[Hunhan] Luminescent II Parte 4

Respuestas II (Luhan).

Sus palabras se que quedaron lentamente clavadas en mi cabeza. Quería que se lo contara todo, pero yo no quería ni recordarlo. Durante meses había intentado olvidarme de todo lo que había pasado en Corea. No iba a volver a ver a Sehun nunca más y no tenía ningún sentido atormentarme con aquellos recuerdos de los que nunca más volviera a ser participe.

Sabía perfectamente que él lo querría saber todo, tal y como lo quiso hacia seis años cuando éramos pareja. En cierto grado el tenia derecho a pedirme explicaciones, pero no a pedir que le contase todo. Sus inquisidores ojos me miraban constantemente, esperando mis palabras.

Pero yo no tenía nada que decirle. Sentí que mi cuerpo entero aflojaba al recordar todo el tiempo que pase en aquel cuarto oscuro, siendo torturado día sí y día también. Me apoye en una mesa, cerrando los ojos mientras intentaba tranquilizarme.

-No. No te lo voy a contar.

Sentí que mi voz no tenía ni una pizca de convicción. Que temblaba y que si yo le hubiese dejado dejaría de sonar. No quise ver la expresión de su cara, seguro que no había cambiado nada.

Me sentía culpable por no haberle reconocido nada más verle con Xiumin. Había sido cruel por mi parte. Y no solo hacia él, también hacia mí. Si hubiese sabido que aquel chico era el Oh Sehun que un día yo conocí me habría preparado para aquella conversación. Pero había cambiado tanto durante esos seis años. El joven rostro que yo apenas recordaba se había vuelto maduro y noble. Había crecido aun más y ya no estaba tan delgado, aunque con su altura era algo que se veía hacía notar.

-¿No? –su tono de voz llevaba una pizca de enfado-. Merezco saber lo que paso. Yo te lo he contado –sus cortas y certeras frases me hicieron ver que había madurado, que ahora sabia rebatir argumentos y que… podía ser que el chico del que yo alguna vez me enamore ya no estuviese allí.

Negué con la cabeza, dándole un toque bastante más efusivo del que yo quería. Se acerco a mí, acorralándome contra la mesa en la que estaba sentado.

-Si hubiese sido fácil te lo contaría –susurre lentamente aun intentando que los malos recuerdos no volcasen en mi conciencia. Prefería que se quedasen en la sombra, aunque cuando fuese mayor me fuesen a provocar un trauma-. Sufrí mucho Sehun y…

-¿Crees que yo no sufrí? –interrumpió con una voz potente-. Me quede sin el apoyo que más necesitaba. ¡Intente contactar miles de veces contigo pero jamás respondiste!

Pose mi mano sobre su pecho intentando separarlo de mí cuanto antes. No me gustaba aquella situación. Quería que se separase, que se fuese lejos y que me dejase en paz. Que me dejase solo tal y como lo había dejado yo en su día.

-Yo mate a tus padres.

Alce la mirada, dispuesto a encontrarme con una mirada llena de odio y pena, angustia quizás, pero nada. Su mirada era invulnerable. Estaba completamente serio y decidido. Trague saliva nuevamente sin creerme que la persona que tenía delante era el de verdad. Mi Sehun me gritaría incoherencias hasta que se cansase, pero no lo hizo.

-Hace seis años. Después de que me retuvieras en el pueblo de mis abuelos todo el fin de semana. Después de que por primera vez te dejase penetrarme. Después de que nos amaramos de verdad, como lo hacen pocas personas predeterminadas para estar juntos. Después de que tus compañeros los torturasen, amenazasen y yo que sé qué cosas más les hiciesen.

No aguante más todas aquellas palabras que salían de su boca. Sin mucho tacto lo empuje, haciendo que se golpease la parte trasera del cuerpo contra unas cuantas sillas, una tras otra.

-¿Tu sabes lo que se siente cuando te torturan? ¿Cuándo casi vas a morir? –le espete sin ningún escrúpulo. Deje que el tono de mi voz subiese, me permití gritarle aunque ese acto pudiese atraer a la gente-. ¡Yo sé lo que es! Es el plato que pague a cambio de contártelo todo –confesé-. Aquella información tenía un precio y ese precio fue mi propia salud mental y física. En serio Sehun, no sabes nada de lo que pase, y no voy a ser yo quien te cuente nada porque no quiero que me vuelvan a torturar. Me pase años intentado olvidarte –exclame con fuerza- y siento si eso te hace daño, pero yo tengo una vida e integridad que proteger. ¡No puedo vivir atormentado por un fantasma del pasado!

Mi respiración era irregular. Me había alterado. Me había alterado como nunca lo había hecho. Mi cuerpo entero ardía y mi cara debía de estar completamente roja. Puede que incluso mis ojos estuviesen a punto de salir de sus orbitas. Notaba la boca seca, algo que hacía unos segundos no había notado. Mis manos y mi cuerpo en general temblaban con gran agresividad.

-No me importa –fue lo único que me respondió.

-¿Qué? –pregunte sin comprender lo que decía.

-Que me da igual. He esperado seis años para volver a verte. ¿Crees que me importa lo que paso en él pasado? Yo te he perdonado que matases a mis padres, te he perdonado que no me recordaras. ¿Crees que me voy a detener tan fácilmente, Luhan? –he de decir que la sorpresa no fue nada grata para mí. No quería caer nuevamente en el mismo error que había cometido hacia tantos años. “No te enamores. Si te enamoras todo acabara para ti Luhan” me dije a mí mismo. “No te vuelvas a enamorar, solo trae dolor y más dolor”-. Volverás a quererme, volverás a desearme, te lo aseguro.

Mis ojos se afianzaron en los suyos. Me sonrió levemente, intentando parecer inocente aunque me había dejado claro que no tenía ni una sola pizca de esa característica.

-Lo dudo. No pienso volver a dejarte entrar dentro –le conteste dejando la educación y paciencia a un lado-. Yo ya me olvide de ti una vez, puedo hacerlo una segunda.

-No si me ves todos los días gege.