[KaiHyunMyeon] Paranoiac Parte 5

Siento haber tardado tanto, pero con todas las practicas que tengo por hacer se me hace muy difícil encontrar tiempo para escribir TT Del siguiente capitulo ya tengo escritas dos o tres hojas, pero me he quedado un poco bloqueada y no se como llevarlo bien pero.. bueh, que intentare tenerlo para la semana que viene *3*
No más, y gracias por leer ♥

-Siempre me ha parecido que eras un poco estirado Do Kyungsoo –comentó con su siempre sonrisa en la boca-. No es algo malo pero… tus padres jamás te criaron de una manera abierta hacia la sexualidad ¿verdad? –habló de manera directa.

-Fui a un escuela cristiana, es normal que no me agrade hablar de esos temas tan abiertamente –conteste yo intentando no parecer muy incomodo con la pregunta que me había hecho.

Jamás me había gustado hablar sobre ese tipo de cosas, eran cosas intimas, mías, no algo que tuviese que compartir con todo el mundo. Aunque solo fuese con unas cuantas personas.

-¿Has tenido novia alguna vez? –siguió él a lo suyo como si en realidad fuese el periodista y yo el entrevistado. Cogí aire para llenarme de paciencia. Supongo que si querías saber algo, debías de desvelar ciertas cosas sobre ti mismo. Lo más seguro era que lo que fuese a decir yo en aquella habitación de aislamiento quedase entre las gordas paredes de hormigón o sea que no dude en hablar.

-Estoy prometido con una buena chica. Nos conocimos en la universidad por casualidad y desde entonces estamos juntos. Bonito ¿verdad? –sonreí intentando disimular mi fastidio.

Sonrió de manera complaciente ante lo que le había dicho. No comprendía cuanto interés podía tener para aquel ser mi vida amorosa, pero tampoco perdía nada por contárselo. Al fin y al cabo el tiempo que podía pasar yo allí era mayor que el que Baekhyun podía pasar en la biblioteca hablando conmigo, por lo cual teníamos más tiempo para hablar.

-Entonces supongo que no te alteraras tanto con lo que te voy a contar.

Cuando caí rendido entre los brazos de Jongin, en su casa como te he contado antes, jamás espere que el sexo fuese tan placentero. Ya tenía experiencia en aquellas situaciones subidas de tono porque antes de toda la acumulación de estrés, Junmyeon y yo lo solíamos hacer con bastante frecuencia. Hacía mucho que no me ponía la mano encima para hacerlo, solo para pegarme.

Puede que aquella fuese la razón por la que mi cuerpo estaba tan receptivo aquella noche. Anhelaba que lo tocasen y que le diesen placer. He de admitir que el tamaño de la polla de Jongin era menor que la de Junmyeon, pero él la sabia utilizarla mejor. No era como el paterno polvo que estaba acostumbrado a tener, sino más bien como algo fresco y nuevo. Con tal magnetismo animal que casi parecía que estábamos haciendo un documental sobre la apareamiento de los tigres.

Esperamos a que mi boca estuviese totalmente arreglada, pues con los dientes rotos podía hacerle daño. Aun así para entonces ya nos habíamos masturbado el uno al otro y también me la había chupado. Lo cual Suho jamás lo había hecho por mí. Le hubiese devuelto el favor pero podría haberle hecho raspazos incluso heridas, y aquello tenía que dar placer, no daño.

-Ya… te he entendido –interrumpí comenzando a ponerme nervioso-. No es necesario que sigas. En serio.

Río con un gesto burlón. De verdad que estaba disfrutando aquello. ¿Tan sadoquista era capaz de disfrutar con aquellas cosas? ¿Tanto le gustaba ver el sufrimiento ajeno? Claramente estaba enfermo, aunque aquella vez fuese una niñez como hablar de sexo.

-Ahora viene lo mejor Kyungsoo-ah –agrego con fingida inocencia. Torcí el morro con una mueca de desagrado y negué con la cabeza-. Si quieres terminar de escuchar mi historia vas a tener que escuchar ahora mismo como fue nuestra primera vez –aclaro-. Deberías dejar de ser tan modesto y soltarte un poco Kyungsoo-ah –siguió con aquel tono que a cada palabra hacia que me gustase menos.

Me tense sobre mi propio asiento, pero no me moví del lugar. Mire hacia los lados, esperando encontrar una escusa que lo dejase sin palabras. Pero nada.

Era media tarde cuando los señores Kim decidieron salir al cine. Yo había acudido a casa de Jongin con la escusa de que teníamos que hacer un trabajo. Todo mentira. Ni siquiera estudiábamos en la misma facultad, solamente acudíamos al mismo campus. Pero como nadie pregunto nada importante acerca del asunto pude pasarme por un compañero de su clase fácilmente.

Aunque en cierta parte estuviese contento de volver a poder sonreír nuevamente, lo cierto es que no me agradaba que aquella sonrisa fuese tan artificial. Pude notar como el moreno se daba cuenta de ello, pues en vez de sonreír como lo hacía normalmente lo hacía con los labios juntos, para que no me pudiese dar envidia con su preciosa sonrisa.

Aquel gesto tan cortes que hizo hacia mi hizo que mi cuerpo enloqueciera en cierto momento. Prácticamente lo arrincone contra la pared y la cama, quedando yo tumbado encima de él. Sus ojos se abrieron ante la sorpresa ya que no acostumbraba a que yo fuese tan directo. Quería hacer algo por él, algo que sabía que estaba deseando de hacer pero que siempre se reprimía a sí mismo. Simplemente porque él no quería forzarme y llevar a cabo algo que no quería hacer.

Antes de que pudiese pronunciar una palabra mordí su mandíbula con mis nuevos dientes, más fuerte de lo que me había propuesto yo en principio. No estaba acostumbrado a aquellos dientes y hacía mucho tiempo que no mordía con ganas al fin y al cabo. Gimió de cierto dolor, aunque no parecía que le hubiese molestado, más bien sonaba como si se hubiese contenido durante mucho tiempo.

Agarro mi cuerpo sin pensarlo, con fuerza y de manera determinada. Me pegó a él, a su cuerpo, mientras se peleaba con mi boca por poder posar sus labios sobre mi piel. Nos revolvimos varias veces sobre la cama, cada uno en busca de su control. Mientras seguíamos con aquella muestra de poder nos deshicimos de lo que llevábamos en la parte de arriba, no sin llevarnos más de un estirón y de casi romper la camiseta de él.

El momento en el que la piel estuvo expuesta al aire nos dimos un pequeño respiro. Yo volvía a estar justo encima de él notando como mi cuerpo comenzaba a calentarse de verdad. Note como su miembro estaba aprisionado contra el mío, como se iba haciendo notar. Hacía que el mío se sintiese presionado dentro de mis pantalones, esperando a salir cuanto antes del pequeño lugar. Pegue mi cuerpo contra el suyo, besándolo esta vez en los labios, cogiéndole del cogote para levantar su cabeza y hacer que el beso fuese aun más íntimo. Nuestros alientos se mezclaron, al igual que nuestra saliva. Ya ni sabia cual era la suya y cuál era la mía.

Mientras yo acariciaba su cuerpo con mis delicados dedos el agarro mi trasero con fuerza, por debajo del pantalón, casi arrancándome los glúteos. Cuando apretó más mi cuerpo fue hacia adelante, cerré los ojos con fuerza notando como sin desabrochar el pantalón este comenzó a ceder, apretando más mi miembro. Separe mi pálido cuerpo del suyo para que no fuese tan molesto aquella acción sobe mi entrepierna, puesto que llegaba a doler incluso con la excitación que llevaba encima.

No tarde en quedar en ropa interior, pero no le deje ver mi cuerpo casi desnudo pues en seguida baje por su cuerpo hasta llegar a las piernas, tirando de los extremos de los pantalones no sin antes haberlos desabrochado. Antes de poder estar otra vez a su altura le saque los bóxers de su lugar, dejando todo su cuerpo a la intemperie. Se incorporo a mi lado, quedando yo de rodillas entre sus piernas. Nos miramos fijamente antes de sonreírnos mutuamente. Dejando de lado aquel bruto acto que habíamos llevado hasta entonces nos besamos con más precisión.

Esta vez deje que me acurrucara en la cama. En un abrir y cerrar de ojos yo tampoco llevaba puesta la ropa interior. Pude sentir como nuestros dos penes chocaban entre ellos durante unos largos instantes. Cogí aire con fuerza al notarlo mientras en su rostro se formaba una traviesa sonrisa llena de ideas depravadas. Llevábamos tanto tiempo esperando aquello que los dos miembros estaban más que excitados, totalmente erectos. Sentí como un dedo penetraba mi trasero, un dedo que no dejaba de moverse dentro de mí.

No tuve que esperar mucho para notar como otro entraba dentro de mi cuerpo. Lentamente, pero cada vez más rápido comenzó a dilatarme. Cosa que no necesito mucho experto ya que mi esfínter ya estaba algo dado de sí y ya que mi cuerpo lo estaba pidiendo prácticamente a gritos. Me lance por sus labios mientras él seguía haciendo su trabajo, para dejar que el también siguiese teniendo aquel placer.

En cierto momento volvió a agarrarme de los glúteos, levantándome. Supe lo que venía a continuación. Estaba más que preparado para ponerle los cuernos a Junmyeon, del todo además. Había llegado a tal punto que ya me daba igual el cómo se fuese a sentirse mi novio si se llegase a enterar. Había sobrepasado ya esa línea invisible entre lo correcto y lo incorrecto.

El miembro de Jongin entro dentro de mi cuerpo sin especial esfuerzo. Parecía que estuviese más nervioso que yo y que ahora que de verdad estaba pasando lo que estaba pasando. Cruzó su mirada con la mía antes de que apoyase mis manos sobre sus hombros para de cierta manera darle mi apoyo.

-Esta es la primera vez que penetro a un hombre –admitió mientras sus mejillas se sonrojaban más allá del calor. Dejando aquel magnetismo animal de lado sonreí de manera dulce.

-Sera memorable, te lo aseguro.

-Ya. Ya vale –exigí sin querer seguir escuchando. Nunca me había agradado aquel tipo de conversaciones y se veía bien que Baekhyun lo sabía bien-. Creo que ya es suficiente. Ya lo he entendido.

Me miro con ojos curiosos aun sonriente, dándole cierto toque infantil en su pequeña y hermosa cara. Pero en cuanto ensancho aquella sonrisa se volvió un tanto austera.

-¿Has comprendido entonces lo que sentí al hacer el amor con Jongin? –pregunto con voz amable-. ¿Entiendes ahora porque actué de la manera que actué? –asentí lentamente con la cabeza.

-Lo he comprendido desde un principio Baekhyun –suspire intentando quitarme aquel calor vergonzoso que se me había metido en el cuerpo-. Pero deberías de tener presente que no lo has hecho por eso. Simplemente querías verme sufrir, bueno… pasarlo mal en realidad –me autocorregí ya que no sabía en cual era el grado de sus intenciones.

Se quedo callado, sonriendo de oreja a oreja como si no hubiese escuchado las últimas palabras que habían salido de mi boca.

-Jongin y yo hicimos el amor, no fue un simple polvo ¿sabes? –insistió aun en su mundo.

-Lo sé, lo sé –repetí otra vez más-. Aun con todo amabas a Junmyeon y el era único para ti, aunque pasase lo que paso entre vosotros.

-En realidad he estado pensando y… comienzo a pensar que todo esto fue culpa de Jongin, no mía –comenzó a hablar sin tener en cuenta lo que habíamos hablado antes. Como si en realidad intentase auto convencerse a sí mismo-. El me sedujo e hizo conmigo lo que le dio la gana… -murmuro de una manera más suave.

Mire el reloj que tenía en la muñeca. A penas faltaban cinco minutos para que me echasen de allí. Suspire algo más tranquilo, esperando que al día siguiente no se pusiese tan terco.

-A penas nos quedan minutos para seguir hablando –pronuncie en un tono aun más fuerte para hacerle despertar de su ensoñamiento. Me miro fijamente y asintió.

-Pero antes de que te vayas quiero que nos metamos en materia –esta vez su tono de voz fue normal, totalmente consciente de lo que decía.

-No pienso seguir escuchando tus historias eróticas –le avise mientras elevaba la ceja izquierda.

Soltó una suave carcajada, burlona. Estaba claro que le había gustado mi reacción ante sus sinuosas palabras.

-En realidad quería decirte que mañana cuando vengas te contare como Jongin y yo comenzamos a planear el asesinato de Junmyeon.