[Hunhan] Luminescent II Parte 46

Finales felices (Luhan).

Sehun me había llamado con urgencia. Me cito en su apartamento, el que antes había sido el mío, pero él no estaba en ese momento.  Me hice un té y encendí la televisión para mantenerme distraído mientras lo esperaba. No sabía qué era lo que quería o lo que quería enseñarme, y eso me hacía sentir inseguro y curioso, incluso nervioso. ¿Qué demonios? Que su llamada me pudiese provocar tantas cosas me hacía sentir ternura por mí mismo y también desesperación.

Después de casi una hora esperándolo, incluso me había dado una ducha y todo, apareció con gran estrepito. Venia totalmente acelerado. Me agarro de los brazos y estampo sus labios contra los míos en un fuerte y agresivo beso. Yo ni entendía ni era capaz de hacer nada. Se había vuelto loco. Aunque debía de admitir que su locura me gustaba.

-Vengo del notario –dijo por fin-. Soojeong y yo hemos firmado los papeles del no al compromiso, delante de nuestros padres y… -debía de tener el cuerpo lleno de adrenalina entonces, junto con la euforia normal que estuviese tan feliz. Feliz estaba incluso yo, que notaba como una sensación de calor iba inundando mi ser, era reconfortable- creo que por fin han comprendido que no estamos hechos el uno para el otro –otro casto y fuerte beso más.

Mis brazos se extendieron sobre sus hombros, abrazándolo con fuerza. Hacía ya tanto tiempo que había sabido lo del compromiso que era difícil pensar que ya no se iban a casar juntos. Una nueva y posible oportunidad nacía para nosotros dos.

-Quiero celebrarlo –me informo mientras se iba desabrochando los botones de la camisa. No me había fijado antes, pero venia vestido en un hermoso traje. Con este parecía más adulto y formal, parecía más yo. Aunque no se que podía significar eso realmente.

Cuando comprendí bien a que se estaba refiriendo decidí ayudarle. Él tan bien que iba arreglado y yo tan de casa. Me daba algo de vergüenza pero en cuanto me anime y le quite la chaqueta la perdí por completo. Con ya casi el torso entero al desnudo me quite yo también la camiseta de andar por casa que había cogido de su armario.

Me llego el olor a sudado, había venido corriendo o sea que no era algo que me debía de extrañar. Agarrándolo del cierre del cinturón, lo conduje hasta el baño. Aquel que aun seguía húmedo por el baño que yo mismo me acababa de dar.

-Vamos –le indique-. No querrás impregnar la cama de sudor ¿verdad? –utilice un tono lascivo para hablar justo en el mismo momento que me deshacía de mis pantalones. No respondió, simplemente me agarro por los laterales contactando con mi desnuda piel. En secreto espere que el agua caliente aun estuviese en funcionamiento, se nos irían a los dos las ganas de hacer cualquier cosa si saliese congelada. Lo tenía más que asumido.

Cuando ninguno de los dos teníamos ya ropa nos metimos dentro de la ducha ya en funcionamiento. El agua corría y se metía entre los dos mientras nos besábamos e intentábamos no dejar espacio alguno entre los dos. La furia de nuestros besos casi no nos dejaba respirar y más teniendo en cuenta que el agua que caía se nos podía meter por la nariz.

Sin poder aguantar más los roces de los que estaban gozando nuestras extremidades se la agarre y acaricie. Nada más hacerlo se estremeció y gimió separando así nuestros labios. Hice rozar intencionadamente esta vez nuestros dos miembros excitados haciendo que los dos cayésemos en una espiral del deseo.

Rápidamente me atreví a acariciar su trasero e introducir mis dedos dentro de su agujero, no se quejo por ello, más bien se excito aun más. Pero había algo raro en ello.

-Sehun… ¿Por qué estas tan limpio? –no pude evitar preguntarlo lleno de curiosidad.

-Cuando hable con Soojeong sobre firmar los papeles compre laxantes para estar preparado –me explico mientras hundía su cabeza sobre mi hombro y besaba aquel lugar lentamente. Sabía que se moría de vergüenza al haber admitido aquello. Su voz había temblado, ceceado más de lo normal y podía notar a través de la piel como se había acalorado aun más-. No sabes lo que me ha costado venir en coche, cada dos por tres… Aaahh.

Sinceramente hablando: no quería saber aquello que me iba a decir. Presentía por donde iba y yo quería una noche bonita, no una recordando mierda. Para eso había rozado ese lugar que tanto placer le proporcionaba y tan poquito le dolía.

-Entendido –sonreí mientras él me miraba sonrojado-. Date la vuelta –pedí mientras me mordía el labio inferior-. Como nos lo montemos de esta manera vas a sufrir mucho, y contigo yo –le avise al ver que no quería hacerme mucho caso de buenas a primeras. Al final asintió y se dio la vuelta, tal y como yo le había pedido-. Si te duele avisa, que parare de inmediato –susurre sobre su oído mientras recargaba mi cuerpo sobre el de él.

Lentamente busque la entrada, aun no la iba a perforar con mi miembro. Aunque estuviese limpio y abierto prefería tener un poco más de consideración hacia él. No fuese que cada vez que lo hiciésemos le doliese tanto al día siguiente que no quisiese ni moverse.

Después de tantear unos largos minutos en los que el sintió el placer y yo no, decidí que ya era hora de seguir. Introduje lentamente mi miembro dentro de él. En vez de recibir una queja como respuesta recibí un sutil gemido. Lamí mis labios intentando concentrarme y no volverme loco. Poder contenerme y no hacerle pasarlo mal.

-¿Te sientes bien o te duele? –pregunte con cautela.

-No preguntes esas cosas mientras lo hacemos, si me duele ya me quejare –me reclamo. Asentí en silencio y comencé el suave vaivén que tanto placer nos daba a los dos. El sudor y el esfuerzo no llego a aparecer en el ambiente gracias al agua caliente que caía de la alcachofa y se lo llevaba por el desagüe.

Seguí la pequeña rutina sin llegar a hacer mucha fuerza. La primera vez después de los seis años separados había sido desenfrenada y salvaje, pero aquella vez tenía que ser más dulce y tranquila. Por el simple hecho de que quería que Sehun volviese a confiar en el completamente para seguir haciéndolo y que no le diese miedo.

Los dos se hicieron de rogar más esta vez al no tener movimientos bruscos y de esos que sientes todo el placer recorrer tu cuerpo momentáneamente. Pero acabaron por llegar, aunque la diferencia fue enorme. Primero me corrí yo, no dentro de él, si no fuera. Manchando su trasero con mi semen, y después de unos cuatro minutos masturbándolo y estimulándolo por detrás llego él a su clímax.