Dormido en el sofá (Luhan).
La casa estaba bastante tibia cuando llegue.
Estire el cuello torciéndolo hacia los lados y me saque deje caer el abrigo que llevaba al suelo,
junto a los zapatos de los cuales me había desprendido ya. Estaba agotado y con
el cuerpo dolido pues la clienta de aquella noche se había dedicado a pedirme
posturas de lo más extrañas. Era una habitual y pagaba en efectivo, había
cierta confianza y complicidad y hasta aquella noche se me había hecho
agradable satisfacerla. Pero hoy no era el caso.
Camine por la casa aun estirando mi cuerpo en
todas las direcciones, parando en la sala al ver la luz del televisor encendido
a aquellas horas. Me encontré al pequeño tirado sobre el sofá, dormido y con la
boca medio abierta, mientras una manta le cubría el cuerpo entero para que no
le entrara frío. Encendí una pequeña lámpara de luz tenue y apague la
televisión sin hacer ningún ruido.
Me volví hacia él, lo mire y suspire. ¿En
serio pensaba irse de fiesta? Si el pobre estaba tan agotado que no había
logrado quedarse despierto hasta las cuatro de la mañana. Apoye mi mano sobre
su hombro y lo zarandee varias veces.
-Sehun… Sehun… Levanta y ve a la habitación
de invitados si quieres. Como sigas durmiendo aquí te va a doler la espalda
mañana.
-N-no… -murmuro por lo bajo golpeando mi
brazo para que dejara de zarandearlo y despertarlo.
-Sehun… -esta vez agarre la manta y tire de
ella. El la agarro con poca fuerza de lo cansado que estaba y se la acabe
tirando de un tirón. Ojala no lo hubiese hecho.
La sorpresa inundo toda mi mente. El pequeño
Sehun tenía todo el cuerpo marcado con pequeño y grandes moretones por todos
los lados. Llevaba una camiseta de manga corta y dejaba ver sus brazos llenos
de ellos por todas partes, incluso pequeñas heridas y raspaduras. La misma
camiseta que dejaba ver un poco de la carne de su estomago dejaba entrever
también el mismo tipo de herida que tenía en los brazos.
Me lleve la mano a la boca horrorizado.
-Gege... –murmuro cogiendo la manta de mis
manos y taparse con ella para no sentir el frío del ambiente. Deje que lo
hiciera y me senté en el sofá junto a él. Aparte el cacho de manta que tapaba
uno de sus brazos y con mis finos dedos roce con cuidado, como si fuese Tiarn,
cada recoveco. Note como se estremecía y fijaba su dormida mirada en mí, aunque
tuviese los ojos cerrados-. ¿Pasa algo? Tiarn hace tiempo que se dormido…
-pronuncio con cierta pereza en cada una de sus palabras.
-¿Quién te ha hecho esto? –pregunte sin alzar
la voz. Como por arte de magia, dio un brinco sobre sí mismo y se deshizo del
pequeño agarre al que sometía su brazo tapándose bajo la manta.
-Na-nadie –negó con la cabeza con gran
ímpetu-. M-mi cuerpo e-es débil y me suelen salir cuando me golpeo contra las
cosas.
-No mientas –arranque la manta de sus
desnudas manos y me tire sobre él-. No eres el tipo de chico que se auto
infringe año –negué sin separarme un centímetro de él.
-T…tú no sabes nada –empujo mis hombros para
que me separase de él sin conseguir nada ya que tenía las manos aferradas con
fuerza al cojín del sofá.
-Tan solo dime quien te lo ha hecho –ordene
con cierta fiereza.
-¡Señorito Luhan! –volvió a empujarme, con
más fuerza esta vez, intentando separarme de él tanto por la fuerza como
verbalmente. Me deje llevar por el instinto y lo agarre de una de las manos con
las que me empujaba, posando mis labios sobre su moratón más cercano,
besándolo.
Pronuncio una mueca y se azoro pero no se
quejo ni intento detener mi acto. Ignore lo cansado que debíamos de estar los
dos y repetí varias veces mis besos por su brazo mientras Sehun pronunciaba
poco coherentes “Señorito Luhan…” “No…”. Pero su cuerpo seguía sin negarse
cuando apreté mis labios contra los suyos.
Si bien era cierto que al principio se negó a
abrir la boca tan solo un milímetro acabo haciéndolo, dejándose llevar por mi
lengua y lo que yo le fuese a hacer. Lo agarre del cuello obligándolo a que se
tumbara sobre el sofá al completo. Se batió durante unos segundos con mis manos
pero acabo por posar sus manos sobre la hebilla de mi cinturón, quitándomelo.
Abrí mis ojos y pude ver como él los cerraba con fuerza como si no se creyese
lo que estaba a punto de hacer.
Agarro mi miembro con demasiada fuerza,
haciéndome daño. Solté un pequeño quejido separando mis labios de los suyos al
hacerlo para no morderle a él.
-Lo-lo siento… -murmuro agachando la cabeza y
me la soltaba. Negué con la cabeza, agarre su mano y le obligue a que me la
volviera a agarrar una vez más.
-Quiero que me toques –susurre sobre su
oreja-. Quiero que me hagas gemir.
Aflojo un tanto el agarre al que me sometía
pero note como movía la cabeza asintiendo. Ahora mismo debía de estar de un
rojo tan intenso que debía de correr el riesgo de salirse de la escala de los
colores. Tardo un tanto en comenzar a masturbarme, de manera tímida, pero sus
finos y fríos dedos pudieron recorrer mi extremidad con suma facilidad.
Pase rápidamente por su cuello para no dejar
ninguna marca que quedara visible, dejando una donde comenzaba la camiseta que
llevaba. Normalmente no me solía controlar pero no quería que meterlo en cierto
problema porque sus amigo sabían que iba a pasar la noche en mi casa,
“trabajando”. Le quite la ropa que le quedaba con ansia bajo la mirada que me
echaba sin parar. Solo tuve que agarrársela firmemente para que su pene
reaccionara y se volviera duro y erecto.
-Espera –aparte su cuerpo del mío y salí de
la sala corriendo desnudo (con una mano en mi miembro para que no diese votes y
me hiciese daño). No tarde en volver con un bote de lubricante ya medio vacío.
El pequeño ni se entero de que había vuelto hasta que eche un chorro del frío
material sobre su entrepierna, volviéndola sumamente resbaladiza-. Hoy no tengo
la suficiente saliva como para lubricarte entero –le explique observando cómo
se tapaba su gran pene con las manos avergonzado aunque aun pudiese seguir
viendo la mayoría.
-Esta vez no me cobraras ¿verdad? –note su
pequeña evasión del tema, intentaba no parecer nervioso, como si fuese alguien
experimentado, pero se veía a la legua que lo estaba.
-No, esta vez te lo dejare gratis por ser tú.
Pase mi pierna alrededor de su cuerpo,
posicionándome una vez más encima de él,
tanteando mi agujero del ano para que se dilatara tanto como lo
necesitaba.
-Hoy, hoy será la última vez que lo hagamos
así –le prometí llamando su atención-. La siguiente vez… será algo nuevo, te lo
prometo.
Volví a tirarme sobre él, dejando que mi boca
y la suya chocasen con furia, haciéndome daño en los dientes, pero daba igual.
Poco tardo en despertar de su sumisión ya que me agarro de las piernas y se
giro, dejando que esta vez fuese yo quien tuviese la espalda sobre el sofá.
-Hyung yo… yo… -agacho la cabeza mirando mi
cuerpo se unto dos dedos en el las sobras de lubricante que tenia y lo metió
dentro de mi ano. Pegue un pequeño bote de la impresión que me dio su disposición.
¿No acababa pues de penetrarme el solo por su cuenta con su propio dedo? Movió
los dedos dentro de mí, hacia los lados, provocando que mi agujero se dilatara
de verdad. Gemí girando la cabeza hacia un lado de lo que me había excitado
tomando la iniciativa. Hacia tanto tiempo que un chico no me preparaba para el
sexo que lo añoraba. La totalidad de mis clientes masculinos pensaban que por
mi condición de puto debía de estar ya de lo más abierto-. Me he informado de
esto también.
Saco sus dedos de dentro de mí y después de
intentar penetra varias veces en el lugar equivocado acabo por entrar dentro de
mí de una manera lenta y suave. Apoyo sus manos a cada lado de mi cuerpo y
empujo hasta el fondo para ver cuán lejos podía llegar. Una vez encontró el
tope se echo hacia atrás y volvió a envestirme de la misma manera.
No fue hasta la decima o decimoprimera
envestida que cambio el ritmo volviéndolo más fuerte y exagerado. Era la
primera vez que daba (a no ser que se hubiese acostado con otra persona aquella
semana, pero era algo que dudaba profundamente) y le costó pillar su ritmo
adecuado, el cual fue un poco inestable pero consiguió que tanto él como yo
llegásemos hasta nuestro punto.
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