[Hunhan] Luminescent II Parte 29

No puede ser... ¡Kai! (Sehun).

Las negativas de Luhan fueron sumándose una tras otra. Justo cuando comenzábamos a evolucionar favorablemente en nuestra relación y de repente se echaba para atrás. Odiaba cuando se hacía tanto de rogar. Recibir un rechazo tras otro no era nada agradable y menos cuando te habían llenado de tiernas esperanzas.

Incluso había llegado a pensar que desde que nos volvimos a reencontrar el jamás había tenido interés en mi y que solo estaba jugando conmigo para confundirme, hacerme sufrir y por ultimo reírse de mí y dejarme en la estacada. Sabía que Luhan no era ese tipo de persona pero su últimamente “él” me estaba haciendo pensar realmente mal. ¿No había sido pues su escusa de la noche que estaba en el hospital porque Yixing (el maldito chico que le seguía a todas partes) tenía una herida de bala? Estaba claro que mentía.

Lo que realmente odiaba de él era esa indecisión que tenia. Hoy te doy una oportunidad pero mañana ya no porque me lo he pensado mejor. ¡Pero eh! Dentro de una semana puede que te de tales esperanzas que… LO ODIABA.

Con esos pensamientos llegue a casa, realmente derrotado. Me pareció raro encontrarme tanto silencio en la casa. Desde que Krystal me había confesado por teléfono que estaba saliendo con Jongin no había más que ruido en la casa. Ya fuese porque estaban viendo la tele, jugando a algo o discutiendo, lo cual últimamente hacían mucho. ¿Siempre había sido su relación así? Supuse que se encontrarían durmiendo o algo así porque si no me era difícil de explicar aquel silencio… bueno silencio hasta que escuche unos sollozos.

-¿Hay alguien en casa? –pregunte mientras entraba en la cocina. Encontré a Jongin sollozando con las mejillas llenas de lagrimas y muy nervioso apoyado contra el refrigerador. Intentaba secarse la cara y deshacerse de aquella humedad, pero en seguida volvía a mojarse. Murmuraba cosas sin sentido, ni siquiera era capaz de distinguir las palabras que salían de su boca-. Jongin, ¿estás bien? –pregunte mientras me dejaba caer a su lado para consolarlo.

Fue en ese momento cuando mis ojos divisaron a Soojeong. El horror me inundo por dentro. Estaba atada a una silla, parecía inconsciente y dos pequeños hilos de sangre caían por su frente. Tenía una mordaza en la boa y claramente se veía que había sufrido pues toda su cara estaba también empapada de lágrimas.

-No puede ser… ¡Kai! ¿Qué-qué coño ha pasado aquí? –exclame poniéndome yo también nervioso. La muchacha levanto la cabeza de manera pesada. Consiguió abrir los ojos de manera lenta y pausada. Nada más verme comenzó a llorar nuevamente.

Rápidamente fui a atenderla a ella, necesitaba más ayuda que Jongin, eso estaba claro. ¿Por qué él no la había soltado ya? Comencé por la mordaza pues era lo que más le debía de incomodar y seguí por sus manos.

-Sehun de verdad no… -rompió al llanto. Era algo impactante ver a Krystal y a Jongin de esa manera, pues siempre habían sido personas reservadas a mostrar sus debilidades y muchas veces incluso a mostrar lo que de verdad sentían, aunque fuese algo aceptado por la sociedad en general.

-Tranquilízate y dime lo que ha pasado.

Le pedí mientras la agarraba de ambos lados de la cara, esperando que así dejase de temblar de manera compulsiva. Se quedo en silencio lo que para ella debían de ser eternos segundos para ella.

-Sácalo de mi vista por favor –suplicó dejando caer la cabeza hacia abajo-. Jongin… él… -murmuro por lo bajo haciendo que me crease una imagen mental de lo sucedido lo cual esperaba que fuese mentira-. Monstruo… -sollozo sobre mi hombro esta vez.

Sin que yo tuviese que hacer nada, Jongin se levanto y camino por la casa, hasta que escuche como se cerraba la puerta. Intentando que Krystal no se cayese le desate las piernas también. Parecía estar en estado de shock y no tenía pinta de que fuese a salir fácilmente de aquel fatídico estado. La comprendía. Cuando mis padres biológicos murieron o cuando me entere de que había sido cosa de Luhan y de sus compañeros me pase en aquel estado mucho tiempo. No podía recordar nada de lo que había pasado, ni lo que había hecho ni nada en realidad. Algo que tenía claro era que no era nada agradable.

-Soojeong, tienes que contarme que ha pasado. Quiero ayudarte –asegure mientras le ayudaba a levantarse. Iba a llevarla a mi habitación y a arroparla entre las sabanas. Le prepararía algo caliente y escucharía todo lo que necesitase decir. Sería un buen amigo y no me separaría de ella.

La historia que me conto a continuación fue una de las más difíciles de creer en mi vida. Incluso podía competir con la historia de “mi novio mato a mis padres”. Había discutido con Jongin porque este le estaba poniendo los cuernos con Kyungsoo, él mismo chico que les había estado haciendo chantaje con contarme lo que había entre ellos dos. Al parecer Jongin se había negado desde un principio a que yo me enterase de ello porque no se sentía cómodo con la idea de tener una relación con la prometida de su mejor amigo.

Después de un fuerte forcejeo entre los dos lo último que podía recordar era un punzante dolor de cabeza y el frio del suelo, además de despertar ya atada contra la silla mientras el moreno pronunciaba palabras que para ella eran inentendibles por el entumecimiento que tenía en la cabeza.

Al escuchar esto fui a por algo de hielo a la cocina para ponérselo en la cabeza. Cuando volví estaba tirada sobre la cama, encogida sobre sí misma. Me metí en la cama, abrazándola todo lo fuerte que me era posible sin que se quejara.

-Jung Soojeong –pronuncie su nombre completo-. Tú y yo nos casaremos –le prometí. En seguida levanto la cabeza alarmada ante mis palabras-. Seremos felices juntos, nuestros padres lo han logrado; nosotros también podemos. Formaremos una tranquila familia y no volveremos a tener problemas de este tipo –asegure besándola de manera casta en los labios de manera imprevisible-. Te prometo que seremos felices.

Volví a besarla una vez más. De una manera más pasional dejándome llevar al ver que no me rechazaba. Al fin y al cabo lo que quería en ese momento era sentirse segura y querida de alguna manera o de otra. Y yo le estaba brindando la manera fácil y rápida para sentirse bien.

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