[Hunhan] Luminescent II Parte 26

Al final he adelantado el día de la actualización porque he visto que en general teníais muchas ganas del lemon. No se si es lo que os esperabais pero yo estoy contenta con como ha salido y es raro que lo diga y que nunca estoy feliz con el lemon que escribo xDDD

Os recomiendo que escuchéis esta canción mientras leéis el capitulo. Eso si, escuchadlo a solas o con los cascos puestos. Recomendable, en serio (??).

Ven. Acércate (Luhan).

Pase el brazo por la almohada después de taparme con toda la manta que pude. Cerré los ojos y moví la cabeza con suavidad intentando encontrar una posición cómoda para dormir. No tenía ganas de conducir ya que tenía la sensación de que me iba a distraer con suma facilidad ante cualquier cosa. ¿En qué momento me dejaría liar por Sehun? Y ahora lo único que me quedaba era olvidarlo todo, incluso que el muchacho que me estaba volviendo loco iba a dormir en la misma cama que yo.

Note como se movía y como movía las sabanas, metiéndose debajo de ellas. Sentí su respiración mi cuello antes de poder sentir su mano encima de mi miembro, siquiera rozándolo. Iba a quejarme, quizás a gritarle algo, pero con un suave “Shhht” me acallo antes de que empezara a rappear con su voz pausada y calmada.

-Ven, desnúdate. ¿Sabes qué hacer cuando hablamos de placer voy a compadecer, ante el balcón de tus oídos y los dejare pitando hasta el amanecer? –hizo una pequeña pausa al meter su mano debajo de mis pantalones, acariciando mi extremidad de arriba abajo. Provocando que mi cuerpo se estremeciera como si nunca antes lo hubiesen tocado-. Ven. Desnúdate, desnúdame. La mejor marca de ropa que conozco se llama tu piel –dejo un beso más húmedo sobre mi cuello antes de que los dos suspirásemos casi a la vez-. Y no hay mejor pincel que la imaginación, el respeto, el amor en conjunción con un tal colchón.

Agarro mi miembro con su mano al completo mientras seguía recitando aquellas palabras tan deliciosas por su boca. Se veía tan sensual que su adorable ceceo casi ni se notaba. Aunque puede que fuese por la poca sangre que debía de tener yo en ese momento en la cabeza.

Gemí a la vez que tuve un espasmo cuando me la meneo hacia los lados segundos después de que se me hubiese puesto completamente dura. Lamí y mordí mi labio inferior intentando no gemir muy alto, no quería molestar a las otras personas que se encontraban en la casa, y Sehun con su cuerpo pegado al mío podía notar a la perfección lo que estaba causando en mí.

-Ven. Dona placer –revolví mi cabeza contra la almohada a la vez que él comenzaba a masturbarme a un ritmo tranquilo y pausado mientras pasaba la punta de su nariz por hombro-. Ven. Revélate. Entérate, que te quiero comer, te quiero ofrecer un pedazo de mi vida en forma de sexo bestial. Mirarte a la cara cuando estás a punto de explotar.

No pude reprimir más mis ganas de gemir con fuerza. La mano de Sehun se sentía poderosa y segura de sí misma. Era algo demasiado agradable y placentero. No era capaz de recordar que el sexo fuese así. Lo más seguro era que después de aquellos seis años de celibato mi cuerpo sintiese aquellas caricias multiplicadas por diez. Pero era algo que quería seguir sintiendo si o si. No podía creer que hubiese rechazado algo tan bueno y placentero durante tantos años.

Por mi cuerpo recorrió otro espasmo, haciendo que todo mi cuerpo se pegase más al suyo. Note sin ningún problema su erección justo pegada a mi culo, separados por las finas capas de ropa claro.

-Podemos llegar al cielo, no nos cuesta nada –su voz se escuchaba muy excitada también y aquello hacia que me gustase aun más-. La ropa empapada, cómplices miradas. Testigo irreverente del amor que declaro la almohada –subió otra vez la intensidad con la que me estaba masturbando-. Lleguemos a lo alto, al Everest, de las sensaciones en el único deporte de contacto que sin prohibiciones siempre hay ganadores –pidió con una voz aun más sensual que la anterior. Intente darme la vuelta, para poder corresponderle, pero no me dejo. Nuestros cuerpos estaban tan pegados, estaba tan encerrado entre su cuerpo y brazo, que me era imposible moverme-. Ven, desnúdate. ¿Sabes qué hacer cuando hablamos de placer voy a compadecer, ante el balcón de tus oídos y los dejare pitando hasta el amanecer?

Sentí como de mi pene salía el semen. Había sido corto pero intenso. Estaba claro que no iba a poder durar mucho ya que llevaba demasiado tiempo reprimido. En parte me daba vergüenza haberme corrido tan rápido, pero por otra me sentía completamente liberado y excitado. Aun sentía el placer recorrer por todo mi cuerpo.

-Ven. No te avergüences, no tengas miedo, es solo sexo –siguió hablando acariciando esta vez la parte baja de mi estomago-. Empecemos con un par de besos, caricias, mordisquitos, susurritos y piel de pollo. Ven. Relájate. No hay prisa, solo sonrisas de complicidad para crear el pacto.

El ritmo de su respiración era muy diferente al mío. Él se veía más relajado, aunque claro,  no acababa de tener un orgasmo como el que había tenido yo. Limpio su mano en las sabanas antes de abrazarme con fuerza.

-La canción no es mía –susurro suavemente sin llevar la rítmica melodía con la que había rappeado anteriormente-. Pero no dice nada que no sienta. Seré paciente con este tema, esperare –me informo-. No estoy acostumbrado a esperar y a tener paciencia, pero la tendré –aseguro.

-Gracias –respondí yo mientras agarraba su mano con la mía, entrelazando suavemente nuestras manos-. Mañana cuando… -la verdad es que el sueño me estaba pudiendo. No sabía si era por el agotador día o qué pero me sentía muy cansado- mañana hablaremos largo y tendido de esto –propuse aunque no tuviese gran conciencia de lo que estaba hablando.