[KaiHyunMyeon] Paranoiac Parte 2

Después del primer día en el cual Baekhyun acabo poniéndose a la defensiva, decidí ser más permisivo, más abierto. No era yo quien le estaba haciendo un favor, me lo hacia él a mi más bien, y lo suyo era ser amable con quien te ayudaba ¿no?

Volvía a estar nuevamente sentado en la misma silla de la otra vez, esperando a que trajesen al pequeño prisionero. Me pareció haber llegado más tarde que el día anterior, pues tardó menos en llegar y como todos saben, en la cárcel las horas son las horas. Siempre se rigen bajo el mismo reloj y nunca tienen retrasos o al menos intentan no tenerlos ya que de vez en cuando suele haber una especie de rebelión. O eso he escuchado hablar a dos funcionarios.

-Tu corbata tiene una mancha –comentó en cuanto se sentó en la silla de enfrente. Mire mi corbata y efectivamente, tenía una mancha a un lado, en la parte baja.

-Gracias… Hoy he venido corriendo y no sé ni lo que he me puesto –comente frotando la mancha que no había visto. Debería de cambiar el jabón para limpiar la ropa, pues no era la primera vez que me pasaba, aunque si la primera que sacaba algo sucio a la calle.

-No es nada –negó con la cabeza antes de encogerse de hombros-. Ojala yo pudiera ponerme una corbata… -murmuro sin dejar de mirar la mía.

Ignore ese comentario por el bien de los dos. Un preso tan peligroso e inestable como él no podía ser portador de una corbata. No quería ni imaginarme lo que podría hacer con ella. Saque la grabadora del bolsillo de la chaqueta, como había hecho el día anterior y la encendí.

-Cuando quieras.

El tiempo pasaba rápidamente, tampoco estoy seguro de cuánto tiempo llegamos a vivir juntos sin que pasase nada malo. Era difícil que pasase al fin y al cabo. Junmyeon trabajaba casi todo el día y yo me pasaba toda la mañana en clase y luego solía trabajar también por la tarde. Pero daba igual, porque encontrábamos un momento para estar a solas todos los días.

Y si no, teníamos las noches. Que por mucho que crea la gente de a pie los gays no somos unos libertinos que no hacen otra cosa que follar, follar y follar.

La primera vez que vi a Jongin era un día normal y corriente. No tenía nada de especial pero marco un antes y un después en mi vida. No sé que hubiese sido de ella si mis ojos no se hubiesen fijado en él. Todas las noches fantaseo con ello ¿sabes? Puede que ahora siguiese en aquella gasolinera, con Junmyeon. Puede que las cosas no hubiesen cambiado. Puede que… puede que acabasen igual también. ¿Quién sabe? Lo único seguro es que Kim Jongin, Kai, fue uno de los detonadores de mi catástrofe.

Lo primero que me llamo la atención en el fue su morena piel. ¿A quién no le llamaba eso la atención? Además de eso era guapo, a su manera. No era como Junmyeon al cual encontraba como una real belleza. No sé si debería de llamar bello a un chico, suena un tanto femenino ¿no? Su pelo negro caía sobre su cara de manera despreocupada, como si le diese igual la forma de su pelo, aunque a mi más que eso me pareció que lo había dejado así queriendo. Queriendo parecer un chico desinteresado, alguien que iba en contra de las normas, pues su ropa y postura decía a gritos un “te atraigo, lo sé”. Quede embobado mientras lo miraba atentamente.

Hasta que su mirada se fijo en mi también. Mi cuerpo entero dio un vuelco y yo mismo salte sobre mí mismo. Mire hacia los lados, nervioso e intente ignorar su penetrante y fija mirada. Pero no pude evitar volver a mirarlo y confirmar que aun seguía con su mirada en mí. Sonrió. Sonrió de una manera que jamás había visto en nadie, como si intentara hacerse el interesante pero sin llegar a serlo. Me di la vuelta por instinto y cogí el autobús que me llevaba a otra parada para poder coger otro más que me llevaba hasta mi dulce hogar. El hogar en el que esperaba mi novio Junmyeon.

-Pareces distraído Baekhyun-ah –uno de nuestros clientes habituales con el que tenía bastante confianza me descubrió mientras miraba hacia otro lado, sin hacer caso a lo que me estaba pidiendo.

-Supongo… Últimamente estoy muy cansado –le conteste con las mejillas teñidas de color.

-Aigo… no sé yo si creerme eso. Creo que nunca te he visto cansado –agarro mi mano cuando fui a darme la vuelta para seguir con mi ronda y me sonrió.

-¡Pero es que últimamente tengo muchos exámenes! –exclame yo haciéndolo reír y que se me contagiase su sonrisa a mí.

-Los jóvenes de hoy os quejáis por todo –murmuro mientras soltaba mi mano, sin dejar de sonreír aun. Le dedique una pequeña reverencia como despedida y me acerque a la barra del bar para seguir sirviendo la cena.

En ella me esperaba un preocupado Junmyeon, que al parecer había escuchado mi conversación el cliente, nada nuevo ya que la acústica del local era impresionante y más si alguien se ponía a hablar más alto de lo normal. Lo cual era mi caso continuamente.

Los clientes del lugar eran buena gente, amable y apacible hasta que se tomaban dos copas de más y hay era cuando comenzaban los problemas.

-¿Estás bien? Puedo suplir tu turno si quieres –me ofreció de manera amable. Lo que cabía de esperar en él.

-No te preocupes, apenas me queda una hora para terminar.

Negué yo con un ligero puchero en los labios para intentar tranquilizarlo. En ese momento no lo sabía lo que iba a pasar a continuación, pero si lo hubiese sabido mi actuación hubiese sido totalmente diferente…

-...y te dirás: ¿Qué es lo que debió de hacer mal el pequeño Baekhyun en aquel momento para que todo acabase de manera tan catastrófica? Porque yo no creo que hiciese nada incorrecto ¿sabes?

Trague saliva mientras él hablaba, carraspeando después al notar cómo se iba por el conducto equivocado.

-No comprendo la pregunta. En ese momento ninguno de los dos hizo nada malo ¿no? –nos miramos durante dos eternos segundos y asintió lentamente con la cabeza.

-Eso mismo pensaba yo.

Volvió a guardar silencio y miro hacia los lados, expectante de volver a decir algo más. Lo mire con los ojos llenos de curiosidad y me dedico una sonrisa un tanto tenebrosa.

-Yo era amable con la gente. A mí me gustaba ayudar a los que tenía alrededor. Conversar con ellos –fue haciendo pequeñas pausas entre oraciones-. ¿Sabes lo que creó eso? Creó celos. Junmyeon se volvió un celoso desconfiado… Yo provoque eso.

-No tiene nada de malo ser una persona amable Byun Baekhyun –le contradije-. El problema no lo tenías tú, en ese entonces, el problema lo tenía él.

-Eso pensé yo también.

Se llevo las manos a la nariz y se la rasco con una de ellas. Miro a uno de los guardias y este se acerco para dejarle un clínex. Se sonó la nariz, la cual le había quedado roja, y volvió a conversar.

-Lo siento, he pillado frío últimamente y tengo la nariz un poco entaponada…

-No te preocupes. Es normal que te pase en estos días del año –lo disculpe yo.

-Veras… yo era propiedad de Kim Junmyeon. Él lo había dado todo por mí y yo tenía que hacer lo propio con él para que estuviésemos en paz. Nos amábamos… ¿Qué había de malo en eso? Nuestro amor era puro, limpio… Mi buena conducta hacia los demás lo estropeo todo. Si yo no hubiese intimado con los clientes o con los que tenía alrededor, todo hubiese sido muy diferente. Es por eso que no me importa cumplir condena, no soy más que un paria de la sociedad por lo que hice.

-Tú… ¿aun lo amas? –dude al preguntar. No sabía cómo se lo iba a tomar, nunca podías saber cómo iba a reaccionar un hombre que ya no tiene ni esperanza ni amor ni nada en el cuerpo.

-Lo amo si… -asintió con la cabeza lentamente-. No entiendo por qué coño hice lo que hice…

El chico moreno, aunque supongo que ya habrás descubierto que se trata de Kai, y yo seguimos teniendo encontrando nuestra mirada durante más o menos un mes. Era atractiva, hacia que mi sangre hirviese con deseo cada vez que lo veía. De una manera distinta que lo hacia Junmyeon, pero me ponía.

Intente no darle gran importancia a aquel contacto visual ya que nunca pensé que llegaría a nada más que a eso. Pero aun intentando olvidarlo los clientes y mi jefe siguieron preguntándome sobre mi estado, sobre todo de salud. Yo negaba con una sonrisa y luego miraba a Junmyeon que me observaba serio desde el otro lado de la barra. Aun así cuando le miraba, me devolvía la sonrisa, esa sonrisa tan amable que siempre debió decorar su rostro.

Disimulaba para que yo no supiese nada. Pero por las noches, cuando nos quedábamos a solas, me agarraba con fuerza contra su cuerpo. Besaba mis labios, mi cuello, mi torso, mis piernas, mi entrepierna… No dejaba nada por explorar antes de que me penetrase con cierta furia. En principio lo atribuí a sus ganas sexuales de hacerme suyo, de todo aquel tiempo que habíamos pasado sin hacerlo, lo cual era real.

El trabajo nos dejaba prácticamente muertos de lo derrotados que acabábamos. ¿Cómo saber que en realidad lo que quería era marcarme como nadie lo había hecho? Yo en aquel entonces aun sentía que era completamente suyo, pero el poco tiempo que teníamos para hablar no era lo suficiente para que se lo pudiera comunicar de buenas maneras.

-Hola.

Alce la mirada de mis zapatos, a los cuales se les había soltado el cordón y por eso me había tenido que agachar a atármelos, y me encontré con un serio Kai que me miraba desde lo algo.

-¡Ho-hola! –respondí yo dando un respingón al levantarme de la impresión que me había dado.

-Soy Kim Jongin pero puedes llamarme Kai –inclino la cabeza hacia adelante-. Estudio telecomunicaciones en la misma universidad que tú.

-¡Oh…! Byun Baekhyun –le devolví la inclinación de cabeza haciéndola un poco más profunda-. Yo… yo… yo estudio filosofía.

Levante la cabeza para observarlo más de cerca. Era guapo, era diferente a lo que estaba acostumbrado de ver lo cual me agradaba sumamente. Me dedico una pequeña sonrisa de medio lado y yo solo supe ponerme rojo. No estaba acostumbrado a tratar con gente nueva y menos con alguien de quien me sentía acosador visual.

 -Hoy he venido en moto. ¿Te gustaría venir a dar una vuelta conmigo? –me ofreció haciéndome caer en los dos cascos que llevaba uno en cada mano. Me quede en silencio sin sabe que decir. No tenia turno en el bar hasta las diez de la noche (como siempre) pero si me demoraba mucho en llegar la gente se preocuparía-. Es un ofrecimiento sin ningún tipo de intención secundaria.

-¿Eh? –pregunte confundido sin saber a lo que se refería normalmente. Normalmente las segundas intenciones solían conllevar cosas malas ¿no? Tampoco era bueno fiarse de una persona que no conocías, pero…

-Me refiero a que no soy ningún psicópata –aclaro-. Mis intenciones son solo hablar.

Mire a Jongin y luego a los dos cascos. Asentí con la cabeza y agarre uno de ellos por mi propia voluntad, el que parecía no ser suyo. Sonrió ampliamente al ver mi reacción y se dio la vuelta para conducirme hasta su moto.

-¿Así es como os conocisteis Jongin y tú? –pregunte en cuanto hizo una ligera pausa-. Parece el encuentro fortuito de una película romántica americana.

-Lo sé… -soltó una pequeña risa de una manera alegre-. Pero en las películas todo lo pintan bonito y sencillo ¿no crees? No te advierten de que algo puede salir realmente mal.

-Eso es algo normal Baekhyun-ah. Ese tipo de películas están hechas para que la gente se divierta y se evada de la realidad. Si les pones algo que no quieren ver no les gustara.

Suspire y mire la hora.

-¿Se ha terminado ya por hoy? –pregunto extrañado dándose él la vuelta para mirar en la misma dirección que yo-. Hoy se me ha pasado más rápido que la última vez –confeso mientras los dos guardias que lo escoltaban hasta la biblioteca se acercaban para llevárselo-. ¿Nos vemos mañana?

Asentí con la cabeza una vez.

-Mañana a la misma hora te estaré esperando aquí.

Sonrió mientras se levantaba y los funcionarios le agarraban, uno de cada brazo, para tenerlo controlado y llevarse.