[Myungstal] Inmantera Parte 5




Eran las cinco menos cuarto cuando el timbre de su casa sonó de una manera estrepitosa. Myungsoo se levanto a desgana de la cama, muy adormilado. Siempre había tenido el sueño muy pesado y le costaba levantarse, pero la persona que estaba llamando a su puerta era tan insistente que le había llegado a molestar y a hacer que saliese de la comodidad de su cama solo para atenderle. Abrió la puerta de par en par dispuesto a decirle a la persona que tenía unas cuantas cosas bien dichas, pero se quedo completamente callado al ver quién era.


-¿Qué haces aquí Hajin? –le pregunto extrañado y de mala manera-. No sabía que supieses visitarme por gusto –comento entre dientes a punto de cerrarle la puerta en las narices.

-No digas estupideces –espeto el mayor mientras interponía su pierna en medio de la puerta para que no la cerrase. Con una mano la abrió del todo y sin permiso se metió dentro. Camino hasta el sofá dejando el bulto que tenia a la espalda sobre el mismo. Parecía que había cargado durante mucho tiempo con él y que ahora ya se sentía liberado y cómodo consigo mismo.

Myungsoo paso su mirada hacia el sofá, abalanzándose hacia esa dirección al reconocer la cara de Krystal entre su maraña de alborotado y despeinado pelo. Tenía varios moratones en la cara, y más de una rozadura por lo que veía. Sus manos estaban llenas de heridas pequeñas y completamente rojas, irritadas.

-Pero… ¿qué? –pudo pronunciar al fin sin entender nada mientras miraba a su antiguo compañero que ni se dignaba a mirarle, con un aura de despreocupación en su pose.

-Estaba en el club con mi último ligue cuando la vi allí con otros dos chicos que la estaban tratando como más les daba la gana –soltó una pequeña risa que no pudo reprimir-. ¡A una mujer no hay que tratarla así por muy estúpida que sea! –parecía que tuviese ganas de escupir mientras hablaba-. Y sé que por muy desagradable que sea ella, te cae bien o… no quiero imaginarme el tipo de relación que tenéis –negó mientras en su rostro se formaba una mueca de desagrado-. Tuve que pelearme y todo, y para mi sorpresa ella me ayudo con esos cabrones… -Myungsoo pudo reparar en los golpes que había en su cara también, y aunque no podía ver sus manos, sabía que sus nudillos tenían que estar completamente blancos de la rabia, quizás con alguna herida o marcas de sangre de otras personas.

-No esperaba que precisamente tú hicieras algo como esto… -murmuro anonadado al escuchar los actos que habían pasado aquella noche. No se podía creer que Park Hajin, el chico con el que tantos problemas y roces habían tenido durante años, hubiese hecho algo como eso por él.

-Una mujer en apuros es una mujer en apuros Kim Myungsoo –le recordó una vez más pues en todos los años que se conocían se lo había repetido ya un centenar de veces al menos-. Esta novieta tuya no me caía bien antes, incluso ahora la miraría por encima del hombro, de la misma manera que ella lo haría conmigo. Pero por muy mujeriego que sea no me importa ayudar a las novias de mis compañeros –y dicho esto, se tiro sobre una de las paredes, quedándose callado después de haber dicho aquello que el moreno jamás creyó que fuese a escuchar de su boca.

Después de una media hora, Myungsoo le indico que si quería podía dormir en su cama, y así poder descansar, más de lo que iba a hacer estando tirado en el suelo. Hajin, no replico y sin decir una sola palabra se metió en su habitación, dejando de mientras Krystal aun seguía dormida en el sofá y el moreno se disponía a hacer algo que le mantuviese entretenido. Si bien era una persona paciente, no le agradaba tener que estar quieto y despierto mientras los demás dormían plácidamente. Solo le hacía verse a sí mismo como un acosador o algo parecido y ¿quién quería verse a sí mismo de esa manera?

Cuando Krystal despertó le dedico una pequeña sonrisa que en seguida se desvaneció del dolor que le procuraba. Se llevo las manos a las mejillas, pero no llego a tocárselas, con miedo de seguir haciéndose daño. El mayor se sentó a su lado, posando sobre su rostro un paño frio para que la cara se le tranquilizara y durmiera, o al menos dejase de dolerle de aquella manera.




-Entonces ha vuelto –las palabras de Sungyeol no eran una pregunta, si no una afirmación que hecho en alto aun sin creérselo del todo-. Así, sin más. Sin decir nada, y tú vas y la vuelves a admitir en tu casa otra vez ¿verdad? –el pequeño asintió con la cabeza antes de meterse un cacho de bollo en la boca.

Se encontraban en la universidad, era la hora del descanso y como siempre, Sungyeol había invitado al menor a comer algo para que no siguiese tan delgado como lo estaba ahora.

-Eres tonto –declaro el alto zarandeando a su amigo por los hombros-. ¡Olvídate de Krystal de una vez por todas! Acabara jodiendote la vida y lo sabes. ¿Por qué sigues con ella?

-¡Ya vale Hyung! –exclamo por primera vez en mucho tiempo. No sabía ni porque le había contado que Krystal había vuelto a su amigo. Tenía que haber supuesto que aquello era una mala idea después de ver la nueva hostilidad que sentía hacia ella y que cada vez que sacaba el tema de la pobre chica acababan discutiendo-. Es mi casa y hago lo que quiero en ella ¿mh? –le miro a los ojos de una manera un tanto desafiante porque aquello ya pasaba de castaño oscuro y estaba cansado de lidiar entre ellos dos.

-¡Un perro te saldría mucho mejor! ¡Te lo dije y no me hiciste caso! –abruptamente el mayor se separo de él, agarro su mochila e hizo ademan de irse-. Cuando no tengas nada en tu vida porque ella te lo ha arrebatado todo no vengas a mi –sentencio antes de irse del lugar.

-¡Hyung! ¡No seas así! –le pidió el dando un paso adelante, sin ir detrás de él. Negó con la cabeza varias veces. No entendía porque Sungyeol se enfadaba tanto. No era asunto suyo y el tampoco le obligaba a ver a la menor. Vale que no le cayese bien, eso era algo completamente normal, pero de ahí a dejar de hablarle por no hacerle caso pues, como que había un gran trecho.




Inesperadamente recibió una llamada cuando se encontraba en medio de una clase de la universidad, matemáticas discretas para ser más exactos. Jamás entendería porque le llamaban así, si se veía claramente que eran matemáticas. Era una asignatura que le gustaba y disfrutaba en clases, por raro que sonase, pero le parecía algo estúpido. El número era desconocido y le entro tal curiosidad que salió de clase para poder atenderla.

-¿Si? ¿Quién es? –hablo de una manera normal. Puede que fuese su hermano menor o algún amigo, pero siempre era mejor prevenir que curar.

-¿Señor Jung? –la voz era de alguien mayor, suspiro para sí mismo sintiéndose aliviado de haber tratado con respeto a la persona que se encontraba al otro lado.

-No. Creo que se ha equivocado de teléfono. Lo siento.

-¿Usted no es el padre de la señorita Jung? Su número esta anotado como teléfono de contacto para la señorita Jung Soojeong.

-¿Se refiere a Jung Krystal?

-Em… Supongo. En este instituto es conocida por ese nombre al menos –escucho el sonido de cómo el hombre se recostaba sobre su asiento-. ¿Es algún pariente?

-No. Soy su compañero de piso. Su casero por decirlo de alguna manera –se recostó sobre la fría pared para estar algo más cómodo-. ¿Puedo ayudarle en algo quizás?

-Debería de venir a recogerla –el mayor suspiro al otro lado del teléfono-. No sé en qué situación se encuentra precisamente o si es usted su tutor personal o algo pero alguien tiene que venir a recogerla.

-Entiendo… -alargo la palabra mientras se daba la vuelta hacia su clase-. Me pasare por ahí cuanto antes –prometió antes de colgar el teléfono.

Entro en clase con el mayor sigilo que pudo. Siempre había sido una persona muy cuidadosa y si no quería llamar la atención no la llamaría, no se le caerían las cosas ni iba a montar ningún numerito. Si el profesor le preguntaba algo, aunque lo dudaba, diría que tenía algo urgente que hacer. Un asunto familiar.

Le costó bastante llegar hasta el instituto en el que estudiaba Krystal. No estaba precisamente al lado de su facultad y el metro se había encargado de tardar lo máximo posible en llegar a cada parada. Al entrar por la grande puerta la situación no mejoro. Estaba bastante exaltado y no conocía el instituto, no sabía a dónde tenía que ir. Pregunto a varios alumnos donde estaba secretaria, y después de unos cuantos intentos pudo llegar hasta una gran sala donde había unas cuantas mujeres trabajando.

Una de ellas, de mediana edad, se le acerco con una gran sonrisa a preguntar. La señora intento responderle amablemente aunque el gesto que puso al escuchar el nombre de Krystal y que le habían llamado no paso desapercibido para el joven. Sin hacerle esperar más le hicieron pasar a la sala de espera del director, donde se encontró con la joven.

Agotado por todo el ejercicio y prisa que había hecho tan repentinamente se dejo caer sobre el asiento de al lado en el que se encontraba ella. Esta la miro y sonrió tímidamente, como si el tema no fuese con ella del todo.

-¿Algo que deba de saber? –le pregunto aun respirando con algo de dificultad.

-Nada que no hayas visto –hablo en voz baja inclinando su cuerpo hacia el-. Le pegue a un chico baboso, ya sabes.

Ambos soltaron una pequeña risa que intentaron controlar. Más que nada porque aquello no estaba bien. No era adecuado ir pegando a la gente, y menos en un instituto. Por cosas como esas solían expulsar a la gente y en un lugar tan prestigioso como aquel seguro que el castigo era aun mayor.

La puerta del despacho del director se abrió y de ella apareció un señor entrado ya bien en la madurez que aun así seguía conservando intacto la mayoría de su pelo, casi sin canas. Con un gesto indico a Myungsoo que se metiese en su despacho. Este obedeció después de haberle dejado sus pertenencias a la menor.

-Soy Kim Myungsoo señor –le saludo con una pequeña reverencia antes de sentarse en la silla que el mayor le ofrecía.

-Siento que nos tengamos que conocer en estas circunstancias señor Kim –se sentó en su asiento mientras le ofrecía otro al pelinegro-. Lamento comunicarle que un episodio de agresividad como esta no se puede tolerar en ningún instituto, y menos en uno privado. Usted parece un buen chico y… no estoy seguro de que juntarse con alguien como la señorita Jung sea lo más correcto. Hasta hace tres meses su actitud era impecable, digna de una señorita pero…

-…cambio –término por inercia la frase del director-. Sin ánimo de faltarle al respeto Señor…

-Park, señor Park –le indico el apellido del cual debía de tratarle.

-Sin ánimo de ofenderle director Park, pero Soojeong no es el tipo de persona que va pegando a la gente porque le entra en gana. Debe de haber algo que se le pase o que no pueda ver. La he estado observando desde que la conocí y podría decir que no alberga precisamente mucho cariño por los chicos. Le he visto incluso pegar a un amigo, un chico grande y fuerte, porque se le acerco demasiado –se meció un poco en el asiento algo incomodo. No le gustaba faltarle al respeto a sus mayores, y menos si era alguien con poder-. Si va a castigar a Krystal por protegerse a sí misma, debería de plantearse también el castigar a ese chico al que ha agredido.

-Tiene un punto de vista… más o menos interesante –le aseguro después de un minuto entero de silencio-. Aun así tengo que expulsarla al menos una semana. Son la normas y el Consejo de Estudiantes se me vendría encima si hiciese una excepción –confeso.

-Y ¿no va a hacer nada más? Ahí fuera –señalo a través de la puerta-, Soojeong me ha confesado que si ha pegado a ese chico era por ser un baboso y porque quería propasarse con ella. ¿¡No es eso un gran escándalo!?

-Lo es si, lo es… -murmuro por lo bajo.

-Y ¿¡no piensa hacer nada!? –golpeo con las manos la mesa mientras se ponía de pie y miraba al director de la manera más fría que podía.

-Cálmese por favor señor Kim –le suplico mientras retorcía sobre la misma silla-. Aun no está claro lo que ha pasado y…

-¿¡Me está diciendo que tiene claro que Krystal ha pegado a un chico pero que no tiene claro lo malo que es que un chico ande metiendo mano sin permiso a pobres muchachas!? –volvió a golpear la mesa esta vez con más fuerza.

El despacho volvió a quedar nuevamente en silencio. No parecía que ninguno de los dos fuese a ceder fácilmente ante sus fuertes convicciones. El pobre director, acabo por rodar los ojos y rascárselos después con las yemas de los dedos.

-Se me va a caer el pelo pero… los dos serán expulsados.

Suspiro con fuerza dando a notar que le había costado mucho llegar hasta esa decisión. Myungsoo sabía que no debía de ser nada fácil, no al menos en una escuela como aquella tan pija y tan de todo. No era, para nada, comprable con la que él había acudido. Su instituto había sido el nido de los delincuentes juveniles de Seúl. Aun la gente no se explicaba como él había salido tan bien.

Con una pequeña inclinación de cabeza, dejo al caballero en su despacho, saliendo y encontrándose con los curiosos ojos de su compañera de piso nada más hacerlo.

-Coge tus cosas y vámonos –le ordeno sin llegar a ser duro-. Estas expulsada.

Como si fuese un auto reflejó, la pequeña obedeció con un asentimiento de cabeza. Dando casi a parecer que le iba a hacer caso en todo, aunque el mayor bien sabia que eso no iba a ser así y que aquella era una situación especial.

4 comentarios:

  1. Unnie(?) amo este fic y como escribes;; por favor síguelo, yo quiero saber que pasa(?) eres la mejor yo leo todos tus fics*-*<3

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    1. Estoy intentando escribir de todos la verdad, pero por favor ten un poco de paciencia porque este me cuesta un tanto... TT Como lo empece hace mucho se me han ido muchas de las ideas que quería utilizar aquí y... TT Pero lo terminare E____E En realidad se supone que la trama real llega en nada *-*

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  2. Toda la paciencia que necesites<3 y esperare ansiosa*-* por cierto amo Luminescent desde la primera temporada*-* eres la mejor;;<3

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    1. En cuanto termine un serial que tengo ahí también con la espinita me pongo a ello. Te lo prometo :)
      Gracias por tu apoyo ;;

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