[Hunhan] Luminescent Parte 43

Siento tanto la tardanza, pero es que llevo días, días y días muy rancia y me ha parecido que era mejor no escribir y joderlo todo. Ya son muchos capítulos al fin y al cabo y estos días ando de un lado para otro corriendo. He de decir que ya me quedan solamente dos o tres capítulos para terminar esta parte del fic, que me esta costando porque no quiero terminarlo y... que eso, que muchas gracias por todo ♥ En compensación este capitulo es un poquito más largo de lo normal(?).

No lo soporto más (Sehun).

Había sido una mala idea acudir a la escuela. Junmyeon me había acompañado hasta la entrada intentando mantener una conversación normal conmigo para que no notase la diferencia entre aquel día y otro cualquiera. Quería agradecerle el esfuerzo que estaba haciendo pero en aquel momento no quería hablar.

Me había despertado entre los brazos de Luhan. Los dos nos habíamos quedado dormidos en el sofá al final, y aunque no fuese el mejor sitio para dormir lo había hecho con tranquilidad. Una fina línea de baba caía sobre la almohada cuando me di la vuelta para mirarlo. Estaba completamente dormido y me daba pena tener que despertarlo. Se veía en paz, tranquilo. Y aquello lo envidiaba pues yo quería sentirme de esa misma manera pero por el momento era imposible.

El mayor me acompaño hasta mi clase, una vez ahí me dejo en manos de Jongin mientras él se iba a la suya. Jongin me sonrió y dedico un saludo coloquial, como si nada hubiese pasado. Sabía que no le gustaba verme triste y que intentaba actuar como si nada hubiese pasado. En cierto modo lo agradecía, pues desde que lo bese en los labios me había estado ignorando y aquello me había molestado de sobremanera. Tampoco podía culparle: todo había sido culpa mía.

Parecía ser que la noticia de la muerte de mis padres se había extendido por toda la escuela, pues daba igual por donde iba; todo el mundo se paraba para mirarme, me señalaban, susurraban cosas y me miraban con ojos de pena. No me gustaba esa sensación: ni la de estar en el punto de mira de todos ni la de dar pena a todo el mundo.

Acabe por gritarles a dos chicas de mi clase que me miraban con los mismos ojos que todo el mundo. Susurraban entre ellas como si así pudiesen solucionar algo y luego negaban con la cabeza. Aquello me estaba poniendo de lo más nervioso. ¿Es que la gente no sabía que era la intimidad? Parecía ser que no, que eran todos unos ignorantes. Incluso los más mayores, los que nunca mostraban interés por el resto de mundo, me miraban por el rabillo del ojo con poco disimulo.

Jongin se acerco a mí para tranquilizarme. Mis primeras palabras del día habían sido gritos e insultos en contra de todo el mundo. Había ido a clase para poder dejar de pensar en la muerte de mis padres y lo único con lo que me encontraba era con personas que no me dejaban olvidarlo.

-Sehun. Vamos a la enfermería –posó su mano sobre mi pecho, intentando sentarme y tranquilizarme-. Estarás más tranquilo ahí.

-¡No! –exclame con fuerza mientras pegaba una patada a mi propio pupitre provocando que cayese al suelo con un gran estruendo. No tardo en aparecer más gente para ver qué era lo que estaba pasando. Jongin no podría controlarme durante mucho tiempo más o sea que un recién aparecido Chanyeol me agarro entre sus brazos. Me abrazo por encima de los brazos, sin dejar que yo los pudiese mover. Lo que si podía hacer era patalear, y lo estuve haciendo hasta que Baekhyun y Jongin me agarraron cada uno de una pierna pues ninguno de los dos podía controlarme las dos a la vez.

-¡Apartaos! –ordenó Chanyeol a todo el mundo con su ronca y profunda voz. Todo el mundo atendió a su petición, poco a poco comenzaron a dejar un pequeño pasillo. Me sacaron a rastras y hasta que no me hube tranquilizado no me dejaron tocar suelo por mí mismo.

Volví a comenzar a llorar, esta vez sobre el hombro de Baekhyun, que acariciaba suavemente mi pelo mientras pronunciaba pequeñas palabras de ánimo como: “Eh… anda sácalo todo” o “No te preocupes, no hay nadie más aquí”. Mis otros dos amigos se quedaron en silencio mientras yo intentaba recomponerme, lentamente.

Ojala fuese Luhan el que estuviese conmigo, consolándome. Adoraba a mis amigos, siempre los había querido mucho; pero no tenían el mismo efecto tranquilizador que mi novio tenia sobre mí. El sabía lo que era pasarlo mal por la muerte de una persona, de un ser querido. El podía comprenderme.

-Te acompañare a casa Sehun –esta vez fue Jongin el que hablo. Levante mi dolida mirada hacia él, provocando que Baekhyun tuviese que mover la cabeza hacia atrás de una manera brusca para que yo no le diese con la coronilla. Golpeo su cabeza contra la pared a la vez que Chanyeol, con su infantil humor, reía intentando disimularlo.

Dirigí mi cabeza mirada hacia Baekhyun para pedirle perdón, pero este en vez de hacerme caso a mí se lo estaba haciendo a Chanyeol porque se había acercado a él y le había puesto la mano en la cabeza, justo donde se había dado el golpe.

-Así Sehun no podrá atentar otra vez contra ti –asintió con un tono de voz entre dulce y juguetón. Su amigo sonrió amablemente sin dejar de mirarle; a mí me dieron ganas de salir corriendo para ver a Luhan, golpearme la cabeza y que hiciese lo mismo por mí; y Jongin simplemente se retorció sobre sí mismo, como ya era costumbre.

-Puedo ir yo solo –contradije para que no se tuviese que tomar esa molestia por mi-. Tú tienes que coger apuntes para mí.

-Yo ya tengo los apuntes de Kyungsoo –enfatizo él. Suspire abiertamente algo cansado.

-Quiero estar solo Jongin.

-Pero no podemos dejarte solo –intervino Baekhyun el cual había pasado de acariciar mi pelo a acariciar mi cintura por el cambio de postura que había hecho-. Llama a Luhan para que te venga a buscar –me ofreció.

-Estará trabajando –puse como escusa para no tener que molestarlo. Después de la noche que le había dado debía de estar cansado y no quería molestarlo más. Aunque mientras soñase le hubiese pegado patadas e incluso mordido no se había separado de mi.

-A él no le importara que le llames –aseguro firmemente-. Si no le llamas tú lo haré yo -amenazo. Aquello me hizo reír. ¿Cómo le iba a llamar? Aquello era una tontería. Y ¿qué le iba a decir? Luhan era un trabajador. Tenía que hacerlo para poder vivir. No era un estudiante que podía faltar a sus clases fácilmente. De mis labios salió un pequeño ruido lleno de burla hacia su pequeña y estúpida amenaza-. Chanyeol, coge mi teléfono y busca su número –le ordeno.

Sin dudarlo Chanyeol hizo caso a lo que su mejor amigo le había mandado. La verdad es que no me creía aquella amenaza. Seguro que todo era una farsa. El alto se alejo un poco de nosotros para poder hablar con tranquilidad. De mientras Jongin se sentó al lado de Baekhyun, evitando así que los dos mayores pudiesen volver a protagonizar una de las escenas que momentos antes nos habían ofrecido.

-Dice que llegara dentro de diez minutos –la voz de Chanyeol rompió el silencio. Fruncí el ceño al escuchar aquella frase. ¿Al final iba a ser verdad que si tenían el móvil de Luhan? Me revolvió entre los brazos de Baekhyun un poco enojado, pero en seguida este me calmo nuevamente. Hacía un sonido con la boca que provocaba aquello. Cada vez que lo escuchaba mi cuerpo se calmaba, mucho.

-Jongin –el mayor llamo la atención de mi compañero de clase-. Chanyeol y yo tenemos que volver a clase. ¿Te encargas tú? –este asintió y se despidió de los dos mayores.

Luhan tardo menos en llegar de lo que había dicho. Jongin me ayudo a meterme en el coche y después de que los dos tuviesen unas cuantas palabras, más que de agradecimiento mi mejor amigo se volvió a dirigir a mí.

-Pásate por mi casa cuando quieras para coger tus cosas ¿sí? –asentí sin encontrarle ningún problema a su proposición. Se separó del coche y Luhan lo puso en marcha.

-Yo insistí en que no te llamaran –rompí el silencio-. No quería causarte más problemas.

-Sehun, después de todo el trabajo que he hecho recientemente y teniendo en cuenta lo que me van a pagar por ello puedo permitirme faltar un poco –aseguro con voz sumamente dulce.

Sin poder evitarlo sonreí. Me agradaba que dijese ese tipo de cosas. Aunque dijese que por haber trabajado mucho antes ahora podía tomárselo con más tranquilidad, lo que de verdad me importaba a mi era que estaba dispuesto a escaparse de su trabajo por mí.

-Volveré para comer a casa ¿vale? –me informo una vez habíamos llegado hasta su casa-. Si tienes hambre puedes comer antes, pero me gustaría comer contigo –asentí sin dejar de sonreír. Estar con Luhan era una de las pocas cosas que me hacían olvidar mi desgracia-. ¿Estarás bien solo? Si quieres puedo llevarte conmigo a trabajar.

Negué rápidamente con la cabeza. Aquella propuesta me daba la sensación de que iba a acabar siendo muy aburrida. ¿Qué iba a hacer yo durante todas esas horas en una oficina? Nada.

-Entonces… -Luhan rió al ver mi respuesta tan exagerada-. ¿Puedes quedarte con Tiarn hasta que yo vuelva? No puedo atenderla como es debido mientras trabajo.

-Claro, pero deberías de cogerte una baja por paternidad, y luego otra por maternidad –me mordí el labio viéndole toda la lógica a lo dicho-. O pedir unas vacaciones –mi novio volvió a reír alegremente.

-Si pudiese cogérmelas lo haría sin pensar, créeme, pero no es tan fácil –acaricio mis mejillas y luego me revolvió el pelo mientras yo intentaba peinármelo-. Anda, ve dentro de casa.

Volví a asentir otra vez más con la cabeza antes de  darle un beso en los labios y salir del coche. Luego me metí en la parte trasera de este para coger a Tiarn. Seguro que al menos aquella niña hacia que mi mañana mejorase mucho, al fin y al cabo siempre conseguía sacarme más de una sonrisa. Me despedí de él nuevamente y se fue con cierta prisa a trabajar otra vez.

Sin esperar a ver como terminaba la calle, me di la vuelta con Tiarn bien agarrada, para entrar en el edificio que vivía Luhan. Siempre había vivido en una pequeña, pero espaciosa casa con mis padres y que el piso de Luhan fuese tan diferente era muy agradable para mí. Hacía que fuese más fácil olvidarse de ciertas cosas.

Entre en casa sin ningún tipo de problema. Desperté a Tiarn que estaba dormida, y comencé a jugar con ella durante una media hora, hasta que se volvió a dormir otra vez. Intente volver a despertarla pero si viese mis intenciones la pequeña golpeo mi mano de manera involuntaria. Bueno, ¿Quién sabe?

Decidí hacer algo de provecho: por ejemplo limpiar un poco. Hacía tanto tiempo que no se limpiaba la casa por falta de tiempo que comenzaba a tener una gruesa capa de polvo. No creía ser capaz de hacer grandes cosas pues mi madre siempre se había encargado de la limpieza de casa pero podía intentarlo. Me disponía a limpiar una de todas las estanterías cuando una carpeta de color pardo me cayó encima de la cabeza.

Solté un pequeño gemido de desagrado mientras me frotaba el lugar exacto donde me había golpeado la dichosa carpeta voladora. Me dispuse a meter todos los papeles que había dentro cuando hubo algo que me llamo la atención:

Había unas cuantas pequeñas fotos, una de ellas era mía y las otras dos de mis padres. Las de ellas tenían dos cruces rojas justo encima. Fruncí el ceño sin comprender exactamente qué significaba aquello.

¿Por qué tenía Luhan fotos de mis padres? ¿Para que las necesitaba? Que tuviese una mía me parecía más o menos lógico, aunque me podría haber pedido una y no tener la del carnet de identidad, que salía muy serio. ¿Qué significaban pues las cruces rojas que tenían las fotos de mis padres? Mi cabeza comenzó a llenarse de todo tipo de teorías descabelladas. Jamás había sido propenso a pensar mucho, pero cuando lo hacia mi cabeza se llenaba de demasiada información; provocándome jaquecas y malas pasadas.

Suspire mordiéndome el labio inferior. Solamente quería saber que era lo que había pasado con mis padres.