[Hunhan] Luminescent Parte 30

Mis exámenes serán en enero, y por lo cual aunque este de vacaciones no voy a poder escribir casi nada. Por esta misma razón, he pensado en reducir de tres a dos las publicaciones hasta que termine los susodichos asquerosos quita vidas y de todo.. 8( (??) Es para poder tomármelo con algo más de calma y no sentirme obligada a publicar si o si, cuando tengo cosas que son muy importantes que hacer ;;
Siento las molestias, nos vemos ~.

Lo ha dejado (Sehun).


Eterna.

Así es como se me hizo la espera. Tiarn no quería irse a dormir. Quería jugar con los dos, ahora que nos tenia juntos. Y por mucho que me hubiese gustado satisfacer sus pequeños deseos, quería pasar un rato a solas, un rato íntimo, con mí… ¿medio pareja? No sé que me pasaba aquella tarde, pero desde que había despertado en el sofá de Luhan desnudo, nuevamente, sabiendo que no habíamos llegado a mayores por mi culpa, mi cuerpo se excitaba con facilidad y constantemente, más de lo normal, tendía a hacerlo notar.


Desde la cocina escuche como el rubio le cantaba una canción de nana a su sobrina en chino. Creo que era chino al menos, pues no llegue a entender nada de nada prácticamente. Había que tener en cuenta que al menos tenía el detalle de hablarme siempre en coreano y no en su idioma natal, aunque no sería la primera vez que se le escuchaba hablar en aquel idioma.

-La semana que viene estaré ocupado y necesitare que cuides de Tiarn –me informo al entrar en la cocina. Yo, que me había cogido un pequeño zumo de brick, me había sentado en la mesa, expectante de su llegada.

-¿Trabajo…? –alce una ceja de mala gana sabiendo a que se estaba refiriendo con eso de ocupado. Sinceramente, no me hacía ninguna gracia que se dedicase a tener sexo con otras personas. Vale que yo no se lo diese pero… pero no estaba bien que lo hiciese.

-No es el que tú te crees –sonrió acariciando mis piernas y posándose entre ellas subiendo sus manos casi hasta mi cadera-. ¿No te he dado ya la noticia de que lo he dejado? –sonrió de oreja a oreja, esperando ver la misma reacción en mi y la cual no tardo en aparecer en mi rostro.

Complacido y lleno de euforia sonreí aun más ampliamente, dándole un pico en los labios sin querer. Lo había hecho por inercia de lo feliz que me hacia esa noticia.

-¿Por qué? –pregunte con cierta curiosidad, aun esperando que la respuesta fuese lo que yo esperaba. Que lo había hecho por mí y porque nuestra relación prosperase. Alargo su mano hasta entrelazar sus dedos con mi pelo, tirando de mi cabeza para acercarla a la suya.

-Lo sabes bien –susurro suavemente sobre mi mejilla antes de depositar un pequeño beso sobre mi mandíbula. Paso a besar, con la misma intensidad, el contorno de mi cara, acabando en la parte baja de la oreja-. Además, no quería que me volvieses a llamar puto.

Con aquel comentario me hizo reír. Sentí que con aquella risa, el cosquilleo que se me había acumulado en la parte alta de la barriga de desvanecía, o al menos deje de notarlo. Sonreí nervioso, al notar tan solo como había posado su mano sobre mi miembro, sin moverlo ni nada. Siguió entrelazando sus dedos en mi pelo, haciendo el gesto más rápido que antes, buscando con su lengua mi boca. La cual le espero ya abierta para no encontrase ninguna dificultad.

Cansado de ser el pasivo en ese momento, lo agarre de la cintura, aproximándolo a mí de manera peligrosa. Su cuerpo choco contra el mío, pero ninguno de los dos nos quejamos al estar más concentrado en controlar la lengua del otro. Con el empeño que le poníamos los dos, el beso en seguida se volvió más violento; a lo cual nuestros cuerpos respondieron de la misma manera. ¿Cuándo había sido qué los dos habíamos acabado sin camiseta, sin nada que nos tapase el torso? Aunque la noche fuese fresca, no era el caso de lo que estábamos viviendo allí dentro.

Empujado por una fina mano, acabe tumbado contra la mesa boca arriba. Luhan estaba medio echado sobre mí, excitándome ambos pezones a la vez. Uno, con rápidos y babosos movimientos de lengua, mientras que el otro con la suavidad de sus dulces dedos hacia pequeños movimientos. Notaba como mi miembros se ponía cada vez más duro, el cual estaba siendo apresado entre mi entrepierna y la parte alta de la barriga de Luhan. Este no parecía darse cuenta de lo que estaba provocando en mí, por lo lento que iba, y aquello me estaba matando por dentro de cierta manera.

Los nervios me estaban matando de sobremanera en realidad.

-No te preocupes –interrumpió su faena con la boca para hablar-. Todavía no ha llegado el día –sus intentos de tranquilizarme surgieron efecto, pues mientras hablaba y sin que yo me diese cuenta se había deshecho de mis pantalones y ropa interior; y por lo que pude notar y ver, también de los suyos propios.

Se subió encima de la mesa con cuidado de no caerse, y se sentó sobre mis piernas; dejando que nuestros fuertes miembros se rozasen entre ellos y se golpearan varias veces. Llegue a pensar que aquel contacto me mataría con lo delicioso que era y por lo que me estaba haciendo esperar. Pero no tenía derecho a quejarme de aquello después de dejarle varias veces con las ganas.

Con el descaro característico que el tenia, agarro nuestros dos penes con las manos, pegándolos uno al otro. Gemí excitado por el contacto pleno con su suave piel, arqueando ligeramente la espalda en busca de más.

Comenzó a masturbarnos a los dos.

La vista que yo tenía desde ahí era genial. Desde abajo podía ver el bonito y delgado cuerpo de Luhan. Recordando así las palabras “un poco plana” con las que había descrito a la supuesta chica delante de Jongin. Ahogue un gemido en su boca al notara como se acercaba a mí, estrechando más el contacto entre los dos. Sin pensármelo dos veces, deje la timidez que no debía de tener en aquel momento a un lado y pegue mis manos a las suyas. Debió de agradarle que lo hiciese pues en seguida se volvió más fogoso.

Mordió mi lengua, de una manera estrecha, mientras mis ojos se cerraban por la situación de éxtasis que estaba disfrutando en ese momento. Que sus dedos me tocasen por donde el quisiese me parecía tan buena opción como penetrarle. Hacerlo con Luhan era como hacerlo cada día con una persona distinta, pero sin dejar de ser él. Le gustaba innovar y no hacer siempre lo mismo. Le gustaba hacerme sentir bien y tenía la paciencia para aguantar mis berrinches sexuales en los que me negaba a hacer lo más simple o mínimo.

-Gege… -me mordí el labio antes de soltar un gemido que interrumpiese mis palabras-. De verdad que me gustas mucho –le confesé a la vez que notaba el espeso líquido inundar mis manos y mi tripa.

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