[Hunhan] Luminescent Parte 45

Este capitulo contiene lemon.

PD: No es un buen lemon(?), lo escribi a las seis de la mañana y no se si es muy coherente o no, lo hab´ria revisado pero ya es tarde y me tengo que ir a la cama. Nos vemos *3*

Te quiero (Luhan).

Debía de suponer que mi declaración le había encantado pues literalmente tenia a Sehun encima. No me queje, para nada. No esperaba que actuase así por su parte, siempre había sido muy recatado, pero que por fin tomase aquella iniciativa me había encantado.

Sin perder el tiempo me acorralo contra el suelo. No estaba bien apoyado sobre el sofá ya que quería estar preparado para el peor de todos los casos. Parecía que se había creído mi ruin escusa. Al fin y al cabo había caído muy bajo y admitir que le había investigado tampoco era nada bueno. Fue rudo y directo.

No perdí el tiempo. Después de todo lo que me había costado poder darle no dejaría que volviese a ser yo el recibidor. Me gustaba y me daba placer, pero ni Sehun estaba en condiciones de controlar ni yo pensaba dejarme controlar tan fácilmente. Así que aunque mi cuerpo se pego un gran golpe contra la mesilla, justo a la altura de la cintura, acerté a ponerme encima de él. Sonreí lascivamente al ver como su cara se sonrojaba por el paso de la sangre por sus mejillas.

-Te lo repetiré otra vez para que lo tengas bien claro –musite agachándome sobre su cuerpo. Cerré mis manos sobre el pliegue superior de sus pantalones, acariciando la poca carne expuesta que había quedado con el forcejeo-. Te quiero… -murmure con suavidad mientras notaba como movía su cadera debajo de mi haciendo que nuestros dos miembros se rozasen.

Aunque a mis antiguos clientes les hubiese dejado deleitarse con mis dulces jadeos simplemente atine a apretar más nuestras dos entrepiernas. Al notar la presión encima paró en seco dejándome ver como por su cuerpo recorría una escalofriante ola de placer. Al verlo me abalance sobre él, prácticamente arrancándole el uniforme escolar. Jamás me había gustado ver a los adolescentes con aquellos ridículos uniformes, pero debía de admitir que en Sehun tenían otro toque mucho más atractivo.

Le quite el chaleco y la camisa a la vez, de unos cuantos tirones. El pelo se le había quedado revuelto y su fino y largo cuerpo había quedado expuesto para mi incisiva mirada. Sin cortarme, siguiendo aquel desenfreno que habíamos llevado al principio, pellizque sus dos pezones a la vez, tirando más de uno que de otro. Se mordió el labio para reprimir un placentero quejido. Seguro que ahora mismo se estaría debatiendo consigo mismo: “¿Cómo me puedo excitar tanto si solo me ha tocado los…esos?” Le imite dentro de mi cabeza.

-Yo… yo también –murmuro excitado. Intente controlar la calma, aparentar que seguía tranquilo, aunque no fuera así. Sonreí sin poder evitarlo. No había dicho las palabras en sí pero que me dijese que me quería era…

-Estas muy receptivo… ¿seguro que quieres seguir con esto? –no sé si me entendió bien o no. Durante unos segundos dejo que su vista quedase perdida pero luego asintió.

Por mi cabeza se dejo pasar la posibilidad de que quería olvidarse de lo que había pasado aquellos días en su corta vida. O puede que simplemente necesitase el contacto de otra persona para sentirse seguro y bien.

Acaricie su mejilla con cariño, besando lentamente sus labios. Al separarnos soltó un pequeño jadeo, haciéndome ver que era verdad eso de lo receptivo que estaba. Aquello hizo que las dudas sembrasen en mí. Si le penetraba puede que fuese uno de los mejores polvos que iba a tener en su vida o el más doloroso. ¿Qué pasaba si de repente se cerraba en banda? No solo podía ser doloroso para él, sino que también podía ser peligroso para mí y para mi virilidad.

Desde abajo Sehun me miraba de manera interrogante. No sé si se había dado cuenta de que pasaba algo, pero lo que estaba claro era que esperaba el sexo. Me obligue a sonreír y a dejar de pensar en lo que no debía. Me deshice de sus pantalones mientras besaba su cuello, no de la misma manera que los besos en los labios los cuales habían sido suaves.

No tarde en deshacerme de todas las capas de ropa que el chico tenía puestas. Intente aclarar mis pensamientos mientras agarraba su miembro para masturbarlo lentamente. Esta vez no se estaba reprimiendo. Dejaba que los gemidos saliesen tal cual de sus labios, se había comido su orgullo de macho. Sin soltar su pene con una mano, lleve la otra a la entrada de su ano, simplemente para masajearla, no forzarla.

Sin que tuviera que hacer gran trabajo poco a poco fue dilatando. Debía de estar realmente sediento pues su cuerpo lo estaba pidiendo a gritos. Aun así aunque mi cabeza se estuviese nublando con perversos y guarros pensamientos me obligue a mi mismo a desechar todas aquellas opciones y posturas. Debía de hacer algo bueno por Sehun, no por mí. Además después de percatarme de la diferencia de ritmos que llevábamos deseche por completo la idea de penetrarle con mi miembro.

Sehun estaba disfrutando cada una de mis caricias como si no hubiese nada más en el mundo. ¿Acaso eso no era precioso? Lo era, y me encantaba ver cada expresión de su cara cuando estaba excitado. De la misma manera que me encantaba escuchar aquellos melodiosos gemidos que predecían el orgasmo.

Cuando ya hubo dilatado lo suficiente introduje tres dedos dentro de él. Con suerte ni se enteraría de que eran solo mis dedos los que le estaban dando tanto placer. Se retorció debajo de mí arqueando su espalda antes los tres intrusos que tenia dentro. Se mordió el labio y luego se relajo, pero volvió a tensarse una vez más al notar las idas y venidas de mis dedos.

Cerraba los ojos con fuerza, como si aquello le fuese a ayudar en algo. Puede que intentase prolongar el placer, pero no lo logro ya que a los pocos minutos de comenzar aquella penetración note como el líquido espeso que era su semen inundaba mi mano. Sonreí sacando mis dedos de sus adentros.

Me tire a su lado, intentando parecer tan agotado como el ante el sexo que acabábamos de tener. Suspiro y me atrajo hacía el con uno de sus brazos, abrazándome con fuerza.

-Gracias –murmuro-. Cada día lo haces mejor –comento enrojeciendo más y no precisamente por el calor que estaba sintiendo. Sonreí apoyando mis manos sobre su abdomen. No se había dado cuenta de que yo al menos seguía vestido.

Bendita inocencia la de Sehun.