[ChenLay] Coaxed out surreptitiously Parte 2




POW Chen:


Durante las siguientes semanas, puede que llegase a hacer un mes, seguimos teniendo esos encuentros casuales llenos de sexo desenfrenado. Cada día notaba como su cuerpo se iba acostumbrando a mis exigencias. Estaba seguro de que al principio le dolía, no es que lo hiciese queriendo, pero si mi cuerpo me pedía bruto placer, me gustaba dárselo. Y al menos ahora iba sin haber bebió nada, o sea que podía permanecer despierto todo lo que fuese necesario para que los dos pudiéramos llegar al orgasmos.

No quería terminar como mi padre por reprimirme de manera sexual. No quería ser un ejecutivo aburrido que tenía a su mujer a dos velas y hacia como que no se enteraba cuando esta le ponía claramente los cuernos. Me daba igual acostarme con un chico o una chica siempre y cuando quien penetrase fuese yo. Siendo sincero conmigo mismo, prefería follar con un chico ya que el ano siempre estaba más prieto y estrecho que una vagina y… el placer manda.

Aun así, también tenía mis días tranquilos, incluso románticos. Y últimamente estaba teniendo del segundo tipo más de lo habitual. Sabía perfectamente porque Lay se había acercado a mí. Lo veía en su mirada y en su fingida apariencia. Ni me importaba ni me molestaba. Yo conseguía lo que quería aunque por el contrario él se frustrase cada vez que me veía alejarme sin decirle nada.

-Ayer hizo un mes desde que empezamos estos encuentros –me comento haciéndose el desinteresado. Debía de admitir que sabía lo que hacía pero para su desgracia a mi no me engañaba-. Deberíamos de hacer un intercambio de regalos u algo ¿no crees? –se tapo con las sabanas mientras yo me incorporaba para encontrar mi desperdigado traje.

-Los regalos son para las parejas, no para los amantes –aclare con voz distraída mientras me ponía la ropa interior. No me gustaba sentir aquella zona tan liberada delante de la gente. Aunque fuese una persona que ya me la había estado viendo, acariciando, chupando y envolviendo durante ya un mes.

-También son para los amantes si los quieres mantener callados –sonrió intentando que no pareciese una amenaza sus palabras.

-No tengo pareja sentimental, o sea que ya ves lo que me debería de importar que le pudieras contar algo –me senté sobre la cómoda para poder ponerme bien los pantalones mientras observaba su delgado cuerpo con atención. Si bien todo había empezado como un juego de borrachos ahora poco a poco se le iba de las manos. No de la manera con la que se le pudiera herir a alguien al menos.

-Y ¿familia?

-Si consigues contactar con ellos deberías de ser un genio –suspire al recordar aquellas sosas cenas de familia que había tenido tantas veces. Esas en las que los familiares ni se miraban a la cara y cuando hablaban lo hacían con los sirvientes para que les trajesen algo-. Ni yo sé donde están -escuche un pequeño bufido y como se revolvía entre las sabanas. Me agache a coger la camisa y comencé a ponérmela-. Siento que tu numerito de chico perfecto se te haya ido a la mierda, pero yo no soy un analfabeto callejero.

Las sabanas se volvieron a revolver y en cuanto alce la mirada Yixing estaba frente a mi completamente desnudo. Estaba orgulloso de su propio cuerpo y aquello de algún modo me producía admiración, pero no una que se le tiene a alguien que tienes a alguien superior a ti.

-Puede que yo me haya criado en las calles, pero se mucho más de lo que tú puedas aprender en toda tu vida –su mirada se había vuelto seria, se había enfadado por lo que acababa de llamarle. No era de extrañar. ¿Qué joven soportaba que se rieran en su cara y luego le insultaran? Oh no. Los jóvenes de hoy en día no teníamos respeto alguno, y claramente me incluyo en ese grupo-. A diferencia de ti yo si me sabría desenvolver en tu entorno, pero tú en el mío no durarías ni una hora sin que te pasara una “desgracia”.

-No estoy aquí para hablar de quien de los dos ha tenido una peor vida Yixing –mi voz sonó demasiado tajante, incluso a mi me sorprendió-. Yo nunca dije de tener una relación seria contigo, tú aceptaste a venir conmigo a un hotel la misma noche en la que nos conocimos. Si te hiciste ilusiones…

-Sabes perfectamente que no hablo de ilusiones –le corto de manera chirriante-. Sé por experiencia que no todo el mundo cae en las redes de un león. Pero de ahí a llamarme analfabeto…

-No te he llamado exactamente a ti analfabeto. Me da igual que clase de estudios tengas –negué mientras mi gesto se contraía-. Si hubiese querido saber eso te hubiese hecho un inútil test de inteligencia antes de dejar que me hablases. Pero no sé porque te molestas tanto. Fuiste tú quien se acerco a mí con intenciones de sacarme dinero, no porque te gustase.

-Tengo que pagar las recetas de mi abuela y nadie quiere contratar a un niño que no sabe hacer nada –espeto intentando auto defenderse.

-Y ¿es mejor venderse por dinero? -¡Plas! Su mano impacto contra mi mejilla. Había herido sus sentimientos, pero a mis palabras no le faltaba razón. Lo hacía y eso no se lo podía negar.

-No recuerdo haber recibido un solo won tuyo desde que nos conocemos –me recordó.

-Si indirectamente. Soy yo quien paga los hoteles y como has podido ver me he encargado de que te sintieras cómodo en todo momento –alce las dos cejas sin entender porque estaba molesto.

-Eres una bestia Kim Jongdae –musito antes de darse la vuelta y comenzar a buscar su ropa con prisa.

-Solo estas molesto porque es la primera vez que te rechazan. ¿Me equivoco? –Yixing no me respondió, simplemente siguió cogiendo sus cosas y poniéndoselas de una manera casi desordenada ante mi atenta mirada.

-La venganza es un plato que se sirve en frío ¿sabes? No creo que sea muy difícil joderle la vida a un niño de papa.

Una risita de mofa salió de mis labios como respuesta a su amenaza. No me daba ningún miedo lo que él pudiera hacerme, en el hipotético caso de que pudiera hacerlo. Comprendía que lo que le había molestado era mi falta de tacto al hablarle y al llamarle lo que me venía en gana pero tampoco veía mayor diferencia entre eso y fingido interés en mí.

-Tú sabrás en que vas a gastar tu tiempo Yixing –me encogí de hombros mientras me ponía la americana y me dirigía hacia la salida-.  Personalmente lo veo una pérdida de tiempo.

Volvía escuchar un bufido proveniente del mayor, luego salí por la puerta y casi de seguido pude escuchar como algo fuerte golpeaba contra la puerta. He de admitir que como ser humano siempre me había gustado ver las reacciones de la gente ante las distintas situaciones, y la rabieta de Lay me había parecido de lo más inesperada. Por educación y respeto había acallado mi boca, pues si no hubiesen salido muchas más palabras que le hubiesen gustado todavía menos.

Creo que nunca podría comprender aquellas emociones que sentía la gente. A mi edad lo normal era haberse enamorado al menos haber tenido una novia. Pero no era mi caso. No sabía implicarme con las personas como un ser humano normal. Mis padres habían sido tan fríos al tratarme y entre ellos que veía normal que la gente ni se tocase. Puede que por esta misma razón me gustase tanto el sexo desenfrenado: al no haber tenido jamás contacto físico satisfactorio y cariñoso con nadie ahora lo buscaba de manera masiva.

No sé. Son especulaciones mías al menos, ya que yo no soy psicólogo, sino empresario.

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