Eran las cinco menos cuarto cuando el timbre
de su casa sonó de una manera estrepitosa. Myungsoo se levanto a desgana de la
cama, muy adormilado. Siempre había tenido el sueño muy pesado y le costaba
levantarse, pero la persona que estaba llamando a su puerta era tan insistente
que le había llegado a molestar y a hacer que saliese de la comodidad de su
cama solo para atenderle. Abrió la puerta de par en par dispuesto a decirle a
la persona que tenía unas cuantas cosas bien dichas, pero se quedo
completamente callado al ver quién era.
-¿Qué haces aquí Hajin? –le pregunto
extrañado y de mala manera-. No sabía que supieses visitarme por gusto –comento
entre dientes a punto de cerrarle la puerta en las narices.
-No digas estupideces –espeto el mayor
mientras interponía su pierna en medio de la puerta para que no la cerrase. Con
una mano la abrió del todo y sin permiso se metió dentro. Camino hasta el sofá
dejando el bulto que tenia a la espalda sobre el mismo. Parecía que había
cargado durante mucho tiempo con él y que ahora ya se sentía liberado y cómodo
consigo mismo.
Myungsoo paso su mirada hacia el sofá,
abalanzándose hacia esa dirección al reconocer la cara de Krystal entre su
maraña de alborotado y despeinado pelo. Tenía varios moratones en la cara, y
más de una rozadura por lo que veía. Sus manos estaban llenas de heridas
pequeñas y completamente rojas, irritadas.
-Pero… ¿qué? –pudo pronunciar al fin sin
entender nada mientras miraba a su antiguo compañero que ni se dignaba a
mirarle, con un aura de despreocupación en su pose.
-Estaba en el club con mi último ligue cuando
la vi allí con otros dos chicos que la estaban tratando como más les daba la
gana –soltó una pequeña risa que no pudo reprimir-. ¡A una mujer no hay que
tratarla así por muy estúpida que sea! –parecía que tuviese ganas de escupir
mientras hablaba-. Y sé que por muy desagradable que sea ella, te cae bien o…
no quiero imaginarme el tipo de relación que tenéis –negó mientras en su rostro
se formaba una mueca de desagrado-. Tuve que pelearme y todo, y para mi sorpresa
ella me ayudo con esos cabrones… -Myungsoo pudo reparar en los golpes que había
en su cara también, y aunque no podía ver sus manos, sabía que sus nudillos
tenían que estar completamente blancos de la rabia, quizás con alguna herida o
marcas de sangre de otras personas.
-No esperaba que precisamente tú hicieras
algo como esto… -murmuro anonadado al escuchar los actos que habían pasado
aquella noche. No se podía creer que Park Hajin, el chico con el que tantos
problemas y roces habían tenido durante años, hubiese hecho algo como eso por
él.
-Una mujer en apuros es una mujer en apuros
Kim Myungsoo –le recordó una vez más pues en todos los años que se conocían se
lo había repetido ya un centenar de veces al menos-. Esta novieta tuya no me
caía bien antes, incluso ahora la miraría por encima del hombro, de la misma
manera que ella lo haría conmigo. Pero por muy mujeriego que sea no me importa
ayudar a las novias de mis compañeros –y dicho esto, se tiro sobre una de las
paredes, quedándose callado después de haber dicho aquello que el moreno jamás
creyó que fuese a escuchar de su boca.
Después de una media hora, Myungsoo le indico
que si quería podía dormir en su cama, y así poder descansar, más de lo que iba
a hacer estando tirado en el suelo. Hajin, no replico y sin decir una sola
palabra se metió en su habitación, dejando de mientras Krystal aun seguía
dormida en el sofá y el moreno se disponía a hacer algo que le mantuviese
entretenido. Si bien era una persona paciente, no le agradaba tener que estar
quieto y despierto mientras los demás dormían plácidamente. Solo le hacía verse
a sí mismo como un acosador o algo parecido y ¿quién quería verse a sí mismo de
esa manera?
Cuando Krystal despertó le dedico una pequeña
sonrisa que en seguida se desvaneció del dolor que le procuraba. Se llevo las
manos a las mejillas, pero no llego a tocárselas, con miedo de seguir
haciéndose daño. El mayor se sentó a su lado, posando sobre su rostro un paño
frio para que la cara se le tranquilizara y durmiera, o al menos dejase de
dolerle de aquella manera.
-Entonces ha vuelto –las palabras de Sungyeol
no eran una pregunta, si no una afirmación que hecho en alto aun sin creérselo
del todo-. Así, sin más. Sin decir nada, y tú vas y la vuelves a admitir en tu
casa otra vez ¿verdad? –el pequeño asintió con la cabeza antes de meterse un
cacho de bollo en la boca.
Se encontraban en la universidad, era la hora
del descanso y como siempre, Sungyeol había invitado al menor a comer algo para
que no siguiese tan delgado como lo estaba ahora.
-Eres tonto –declaro el alto zarandeando a su
amigo por los hombros-. ¡Olvídate de Krystal de una vez por todas! Acabara
jodiendote la vida y lo sabes. ¿Por qué sigues con ella?
-¡Ya vale Hyung! –exclamo por primera vez en
mucho tiempo. No sabía ni porque le había contado que Krystal había vuelto a su
amigo. Tenía que haber supuesto que aquello era una mala idea después de ver la
nueva hostilidad que sentía hacia ella y que cada vez que sacaba el tema de la
pobre chica acababan discutiendo-. Es mi casa y hago lo que quiero en ella ¿mh?
–le miro a los ojos de una manera un tanto desafiante porque aquello ya pasaba
de castaño oscuro y estaba cansado de lidiar entre ellos dos.
-¡Un perro te saldría mucho mejor! ¡Te lo
dije y no me hiciste caso! –abruptamente el mayor se separo de él, agarro su
mochila e hizo ademan de irse-. Cuando no tengas nada en tu vida porque ella te
lo ha arrebatado todo no vengas a mi –sentencio antes de irse del lugar.
-¡Hyung! ¡No seas así! –le pidió el dando un
paso adelante, sin ir detrás de él. Negó con la cabeza varias veces. No
entendía porque Sungyeol se enfadaba tanto. No era asunto suyo y el tampoco le
obligaba a ver a la menor. Vale que no le cayese bien, eso era algo
completamente normal, pero de ahí a dejar de hablarle por no hacerle caso pues,
como que había un gran trecho.
Inesperadamente recibió una llamada cuando se
encontraba en medio de una clase de la universidad, matemáticas discretas para
ser más exactos. Jamás entendería porque le llamaban así, si se veía claramente
que eran matemáticas. Era una asignatura que le gustaba y disfrutaba en clases,
por raro que sonase, pero le parecía algo estúpido. El número era desconocido y
le entro tal curiosidad que salió de clase para poder atenderla.
-¿Si? ¿Quién es? –hablo de una manera normal.
Puede que fuese su hermano menor o algún amigo, pero siempre era mejor prevenir
que curar.
-¿Señor
Jung? –la voz era de alguien mayor, suspiro para sí mismo sintiéndose
aliviado de haber tratado con respeto a la persona que se encontraba al otro
lado.
-No. Creo que se ha equivocado de teléfono.
Lo siento.
-¿Usted
no es el padre de la señorita Jung? Su número esta anotado como teléfono de
contacto para la señorita Jung Soojeong.
-¿Se refiere a Jung Krystal?
-Em…
Supongo. En este instituto es conocida por ese nombre al menos –escucho el
sonido de cómo el hombre se recostaba sobre su asiento-. ¿Es algún pariente?
-No. Soy su compañero de piso. Su casero por
decirlo de alguna manera –se recostó sobre la fría pared para estar algo más
cómodo-. ¿Puedo ayudarle en algo quizás?
-Debería
de venir a recogerla –el mayor suspiro al otro lado del teléfono-. No sé en qué situación se encuentra
precisamente o si es usted su tutor personal o algo pero alguien tiene que
venir a recogerla.
-Entiendo… -alargo la palabra mientras se
daba la vuelta hacia su clase-. Me pasare por ahí cuanto antes –prometió antes
de colgar el teléfono.
Entro en clase con el mayor sigilo que pudo.
Siempre había sido una persona muy cuidadosa y si no quería llamar la atención
no la llamaría, no se le caerían las cosas ni iba a montar ningún numerito. Si
el profesor le preguntaba algo, aunque lo dudaba, diría que tenía algo urgente
que hacer. Un asunto familiar.
Le costó bastante llegar hasta el instituto
en el que estudiaba Krystal. No estaba precisamente al lado de su facultad y el
metro se había encargado de tardar lo máximo posible en llegar a cada parada.
Al entrar por la grande puerta la situación no mejoro. Estaba bastante exaltado
y no conocía el instituto, no sabía a dónde tenía que ir. Pregunto a varios
alumnos donde estaba secretaria, y después de unos cuantos intentos pudo llegar
hasta una gran sala donde había unas cuantas mujeres trabajando.
Una de ellas, de mediana edad, se le acerco
con una gran sonrisa a preguntar. La señora intento responderle amablemente
aunque el gesto que puso al escuchar el nombre de Krystal y que le habían
llamado no paso desapercibido para el joven. Sin hacerle esperar más le
hicieron pasar a la sala de espera del director, donde se encontró con la
joven.
Agotado por todo el ejercicio y prisa que
había hecho tan repentinamente se dejo caer sobre el asiento de al lado en el
que se encontraba ella. Esta la miro y sonrió tímidamente, como si el tema no
fuese con ella del todo.
-¿Algo que deba de saber? –le pregunto aun
respirando con algo de dificultad.
-Nada que no hayas visto –hablo en voz baja
inclinando su cuerpo hacia el-. Le pegue a un chico baboso, ya sabes.
Ambos soltaron una pequeña risa que
intentaron controlar. Más que nada porque aquello no estaba bien. No era
adecuado ir pegando a la gente, y menos en un instituto. Por cosas como esas
solían expulsar a la gente y en un lugar tan prestigioso como aquel seguro que
el castigo era aun mayor.
La puerta del despacho del director se abrió
y de ella apareció un señor entrado ya bien en la madurez que aun así seguía
conservando intacto la mayoría de su pelo, casi sin canas. Con un gesto indico
a Myungsoo que se metiese en su despacho. Este obedeció después de haberle
dejado sus pertenencias a la menor.
-Soy Kim Myungsoo señor –le saludo con una
pequeña reverencia antes de sentarse en la silla que el mayor le ofrecía.
-Siento que nos tengamos que conocer en estas
circunstancias señor Kim –se sentó en su asiento mientras le ofrecía otro al
pelinegro-. Lamento comunicarle que un episodio de agresividad como esta no se
puede tolerar en ningún instituto, y menos en uno privado. Usted parece un buen
chico y… no estoy seguro de que juntarse con alguien como la señorita Jung sea
lo más correcto. Hasta hace tres meses su actitud era impecable, digna de una
señorita pero…
-…cambio –término por inercia la frase del
director-. Sin ánimo de faltarle al respeto Señor…
-Park, señor Park –le indico el apellido del
cual debía de tratarle.
-Sin ánimo de ofenderle director Park, pero
Soojeong no es el tipo de persona que va pegando a la gente porque le entra en
gana. Debe de haber algo que se le pase o que no pueda ver. La he estado
observando desde que la conocí y podría decir que no alberga precisamente mucho
cariño por los chicos. Le he visto incluso pegar a un amigo, un chico grande y
fuerte, porque se le acerco demasiado –se meció un poco en el asiento algo
incomodo. No le gustaba faltarle al respeto a sus mayores, y menos si era
alguien con poder-. Si va a castigar a Krystal por protegerse a sí misma,
debería de plantearse también el castigar a ese chico al que ha agredido.
-Tiene un punto de vista… más o menos
interesante –le aseguro después de un minuto entero de silencio-. Aun así tengo
que expulsarla al menos una semana. Son la normas y el Consejo de Estudiantes
se me vendría encima si hiciese una excepción –confeso.
-Y ¿no va a hacer nada más? Ahí fuera –señalo
a través de la puerta-, Soojeong me ha confesado que si ha pegado a ese chico
era por ser un baboso y porque quería propasarse con ella. ¿¡No es eso un gran
escándalo!?
-Lo es si, lo es… -murmuro por lo bajo.
-Y ¿¡no piensa hacer nada!? –golpeo con las
manos la mesa mientras se ponía de pie y miraba al director de la manera más
fría que podía.
-Cálmese por favor señor Kim –le suplico
mientras retorcía sobre la misma silla-. Aun no está claro lo que ha pasado y…
-¿¡Me está diciendo que tiene claro que
Krystal ha pegado a un chico pero que no tiene claro lo malo que es que un
chico ande metiendo mano sin permiso a pobres muchachas!? –volvió a golpear la
mesa esta vez con más fuerza.
El despacho volvió a quedar nuevamente en
silencio. No parecía que ninguno de los dos fuese a ceder fácilmente ante sus
fuertes convicciones. El pobre director, acabo por rodar los ojos y rascárselos
después con las yemas de los dedos.
-Se me va a caer el pelo pero… los dos serán
expulsados.
Suspiro con fuerza dando a notar que le había
costado mucho llegar hasta esa decisión. Myungsoo sabía que no debía de ser
nada fácil, no al menos en una escuela como aquella tan pija y tan de todo. No
era, para nada, comprable con la que él había acudido. Su instituto había sido
el nido de los delincuentes juveniles de Seúl. Aun la gente no se explicaba
como él había salido tan bien.
Con una pequeña inclinación de cabeza, dejo
al caballero en su despacho, saliendo y encontrándose con los curiosos ojos de
su compañera de piso nada más hacerlo.
-Coge tus cosas y vámonos –le ordeno sin
llegar a ser duro-. Estas expulsada.
Como si fuese un auto reflejó, la pequeña
obedeció con un asentimiento de cabeza. Dando casi a parecer que le iba a hacer
caso en todo, aunque el mayor bien sabia que eso no iba a ser así y que aquella
era una situación especial.
Unnie(?) amo este fic y como escribes;; por favor síguelo, yo quiero saber que pasa(?) eres la mejor yo leo todos tus fics*-*<3
ResponderEliminarEstoy intentando escribir de todos la verdad, pero por favor ten un poco de paciencia porque este me cuesta un tanto... TT Como lo empece hace mucho se me han ido muchas de las ideas que quería utilizar aquí y... TT Pero lo terminare E____E En realidad se supone que la trama real llega en nada *-*
EliminarToda la paciencia que necesites<3 y esperare ansiosa*-* por cierto amo Luminescent desde la primera temporada*-* eres la mejor;;<3
ResponderEliminarEn cuanto termine un serial que tengo ahí también con la espinita me pongo a ello. Te lo prometo :)
EliminarGracias por tu apoyo ;;