Aunque Baekhyun no le hubiese
notado él había visto como acompañaba a alguien en camilla hasta la puerta en
la que no le dejaron entrar pues ahí se encontraban el camino a los quirófanos.
Zitao podía ver como Baekhyun lloraba y se secaba las lagrimas una y otra vez,
se golpeaba contra la pared y luego se quedaba quieto sentado en el suelo.
El chino quiso ir a consolarle
pero su tutor de prácticas lo llamo con urgencia y no le fue posible ir a
consolar a su quebrado amigo. Tenía ganas de saber lo que había pasado, sabía
que sus nuevos amigos iban a salir de fiesta aquella noche o sea que el que
estaba en la camilla o era uno de ellos o un extraño al que el mayor había
conocido aquella noche. Pero aquella segunda opción era improbable ya que él no
lloraría por un desconocido, ni lo acompañaría hasta el hospital.
Cuando por fin termino su turno,
le dejaron ir a cambiarse y volver a su casa a dormir. Pero aun le tenía
inquieto lo que le había pasado a su grupo de amigos en la discoteca o sea que
preguntó a una de las enfermeras del lugar por los dos jóvenes que habían
llegado de madrugada y está en seguida le dijo donde se encontraban al ver el
nerviosismo del chico.
Aun sin haberse cambiado de ropa,
con el uniforme de enfermero, camino hasta la parte de oncología del hospital. Cada
vez las cosas le parecían más extrañas. Lo lógico sería ir al ala
gastrointestinal. Estuvo tentado de darse la vuelta pero no perdía nada por ir
a mirar y tuvo suerte porque en la habitación en la que se adentro pudo
encontrar a Baekhyun encogido en un sillón, a Sehun medio dormido en la cama y
a dos adultos que miraban a Sehun de manera muy preocupada, seguro que eran sus
padres.
Todos los individuos de la sala
giraron la cabeza para mirarle, estaba claro que buscaban respuestas y el aun
llevaba el uniforme (o pijama como allí le llamaban). En primera instancia no
supo que decir, el ambiente se veía muy cargado, demasiado como para sentirse
cómodo.
–Soy Huang Zitao –saludo con una
reverencia a los posibles señores Oh–. Siento molestar pero su hijo y yo somos
amigos –y vale que estuviese exagerando un poco pero no podía decirles que le
caía mal porque había hecho daño a su mejor amigo–. He visto como entraban hace
horas en urgencias y…
La señora sollozo antes de que su
marido la abrazara nuevamente. Aquello hizo sentirse fatal al menor. ¿Tan poco
tacto tenía?
–Sehun tiene leucemia –le explicó
Baekhyun desde detrás de él–. Hacía tiempo que no sufría una recaída y… –su voz
se quebró. El chino asintió haciéndoles ver que había entendido y que no tenían
porque explicarle nada más.
–Voy a ver si encuentro a algún
médico o enfermera para que os de información más detallada –dijo suavemente.
Puede que a él le hiciesen más caso por
llevar el pijama del hospital aun. ¿Quién sabe?
–Muchas gracias –pronunció el
padre mientras acallaba los sollozos de su mujer.
Luhan despertó en su propia cama
sí, pero con un peso muerto prácticamente encima de él. Hacía mucho tiempo que
no experimentaba algo así o sea que le era totalmente extraño. Aunque le
hubiese gustado que aquel peso muerto que abrazaba su cintura fuese Sehun sabía
que no lo era. El menor se movía mucho en la cama y jamás pasaba más de un
minuto en la misma postura (no al menos por la mañana, a altas horas de la
noche era diferente). Por eso supo que quien tenía al lado era el tranquilo Kim
Jongin.
El mayor no se acordaba muy bien
de lo que había pasado la anterior noche, pero ambos llevaban gran parte de la
ropa o sea que a no ser que después de hacer algo les hubiese dado por vestirse
podía estar tranquilo.
Podía recordar cómo habían
llegado entre risas y besos apasionados. Se habían chocado prácticamente contra
todo con tal de seguir tocándose. Quizás habría sido mejor haber parado y
caminar tranquilamente (o rápidamente) hacia la habitación, habrían tirado
menos cosas y el suplicio habría sido menor.
Pero era lógico que en ese
momento no hubiesen pensado en eso. Después de visto todo el mundo es listo.
Aunque en aquel momento Luhan solo podía imaginarse el desastre y lo que le
costaría dejar todo en su sitio. Solo esperaba que no hubiesen roto nada. A
Zitao no le haría gracia llegar a casa y ver todo tirado. Puede que incluso
pensase que les habían robado. Y un Zitao cansado con evidencias de violencia
podía llegar a dar realmente miedo ya que su cerebro se pondría a imaginarse
cualquier cosa para explicar algo que no necesitaba una explicación. A veces
era el rey del melodrama, Luhan lo seguía queriendo de todas maneras.
La noche había sido extraña,
jamás se hubiese imaginado que el menor se le lanzase de esa manera pero lo
había hecho. ¿O quizás había sido él? No lo tenía muy claro la verdad porque no
recordaba gran parte de lo que había pasado. Solo le quedaba tener fe.
No es como si no quisiese ser un
joven normal y tener relaciones (en ocasiones locas), era solo que había
personas con las que podían pasar cosas y personas con las que no. Claro estaba
que aunque en principio no se hubiese planteado tener nada con Jongin había
acabado pasando. Era un hecho. O sea que ahora le tocaba cargar con las
consecuencias. ¿Quién decía que fuesen a ser malas?
Chanyeol amaneció en la cama de
una desconocida. No era capaz de recordar nada después de la pelea que había
tenido con Jongdae y su hermana. Aun le hervía la sangre al recordar el
momento. No comprendía porque su hermana se había fijado en su amigo. Ella era
una mujer guapa y con futuro, y Jongdae… Jongdae era el niño al que los dos
habían visto crecer. Ese mismo niño que una vez una vez metió la mano en una
colmena de abejas para coger miel.
Veía a los dos culpables. No es
como si se fuese a enfadar con uno y a perdonar a él otro como si nada. No.
Jamás había comprendido porque la gente hacia eso, era algo ilógico a su
despierta mente.
–Te estás moviendo mucho –se
quejo una voz femenina a su lado. El chico ni se había dado cuenta de las
vueltas que estaba dando al lado del otro cuerpo.
–Lo siento… –se disculpó
tapándose con las mantas para quedarse quito, si es que era capaz.
–No pasa nada –noto como ella se
incorporaba, apoyándose sobre su brazo para mirarlo a la cara–. ¿Qué te ha
pasado? Hacía mucho que no me llamabas…
Para que quede claro. No había
pasado nada. A cierta hora de la mañana Chanyeol había ido hasta la casa de
Jinri, su ex novia. Esta se había sorprendido, por escuchar su voz y por la hora
que era (Chanyeol tenía suerte de que le hubiese abierto ella la puerta y no
una de sus compañeras). Después de ver cómo iba de borracho le dejo pasar,
quedando dormido nada más tocar la cama.
–Nada… –se quedo mirando el techo
que hacia tanto tiempo que no observaba. La habitación había cambiado un poco
desde la última vez que había estado pero seguía prácticamente igual–. Mi
hermana está saliendo con Jongdae –se dio la vuelta bruscamente para mirarla,
esta se desequilibro y cayó hacia atrás. En seguida el hombre fue a ayudarla.
No se acordaba de que la cama fuese tan pequeña y estrecha–. Lo siento –se
volvió a disculpar mientras la agarraba y tiraba de ella nuevamente a la cama.
–Esto no lo echaba yo de menos
–se quejó aunque en realidad fuese una broma. Se quedo sentada sobre la
esquina, con miedo de volver a caer–. Chanyeol, yo comprendo que te de rabia
que tu hermana haya encontrado a una persona y que esa persona sea tan cercana
a ti. Tan cercana que puedas hasta tener miedo de que te arrebaten a dos personas
en vez de a una, pero ¿no es mejor que tu hermana haya encontrado el amor en
alguien a quien conoces y en quien confías?
Chanyeol medito lo que le había
dicho Jinri. Tenía sentido lo que decía. Las mujeres estaban llenas de
sabiduría gracias a que se tragaban montón de películas, series y libros
cursis.
–No.
Las cosas se habían complicado
para él de una manera inesperada. ¿Cómo iba a saber él qué Sehun sufría una
enfermedad tan grave? Baekhyun sabía que apenas eran una pareja de universidad,
algo que luego no iba a funcionar. Vivian en mundos totalmente diferentes y lo
que les unía no era precisamente algo firme, era más bien algo efímero. Además
parecía ser que su relación se basaba en malas experiencias y no en las buenas.
Tenía que admitir que la primera
vez que lo hicieron fue extrañamente gracioso. Baekhyun aun se reía al recordar
como los dos habían pensado que iban a ser los enculados. El mayor no
comprendía de donde había podido sacar aquella idea porque de toda la gente que
había conocido jamás se había imaginado él como el seme de la situación.
Simplemente disfrutaba demasiado recibiendo.
Pero el caso era que no se veía
capaz de dar ánimos a Sehun cada vez que tenía una recaída, o cuidándolo. A él
le gustaba que le cuidasen y mimasen, no tener que hacerlo él mismo. Jamás lo
había hecho y por lo cual no sabía cómo debía de hacerlo. Puede que fuese un
buen momento para empezar a intentarlo pero no sabía ni como debía de empezar.
–Hey Baekhyun, ¿te encuentras
bien? –preguntó un alegre Luhan sacándolo de su ensoñación. El mayor se sentó a
su lado pasando un brazo por su espalda de manera instantánea al ver que su
nuevo amigo no se encontraba muy bien. Al principio ninguno de los dos se
imagino que pudieran congeniar por lo que había pasado con Sehun, pero
sorprendentemente tenían muchas cosas en común. Además iban a la misma clase.
Luhan había hecho un grado superior antes de entrar a la universidad y por eso
iba a clase con gente menor a él, tampoco era como si le importase mucho ya que
había sabido encajar perfectamente en el lugar.
El joven le miro fijamente, con
un pequeño puchero en la boca y los ojos triste, dejando ver perfectamente que
no se encontraba bien. El mayor no supo que debía de decir en ese momento, no
se esperaba que Baekhyun se encontrase mal al punto de querer llorar. O sea la
noche anterior habían salido de fiesta y no parecía que tuviese resaca, ¿se
había peleado con Sehun quizás?
–¿Dónde está Sehun? ¿No está
contigo? –y aquello fue el detonante para que Baekhyun echase a llorar
fuertemente. Definitivamente había pasado algo con el menor del grupo, pero eso
ya lo volvería a preguntar en otro momento.
Luhan abrazó con fuerza a
Baekhyun, dejando que llorase sobre su hombro. El chino era el tipo de amigo
que le daba igual si su ropa se mojaba o quedaba mal parada con tal de poder
ayudar a alguien que realmente lo necesitaba. Y la situación debía de ser grave
porque en el tiempo que conocía a Baekhyun jamás le había visto llorar. Lo
había visto triste o medio ido después del accidente de la biblioteca pero no
hasta el punto de verlo de aquella manera y podía asegurar que no le gustaba
esa situación.
–Baekhyun, ¿qué te ha pasado?
–preguntó mientras acariciaba su pelo para que se sintiese más tranquilo. Con
los animales funcionaba o sea que ¿porqué no iba a funcionar con los humanos?
Con Sehun solía funcionar perfectamente–. ¿Te has peleado con Sehun? –los
llantos se volvieron a intensificar–. Si es así no te preocupes, en cuanto
pases dos días sin hablar con él volverá pidiéndote perdón –aseguró ya que de
ese tema sabía perfectamente.
–En realidad… –y después de
hablar se agarró al cuerpo de su compañero con fuerza, sollozó de nuevo e
intento seguir hablando– tendría que ser…. yo el que le… pidiera discul…pas
por… por… por… –se agarró con más fuerza– ser un cobarde.
Aquellas fueron las últimas
palabras que habían salido de su boca. No quiso decir nada más. Comprendía que
Luhan estuviese preocupado y que quisiese saber que era lo que había pasado
pero no podía hacerlo. No podía contarle a la gente algo que su pequeño se
había esforzado tanto por ocultarlo. Podía ser muchas cosas malas pero un mal
amigo no estaba dentro de ellas. Sería un confidente, igual que lo iba a ser
Zitao ya que no le había quedado otra después de aquella noche. Y no solo por
el secreto profesional.
El mayor le ofreció ir a su casa
entonces, para que se sintiese más cómodo y tranquilo. Este acepto una vez se
calmo un poco. Al salir de casa se había despedido de Zitao que hacía poco que
había llegado de su turno de noche, lo cual era extraño ya que normalmente
llegaba antes de que Luhan se despertase. No quiso darle explicaciones,
simplemente se encerró en su cuarto. Le había dejado una nota a Jongin
diciéndole que había tenido que salir pero que desayunase e hiciese lo que
necesitaba como si estuviese en su propia casa siempre y cuando no molestase a
Zitao que estaría durmiendo.
Y el moreno se había tomado
aquella nota en serio (tal y como Luhan hubiese querido), tenía pensado
esperarlo con la comida ya hecha (si volvía al medio día) o simplemente esperar
hasta que volviese a casa (si lo hacía antes). Cuando la pareja de psicólogos
(porque era la carrera que Baekhyun y Luhan estaban estudiando) llegaron a casa
Jongin les fue a saludar solo con una toalla puesta. Al parecer se acababa de
duchar, pues aun tenía el cuerpo y el pelo mojado.
Fue un momento incomodo para los
tres. El menor no entendía porque Baekhyun estaba tan abrazado a su Luhan
(porque había pasado a ser suyo) y además este le consentía acariciándolo y
agarrándolo por todas partes (aunque solo tuviese dos brazos). A Luhan le
vinieron recuerdos de lo que había pasado aquella noche entre ellos y se puso
rojo por completo, en cambio Baekhyun que estaba más que acostumbrado a ver al
menor desnudo casi ni se percato de que estaba ahí.
–Ayúdame a llevarlo a la cama –le
pidió el mayor al menor. Este no podía creer lo que le estaba pidiendo. Respiro
varias veces para recordarse a si mismo que Luhan no era ese tipo de persona,
que era una buena persona y que pensaba en los demás por encima de todo–. Creo
que necesita dormir un poco –añadió al ver que el Jongin no hacía caso de sus
palabras.
Por fin consiguió que le ayudase.
En realidad no necesitaba esa ayuda ya que Baekhyun aun era capaz de andar
(aunque cada vez pesase más en sus brazos), solo quería dejar de tener en
frente el cuerpo casi desnudo de Jongin. Solo conseguía pensar en perversiones
y no era el momento.
Después de conseguir su objetivo
Luhan arropo adecuadamente al que ya estaba prácticamente dormido. Era gracioso
ver cómo podía cambiar de dormido a despierto. De esa manera casi parecía un
ángel. Le pasó la mano por el pelo para quitarle los últimos cachos de gomina o
laca que tenía en el pelo, quito por encima el maquillaje corrido que aun llevaba y aun con las mantas por encima atino a
quitarle ciertas prendas para que durmiese más cómodamente. El chico de piel
morena miro con exactitud todos los movimientos que estaba haciendo aun con el
ceño fruncido.
Cuando termino con él, el chino
se dio la vuelta, miro de arriba abajo al chico (no sin volver a sonrojarse y
sin que este no lo notara) y sonrió nervioso. Luhan era realmente hermoso e
irresistible a sus ojos. El mayor se acerco a un armario y saco varias prendas
(más unas mudas de un cajón) y se las ofreció.
–¿Has desayunado? –le preguntó
susurrando mientras este cogía el cambio de ropa. Negó con la cabeza sin quitar
la mirada de su presa–. Vístete entonces mientras te lo preparo –sonrió.
Se dirigió hacia la puerta de la
habitación pero el menor agarro su brazo, lo atrajo a él y lo beso en los
labios con brusquedad. Al no esperarse aquello el chico dejo salir un gemido
lleno de sorpresa de sus labios.
–Gracias –sonrió el de piel
morena antes de salir de la habitación para ir al baño.
No había pasado por alto las
miradas que el chino le dirigía. Sabía que dentro de ellas había pasión y que
se lo estaba comiendo con los ojos pero que se sentía intimidado. Tampoco era
de extrañar, dudaba que Sehun y el se hubiesen visto desnudos en tan poco
tiempo y estaba seguro de que no estaba acostumbrado a ello. Kai tendría
paciencia y esperaría todo lo que le tocase esperar por Luhan.
Cuando llego a la cocina el café
ya estaba casi listo y sobre la mesa había tres tostadas cada una con queso de
untar y una mermelada diferente además de un vaso de zumo y un plátano. Hacía
mucho tiempo que no desayunaba de esa manera, y menos si era otra persona la
que se lo preparaba. Para ser exactos la última vez que había tenido un
desayuno como aquel se lo había hecho la última pareja seria que había tenido y
eso había sido hace su tiempo.
–¿Cómo has podido hacer tanto en
tan poco tiempo? –inquirió sin comprender como podía ser tan rápido. Solo
recibió una risa como respuesta.
–También hay algo de bollería si
quieres. La tengo escondida para que Zitao no se la coma –se sentó en una de
las sillas de la mesa con una naranja recién pelada–. Esta de dieta porque en
nada tiene torneo de wushu.
Kai quiso preguntar que era el wushu pero luego recordó haber visto a
Zitao haciendo cosas raras con palos y algo de artes marciales.
–¿Puedo preguntarte una cosa?
–esta vez en vez de una risa recibió un sonido de afirmación ya que el mayor se
acababa de meter en la boca y no podía hablar–. ¿Te gusta Baekhyun?
Luhan casi se atraganto ante esa
pregunta. Aunque a sus ojos aquella pregunta era impensable a los ojos del
menor era importante. Había visto la manera en la que lo había cuidado después
de ser el causante de haber roto con Sehun. Eso no podía ser algo fácil de
perdonar, no sin una buena razón por detrás al menos. Además sabía de sobra los
encantos que tenia Baekhyun y lo atractivo que podía parecerle a uno. Incluso
para pensar que eran almas gemelas (como él había llegado a pensar en cierto
momento de su relación).
–No digas estupideces –se dispuso
a lavarse la cara y las manos con un trapo–. No podía dejarle en medio de la
calle de la manera en la que estaba. ¿Tú lo habrías dejado ahí? –alzo una ceja.
Aquella era una pregunta trampa.
–No, pero…
–¿Entonces? –suspiro lentamente
mientras se levantaba de la mesa–. No es necesario que te preocupes por eso. No
me gusta Baekhyun, no voy a competir contigo por él.
El menor quiso agarrarlo del
brazo otra vez para hablarle cara a cara pero este se le escapó sin saber que
realmente lo estaba haciendo.
–Te confundes Luhan. Ya te dije
el otro día que había superado completamente lo de Baekhyun. No me gusta él, me
gustas tú.
Casi pudo escuchar como el cuerpo
de su mayor quedaba rígido, como si estuviese congelado. Después de unos
eternos segundos (que casi llegaron al medio minuto) se dio la vuelta con un claro interrogante en
la cara.
–¿Qué?
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