[Hunhan] Luminescent II Parte 13

Acuario (Luhan).

Fui a abrir la puerta ya que habían llamado. Abrí con una sonrisa hasta que vi a Sehun ahí delante. Este miraba con su típica cara de póquer hacia adelante, mirándome a mí. Me pareció ver que se sorprendía, pero no comente nada al respecto.

-¿Qué haces aquí? –le pregunte sin comprender bien su presencia en mi casa.

-El otro día hable con Tiarn de ir al acuario y le pareció bien. Hoy es mi día libre o sea que… -comenzó a explicar.

-También es mi día libre, no tenías que haber venido –le corte-. Tiarn y yo estábamos jugando y nos lo estamos pasando bien. Resulta que hoy también es mi día libre y puedo cuidar yo tranquilamente de ella.

-Le hacía mucha ilusión ir al acuario a ver los peces tropicales. Dijo que quería ver a Nemo –no parecía que fuese a darse por vencido tan fácilmente-. Puedes venir tú también si quieres -ofreció.

Y así es como yo también termine yendo al acuario. Tiarn se había empeñado en que fuese ya que tenía que conocer bien a su futuro marido. Lo que no sabía ella era que para bien o para mal yo lo conocía más que bien. A fondo, mejor dicho.

Los dos correteaban por ahí para poder ver todos los peces cuanto antes. Era impresionante la energía que parecía tener Sehun al lado de Tiarn, pues por lo demás solía ser bastante más seco y soso. Había perdido esa inocencia y pureza que tanto me había gustado en su día.

Me aproxime a ellos y escuche como Sehun comenzaba a explicarle cosas a Tiarn sobre el estanque donde había erizos de mar.

-Mete la mano –le ofrecía mientras la inclinaba sobre la pequeña piscina-. Los peces de este estanque son unos peces besucones –sonrió-. Si te estás quieta se acercaran a ti y te besaran la mano –aseguro mientras el también metía la suya para que se la besasen. Con curiosidad metí yo también la mía, quedando los tres uno detrás de otro con la mano ahí metida.

No tardo mucho en acercarse un pez a la mano de Sehun que era la que estaba complemente quieta. Pareció dudar un poco pero luego comenzó a besar la mano del chico. Tiarn mire impresionada su mano cuando uno de los peces de su niñero se acercaba a su mano y se la besaba. Parecía tan feliz que una cálida sensación recorrió mi cuerpo.

Observe que un pez diferente se acercaba a mi mano, sonreí al ver que no iba a ser el único que no iba a recibir un beso de pez. Pero entre el extraño tacto de su boca y que alguien toco mi espalda saque la mano en seguida del estanque del susto que me di. Al menos no solté ningún grito, lo cual hubiese sido aun más cantoso.

-Appa –río Tiarn mientras me miraba-. ¿Qué haces? Es agradable –saco la mano del estanque y me abrazo aun con el brazo mojado antes de besarme la mejilla.

-Vamos a ver los tiburones –propuso entonces el interesado. Tiarn se agarro a mí con más fuerza. Más de una vez le había escuchado decir que los tiburones eran los lobos del agua y que no le gustaban nada porque eran crueles y malos. Yo le explique que aquello no era verdad, que no solían hacer daño y que si hacían daño a alguien era para comer. Aun así mi explicación no le convenció mucho; no le gustaban los dientes de aquel animal, le hacían sentir inferior y desprotegida.

-Creo que sería mejor ir a ver pingüinos –ofrecí yo-. A Tiarn no le gustan mucho los tiburones –explique al ver la cara de desconcierto de Sehun.

Este a su pesar asintió. En realidad parecía que el tampoco había visto tantos peces juntos desde hacía mucho tiempo. Se lo estaba pasando como un niño y ver a los dos juntos se me hacia realmente tierno.

Tiarn se bajo de mis brazos ella sola y corrió hasta la siguiente salida, esperándonos con suma paciencia.

-Es bonito ver lo bien que te llevas con ella –confesé-. Me hace recordar que hace años también la cuidabas ¿sabes? –Sehun me miro y asintió con la cabeza-. Pero no quiero que la utilices a ella para acercarte a mí, es rastrero.

Sehun se mordió el labio inferior. Parecía estar pensando su respuesta a ciencia concreta. Después de relamerse varias veces me miro completamente serio, parecía que mis palabras no le habían agradado mucho.

-¿Desde cuándo te has vuelto tan inmaduro? –aquella pregunta me desconcertó-. En serio. Yo he pasado seis años madurando sin parar pero parece que tú has hecho un retroceso. Jamás, repito jamás, se me ocurriría utilizar a tu “hija” para acercarme a ti. ¿Sabes por qué? Porque tengo decencia y sé que a una pequeña criatura no hay que utilizarla con esos fines porque sí, es rastrero –puntualizo.

-¿Se te ha ocurrido siquiera ponerte en mi situación? –le propuse yo-. No, claro que no. Te has vuelto sumamente egoísta. Es algo que la alta sociedad coreana te ha…

-¿Me has vuelto a investigar? –pregunto bruscamente, como si le hubiese ofendido.

-Claro que lo he hecho. Crees que podría comportarme tan amablemente contigo después de lo que sucedió y que me vengas tan de amigos ¿eh? –le medio acuse-. ¿Crees que me puedo creer de buenas a primeras que me has perdonado por matar a tus padres? Una persona como yo, que tiene dos dedos de frente, no deja a su hija con una persona a la que ha hecho mucho daño y que podría tener intenciones de vengarse. Nada de “hija”, porque me merezco ser su padre, me lo he ganado a pulso.

-No comprendo porque tienes que pensar tan mal de mí –esta vez ya parecía cabreado de verdad-. Han pasado seis años. Puede que no sea algo fácil de perdonar pero lo he hecho porque en todo momento he confiado en ti y porque sé que no lo hiciste por gusto.

››Pero ¿sabes? Estos últimos días has conseguido que cambie completamente de la opinión que tenia sobre ti. Enhorabuena.

Comenzó a caminar y me dejo solo. No me volvió a dirigir la palabra en todo el día, simplemente jugaba sin parar con Tiarn, sin dejar que yo disfrutase de ella como me hubiera gustado. No era la primera vez que íbamos a un acuario, pero se lo estaba pasando tan bien con otra persona que no era yo que me hacía sentir celoso. Muy celoso.