[Hunhan] Luminescent II Parte 33

El primer beso (Sehun).

Cuando Jongdae abrió la puerta lo hizo con ilusión y entusiasmo, como si fuese un perro que esperaba a su dueño en la puerta, pero al verme toda aquella alegría desapareció de su rostro. Miró detrás de mí, para ver si venia alguien más pero al ver que no era así desistió.

-¿Qué quieres? –preguntó rápido mientras de la nada comenzaba a calzarse-. Luhan no está ahora mismo en casa está en…

-…en mi casa –termine su frase ya que suponía que el diría en el hospital y aunque parecía que poco le importase era información incorrecta-. Vengo a hacerme cargo de Tiarn ya que él está completamente agotado.

Me repasó con cierto disimulo, mirándome fijamente a los ojos. No parecía fiarse mucho de mí en ese momento. Como si yo fuese a hacerle algo malo a aquella pequeña criaturita. Al final, cuando pareció recordar que quería salir de casa, se apartó un poco de la entrada.

-Está en la sala de estar –me indicó-. Diles a Minseok y a Zitao que Luhan te manda a cuidarla y que me he ido al hospital –ordenó justo antes de salir corriendo a coger uno de los coches que tenían delante de la casa.

Extrañado, por el comportamiento de aquel chico, entre en la casa e intente adivinar cuál de todas las puertas podían llevar al salón principal. No me costó mucho encontrarlo pues pude reconocer enseguida a Minseok, el cual estaba mirando la televisión atentamente mientras Tiarn pintaba unos dibujos con gran interés.

-Perdón por la intromisión –hice una pequeña reverencia para mostrar mi respeto. Tiarn levanto la vista rápidamente y me sonrió. Hacía más de una semana que no nos veíamos y el tiempo era algo que se notaba. Se levanto de su pequeña silla y corrió a abrazarme. La cogí en brazos y deje que sintiese que estaba volando por un momento-. Tú Appa esta tan cansado que ahora mismo está dormido –le explique sin meterme mucho en detalles-. ¿Quieres venir conmigo al parque antes de ir a verlo?

La niña solo supo asentir con entusiasmo de lo feliz que estaba. Fui a saludar a Minseok con mejores modales pero observe que en realidad no estaba concentrado en mirar la televisión, si no que se había quedado dormido en una posición un tanto extraña.

Con cuidado deje a la menor en el suelo y escribí una pequeña nota para que no se asustara al despertar. Luego agarre la mano que la niña me tendía y salimos de la casa, en dirección al parque que a ella más le gustase.

Nos paramos en uno que estaba lleno de cuerdas, uno genial para jugar y escalar o por el contrario para caerte y pasarlo mal. Si alguien me viese en aquel lugar utilizaría el razonamiento de que solo quería cuidar de la pequeña Tiarn, y no jugar como el crio que había despertado en mí al ver tal magnifico parque.

-¡Plebeyo Sehun! –aunque Tiarn siguiese siendo la princesa de sus juegos, yo había pasado a ser de un príncipe/mago/monstruo a un plebeyo como otro cualquiera, pero esto se debía a que me había negado a hacer de rana ya que iba a acabar agotadísimo si me ponía a ello-. Si no me da la mitad de sus ganancias acabare por echarte de mi reino.

¿Dónde había aprendido aquellas palabras y conceptos? Dudo que cuando uno de todos sus “padres” le hablase lo hiciese con palabras como “ganancias”. Lo que había visto de ellos era que mimaban mucho a la pobre chica y que siempre le hablaban con dulzura y de una manera sencilla.

-Pero Princesa Tiarn…. –comencé yo a lamentarme-. Mis pastos este año han sido escasos y no tengo para dar de comer a mi familia ni a nadie…

Las madres del parque nos miraban con curiosidad y se reían por lo bajo. Seguro que no acostumbraban a ver a un hombre hecho y derecho de mi edad jugando de aquella manera con una niña tan pequeña y tierna como Tiarn.

-Hay algo que puedes hacer –exclamo mientras saltaba a un nivel más bajo y se ponía a mi par prácticamente. Tuve que agarrarla de las piernas para que no se cayese, aunque esto provocase casi mi muerte pues me tambalee malamente-. Algo que toda la humanidad del parque desea y que yo sola puedo tener –frunció el ceño mientras me miraba dándole así un toque más infantil.

Sonreí sin poder evitarlo. Justo en el mismo momento en el que ella planto sus labios sobre los míos. Sorprendido no pude moverme hasta un rato bien largo. La mire fijamente con los ojos abiertos, ella seguía mirándome fijamente (como si quisiese devorarme con la mirada) pero se había puesto roja. Pronuncio algo que no llegue a entender bien, pero me sonó a chino más que a coreano la verdad.

-Ahora puedo llamarte Oppa –eso sí que lo entendí ya que hablo en  coreano-. Jongdae-Omma dice que cuando una chica tiene novio le llama Oppa y el chico se derrite por dentro al escuchar palabras tan dulces de su novia.

-Ya pero… -¿Cómo rechazar a una niña pequeña? Hasta entonces me lo había tomado como un juego inocente, pero que me besara…-. Yo ya tengo a alguien especial, Tiarn –mis palabras sonaron de manera triste. No me sentía cómodo rompiéndole el corazón a una niña tan pequeña-. Lo…

-¡Eres un mal plebeyo! –exclamo a la vez que me empujaba de los hombros y yo tenía que agarrarme a algo para no caer tres metros hacia abajo.

Con una impresionante agilidad bajo por el torreón de cuerdas y echo a correr, algo que también hice yo cuando pude, pues me costó más bajar que a ella. La llame a voz de gritos mientras ambos corríamos pero no quería pararse. Cuando conseguí cogerla ya recorrido casi una calle entera.

-¡Tiarn! –subí un poco la voz esperando que me hiciese caso y dejase de revolverse entre mis brazos mientras ella mascullaba en una especie de idioma entre chino y coreano. Siguió dando guerra toda la trayectoria hasta su casa, donde salió corriendo a su habitación mientras… lloraba.

Me sentí muy mala persona al ver aquella escena. Era realmente malo por hacer llorar a una niña tan buena como Tiarn. Sin contar con la bronca que me iba a caer por parte de Luhan al hacerla llorar.