado y respetado. Por ello iba a escuchar todo lo que le tendría que decir, si no perdía la calma antes.

-¿Alguna vez has sentido que una situación te sobrepasa? -pregunto intentando parecer tranquilo. El mayor le respondió con un encogimiento de hombros-. Bien, pues no quiero volver a pelearme contigo. Consigues que me sienta mal y egoísta. No me gusta.

-Creo que aun… -paró en seco al ver la cara del menor. Había alzado una ceja y abierto la boca, dejando ver tanto sus dientes como su lengua saliendo de ella. No parecía que le hiciese gracia que le contestara. Se sintió impotente, sin saber que contestarle-. Vale. Hagamos las paces entonces –dio un paso hacia adelante mientras adelantaba el brazo con la mano extendida para que se la estrechase.

-¿No más enfados estúpidos? –pregunto antes de estrechar su mano con fuerza. El moreno asintió con la cabeza de una manera rápida. Pudo sentir como el menor relajaba todo el cuerpo de repente, dejando de estar tan alterado y tenso-. Mejor, no me gusta estar enfadado con nadie. Me hace gastar más energía de lo normal –frunció el ceño.

-Ya… Claro. Te ha mandado Luhan a hacer las paces ¿verdad? –paso de dar rodeos, lo mejor era ir al grano directamente.

-Si bueno… ¡Pero eso no quita que yo las quisiera hacer! ¿Eh? Me ha costado mucho decidirme, y no parecía que fueras a quedarte solo en ningún momento. Siempre se te pegaba a ti, como una lapa y no te dejaba un momento solo, y cuando te dejaba en paz estaba conmigo y…

-Anda, calla –le ordeno a la vez que lo agarraba con más fuerza y tiraba de su cuerpo entero para que chocase contra el suyo. Con algo de disimulo paso su otro brazo por el hombro del menor y lo abrazo con fuerza. Sehun quedo un segundo quieto. Era la primera vez que tenía tal contacto con el Cortador, el cual siempre había rechazado que le tocara más de lo debido. Aunque sus músculos se habían vuelto a contraer por la impresión, volvió a relajarse una vez más, meciendo su cara en el hombro de él, sin tomarse ningún tipo de prisa-. Este tipo de cosas son las que hacéis perfectos e imperfectos para arreglar las cosas y que todo vuelva a ser como antes ¿no?

-No hace tanto que tú lo fuiste –gruño sobre su hombro-. Deberías de acordarte tu mismo –y quedo callado, sin decir lo que realmente pensaba. Porque le comprendía.

Sehun estaba acostumbrado al tacto amable y lleno de mimos de sus amigos, era como un hermano pequeño para todos ellos y siempre lo mimaban. Pero las personas que no eran de su grupo no tenían el derecho a sobrepasarse tocándolo. Nunca había pasado de un roce accidental o de un agarre de manos con otras personas; y que de repente alguien a quien conocía de hace poco lo hiciera y además le agradara pues le resultaba extraño. Tanto que si hubiese sido él el primero en hablar también habría dicho algo extraño, una tontería para no sentirse incomodo y no darle importancia a aquel gesto intimo.
-Bueno ya –se separo de él apoyando sus manos sobre sus hombros-. No quiero que nos quedemos pegados y luego todo el mundo se ría de nosotros –sus mejillas enrojecieron un poco.

-Puede que de ti se lleguen a reír, pero no se atreverían a reírse de mi –negó dándole un toque con el dedo en la frente. Cosa que le hico daño. Cerró los ojos y se llevo las manos al lugar donde le había golpeado-. ¡Oh! Lo siento. No recordaba que mis huesos eran más fuertes.

Sehun negó con la cabeza mientras se la agarraba más fuertemente y se encogía sobre sí mismo. No le había dado tan fuerte ¿no? Sin saber que le pasaba exactamente, Jongin poso su mano sobre la cabeza del menor. Estaba ardiendo. Indico a su software interno que activase la vista térmica y pudo comprobar que todo el cuerpo de Sehun estaba ligeramente más caliente de lo normal, y que extrañamente su cabeza subía de temperatura progresivamente.

El castaño cerró los ojos con más fuerza, negándose a gritar en medio de la naturaleza y que se le escuchase en kilómetros a la redonda de lo que le dolía. Se balanceo hacia adelante y hacia atrás, y luego se retorció hacia los lados mientras el moreno le preguntaba cosas, pero él no las escuchaba.

Sintió calor dentro de él. Su cabeza quería explotar y no podía hacer nada por remediarlo. Le dolía tanto que ni podía pensar, no era consciente de lo que pasaba alrededor de él. Sus ojos tan cerrados le hacía parecer que estaba en completa y absoluta oscuridad, sin que hubiese nada alrededor. Al menos sabía que Jongin estaba con él. Cuidaría de él tal y como había prometido. Seguro que tenía algo en su pequeña cueva que pudiera reparar su dolor de cabeza. Una pastilla o un jarabe. Cualquier cosa.

1 de Julio de 2328, Hospital del Centro, Busan.


Olía a un limpio impoluto. Sin abrir los ojos pudo intuir que la habitación en la que se encontraba estaba iluminada. Lo último que recordaba era el hombro de Jongin bajo su nariz. Nada más. Abrió los ojos lentamente intentando divisar donde se encontraba. Una sala de colores claros, intentando darle frescura con esto. Tenía unas cuantas maquinas conectadas al cuerpo. Se movió con suavidad para no estropear ninguno de los conductos que lo conectaban con estas. No sabía para que eran pero no tenía pinta de ser algo malo.

Se sobresalto encima de la cama al ver a su lado a una chica que más o menos tendría su edad. Lo que más le impacto fue la belleza cruel de su cara, igual que la de Jongin pero sin todos esos tatuajes recorriendo toda la extensión de su piel. La muchacha tenía una expresión seria, impenetrable, y lo miraba fijamente.

-Ya has despertado –siseo mientras le mirada de arriba abajo escudriñándolo.

-¿Qui-quien eres tú? –noto su voz extraña. No es que solo estuviese ronca, como la de un recién levantado, era diferente.

-¿Para ti? Una compañera de Kai.

-¿Kai? Yo no conozco ningún Kai… -le miro extrañado pensando que le estaba tomando el pelo.

-Claro que conoces a Kai. Puede que le conozcas por su nombre real, no su nombre de Cortador. Moreno, de piel oscura, lleno de tatuajes, bastante alto… -paro de describirlo al ver como la cara del muchacho cambiaba.

-Jongin. Se llama Kim Jongin, no Kai.

-Como sea… -suspiro sin hacerle mucho caso-. Hace ya tres días que Kai te dejo aquí –se sentó en el costado del butacón que había al lado de la cama de Sehun-. Ese mamón me dejo a tu cargo antes de irse a por tus amigos.

-Entonces, ¿tú y el sois amigos? –pregunto despacio mientras se llevaba la mano a la cabeza torpemente por el equipamiento que tenia conectado a esta.

-Éramos amigos, ahora solo somos compañeros –le corrigió aunque fuese en vano pues el castaño no iba a comprender la diferencia-. Acudió en helicóptero a por tus amigos, si no llegan hoy por la noche lo harán mañana por la mañana –le anuncio mientras dirigía su mirada hacia la ventana. No se le veía especialmente feliz por hacer de niñera.

-¿Helicóptero? –pregunto mientras enarcaba una ceja sin entender esa palabra. La muchacha giro su cabeza hacia él. Le miro un rato y luego abrió la boca para responder.

-No los has visto ¿verdad? Kai me dijo que te habías desmayado hacia unos días para cuando llegaste –se aclaro la voz-. Un helicóptero es una especie de ave de hierro hecho para transportar a la gente de una manera rápida y eficaz. Es mucho más rápido que las aerotablas.

-Ah… -se quedo en silencio sin saber cómo seguir la conversación.

El largo silencio en la habitación se hizo eterno. La única distracción que tuvo durante horas era ver como la chica de vez en cuando se levantaba y miraba por la ventana con cara de preocupación. A veces se estiraba o hacia algún ejercicio simple para que sus músculos no quedasen agarrotados, luego le miraba fijamente y seguía con lo suyo. Quiso preguntar varias veces si podía ir a dar un paseo y caminar el también, pero no se encontraba con ganas.

-Y… bueno… ¿Qué es lo que me paso? –pregunto finalmente sin poder soportar durante más tiempo el único sonido de unas pisadas casi inaudibles. Ella se giro para mirarle, cruzo los brazos bajo su pecho y le miro fijamente desde la otra punta de la sala.

-Fuiste tan aleatorio que compartiste la cura con otra persona. Si quieres que te haga efecto te tienes que tomar las dos, porque una destruye las lesiones, si, pero la otra contrarresta el efecto para que el cerebro no quede dañado –se volvió a sentar en el butacón que había al lado-. Tuviste la mala suerte de ingerir la de los nanos reparadores de lesiones.

Le costó un poco asimilar lo que le acababa de decir ya que ella hablaba como si ya debiera de saber a lo que se refería. Intento recordar las dos pastillas que le había dado Jongin para curar a Luhan. Para convencerle y ganar tiempo él había ingerido una. Y según parecía esa una tenía dentro unos tales nanos destructores que habían ingerido algo. ¿Pero el que? El no tenia lesiones cerebrales. ¿No?

-Espera… Entonces ¿Luhan está bien?

-Si Luhan es la persona que ingirió la otra pastilla debería –enarco sus delgadas cejas-. Has tenido suerte de ir con un Cortador. Podrías haber muerto ahí fuera ¿sabes? –hablo con total normalidad, como si en realidad no fuese nada del otro mundo.

-Jongin debería de haberme advertido de que Luhan tenía que tomarse las dos pastillas –le respondió de una manera tajante. No tenía intenciones de quedar como tonto.

-Jah… Espera. ¿El tal Luhan es el cabeza de burbuja? ¿No lo eres tú? –rio divertida mientras giraba la cabeza de un lado a otro-. Nunca pensé que pudiera encontrarme con alguien tan aleatorio como tu –sonrió de medio lado. Al castaño comenzaba a molestarle que le llamaran aleatorio una y otra vez. ¿Era un insulto?-. Estoy segura de que Kai te lo explico, el mismo me lo ha confirmado. Si tú no le prestaste atención es culpa tuya.

-Si se me hubiese explicado…

-No pongas eso como escusa, por favor –le cortó sin ningún remordimiento-. Alégrate de que haya podido parar a los nanos y de que hayan reconstruido las partes dañadas. He visto a gente que por unos días más bajo su influencia a acabado con tics de por vida y cosas peores. Aun siendo tan aleatorio has tenido suerte –paso su lengua por su labio derecho humedeciéndolo un poco-. ¿No crees?

-¡Espera! ¿¡Han toqueteado mi cerebro!? –exclamo alarmado-. Y… y ¿si han jugado con él y ahora soy uno de ellos?

-En Busan no se hacen ese tipo de cosas. Solo lo hacen si el paciente da su permiso y son pocos los  que lo hacen. Tu cerebro está bien, puede que hasta te sientas más inteligente –carraspeo-. Se supone que te lo han intentado dejártelo como lo tenías antes pero… Las únicas modificaciones que han hecho durante este año en los cerebros ha sido con Cortadores… No sé qué secuelas a podido dejarte a ti… -quedo pensativa.

-¿Me estás diciendo que podría ser uno como tú o como Jongin? –la muchacha salió de sus pensamientos para reírse de una manera seca.

-JÁH. Eso nunca –negó con la cabeza mientras seguía riendo en el mismo tono-. Ser alguien como Kai y como yo está prohibido. Somos ilegales en cualquier parte del planeta.



La chica tenía razón. A altas horas de la noche aun en el hospital, se escucho como se abría la puerta y por ella entraba Jongin, algo sofocado y con la cabeza gacha. Sehun sonrió al verle, contento de poder disfrutar de la compañía de alguien que hablase y que lo mantuviese entretenido, mientras que ella lo único que hizo fue fruncir el ceño al verlo.

-Ya puedes irte si lo deseas Soojeong –comento en voz baja, la cual solo pudo oír ella con su gran oído.

-Krystal –le corrigió-. ¿Cuántas veces tendré que repetirte que me llames por mi nombre de guardia en vez de él verdadero, Kai?

-Ahora no estamos de servicio. No es necesario hacer como si fuésemos desconocidos –ignoro el amenazante tono que provenía de la menor-. ¿Ya estas mejor Sehun? –se dirigió hacia el chico, el cual estaba tendido en la cama.

-Descansado y aburrido, como un imperfecto cualquiera –asintió él profundizando la sonrisa.

-Cuando vengan las enfermeras haz que revisen sus constantes. El corazón  ha bajado de ritmo unas cuantas veces –le ordeno la muchacha a Jongin mientras se levantaba y pasaba por al lado de los dos.

-Muchas gracias por hacerme el favor Krystal –sonrió hacia un lado mientras ella abría la puerta para salir.

-No ha sido nada Kai, solo me debes una –le recordó saliendo de la estancia, dejándolos solos en el instante en que cerró la puerta.

-Siento que sea tan seca –se disculpo mientras tomaba el asiento que momentos había tomado su compañera-. Cuando la hicieron Cortadora dejo de ser la que era antes. Y como nunca llego a curar pues… hay que tener sumo cuidado con ella. Uno nunca sabe cómo te va a responder y con qué intenciones.

-No pasa nada. Tampoco es muy diferente de ti cuando nos conocimos –se encogió de hombros-. Claro que tú hablabas porque te contradecía continuamente. No quería ganarme la furia de otro Cortador –susurro mientras soltaba una pequeña risa divertido-. ¿Están bien todos los demás entonces?

-Todos están sanos y salvos –asintió con un pequeño mohín-. La mayoría de ellos ya han pedido que se les suministre la cura cuanto antes. Para cuando hayas salido la mayoría será tal y como los conociste, incluyendo a Luhan.

-Fui tonto y aleatorio al tomarme una sola pastilla ¿verdad? –se encogió de hombros mientras bajaba la mirada hacia sus manos.

-¿De dónde has sacado esa palabra? –pregunto el moreno, curioso.

-¿Aleatorio? –alzo la mirada a la vez que el mayor asentía con la cabeza, afirmando-. Krystal no hacía más que mencionarla, me lo llamaba una y otra vez. Y si no fuese porque tú me lo has llamado más de una vez no le hubiese dado importancia.

-Yo solo la utilizo si estoy enfadado. Mi cerebro esta modificado para sentir ira y odio de una manera más rápida, de ahí que salgan palabras que no deben –suspiro mientras acariciaba con la punta de las yemas el brazo del sillón ensimismado-. Aleatorio es un insulto. Una palabra despectiva –se aclaro la garganta mirando los pies de Sehun-. Los Cortadores la utilizamos para referirnos a las personas que no van a llegar a ser nada en su vida porque no tienen nada en especial, nada que les haga diferentes. La mayoría de los cabezas de burbuja solo piensan en ellos y en pasárselo bien, y los imperfectos solo quieren ser uno de ellos. Es difícil encontrarse con gente de opinión propia, los demás son aleatorios.

-Como yo.

Jongin no respondió de una manera seguida, simplemente levanto la mirada rápidamente hacia él. Si hubiese sido alguien normal, un aleatorio, el gesto le hubiese dolido y puede que incluso roto un tendón, pero él era Especial.

-No. Como yo. Si yo llegue a ser Cortador fue porque seguí a Krystal. No fue por propia voluntad o por mis propios meritos. Simplemente estaba ahí, en medio.

-Tú no eres alguien aleatorio. Eres más bien alguien ecléctico. Una persona así no podría soportar a decenas, cientos, de cabezas de burbuja estúpidos y a un imperfecto que aun lo es más –rio con suavidad hasta que Jongin se sumo a su pequeña risa.

-Me pegare un tiro en la cabeza si me vuelve a tocar a alguien como tú, en serio –rio mientras negaba-. Primero te negabas a entender lo que te decía; luego me hiciste cargar con nueve cabezas de burbuja por plena naturaleza; te tomaste media cura y tuve que cargarte durante días y asegurarme de que estabas bien mientras también me ocupaba de los demás; y lo peor de todo…: por tu culpa ahora le debo una a Krystal, mi jefa, y no quiero saber qué es lo que me hará hacer… -aun con todo su voz sonaba agradable, como si en realidad no le molestase haber pasado por todo eso, Jongin sabía que había arriesgado demasiado, que se había superpuesto por una simple misión.

-Puedo cargar yo con la culpa también, igual así se te hace más ameno –se prestó de manera voluntaria el menor.

-Me temo que si te dejase ayudarme acabaría aun peor –suspiro para sí mismo mientras Sehun se quejaba en su propia cama-. Deberías de descansar un poco –le recomendó-. Mañana podrás ver a todos tus amigos y luego ir a una fiesta que se hace para los nuevos, conocer gente y eso.

Jongin se levanto de su asiento y como si fuese su madre agarro las mantas y se las puso por encima, tapándolo por completo. Le sonrió y se apagaron las luces. Sehun se quejo varias veces, no quería ir a dormir, pero en cuanto se acostumbro a la oscuridad en seguida le invadió el sueño, sintiéndose pesado y cansado.

Cerró los ojos.

2 de Julio de 2328, Residencia para Refugiados, Busan


Al día siguiente le dieron el alta y le dejaron salir del hospital nada más desayunar. Le dieron un pequeño sobre y le indicaron que en cuanto quisiese podía pasarse por su nueva habitación. También le informaron de que aquella noche debía de acudir, aunque no fuese obligatorio pero si recomendado, a la fiesta de iniciación. Esta era una fiesta que se hacía para los recién llegados, para que pudieran conocer a gente de otras ciudades con su mismo régimen y que aun no habían adoptado las costumbres de Busan. En conclusión, era una fiesta para hacer amistades y no sentirse solo.

Después de darles las gracias por decima vez por haberle cuidado durante su corta estancia en el hospital salió de este.

No supo describir la sensación que le produjo ver Busan por primera vez. La gente… ¿Cómo explicarlo? La gente no era perfecta. Si que pudo divisar unas cuantas personas con las facciones que se determinaban como perfectas en Seúl, pero era la gran minoría. Había gente de todo tipo.

Los imperfectos andaban por las calles con otras personas ya operadas como si aquello fuese lo más normal del mundo, no había distinciones. Vio pasar a personas completamente extrañas, algunas incluso llegaban a tener colas de serpientes por dedos, o narices de payaso. Lo que más le llamo la atención ver a dos amigos completamente diferentes. El primero era completamente blanco, tanto que parecía haber pasado durante un mes entero en un bote de legía, mientras que su amigo era tan negro como el carbón, y apenas podía distinguir sus facciones.

Ver gente con el cuerpo pixelado allí era algo normal, pues pudo ver a más de uno. Había gente que en vez de uñas llevaba pantallas en las cuales se podía ver un programa de las mismas o incluso las noticias; y otros simplemente que no destacaban, no eran ni bellos ni feos, simplemente completamente normales, sin llegar a ser unos imperfectos.

Las calles estaban abarrotadas de gente que pasaba a su lado sin darse cuenta de su presencia, pero aun así no recibió ningún toque. Algunos iban jugando a videojuegos rompe-dedos mientras andaban, y otros miraban con catalejos todo lo que tenían en frente.

Busan era una ciudad caótica.

Puede que fuese algo así como que no estaba acostumbrado a ver tanta variedad, pero la mayoría de las operaciones que veía en la gente le parecían completamente innecesarias. ¿Quién quería serpientes por dedos? ¿Les servían de algo?

Comenzó a caminar sin poder evitar seguir mirando hacia los lados, asombrado. Si no fuese por la gente Busan le hubiese parecido un sitio normal, ya que la estructura que tenia era muy parecida a la Seúl. Muchos rascacielos y gente andando por todas partes. Otra de las cosas que le extrañaron fue ver a los perfectos medianos y ancianos paseando por las calles con sus hijos, tanto perfectos como imperfectos. Aquello en Seúl estaba prohibido. Si querías ver a tus padres tenias que trasladarte hasta Ancianopolis y estar allí con ellos, a no ser que estos pidieran un permiso especial para ver a sus hijos, pero solo dentro de la residencia.

Fue entonces cuando cayó en sus padres. No les había dicho nada, hacía tiempo que no hablaba con ellos. ¿Les habrían dado ya la noticia de que se había escapado de Seúl? ¿Les habría importado? Esperaba que si, eran sus padres y debían de tener la obligación de preocuparse por él.

Se poso sobre una de las láminas transportadoras que había en la calle. Intento no molestar a nadie mientras se posaba sobre ella, perdiendo el equilibrio durante un instante al notar como su cuerpo comenzaba a moverse hacia un lado sin que el hiciese nada. En Feopolis no tenían aquellos aparatos y jamás había montado en ninguno, ya que sus dos excursiones a aquel distrito habían sido fugaces y con un objetivo, no había ido allí para pasárselo bien o probar cosas nuevas.

Durante unas cuantas horas, hasta que fue la hora de comer, siguió montándose en diferentes laminas transportadoras para poder ver la ciudad al completo. No pudo verla entera, ya que era muy grande y por lo que pudo escuchar estaba creciendo aun más ya que llegaban Refugiados de otras ciudades cada día. La palabra “Refugiado” no le hizo precisamente gracia al escucharla, pero es lo que eran. Habían huido de sus casas para ir a una ciudad extraña donde todo era nuevo para ellos.

No parecía que toda la ciudad estuviese muy contenta con la situación, el dar refugio a lo que ellos denominaban “gente extraña de otras ciudades sin intenciones claras”. Escucho a personas muy radicales hablar del tema que decían deber echarlos al bosque a todos y que se las apañaran, o que construyeran una ciudad para ellos solos. En cambio otros estaban la mar de contentos con la situación, les parecía bien conocer a gente de otras ciudades con ganas de liberarse de las ataduras a las que estas les sometían, y poder empezar una vida desde cero. Sehun pudo adivinar que aun quedaba mucho tiempo hasta que la gente se acostumbrara. No sabía cuánto tiempo llevaría Busan acogiendo a gente, pero al final se harían a la idea de que lo mejor que podían hacer era ayudar a los que lo necesitaban hasta que hubiese otra alternativa.

Entro en un pequeño restaurante de comida típica coreana. Pregunto al dependiente primero a ver cómo se las ingeniaban allí para pagar lo que comían. Aunque en Seúl la comida fuese gratuita había escuchado hablar de ciudades en las que tenías que pagar por ella y no sabía si Busan era una de ellas. El dependiente le contesto con una gran sonrisa en la cara que podía pedir cuanto quisiese, y luego le explico que a los nuevos, hasta que comenzaban a utilizar el sistema de “meritos” se les daba gratis de comer, pues era una necesidad básica.

-Deme entonces un plato de algo típico de la ciudad –pidió con una gran sonrisa en la boca. El dependiente asintió y al rato con una sonrisa le serbio un plato de algo que parecía ser verduras variadas con queso y algo crujiente gratinado por encima.

-“Dongnae Pajeon”. Todas las personas que vienen de fuera se quedan prendados de este manjar –le aseguro mientras le ofrecía dos palillos de metal-. Buen provecho.

-La verdad es que tiene muy buena pinta –admiro el plato mientras su barriga gruñía del hambre-. Dime, ¿Cómo va ese sistema por meritos? –pregunto mientras cogía un poco de la comida.

-¡Oh! Es sencillo. Los meritos los consigues cuando haces cosas bien, cosas que estén aprobadas por el Comité Disciplinario. A los chicos de tu edad por ejemplo les dan meritos si van a clase y sacan buenas notas, y con trabajos adicionales consiguen más.

-Es un buen sistema… -admiro mientras seguía comiendo-. Se parece un tanto al  que utilizaban los oxidados pero con buenas intenciones –esbozo una pequeña sonrisa asintiendo varias veces con la cabeza.

-Por ahora es el mejor sistema que se le ha ocurrido al Ayuntamiento y nos va bastante bien –dejo inclinar la cabeza hacia un lado-. Pero tarde o temprano caerán, como lo han hecho todos los sistemas creados por el hombre –advirtió.

-Aun así no creo que caigamos en los mismos errores que cometieron los oxidados en su día. Seriamos realmente aleatorios si lo hiciésemos.

-¿Aleatorios? –el hombre frunció el ceño al escuchar la palabra-. ¿Tanto te has juntado con los Cortadores que se te ha metido su vocabulario? –soltó una pequeña risotada divertido.

-Solo con uno, el que me trajo aquí y salvo mi vida de los nanos devoradores de cerebro –volvió a meterse otro cacho de comida en la boca-. Los demás no me hacen mucha gracia, aunque solo haya conocido a otra –admitió.

-Los Cortadores siempre son gente difícil de manejar. No sabes con que te van a saltar, y con ello incluyo el saltar al cuello –un escalofrío recorrió el cuerpo de los dos al imaginarse esos fríos dientes contra sus cálidos cuellos.

-¿No se supone que están curados y que ahora saben contenerse? –alzo una ceja de una manera un tanto curiosa.

-En teoría es así –asintió con la cabeza una sola vez para responder a su pregunta-. Pero a veces se llenan de ira y no pueden contenerse ni ellos mismos. Son gente difícil de tratar.

-Si los perfectos pueden curarse del todo los Cortadores también pueden hacerlo –concluyo el extranjero en un tono firme. Su interlocutor suspiro algo cansado, se dio la vuelta y siguió con lo que estaba haciendo antes.

Sehun se negó a dejar algo en el plato, ya que se encontraba tan hambriento que estuvo por pedir una ración más. Pero no quería molestar más al hombre, y salió no sin antes despedirse de él con educación y darle las gracias.

Se sentía pesado del calor que hacía en aquella ciudad. El sol pegaba de una manera dura y la humedad se había intensificado en el tiempo que había pasado dentro del pequeño restaurante. Volvió a subirse a una de las láminas transportadoras para ver si era capaz de encontrar un parque y pasarse el resto del día a la sombra debajo de un árbol.

Se suponía que sus amigos también estaban en la ciudad, pero no los había visto por ninguna parte y tampoco sabía cómo encontrarlos, debía de habérselo preguntado a Jongin. Luego pensó en que podría encontrarles en la fiesta de bienvenida o quizás en la residencia de Refugiados en la cual tenía en la habitación. Aun no se había acostumbrado a ver a gente tan extraña, pero el pensar que a la noche estaría rodeado de gente normal, perfectos e imperfectos que provenían de otras ciudades le animaba. Tuvo que preguntar varias veces a diferentes personas que camino debía de tomar para encontrar lo que él quería, pero al final a media tarde lo encontró.

Llego hasta un lugar bonito. Se encontraba entre la frontera de los distritos de Feopolis y Ancianopolis y estaba diseñado para que los padres pudieran tener un día tranquilo lejos del bullicio de la ciudad. Los niños correteaban, caían y reían bajo la atenta mirada de sus padres. Otros daban simplemente paseos y pudo observar como algunos perfectos habían pensado que el parque era algo parecido a un parque del placer, uno de los parque a los que las parejas iban a pasar el tiempo juntos y casi siempre acababan mostrando escenas algo calientes. Aun así los perfectos que hacían esto en el parque, lo hacían en lugares apartados donde los niños no les pudieran ver.

Encontró el lugar ideal para el al lado de unos matorrales, un lugar con sombra pues estaba debajo de un árbol, el cual no estaba excesivamente apartado de lo demás pero un lugar en el que podía estar tranquilo y no preocupado de que algún niño lo golpease con una pelota.

No le costó mucho relajarse, ya que se había acostumbrado hacía ya tiempo a dormir con todos sus compañeros gritando a su lado. Al ser el más pequeño, nunca se le dio bien el trasnochar, y aunque se empeñase en hacerlo siempre caía dormido mucho antes que los demás. Esto daba pie a que todos se burlasen de él y a que al día siguiente se despertase con la cara pintada por cortesía de Baekhyun y Chanyeol. Claro que todos tenían la culpa, ya que no hacían nada para pararlos, solamente reían y se decían entre ellos que anduviesen con cuidado para que no despertase. Lo había descubierto un día en el que aun sin tener sueño se hizo el dormido, simplemente para saber de que hablaban cuando no podía escucharles. Sus temas de conversación no variaban mucho la verdad, pero había descubierto que todos lo apreciaban mucho, aunque luego se estuviesen riendo de él todo el rato.

Al final, aun estando cansado del calor que hacía, no pudo aguantar más tiempo tumbado a la sombra. No después de haber estado tanto tiempo inactivo en el hospital. Se incorporo y miro alrededor con ilusión de encontrar algo que pudiera hacer. No muy lejos de donde estaba se encontraban unos niños jugando a un juego que no llego a identificar del todo. Los pequeños se metían dentro de una especie de traje que simulaba ser un robot y se dedicaban a esquivar lo que sus compañeros les tiraban. Se parecía al típico juego laser de pistola, juego que aun se conservaba de los oxidados, pero con la diferencia de que cuando a uno le daban en un punto vital, el robot te expulsaba. Otra diferencia era el hecho de que los proyectiles que se utilizaban estaban continuamente en el aire, ninguno de los jugadores tenia uno propio; debía de esperar a poder encontrar uno sin dueño o simplemente dejarse dar en algún lugar no mortal, aunque eso te quitase puntos.

Sin nada mejor que hacer decidió secuestrar uno de esos trajes. Dudaba que pudiera entrar dentro de uno, pero resulto que el traje fue cediendo a medida que se lo iba poniendo, hasta acabar completamente dentro.

Echo a correr campo a través sin saber a dónde ir. Pensó en esconderse, pero el juego entonces no sería divertido y en un lugar reducido le sería muy difícil esquivar los proyectiles. Definitivamente se iba a quedar en medio de todo. Lo que quería era sentirse parte del juego, y si no les daba ventaja a los niños que eran menores que él se hubiese sentido un abusón. Quizás fuese hora de poner en práctica lo que Jongin le había enseñado en plena naturaleza.

Dejo de correr hacia un lado y se planto en medio del campo desierto. Miro hacia los lados pero no pudo encontrar a ninguno de los niños que hasta hacia dos minutos se encontraban jugando. Se habían escondido y para ser tan jóvenes lo habían hecho realmente bien, parecía que le llevaban ventaja. Malditos críos.

Siguió dando vueltas sobre sí mismo hasta que vio como un proyectil iba directo hacia él. Pudo agacharse a tiempo y aun con dificultad para moverse con el traje se arrastro por el suelo hasta el lugar donde había caído. Se hizo un ovillo y tiro la pelota a unos arbustos que vio moverse, con la mala suerte de que resultaron ser una pareja de perfectos jóvenes liándose. Les pidió perdón con sumo cuidado, no quería ganarse enemigos en su primer día, cuando una de las pelotas alcanzo la parte posterior de pierna y se escuchaban risas infantiles.

Tenían ganas de jugar y parecía que la habían tomado con él, con el kamikaze demasiado mayor para jugar a juegos de críos. Se dio la vuelta e ignoro a la pareja, escondiéndose esta vez entre los matorrales. Se paso un buen rato allí, quizás media hora llena de aburrimiento en la cual no paso nada.
Aquel juego comenzaba a parecerle absurdo. ¿Qué tenia de divertido no hacer nada? Volvió a salir al campo abierto y esta vez los críos no tardaron en tirar proyectil tras proyectil. Pudo esquivar la mayoría de ellos aunque uno le golpeo en el antebrazo derecho y otro en la mano este mismo brazo. Por suerte no dolía para nada que te golpeasen con ellos, era como si lo hiciesen con un globo lleno de aire. Cuando ya se volvía a aburrir otra vez ya que nadie estaba haciendo nada, unos cuantos valientes salieron de sus escondites, sin ningún arma, aparentemente. Adivino que los pequeños llevaban ya antenas de piel, pues hablaban entre ellos a larga distancia. ¿Qué padres permitían a sus hijos pequeños operarse para poder comunicarse todo el rato? Y ¿para jugar a un juego? No le agrado la idea.

Su cuerpo se tenso al notar el peligro en el ambiente. No supo porque pero algo le impulso a rodar por el suelo. E hizo bien, pues justamente desde la parte trasera, una niña acababa de tirarle dos pelotas al mismo tiempo, que acabaron impactando en el chaval que se le acercaba por delante. Se incorporo y corrió hasta el robot abatido y el niño que era expulsado de dentro de este. Agarro los dos proyectiles y dándose la vuelta de una manera tan rápida que resbalo y cayó al suelo lanzo las dos pelotas contra dos de los robots que habían salido a su encuentro.

Acertó de lleno, dándoles en el pecho y dando tiempo a los demás a volver a esconderse de nuevo. Los niños abatidos salieron del campo de juego no sin antes mirarle con mala cara, enfadados con el por haberlos eliminado. Habían sido ellos, las pequeñas mentes macabras, las que le habían hecho una emboscada, si no les había salido bien no era su culpa.

Se paso casi toda la tarde jugando con los niños, a los cuales al final les acabo cogiendo cariño e incluso se aprendió sus nombres. Normalmente las personas más pequeñas que ellas le solían irritar, y por eso siempre trataba con gente mayor a él.

Para cuando quiso darse cuenta, el sol ya se estaba poniendo, tuvo que despedirse de una manera rápida de los niños y salió otra vez a todo correr del parque, no sin antes preguntarle a una de las madres, la cual tenía las mejillas plastificadas de un color que iba cambiando con la hora, que lamina debía de coger para llegar a la fiesta de la nueva gente.

Las explicaciones no debían de haber sido precisamente buenas, pues se perdió dos veces hasta que pudo encontrar el lugar, ya abarrotado de gente extranjera. Aun así el los veía como personas normales, después de ver el caos que había en la ciudad y lo excéntrica que llegaba a ser la gente. Se coló en la gran piña que hacia la gente en medio de la fiesta, solo para intentar pasar por uno más, como si llevase ya un buen tiempo allí.

Un par de chicas que tenía al lado comenzaron a cuchichear y a señalarle sin ningún tipo de disimulo. Se decían cosas entre ellas y reían. Sehun rodo los ojos y las ignoro. No sabía si estaban diciendo algo bueno o algo malo no iba a quedarse para averiguarlo. Por suerte una mano lo agarro con fuerza y lo saco del montón sin pedir permiso a nadie. Cuando pudo darse la vuelta sonrió de oreja a oreja al ver allí a sus compañeros, no todos porque estarían disfrutando de la susodicha fiesta, pero si los suficientes para sentirse cómodo.

-¿Dónde te has metido durante el día? –le grito Luhan intentando que su voz le llegase por encima de la música-. Jongin nos dijo que te daban el alta por la mañana.

-No sabía cómo encontraros y he estado dando una vuelta –explico hablándole en el mismo tono-. ¿Dónde habéis estado vosotros?

-Intentando encontrarte –Minseok se sumo a la conversación-. Pensamos que te habías perdido y que 
no volveríamos a verte nunca más –rio entre dientes de una manera dulce y pegadiza. Aunque sabía que bromeaba, Sehun no pudo evitar poner una mueca de desagrado en su joven cara.

-Sin mi aquí –Jongdae le ofreció un vaso de bebida que acepto de buena gana-, estoy seguro de que no os lo podríais pasar el medio de bien que conmigo.

Sin mediar ninguna palabra más se dio la vuelta y desapareció entre la multitud. Necesitaba relacionarse con gente más madura que unos niños, y ahora que sabía que no se encontraba solo en la fiesta podía andar con tranquilidad por esta. Sus compañeros no le retuvieron, sabían cómo era el menor y las ganas que tenia de pasárselo bien con personas que fuesen tan movidas como él.
La fiesta iba bien, hablo con unas cuantas personas de otras ciudades. Todos parecían tener la cabeza bien amueblada, no mostraban síntomas de ser cabezas de burbuja pero tampoco mostraban los de la radicalidad a la que estaba sometida Busan. Eran personas que huían de la perfección,  personas que buscaban ser ellos mismos.

Alguien toco su hombro de una manera suave pero efectiva, pues al instante se dio la vuelta, pudiendo ver a su tan moreno amigo en frente. Se sonrieron mutuamente antes de saludarse con la mano e ir a un lugar algo más apartado para poder hablar con más calma.

-Veo que también sabes hacer amigos mayores de los once años –comento.

-¿Me has visto jugar con esos niños? –pregunto algo avergonzado teniendo en cuenta lo infantiles que habían sido sus actos con ellos.

-Te he estado observando varias veces, para ver qué tal te desenvolvías en esta ciudad –admitió con una media sonrisa en su boca-. Extraño ¿verdad?

Sehun se encogió de hombros intentando buscar las palabras que tanto deseaban salir de su boca.

-Es una locura total –murmuro-. Me ha hecho darme cuenta de que la estupidez humana es insuperable –rio levemente.

-Lo que has visto no es precisamente una estupidez Sehun –negó con la cabeza mientras pasaba la palma de su mano por el brazo del menor-. Es el poder de la elección libre.

-Pero esa elección está haciendo que la gente deje de ser humana. ¿Has visto las operaciones que se hace aquí la gente? –sin poder evitarlo su tono de voz subió del desconcierto que le producía el asunto.

-Claro que lo he visto, y permíteme decirlo que más a fondo que tu –se aclaro la garganta-. Pero todas las personas que has visto hoy han escogido ellas mismas ser como son. ¿Acaso no has visto gente que aun se resiste a las esteticidades y se niega a operarse? –Sehun asintió con la cabeza como por arte de la inercia-. Esas personas también tiene voto en sus propias vidas y han decidido seguir como estaban. ¡Si hay hasta gente que ha decidido seguir siendo una cabeza de burbuja! Imagínatelo…

-Se sentirán más seguros siendo algo que desde un principio les dijeron que estaba bien. Ten en cuenta que los cabeza de burbuja viven felices pase lo que les pase, no pueden discutir ni sentir odio… No es tan malo ¿no? –le miro con unos ojos llenos de curiosidad-. Incluso yo me he planteado el volverme uno de ellos en cuanto tenga la edad para operarme –le confesó.

-¿Eres consciente al menos de que las operaciones que te causan lesiones en el cerebro son más serias que una que tan solo te cambia la apariencia? Éticamente hablando…

-No… no había pensado en ello –negó mientras el contorno de su boca formaba una pequeña “o”-. Tampoco creo que me fuese a importar cuando fuese un cabeza de burbuja hermoso y admirado.

-Pero tú ya eres hermoso y eres lo bastante hábil para ser admirado por algo más que por una cara bonita –le corto repentinamente.

-¿Cómo voy a poder ser hermoso con estos ojos tan pequeño y cara de sueño? –se señal el mismo la cara-. Eso es algo incompatible lo mires desde donde lo mires Jongin.

-¡Te estoy diciendo que eres hermoso y guapo! –rugió para hacerse oír por encima de los pensamientos-. Si tú no lo quieres ver allá tú. Pero si decides lesionarte el cerebro luego es difícil de cambiar y siempre es mejor hacerlo sin cura. ¿Cómo te sentirás al ver a los de tu alrededor progresar mientras tú te estancas?

-No tengo ninguna intención de estancarme en ninguna parte, solo quiero ser feliz junto a mis seres queridos. No sé porque no lo entiendes.

-Claro que entiendo que quieras ser feliz Sehun… -suavizo el tono aunque en ningún momento hubiese llegado a ser agresivo-. Pero me gustaría que lo fueras de una manera inteligente, sin retocarte nada –suspiro lentamente-. Te lo dice una persona que ha pasado por quirófano varias veces, en contra de su voluntad las dos.

-Creía que había quedado claro que somos muy diferentes el uno del otro –repuso con una pequeña sonrisa que no pudo ocultar.

-Lo somos –asintió entrelazando los dedos de su mano con los suyos. Sehun miro el acto de una manera concentrada, entrelazándolos el también con los suyos antes de sonreír. Levanto la mirada y giro la cabeza para mirarle. Pudo notar como el moreno se iba aproximando a él con lentitud-. Aunque yo sea mucho más guapo y atractivo que tu.

Quiso golpearle por decir eso. El moreno sabía lo poco que le gustaba que le recordasen eso. Pero se quedo quieto. Observo cómo cada vez estaban más cerca el uno del otro y no se movió. Dirigió su mirada hacia los carnosos labios del mayor y cerró los ojos.

-Kai… -la voz de Krystal le distrajo. Meneo la cabeza y carraspeo saliendo del pequeño trance en el que había entrado. El sonido de la garganta del moreno provoco lo mismo en el menor, el cual soltó rápidamente la mano de este y giro la cabeza, con los ojos bien abiertos y las mejillas completamente azoradas.

-Lo siento… Es que… me llaman –pudo pronunciar al fin mientras se rascaba la nuca algo molesto y cortado con la situación.

-¡Oh! ¡Claro! –exclamo como si le fuese la vida en ello-. Ve. No te preocupes –escondió su rostro debajo de la camiseta para que no pudiera adivinar lo avergonzado y nervioso se encontraba. Detalle inútil, ya que Jongin podía percibirlo con solo olerle o escuchar los latidos de su corazón.

-Nos vemos después –se despidió antes de levantarse y seguir un rumbo fijo. Sehun miro fijamente hacia donde se dirigía: Krystal.

La sangre le hirvió por dentro cuando vio a la chica esperando a su amigo. Sorprendentemente sonreía y con un gesto amigable agarro al moreno de la mano para llevarlo con ella al centro de la multitud para bailar con él. El ambiente se había tornado tranquilo y la gente no gritaba en ese instante, estaban relajados y ahora bailaban entre ellos de una manera más intima. Sujetos y muy cerca el uno del otro.

De la misma manera lo hizo la parejita. Con el ceño fruncido y de una manera directa se direcciono hasta sus amigos, agarro la mano de Luhan y con una sonrisa fingida le obligo a bailar con el de la misma manera que lo hacían los demás. Aunque el medio rubio no se lo esperase se dejo llevar sin ningún regañadientes, aunque le parece extremadamente extraña su actitud.

-No hagas caso de los berrinches propios de los aleatorios –le aconsejo Krystal al notar como el cuerpo de Jongin se tensaba bajo el suyo.

-Sehun es más que un simple aleatorio Krystal –replico intentando parecer tranquilo.

-No es necesario que intentes engañarme a mí –poso una mano sobre su hombro posando después su cabeza sobre esta mirando a Sehun con disimulo-. Te conozco lo suficiente para saber cómo reacciona tu cuerpo cuando le gusta alguien.

-No deberías de echarte tantas rosas Krystal –carraspeo suavemente-. He cambiado mucho desde entonces.

-No te hagas el interesante conmigo Kai. Puede que tú hayas cambiado, es lo que tendría que haber pasado al fin y al cabo; pero no puedes cambiar las reacciones de tu cuerpo. Tu olor, tus pulsaciones y manías son las mismas de las que tenias cuando tu y yo estábamos juntos. No sabía que te gustasen tan…

-¿Tan qué? –le corto de mala gana sin levantar la voz-. No deberías de juzgar a la gente solo por lo que ves.

-Soy una Cortadora, es normal que los vea todos inferiores a mí. Incluso a ti. Tú que has sucumbido a los deseos carnales y te escondes del mundo en esa cueva a la que llamas hogar… -musito sin cambiar de expresión.

-Escogí vivir así porque tú te fuiste por ahí con ÉL.

-Qué te molesta más: ¿Qué me fuese y te dejase atrás o que me fuese con él?

-Las dos cosas me parecieron realmente desagradables –sintió ganas de vomitar en ese preciso instante, aunque no tuviese nada en su estomago.

-La “Lluvia Mental” debía de ser expandida por todo el mundo. Pensaba que había quedado cla…

-Yo participe en su extensión. Pero no desaparecí de un día para otro sin decir nada. Kwangju aun te necesitaba. Nos dejaste en medio de una guerra –la acuso.

-Fui yo la que viajo hasta Daejeon para parar la guerra Kai –cambio la posición de su cabeza, ya cansada de estar todo el rato en la misma-. El me siguió, yo no le pedí que lo hiciera. Si tú me hubieses acompañado todo habría sido muy diferente.

-La única diferencia que habría habido serian el cambio de los roles en esta historia. Lo demás seguiría como siempre –se mordió el labio inferior con sus afilados dientes haciéndose daño para quedar callado-. Destruí parte del arsenal en Seúl. ¿Eso te vale para igualar el favor de cuidar de Sehun?

-Supongo. Solo espero que no fueses tan tonto de cometer el mismo error que cometimos Sulli y yo. Error que creó la “Guerra de Kwangju”.

-Descuida –bajo aun más la voz mientras giraban los dos para poder ver con sus afilados ojos la manera en la que Sehun y Luhan bailaban juntos.

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