[Kyumyeon] Don't Die. Luminescent Complement.

Titulo: Don't Die. [Luminescent Complement]

Rated: +18.
Genero: AU.
Grupo: EXO y Super Junior.
Pairing: Kyumyeon (Kyuhyun + Junmyeon)
Nota de la autora: Siento que haya salido tan corto, no era mi intención. La verdad es que iba escribiendo unas siete hojas y aun me quedaban unas para escribir pero de la manera más tonta las perdí y al volver a escribirlo se ha quedado más corto... ;; Espero que aun así os guste. Los demás complementos de la historia serán más largos, ya que no tienen que acabar como este (?).
Bueno, espero que lo disfrutéis. Y gracias por leer ~

Junmyeon y Kyuhyun no tenían una relación de amigos como los demás. No llegaban al extremo de Baekhyun y Chanyeol, pero su relación era más fácil de llevar que la de Sehun y Jongin. Se ayudaban mutuamente, aunque Kyuhyun siempre regañara al más bajo por preocuparse tanto por el, por alguien mayor que sabia cuidarse solo. Con una sonrisa, soportaba todas las broncas que le tenía que echar, dándole prácticamente igual todas las chorradas que fuesen a salir de su boca.

Porque para Kim Junmyeon, las escusas que ponía Cho Kyuhyun para que no le mimase y tratase bien eran tonterías; y aunque sabía que no era verdad lo atribuía a que ya comenzaba a ser un viejo carcamal rabioso sin otra cosa mejor que hacer que molestar a las personas que se preocupaban por él. Cuando le contaba su teoría, el mayor siempre rodaba los ojos y hacia como si no hubiese escuchado nada, sacando cualquier otra conversación a la luz que a él le conviniese.

En esos momentos, Junmyeon no se molestaba y seguía hablando con él como si nada hubiese pasado. Ya estaba acostumbrado a sus cambios de humor y a sus ganas de fastidiarlo.

Era una fresca noche de noviembre. Aun estaban en otoño y por lo tanto el frío no era precisamente invernal, pero no era agradable pasearse por las calles de Seúl sin un buen abrigo puesto. Los dos amigos habían acudido a una tienda 24 horas, la que estaba justo en la esquina de la calle donde vivía Kyuhyun. Habían comprado ciertos ingredientes para poder hacerse una cena sabrosa y rica y luego ciertas cosas para tomar después mientras veían una película, o simplemente para cuando se despertasen con hambre.

El mayor acababa de recibir la buena noticia de que había aprobado un examen muy importante en la universidad y querían celebrarlo. No a lo grande, tal y como había propuesto el mayor pues quería ir a un club de striptease; pero si de una manera tranquila y ordenada como había sugerido Suho, pues tampoco tenían dinero para pagar la entrada y además el era menor. Y no le hacía precisamente gracia quedarse fuera de un antro de mala muerte mientras su amigo se deleitaba con los sexuales bailes de unas pobres chicas.

Desde el divorcio de los padres de Kyuhyun, el mayor no había recibido ninguna buena noticia. Ni una sola. La depresión de su madre más el maltrato que sufría por parte de su marido habían provocado el suicidio de esta; y aun después de la triste muerte, su padre siguió sin arrepentirse, pegando a su hijo día sí y día también. El problema no acababa ahí. Con el carácter que tenía el chico, no duro mucho en revelarse contra él; pegándole tal puñetazo que lo dejo medio conmocionado en el suelo.

Sin saber que podía hacer, acudió a la casa de Junmyeon, casi llorando. Se lo explico todo, con todo lujo de detalles. No se había vuelto a acercar a su padre. No lo quería cerca y era algo de lo más normal. El mismo Junmyeon había curado día tras día las heridas y moratones que este le dejaba en todo el cuerpo, intentando disimularlos para no llamar la atención de nadie. Incluso convenció a sus padres para que dejasen que su gran amigo se quedase en su casa, hasta que las cosas se arreglasen. Sin llegarles a decir mucho, los dos aceptaron, pero nunca les acabo por gustar la idea.

Pero aquella tarde era especial. Suho convenció al mayor para ir a visitar a su padre, estando seguro de que después de tanto tiempo se había debido de tranquilizar y que con aquella buena noticia se alegraría tanto que dejaría sus propios problemas a un lado para poder felicitarlo. No es que fuesen a pasarse toda la noche allí con él, en cuanto le saludasen y se lo dijesen irían a casa del menor nuevamente. A celebrarlo tranquilamente.

-No sé cómo me has convencido para hacer esto –le espetó Kyuhyun no muy seguro de lo que iban a hacer. A penas quedaba una manzana para llegar a su casa y el chico, aunque no lo quisiese admitir, estaba lleno de nervios. Ambos querían saber que era lo que iba a suceder, incluso por si acaso habían comprando un espray de pimienta.

-Sabes que en realidad lo estas deseando Kyuhyun-ah –sonrió el pequeño golpeándolo con una de las bolsas-. Sé que te gusta la idea de reconciliarte con él. Es la única familia que te queda –indicó-. La mía no cuenta porque somos demasiado bajitos para que tú pertenezcas a ella.

Se excusó soltando una pequeña carcajada antes de que este le agarrase de los hombros, abrazándolo así. Acababan de llegar a la puerta de la pequeña casa familiar de los Cho. Había algo de tensión en el aire y algo se veía raro. Los dos asumieron que era porque hacía ya su tiempo que no pasaban por ahí; incluso habían puesto contenedores nuevos.

Junmyeon agarro la mano del mayor, intentando darle apoyo de esa manera. Golpeó ligeramente su cuerpo y le indico que llamase a la puerta. Para sorpresa de ambos, esta se abrió de par en par. Dejando ver a un encapuchado. Este se echo hacia atrás y agarrándose a algo que había al lado de la puerta, se impulso para propinar a ambos una patada en el pecho. Provocando que cayesen al suelo, Junmyeon con más facilidad que Kyuhyun.

Los dos muchachos pudieron escuchar como gritaba algo, en otro idioma. Chino. Y de la nada aparecieron otras dos personas más, ambas también con la cara completamente tapada. Los dos adolescentes no podían dar crédito a lo que estaba pasando. No lo entendían. ¿Acaso era una función nocturna o algo?

No pareció serlo pues antes de que pudieran levantarse ya los habían agarrado, con fuerza. A los dos además. Junmyeon se sintió angustiado mientras que Kyuhyun intentaba deshacerse del agarre al que le estaban sometiendo con fuerza. Se retorcía e intentaba deshacerse de las dos personas que le agarraban pues para agarrar a Junmyeon con una era suficiente. Aun era un niño.

Suho pudo ver como golpeaban en la cabeza a su amigo, de una manera fuerte pues el muchacho cayó inconsciente, dejando de moverse en seguida.

-¡Kyuhyun! –exclamo el pequeño revolviéndose esta vez entre los brazos del captor. Este lo agarro con más fuerza-. ¡Soltadlo! ¡Soltadlo! –exigió como si le fuesen a hacer caso aunque sabía que eso no iba a suceder.

Le taparon la boca con algo húmedo, una toalla mojada. Está estaba áspera y era muy desagradable al tacto. Pero poco tuvo que soportarlo pues en seguida sufrió un golpe como el de su compañero, haciendo que sus sentidos se fuesen durmiendo poco a poco, sin sentir aquella disminución. Solo supo que de repente se había quedado dormido.

Cuando Junmyeon volvió a despertar se encontraba en un lugar desconocido. De lo que no había duda era que se encontraba en un lugar amplio y frió. Bueno más que frió era húmedo y fresco, lo cual hacia que la sensación térmica fuese aun más baja. Se encontraba tirado en el suelo de cemento, el cual era demasiado duro para poder buscar una posición cómoda. Tenía las manos atadas detrás de la espalda y los hombros le dolían mucho por aquella pose tan artificial. Tuvo que toser varias veces para darse cuenta de que podía respirar. Aun así una mordaza tapo el ruido que podía haber hecho.

-¿Junmyeon? –pregunto una débil voz a su lado. Reconoció la voz de Kyuhyun a la primera, y solo tuvo que girarse un poco para verlo. Su estado era catastrófico. ¿Cuánto tiempo habían pasado allí? Ninguno de los dos podía estar muy seguro pero Junmyeon supo que a él lo habían tenido en mayor consideración pues su Hyung estaba completamente sucio y demacrado. Tenía heridas por toda la cara y cuerpo, sus muñecas tenían grandes rojas marcas de rozaduras. Eso se debía a que estaba colgado de los brazos, estos los tenia hacia arriba y los sujetaban unas esposas con cadenas que se encajaban en la pared. Al menos podía estar sentado en el suelo aunque sus piernas también estuviesen sujetas con unos grilletes, uno al otro.

El pequeño quiso llorar al verlo de esa manera pero la mordaza no le dejo. Se arrastro por el suelo hasta llegar a la altura de su amigo. Este en vez de llevar una mordaza en la boca la tenía en los ojos, sin que le dejasen ver nada de nada. Como pudo se pego a él y se levanto sobre sus rodillas, pegando su cuerpo al de él. Si hubiese tenido los brazos libres podría haberle dado un abrazo, pero no era el caso. Al comprender sus intenciones Kyuhyun paso sus brazos por su pequeño cuerpo, tanto como pudo.

-Lo siento… tu no deberías de estar aquí –su tono de voz sonaba a suplica, pidiéndole perdón. Parecía que iba a echarse a llorar en cualquier momento pero en ningún momento el menor pudo ver ninguna lagrima en sus ojos ni en sus mejillas-. Todo es culpa mía… Yo no debí…

Su forzado monologo fue cortado. La puerta del supuesto almacén se abrió y de él entraron seis personas con las caras completamente tapadas. A Junmyeon se le iba a hacer imposible reconocer a ninguno de ellos. Después de hablar entre ellos en chino separaron a los dos muchachos, con más delicadeza de la que se hubieron imaginado. Al notarlo, los dos se retorcieron para que no los pudieran agarrar, sujetar y separar. Aunque fuese en vano.

Kyuhyun grito cosas en chino. La fluidez con la que hablaba era grande, algo inesperado para el menor.

-¡Dejadlo a él en paz! –les suplico-. El no tiene nada que ver con esto, soy yo. Soy yo a quien buscáis –insistió una y otra vez en aquel idioma no natal. Desde una esquina Junmyeon le miraba sorprendido, sin poder entender nada de lo que decía de lo rápido que hablaba.

Uno de los chicos, bien alto, lo agarro del pelo y le obligo a mirar hacia arriba, aunque no pudiese ver nada.

-Danos la información y todo esto podrá tener un final feliz –le prometió con una voz susurrante y siseante. Aunque hablase lento aquella manera de hablar hizo que Suho no pudiese entender nada de lo que estaban diciendo-. Dinos lo que queremos saber.

-Si lo hago me matareis –afirmo haciendo parecer lo poco que le importaba aquella consecuencia. Parecía casi como si lo hubiese asumido ya. Por desgracia sus facciones no mostraban la misma confianza con la que él hablaba pues temblaba de arriba abajo.

-Obviamente –concordó el chico más alto de todos con una ronca voz. Todos pudieron notar como por dentro en realidad sonreía aunque no se pudieran distinguir sus facciones-. Pero si no nos das lo que queremos morirá el también contigo.

El menor pudo ver como aquel gran chico le señalaba en el dedo. Kyuhyun volvió a moverse sobre sí mismo, tanto como le era permitido. Ese gesto de rebeldía le salió caro pues recibió un puñetazo en toda la mandíbula de aquella persona que le agarraba del pelo. No pudo caer al suelo por aquel agarre al que le sometían, pero Junmyeon que pudo verlo en primera persona intento saltar sobre él, aun estando a más de diez metros de él.

-Primero queremos el código –el chico pareció debatirse consigo mismo. Maldecía por lo bajo en su propio idioma mientras intentaba buscar una solución a aquello que les estaba pasando, pero estando atado y con seis oponentes lo veía difícil. Eso sin contar que tendría que cuidar de Junmyeon y ninguno de los dos era precisamente fuerte.

Con un pequeño gesto de la persona más alta del grupo uno de ellos se aproximo hasta el prisionero que estaba inmovilizado. Un ruido metálico raspando el suelo inundo toda la estancia. Los ojos de Junmyeon se abrieron repentinamente al ver la gran barra de metal que el chico llevaba en las manos, dispuesta para ser utilizada. Se revolvió tanto como pudo pero enseguida lo redujeron.

-Tranquilo chico –le dijeron en coreano. El muchacho le miro con ojos suplicantes, no quería estar ahí,no quería ver aquello. Quería despertar en su cama de un rebote como cada vez que tenía una pesadilla. Pero su cuerpo entumecido le hacía recordar que aquello era real-. Chupa la toalla, te la hemos mojado para que no te deshidrates.

Una mano acaricio su cabello con intenciones de tranquilizarlo, pero era en vano. Solo podría quedarse tranquilo cuando Kyuhyun… El chico de la barra había asestado un fuerte golpe, contra sus glúteos. El chico grito del dolor sin poder evitarlo.

“No… ¡NO! ¡No lo hagáis por favor!”. Quería gritar esas palabras una y otra vez, hasta que dejasen en paz a su amigo, pero era imposible. Ni la lengua le respondía correctamente.

-El código –la voz ronca del que parecía el jefe hizo que a los dos chicos les recorriese un escalofrío por todo el cuerpo. Pero Kyuhyun seguía sin hablar. Un gesto y le volvieron a golpear con la barra, esta vez en las piernas; y aunque el jefe no lo volviese a ordenar le golpearon una vez más.

El que lo mantenía sujeto lo soltó, dejando que cayese al suelo. Apoyo su bota sobre la cabeza del joven y presiono un poco.

-¡Hablare! –exclamo de repente en coreano sin poder evitarlo por el miedo interno que tenia dentro. Respiro con fuerza, dolorido de los golpes que aun le escocían en la piel. Miro hacia el lugar donde se encontraba su mejor amigo-. Te quiero Suho –pronuncio. Los ojos del menor se hicieron aun más grandes. ¿A que venían esas palabras? La sarcástica sonrisa que tanto caracterizaba a su amigo apareció en su rostro antes de volver a gritar del dolor pues entre los dos agresores volvieron a golpearle esta vez aun más fuerte-. ¡DOCUMENTO KIMSUHO! –exclamo mientras el de la barra le clavaba un extremo en la base de la espalda-. ¡CODIGO JUN22051991MYEON!

Los seis individuos se tranquilizaron al instante.

-¿Lo has apuntado? –le pregunto uno a otro mientras este asentía y apuntaba algo en su teléfono móvil.

Pero el terror aun no había acabado. El chico que lo había agarrado desde un principio se aparto de él, seguido del chico de la barra. Se metió la mano dentro de la chaqueta y saco una pequeña pistola sin hacer ruido. El afectado no se dio cuenta de nada en ningún momento, pero los ojos de Suho habían comenzado a llorar rápidamente. Ni se había percatado de que tenía las mejillas totalmente enrojecidas y mojadas por sus propias lágrimas. Quería llegar hasta él pero era demasiado tarde ya.

-¡KYUHYUN! –grito en un acto desesperado. Su voz fue tan potente que ni la mordaza pudo amortiguarla. El mayor de los dos volvió a sonreír al percatarse lo que le esperaba. Sin esperar nada más el chico disparo.

Directo al cráneo.

El menor se desplomo en el suelo, llorando sin parar. Intento rodar hasta el ya cadáver de su amigo. Para su sorpresa alguien le ayudo a llegar hasta él, dejando que ahogase todas sus repentinas penas. No supo jamás si lo habían hecho para torturarle aun más o simplemente les había dado pena y querían ayudarle. Lo que siempre supo fue que aquel día sería el peor de toda su vida.

Despertó desatado en un descampado. Tenía arañazos en los brazos por el áspero cemento en el que había estado horas antes y los ojos completamente rojos. No quiso levantarse pues aun le costaba digerir lo que acababa de pasar. O puede que hubiesen pasado días. No tenía ni idea. Después de caer sobre el cadáver de Kyuhyun se había desmayado. Había despertado varias veces sobre una cama de hospital, o eso pensó hasta que despertó en del todo en aquel lugar.

Su madre le grito cuando llego a casa, había estado muy preocupada. Pero al ver la pinta que tenía su hijo casi se puso histérica sin saber qué hacer. Las visitas al hospital y a la policía comenzaron a hacerse de lo más habituales en su vida.

Y es que Kim Junmyeon quería saber quien había sido capaz de hacer aquello.

Que descerebrado y maniaco… Jamás se había planteado odiar a alguien, pero la vida le había dado tal golpe que ahora esos momentos de felicidad los veía tan lejanos que…

Simplemente no quería.

Kyuhyun se había ido. Y para siempre.