[Hunhan] Luminescent II Parte 15

A partir de esta semana, por temas de estudios, solo actualizare el lunes y el jueves. Mis examenes seran hasta principios de julio o sea que sera más de un es pero... lo siento quiero aprovarlo todo con buena nota TT

Nos vemos ~

PD: Ahora mismo me pongo con los comentarios *3*

Detrás de la mesa (Kris).

Jongdae entro en mi despacho sin avisar ni nada. Justo en ese momento me encontraba hablando con Tao pero este se disculpo y se fue al ver la seria expresión de nuestro compañero. Chen era el informático jefe de la cadena y cuando solía querer hablar conmigo siempre solía ser para algo importante.

En realidad los demás creían que solían ser cosas importantes ya que los dos nos tomábamos el trabajo con gran seriedad, pero la realidad en este caso era totalmente distinta. Le ofrecí asiento, pero este declino mi oferta y camino hasta la parte trasera de mi mesa, justo donde me encontraba yo.

Me miro fijamente y con la yema de su dedo gordo acaricio mi labio inferior. Siguió acariciando mi comisura e inclino la cabeza para darme un suave pico en los labios. Cerré los ojos dejándome sentir aquel pequeño toque de carne con mí… nada. Realmente Jongdae y yo éramos amigos, también compañeros, pero no éramos nada más.

Tiempo atrás había tenido la ocasión de proclamarlo como mío pero había desertado la idea. No me gustaba aquella costumbre cultural de proclamar a una persona como tuya, de hacerla tu pareja. Estaba probado que en las culturas en las que no existían aquel tipo de enlace los asesinatos y homicidios eran un 65% más bajos. Ya había muchos delitos a mi alrededor, no quería ponerlo aun más fácil para que sucedieran. A él no le había importado, respeto mi decisión y no se separo de mí por ello.

Pero me arrepentía de no haberle invitado a salir debidamente. Había sido un gran error. Donde todo el mundo veía a una fría persona que solo buscaba burlarse de los demás, incluso hacerlos sufrir, yo era capaz de ver aquellas segundas intenciones que tenia. Nada malas por cierto.

Si le dabas dos opciones en un caso, siempre escogía la correcta; la que a primera vista parecía acarrear más problemas pero que en realidad conseguía el objetivo cómodamente, sin acarrearle problemas a nadie. Era solitario y no buscaba especialmente relacionarse con la gente de alrededor, pero cuando le cogía cariño a alguien (por mínimo que fuese) procuraba hacerlo feliz, aunque no lo dejase ver tan fácilmente.

-No has venido a verme solamente para besarme ¿verdad? –rara vez sus visitas significaban algo bueno. Era él que estaba dispuesto a dar las malas noticias para que los demás no pasasen el mal trago-. ¿Qué ha pasado?

-Igual debí contarte esto antes –comenzó a hablar mientras se sentaba a un lado de mi mesa-, pero me pareció que Luhan podría arreglarlo él solo. No es grave –sumo al ver que me tensaba-. El chico, Oh Sehun, ha vuelto a aparecer en su vida. Al principio Luhan no quería saber nada de él, ya sabes cómo es, pero ha tenido un desliz. Vi al chico salir sofocado de un armario justo antes que él.

Chen movía las piernas de adelante atrás, dando pequeños toques sin importancia a un cajón de mi mesa con la parte trasera de la zapatilla. Suspire. El no parecía estar preocupado, al contrario que yo.

-Es impresionante que te preocupes por él a estas alturas. Pensé que después de vuestra discusión por él chico no te volverías a preocupar de él de esta manera –un tic nervioso recorrió toda la cara del menor: estaba a punto de decir algo que se había guardado y evitaba decirlo delante de la gente. Jongdae era el tipo de persona que le gustaba aparentar; aunque en su caso le gustaba aparentar que no tenía nada que ver con el mundo, que no le importaba nada aunque no fuese así.

-Hace tiempo que le perdone. Sabes que no soy rencoroso y aunque por su culpa tuviese que volver a dejar mi país, le perdone cuando sufrió tanto –hablo suave y lentamente-. No quiero que le vuelva a pasar otra vez, pero el chico no parece tener malas intenciones con él.

-Entonces ¿por qué has venido a decírmelo? –pregunte sin comprenderle.

Chen acaricio mi pantorrilla por dentro con su tobillo, aproximándose hacia mí, hasta que su rodilla casi choco contra mi entrepierna. Controle mi respiración y mis impulsos, intentando no sobresaltarme.

-No quiero que vuelva a pasar lo mismo. No quiero que nos tengamos que ir otra vez –confeso llegando a ser totalmente sincero. Aunque no lo pareciese lo había pasado también mal por irse a China tan repentinamente. Él era el único que tenia a sus padres viviendo en Corea, el único que los podía ver. Dejar su vida había hecho que se volviese incluso cariñoso conmigo. De ahí nuestra relación.

-¿Quieres que te prometa que no nos volveremos a ir? –pregunte lo obvio. Jongdae asintió y apretó su rodilla contra mi miembro. Esta vez di un pequeño brinco, sin poder evitarlo. Dejo la mesa atrás y volvió a pegar sus labios contra los míos. Dejando la delicadeza que antes había utilizado. Deje que metiese su lengua dentro de mi boca, lentamente y sin ninguna prisa.

Acaricio la parte trasera de mis orejas, aquella simple caricia me hico estremecer. Jongdae sabía ser delicado cuando quería, cuando le parecía oportuno. Conseguía que sintiese grandes cosas con muy poco. Y aquello me volvía loco.

-Por favor –susurro sin ningún apique de suplica en realidad.

-Tranquilo –acaricie su cuello antes de obligarlo a sentarse sobre mis piernas-. Nos quedaremos aquí. Si llega a pasar algo encontraremos otra solución –le sume a él en mis palabras. Para así hacerle ver que tendría algo que ver en mi decisión.

Me sonrió tímidamente. No porque le diese vergüenza, si no porque las pocas veces que lo hacía de verdad no solía ser aquella exagerada risa que utilizaba cuando bromeaba. Jamás me había planteado a mi mismo el conocerlo como lo conocía ahora. Ninguno de los dos éramos el tipo de personas sociables a las que les gustase el contacto físico.

Entre nosotros dos simplemente éramos como dos extraños que no tenían porque esconderse nada. Y tanto que nada. Yo mismo conocía a la perfección aquella aventura que llevaba con Yixing. Ninguno de los dos se molestaba en esconderlo.

Y por esa misma razón odiaba a aquel chico. Ya había soportado demasiado de Zhang Yixing.