[Hunhan] Luminescent II Parte 50 ¡FINAL!

Y bueno, este es el ultimo capitulo. Como prometí es más largo que el resto de capítulos  Espero que lo disfrutéis mucho y que yo también siento mucha pena de que se termine ya ;;

Cinco años después.

Tiarn llego a casa muy cansada. Dejo la mochila en la entrada y se arrastro por el pasillo de camino a la cocina. Quería comer algo que de verdad le diese energía. Normalmente era muy difícil encontrar algo rico que le apetecería comer a media tarde ya que su padre Luhan había prohibido comer porquerías. Aun así sabía que Sehun escondía cosas por la casa. Otra cosa era poder encontrarlas. Aunque su madrastra, Sehun, fuese un cabeza hueca la mayoría del rato era especialista en esconder cosas en los lugares que menos te podías esperar.

Al menos podía buscar tranquila ya que no había nadie en casa. Los dos adultos estaban trabajando y cuando terminasen de trabajar irían a visitar la tumba de un amigo de Sehun ya que era el aniversario de su muerto. Luhan le había ofrecido llevarse a alguien a dormir a casa pero era demasiado trabajo. Sehun le había insinuado que si quería podía llevarse a un “amiguito”, pero a sus trece años ella no pensaba en ese tipo de cosas, lo cual le hizo pensar en que pensaba su madrastra cuando tenía su edad.

Sonó el teléfono de manera estrepitosa. Tuvo que casi correr hasta la sala para poder cogerlo a tiempo y que no saliese el contestador automático.

-¿Si? ¿Quién es? –preguntó porque no le había dado tiempo a mirar quien llamaba.

-¿Tiarn? –era la voz de su padre-. Qué bien que ya estés en casa –la pequeña pudo notar como su padre sonreía al otro lado de la línea-. Te he dejado la cena hecha, lo tienes todo dentro del horno –informo-. Sehun y yo no llegaremos muy tarde a casa pero Yixing y Minseok se han empeñado en que quieren pasarse por casa para ver que tal estas…

-¡Appa! ¡Ya no soy una niña pequeña! –se quejo ella.

-Lo sé, lo sé cariño –respondió él-. Pero ya sabes que los tíos Minseok y Yixing son mucho más sobre protectores que yo ¿no? –sonrió al otro lado de la línea-. Hay comida para los tres, por si te sientes sola y quieres invitarlos a comer algo. Además, si les haces un poco la pelota te compraran algo rico para comer, seguro. En realidad no creo que Sehun y yo lleguemos tan tarde, pero te lo digo por si acaso.

-A veces creo que me mimas demasiado Appa –no pudo evitar sonreír mientras lo decía.

-Déjate mimar por ahora. Cuando seas mayor y no me necesites ambos lo echaremos de menos. Nos vemos esta noche cariño –se despidió.

-Hasta entonces Appa. Te quiero –pronuncio con una voz un poco melosa para contentar a su padre. Escucho una risa al otro lado de la línea.

-Yo a ti también pequeña.

-Yixing, ¿estás listo? –vocifero Wufan con su profunda voz-. Minseok esta esperándote aquí –le informo para que se diese más prisa-. Siento que tengas que esperar tanto –se disculpo por parte de su novio-, antes de salir de casa siempre hace una serie de ejercicios de mierda psicológica para llenarse de optimismo o no sé qué.

Casi parcia que no le gustase esa faceta de su pareja. Aunque Minseok sabía bien que aquella pareja extraña no soportaba muchas de las cosas del uno del otro. E irónicamente eso era lo que les unía. Los vecinos estaban ya cansado de todas las discusiones que podían haber tenido ellos dos. Pero como desde siempre habían discutido no sabían ser de otra manera entre ellos. Al igual que delante de cualquier otra persona ni se les ocurría ser cariñosos entre ellos. Todo el mundo dudaba que ellos se diesen cariño la verdad.

-Ya estoy aquí –Lay bajo las escaleras corriendo mientras se ponía una ligera chaqueta para la brisa que pudiera haber en la calle-. Lo siento Minseok, no encontraba nada ligero que combinase con lo que llevaba.

Los dos mayores rieron sin poder evitarlo. Yixing siempre había sido bastante despistado y se lo dejaba todo por ahí, luego era normal que no encontrase lo que quería.

-Darle recuerdos a Tiarn de mi parte –pidió el canadiense-. Espera un poco –cogió a Yixing por los hombros y lo giro para mirarlo bien, luego le peino el pelo y lo dejo ir-. Tenías unos pelos de loco sueltos por ahí.

-Gracias –le agradeció con una pequeña sonrisa-. A la noche me pasare con algo de comida por la oficina para que cenemos juntos ¿sí? –ambos se sonrieron mutuamente creándole algo de anhelo al único coreano del lugar.

El rubio asintió y después de darle un beso en la mejilla a su novio les dejo ir con tranquilidad. Estos tuvieron que coger el coche para poder llegar hasta la casa en la que se encontraba Tiarn, ya que vivía en el centro.

-¿Sabes algo de Jongdae? –pregunto el pequeño sin poder evitarlo. Cada vez que Minseok se quedaba a solas con Lay o con Kris estos le preguntaban constantemente sobre el menor.

Jongdae había sido el primero en dejar la casa cuando se dio cuenta de la verdadera afinidad que había entre los dos jóvenes con los que salía y que poco a poco lo habían ido dejando a él de lado. Ninguno de los demás había culpado a la pareja por lo que había pasado aunque estos se sintiesen culpables por ello. Minseok comprendía perfectamente la culpa que ambos sentían, no debía de ser nada agradable para ellos. Incluso intuía que cada vez que se besaban recordaban al menor y eso hacia las cosas más difíciles para ellos.

-Chen se encuentra bien –intento relajarlo-. Hace unos días llego de Nueva York, tenía una convención de informáticos allí –le explico-. Es gracioso porque cuando estaba allí no hacía más que quejarse del frio que hacia allí pero en cuanto llego se sofocaba del calor acostumbrado al frescor que hay allí –no pudo evitar reír.

Yixing analizo bien las palabras que le había dedicado su amigo. Sabía que normalmente le contaba cosas superficiales porque quería que su pareja y él fuesen a visitar al chico en persona. Wufan había insistido varias veces en hacerlo, pero el menor se había negado porque sentía que era como restregarle su felicidad por la cara cuando no se lo merecía.

-Kris y tu deberíais de ir a visitarlo –volvió a hablar Minseok como si le estuviese leyendo la mente-. Me pidió que no dijera esto porque no quería preocupar a nadie pero... –se mordió el labio superior antes de seguir hablando- lleva tiempo viéndose con una persona y tiene intenciones de mudarse a otro país.

-¿¡QUÉ!? –exclamo de repente pasando por alto los celos momentáneos que había sentido al ver que alguien había logrado ser la única persona para Jongdae, algo que ni él ni Wufan habían conseguido jamás-. ¿Cómo que se quiere ir de Corea? ¿Volverá a China?

Minseok se encogió de hombros y se encogió al escuchar el grito, asustado porque no era normal escuchar a Lay gritar. A no ser que estívese discutiendo con Kris sobre algún documental o teoría.

-No me acuerdo que país me dijo exactamente, pero no en la parte continental asiática –pudo asegurar-. Si mal no recuerdo me dijo que se iba a una isla japonesa. Se conocieron en una de las convenciones de informática, siguieron coincidiendo y bueno… surgió lo que surgió. Por eso normalmente no pasa mucho tiempo aquí y Zitao acabo por volver a su pueblo. Decía que se aburría mucho en casa solo sin alguien que lo molestase y que para eso prefería volver a un sitio en el que le necesitasen de verdad –aclaró.

-Vaya… -susurro sin poder creérselo del todo. Mentalmente hizo planes para poder ir a visitar al menor cuanto antes y poder aclarar las cosas, no sin antes tener en cuenta a su novio a sus apretadas agendas. Aun así debían de ir cuanto antes no fuese a ser que llegasen  tarde-. Odio haberme enterado así –admitió mientras se encogía sobre sí mismo sin que le gustase nada la sensación que le estaba recorriendo el cuerpo entero.

-Kim Jongdae siempre ha sido bastante rarito, es normal que no hayas podido prever que algo como esto fuese a pasar –intento tranquilizarlo.

Baekhyun aporreó la puerta del baño con fuerza. Y grito con fuerza para que Chanyeol que se estaba duchando dentro escuchase su voz.

-¡Sal de una vez! ¡A esto se le llama monopolización del baño y quiero utilizarlo! –escucho como el sonido del agua cesaba. Unos húmedos pasos y la puerta se abrió de par en par dejando ver a Chanyeol, completamente desnudo con una toalla en la cabeza para secársela-. ¿Qué-qué crees que estás haciendo? –preguntó con vergüenza.

-Querías verme desnudo ¿no? -¿De dónde había sacado eso?-. ¿Tenias tantas ganas de verme desnudo a caso? ¿No podías esperar hasta la noche? –siguió hablando con descaro.

Baekhyun aparto la mirada sin poder evitarlo de lo cohibido que estaba.

-Vístete cuanto ant… -no le dio tiempo a terminar la frase pues Chanyeol lo agarro y lo cargo como si fuese un saco de patatas-. ¡¡Chanyeol!! QUE YA ESTOY VESTIDO Y PREPARADO –exclamo con fuerza para ver si le hacía caso o algo y dejaba de mojarlo con su propio cuerpo-. Voy a tener que cambiarme otra vez después y…

El alto lo dejo caer sobre la cama de la habitación que compartían. Sin ningún tipo de vergüenza se abalanzo sobre el cuerpo de su novio y beso su cuello dejando que las quejas de este poco a poco se fuesen acallando y sus movimientos bruscos para apartarlo cesaban.

-Están tan precioso cuando te pones traje que… -admitió sobre su oído-. No quiero tener que contenerme hasta la noche –beso su oreja con sorna.

-Te odio Park Chanyeol –aseguro sin mucha convicción en realidad. Era difícil no dejarse llevar por la intensidad de su novio. Incluso cuando era un poco brusco. Desde hacía tiempo que Baekhyun se había admitido a si mismo que tenía un toque de masoquismo. Siempre y cuando ese dolor se lo proporcionase Chanyeol. Los demás no le valían-. Aun tenemos que ir a comprar flores.

Eso provoco que el menor parase en seco. Se incorporo y se froto la cara intentado aclarar sus ideas. Baekhyun le imito y beso su hombro suavemente, aunque se hubiese quedado con ganas de hacer algo lo más importante era consolar a su compañero.

-Había olvidado que éramos los encargados de las flores –suspiro lentamente-. Me visto en un momento y salimos ¿sí?

Se levanto de la cama y fue directo al armario donde ambos guardaban toda su ropa de vestir.

-Voy a preparar algo para comer en el camino –salió de la habitación pensando que si lo veía un segundo más desnudo el que no podría resistirse iba a ser él mismo. De las ganas que tenia de sexo se había olvidado incluso que tenía que ir al baño.

Zitao entro lleno de bolsas en casa. Todo estaba patas arriba, pero no tenía ganas de ordenar nada. Eso significaba que de verdad se iba a acabar por quedar en su pueblo. Le agradaba la idea, y durante años era lo que había deseado como si fuese un niño pequeño que cree en Papa Noel, pero ahora echaba de menos la vida que llevaba en Corea.

La vida en el campo era agradable. Sus tíos le habían cedido la casa que había sido de sus hijos que se habían ido a la ciudad a trabajar para él. Después de la fortuna que había ido amasando con lo de la mafia china podía vivir tranquilamente sin trabajar. Aun así ayudaba en todo lo que se necesitaba pues la gran mayoría de sus vecinos eran personas mayores y no estaban para grandes trotes.

Comía casi todos los días gratis gracias a su familia. Tenía un bonito lugar donde vivir y la vida solucionada. Cuando se fue de su pueblo jamás pensó en tener el tipo de vida que había llevado. Pero ahora que lo había dejado atrás no se veía tan mala. Menos por los asesinatos y torturas que había tenido que cometer.

Metió en el frigorífico todo lo que tenía que estar fresco y todo lo demás en pequeñas alacenas que tenia por la cocina. Aunque la casa fuese más grande que la que compartía con Jongdae no se sentía tan solitario. Cada cinco minutos entraba alguien por la puerta a saludar o a contarle cualquier cosa. Ahora llevaba ese tipo de vida de pueblo. Vida a la que poco le faltaba para acostumbrarse del todo. Los había invitado a todos para que fuesen algún día si querían. Habitaciones y camas tenía de sobra para ellos.

Ojala algún día todos pudiesen volver a reunirse. Tiarn incluida claro.

-Zitao –lo llamo alguien desde la entrada de la casa-. Cariño, deberías de ordenar esto cuanto antes o se te acabaran estropeando las cosas.

-No te preocupes mama –respondió él apareciendo en la entrada-. Todas mis cosas están bien ordenadas en las cajas y se conservaran bien –la abrazo con fuerza para sentir el cariño que solo una madre podía proporcionarle.

Jongdae comenzó a buscar el celo de empaquetar mientras seguía hablando por teléfono. Hacer dos cosas a la vez nunca se le había dado bien, no en vano había una leyenda que decía que los hombros no sabían hacer dos cosas a la vez por la estructura de su cerebro, pero en ese momento se las estaba apañando.

-¿Nos vemos mañana entonces? –preguntó mientras abría un cajón y miraba dentro-. El avión no sale hasta dentro de cinco días pero ya lo tengo casi todo preparado. ¿Seguro que hay sitio en tu casa para las cosas de los dos?

-No te preocupes por esas cosas, he hecho sitio para ti –escucho al otro lado-. Pero no te traigas muchas cosas. En Japón hay que aprender a vivir con poco, que los apartamentos son muy pequeños.

-Siempre podemos cogernos uno más grande cuando ya esté yo allí –sugirió recibiendo solo una risa como respuesta-. Tengo dinero suficiente para comprar otro apartamento más grande –concreto al escuchar su risa.

-No lo niego. Es solo que mi casa no es pequeña del todo… -dudo un poco de sus propias palabras-. No está muy decorada pero he pintado las paredes para que cuando vayamos la encuentres más acogedora.

-Eres de lo que no hay –rio él esta vez-. Mañana trabajo por la mañana y salgo tarde, pero ¿quieres ir a cenar algo conmigo? Conozco un sitio que te va a encantar –aseguró-. Hacen que te sientas como si estuvieses en casa y te gustara.

Escucho como al otro lado se corrían unas cuantas hojas. Seguro que estaba mirando en la agenda, a ver si tenía algo importante para hacer o si podía cancelar sus planes.

-Me parece bien, aunque tendré que volver pronto a casa porque estaré cansado por el viaje y dudo que hoy vaya a descansar muy bien… -murmuro suavemente de manera agotada.

-Te llevare yo mismo en coche. No te preocupes –intento tranquilizarlo-. Nos vemos mañana e intenta descansar hoy que viajar tanto es agotador y acabas de llegar.

-Intentare descansar, aunque ya sabes que… -carraspeo con la garganta-. No importa, nos vemos mañana. Te quiero Kim Jongdae –sonrió dulcemente contagiándole a su interlocutor también la sonrisa en su propia casa.

-Yo a ti también, nos vemos mañana.

Después de dejar sus cosas en casa de sus padres cogió el coche y condujo directamente hasta el cementerio. Después de todos los cadáveres que había visto en su corta y joven vida un lugar como aquel le sobrecogía y encogía el corazón de manera desagradable. Estaba muy cansada ya que llevaba un día entero de viaje. Hacía años había conseguido un puesto en laboratorio forense Los Ángeles y el viaje desde allí no era corto. Ni tampoco las horas que había tenido que conducir hasta llegar al aeropuerto desde el que salía su avión para volver a casa.

Salió del coche sin estar muy segura de ella. La sensación que sentía cuando estaba allí no era nada agradable. Hacia solo dos años seguía vivo y de repente un accidente automovilístico se lo llevo por delante. Igual que a su vida. Como ella en ese entonces no vivía en Corea se había enterado bien tarde.

Se cruzo con varias personas que iban y venían a su antojo pero ella solo tenía ojos en un punto. Una lapida que en ese momento estaba siendo custodiada por una figura que tan bien conocía. Las desdichas que habría pasado por su culpa y las peleas en las que se habría metido por su culpa. Volvió a sentirse pequeña en un planeta tan grande.

-Supuse que te podría encontrar aquí –intento sonreír aunque en ese momento fuese algo imposible de hacer. Se posiciono al lado de Do Kyungsoo, delante de la lapida. Este tenía los ojos llenos de lágrimas. Ver su sufrimiento hacia que el suyo propio incrementase y esto provoco que los ojos se le volvieran vidriosos, amenazando con llorar seriamente-. ¿Cuánto llevas aquí?

-Todo el día –respondió en corto porque sentía que podía echar a llorar seriamente en cuanto dijese algo más.

Se quedaron en silencio sin saber que decir mientras escrutaban la lapida de Kim Jongin. El joven había muerto en un accidente múltiple en la carretera. Solamente dos personas habían logrado sobrevivir a aquel accidente. Un chaval que ahora tendría diecinueve años que se había quedado huérfano y Kyungsoo. Aun así a los dos jóvenes se les quedaron marcas tanto psicológicas como físicas en el cuerpo. Haciéndoles recordar en cada momento lo que había pasado. Más concretamente Kyungsoo había perdido parte de la movilidad de la pierna derecha porque el fuego había calcinado un par de sus nervios importantes.

-No sabía cuánto iba a tardar en llegar –siguió hablando esta vez dejando que las lagrimas cayesen por sus ojos-. He tardado dos horas en llegar y cuando lo he hecho no sabía que debía de hacer. No le he traído ningún regalo. Solo quería llegar y decirle que… que todo estará bien.

Sorbió sus propios mocos fuertemente para poder seguir hablando.

-Él no está pero yo he sabido seguir adelante. Que lo echo mucho de menos desde la última vez que lo vi y que me espere allá donde este –echo a llorar fuertemente. Soojeong pasó su brazo por sus hombros, intentando consolarlo de alguna manera, aunque lo único que estaba consiguiendo era desmoronarse ella también.

-Tienes que comer algo –intentó desviar la atención aunque en aquel lugar era algo imposible-. Aquí cerca hay una cafetería en la que sirven cosas muy buenas y te convendría comer algo caliente aunque no haga frío.

Le agarro del brazo para que la siguiese, pero incluso con su discapacidad el decidió quedarse en el sitio. La chica podía comprender como se sentía. Era difícil dejar la tumba atrás cuando lo que Kyungsoo quería era volver a verle, estar otra vez con él. Aunque fuese una vez más.

-Cuando venga alguien iré a buscarte algo para comer entonces –lo mejor era ceder ante la persona cabezona que tenía delante. No iba a conseguir nada de nada obligándole e igual y todo le provocaba daño físico y mental.

Junmyeon toco la puerta del despacho. Una voz grave le ofreció pasar y él obedeció, para eso había tocado la puerta ¿no? Lo intento hacer con una gran sonrisa, aunque no fuese un día especialmente feliz para nadie.

-¿Te queda mucho para terminar? –preguntó con suma educación pues aunque la persona que se sentaba en esa silla todos los días fuese menor que él y tuviesen gran confianza tenía un puesto más importante que el que él conseguiría jamás-. He venido para utilizarte de taxi.

El jefe de la empresa televisiva levanto la cabeza del ordenador y no pudo evitar sonreír al ver a su viejo amigo ahí.

-¿Cuándo has llegado? –le interrogó sorprendido por verlo allí-. ¿Hace cuanto tiempo que no nos vemos, eh?

Se levanto y fue a saludarlo con un fuerte abrazo. Hacía cuatro años a Junmyeon lo habían trasladado a Japón y por eso no se veían casi nada al estar en diferentes países. Además, ambos países es como si estuviesen un poco apartados del mundo, difíciles para acceder. Japón estaba compuesto por islas y Corea del Sur era una península con unos con unos vecinos norteños como amigables. Para ir a cualquier sitio había que coger un avión o un barco.

-Acabo de llegar hace nada. He cogido un taxi en el aeropuerto que me ha traído aquí –contesto a su pregunta yendo un poco más allá con su respuesta-. ¿Qué tal te encuentras? Dejando de un lado el día que es –se apresuro a decir para que pudiese contarle lo que había estado viviendo últimamente.

-Aunque hoy sea un día triste la verdad es que lo llevo todo bastante bien –sonrió al ver la amabilidad de su buen amigo-. Hace poco que mi padre se jubilo o sea que ahora soy yo quien ocupa su puesto. A veces viene a ver qué tal lo estoy haciendo, se ve que no se fía de mi –rio entre dientes-. He formado una pequeña familia al final, bueno no será nunca una familia reconocida pero da igual –se encogió de hombros sin poder dejar de sonreír-. Y ¿tú? ¿Los japonenses te están tratando bien?

Poso su mano sobre el hombro del mayor. Se llevaban tres años, pero la constitución de su mayor siempre había sido bastante más pequeña que la de él y lo acababa viendo como un igual. Aunque en ese momento el fuese superior Junmyeon siempre seria su Suho-hyung.

-Conmigo si porque nadie me ve como una gran amenaza pero la verdad es que son muy raros los japoneses –admitió haciendo que los dos sonriesen-. Pero la comida esta buena, o sea que no me puedo quejar de nada. Creo que he engordado y todo –se golpeo el así mismo la tripa que seguía tan plana como siempre.

-Claro que si Suho-hyung –le dio la razón como si estuviese loco-. Tan gordo como si estuvieses embarazado.

El más bajo se sonrojo al escuchar eso. Sabía que estaba exagerando pero simplemente le dio vergüenza que dijese algo parecido.

-¿Cómo eres capaz de llamarme Suho-hyung y luego decirme eso? –exigió saber poniéndose aun más rojo. Como respuesta solo recibió una sonrisa aun más grande de su dongsaeng.

Poco a poco la gente fue llegando al cementerio. Había comenzado a oscurecer un poco el ambiente para cuando todos estuvieron ya allí. No tenían intenciones de hacer mucho la verdad, en un cementerio se podían hacer pocas cosas y el ambiente no era el adecuado para hacer nada alegre. Se quedaron en silencio durante mucho rato, en principio habían acordado dedicarle un minuto de silencio, pero ese minuto se volvieron quince.

Todos los asistentes habían pasado muchas cosas con Kim Jongin, desde muy malas hasta muy buenas. Sobre todo buenas, aunque Jongin fuese un chico un tanto especial había sido más bueno que malo con la gente que tenía alrededor. Los sollozos de su madre podían escucharse desde lejos, su marido la intentaba consolar aunque estaba claro que por dentro el también estaba igual de roto que ella.

Fueron minutos muy duros, pues el constante recordatorio de un amigo, familiar o amante cercano no les hacia ningún bien.

El coche iba en silencio. Luhan conducía hacia el restaurante que en el que habían reservado mesa para después del momento que iba a pasar su novio en el cementerio. Lo había esperado casi durante una hora fuera, y se había aburrido mucho, incluso se había comido la cabeza pensando en porque no salía de aquel lúgubre lugar, pero le había dejado a su aire, sin meterle prisa. Sabía que si lo hacia el menor acabaría por pegarle. Al ver lo distraído que estaba aparco el coche en un momento, en un lugar por el que apenas pasaba nadie. Sehun levanto la cabeza entonces, pensando que habían llegado al fin.

-¿Vas a secuestrarme? –preguntó con una pequeña sonrisa pues no le salía ensancharla más. A cambio Luhan si que le ofreció una gran sonrisa, al ver que intentaba estar de buen humor.

-Algo parecido –concordó con la estúpida sonrisa girando el cuerpo hacia él. Alargo la mano y giro una de las ruecas que hizo que el asiento del menor se pusiese casi plano del todo. Este se golpeo en la cabeza ante el acto sin poder hacer nada por ello.

En un abrir y cerrar de ojos el mayor se poso sobre el menor y le sonrió, esta vez de una manera más lasciva. Se inclino sobre él solo para dejar un leve beso en sus labios para después atacar más intensamente su cuello.

-Luhan… aquí no… -intento resistirse aunque en realidad no lo quisiese así. Los labios y caricias de su compañero se sentían demasiado bien sobre su piel. En realidad ya lo habían hecho en el coche, solo que en el garaje que tenían en casa. Donde nadie podía verles. Y aunque había sido incomodo hasta cierto punto fue excitante y complaciente.

-Lo sé, lo sé –repitió-. Solo déjate mimar –ofreció-. Te lo mereces –acarició con la yema de sus dedos los labios del alto-. Además, la mesa ya la habremos perdido; llegamos como media hora tarde –sonrió atacando esta vez su oreja. Esperando que se dejase llevar tan solo por un rato.

Sehun decidió disfrutar, dejarse llevar y relajarse. Bueno, lo de relajarse en la medida que podía ya que era un poco difícil hacerlo cuando sentía que estaba a punto de explotar. Amaba a Luhan y no sabía que habría hecho sin el apoyo que él le había proporcionado durante años.

Lo abrazo con fuerza por el cuello para que se pegase a él. A veces un simple abrazo era lo mejor. Aun con los años que habían pasado Lee Sehun (hace once años Oh Sehun) era un chico sencillo, aunque a veces fuese raro.

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Supongo que a muchas no os habrá gustado el final, pero hace menos de un mes una amiga mía murió por un accidente de coche y lo que le ha pasado a Jongin es un pequeño homenaje a ella.

No descarto el escribir algo más de ellos, con esta misma historia, porque después de un año es imposible no haberle cogido cariño al tipo de personajes etc. O sea que después de terminar el Kryskaisoo, puede que le añada algún que otro complemento más de estos dos o del futuro que han tenido los demás también.

Muchas gracias por todos los comentarios, ánimos y palabras bonitas que me habéis dedicado. Así mismo las criticas que le habéis hecho al fin para que pudiese ir mejorandolo. Me he emocionado yo con cada una de vuestras palabras, tal y como vosotras con Luminescent.

Os lo agradezco mucho a todas y espero que aunque se haya terminado este fic sigáis leyendo el resto de los que vaya a hacer.

Gracias otra vez por vuestro apoyo, sin vosotras no hubiese seguido escribiéndolo y estoy infinitamente agradecida. Miles de besos para cada una de vosotras MUACKS º3º

Nos vemos ~