POW Lay:
Hacía ya una semana que había tenido mi
rabieta con Chen. Había esperado con paciencia, algo no propio de mí, a ver si
se me pasaba pero nada. Seguía completamente enojado por cómo me había tratado.
Como si fuese alguien inferior a él. ¡Já! ¡Por favor! No tenía nada que
envidiarle y no me hacía ninguna gracia que se creyese superior a mí.
Me había pasado la noche entera en vela
preparando una pequeña venganza, nada que fuese muy exagerado pero tampoco algo
que le fuese fácil pasar por alto. Tenía algo más o menos preparado, pero nunca
sabia como podía salir. Como siempre, tenía mis esperanzas puestas en mi
carisma. Puede que con Jongdae no funcionasen porque era un chico listo, pero a
los demás sería fácil de ganármelos.
Le había cogido prestado, y sin permiso, a un
amigo un traje negro para hacerme pasar por un empleado de la multinacional
Samsung en China. El padre de Chen era el jefe de la empresa y había contratado
a su hijo como un alto cargo (Jongdae y su tío eran los que llevaban el negocio
prácticamente).
No me costó nada entrar en el edificio sin
llamar la atención. Me había peinado de una manera especial para parecer más
mayor y serio, o eso creía yo, y llevaba un maletín de cuero, el cual había
pertenecido a mi padre hacía ya tiempo.
Unas cuantas veces, gente mayor que yo se
dirigió a mi exigiéndome que debía de redactar no se qué informes pero con suma educación y respeto les decía que
yo no trabajaba para ellos y que sería mejor que buscasen a otra persona
cualificada para ello. Debía de haber otra persona por ahí con mi misma
apariencia o algo así, algún becario al que explotaban, porque no fueron dos o
tres los que se me acercaron diciendo eso.
El ascensor se vació del todo al llegar a la
planta numero veintidós y pude relajarme un poco. Pero no más de treinta
segundos ya que este volvió a pararse en la planta numero veinticinco, entrando
por este un señor bien trajeado y con aire de superioridad. Me miro fijamente a
los ojos antes de colocarse a mi lado y darle al botón que correspondía con la
planta cuarenta, la ultima de todas.
-Es raro ver a un joven de tu edad por aquí
–comento con un tono ronco y seco-. ¿No te han mandado trabajo aun?
-No señor –evito mover la cabeza al responder
pues su primario impulso había sido negar con la cabeza.
El señor se giro para mirarme, esta vez de
arriba abajo. Luego su gesto se torno en aprobación. Volvió a mirar hacia el
frente.
-Necesito una persona joven para una reunión.
El señorito Kim ha decidido llegar tarde –mis ojos se agrandaron de la sorpresa.
Claramente con el señorito Kim se refería a Jongdae. ¿Quién más podía haber en
esa empresa al que tratasen de señorito?
Las puertas se abrieron de par en par ante
nosotros después de un momento de silencio y en cuanto salió, le seguí en
silencio por los pasillos hasta una amplia y bien iluminada sala de reuniones.
Ya se encontraban la mayoría de las personas en ella y en cuanto nos vieron
aparecer murmuraron cosas entre ellos. Debían de estar sorprendidos de que no
viniera el señorito. Me ofrecieron sentarme en una cómoda silla acolchada, la
cual acepte con una pequeña inclinación de cabeza.
A la media hora de que empezase la reunión,
comprendí perfectamente porque Chen llegaba tarde. ¡Dios! Había sido la media
hora más larga de toda mi vida y lo peor es que aun iban por la presentación.
Parpadee varias veces intentando no parecer dormido y apoye mi espalda sobre el
respaldo del asiento. Un cuarto de hora más tarde comenzaron a hablar del nuevo
modelo de móvil que querían sacar al mercado y como lo iban a vender después.
Al menos el tema se hacía algo más
interesante, poco más pero era algo. Comenzaron a conversar sobre que
aplicaciones le podían incluir desde el principio sin que el móvil se
sobrecargara. Fije mi mirada en el modelo y figura de móvil.
-¿Si? –el señor con el que me había
encontrado en el ascensor inquiría con un gesto de cabeza. Mi boca se
entreabrió al ver abrió al ver que había levantado la mano para que se me
dejase hablar.
-Eh… pues… -murmuro sin tener claro aun lo
que quería decir-. He podido observar que no hay móviles para zurdos –intente
que mi voz no sonara muy dubitativa ya que estaba inventando sobre la marcha
que decir-. Todos ellos se han tenido que acostumbrar a los móviles hechos para
diestros y, creo que si fuerais los primeros en sacar el público se sentiría
comprendido y agradecido. Y…y –mi voz tembló al notar como todas las miradas
estaban posadas en mi-, solo habría que hacer un par de modificaciones al
teclado.
La sala entera quedo en silencio y note como
mi cuerpo entero entraba en calor por el bochorno y vergüenza que acababa de
pasar. El hombre al frente de todos me volvió a mirar como si detrás de mi
hubiese algo que de verdad mereciese la pena ver. Trague saliva, intentando
controlar mi tembleque.
-¿Cómo te llamas chico? –pregunto en una voz
relajada.
-Eh… Zhang Yixing –volví a tragar saliva esta
vez aun más nervioso.
A partir de ahí todo fue muy rápido. Resulto
que el señor que tenía delante era el tío de Jongdae y por lo tanto jefe de la
empresa, en ese momento. Después de pensárselo bien, y hablarlo con su mano
derecha, una señora de unos treinta años, me obligo a retirarme con él a su
despacho. Después me hizo esperar un buen rato más allí mismo, solo.
Me aburrí como una ostra allí dentro. Si no
fuese porque los nervios me estaban comiendo por dentro hacia ya un buen tiempo
que me hubiese quedado dormido. La puerta se volvió a abrir y apareció el señor
Kim por ella con unos papeles en la mano. Se sentó en su asiento con una
expresión totalmente seria.
-Tú no trabajas aquí –sentencio. Me quede
callado sin saber que decirle, había acertado de lleno y… ¿Qué podía hacer?
Mentir no iba a sacarme de esta-. En nuestra base de datos no hay nadie con el
apellido Zhang.
-Ve-vera…
-Ahora mismo me da igual la razón por la que estés
aquí –me interrumpió-. Me gusta la gente decidida y que tiene una opinión o
idea que dar. Las personas que se presentan en lugares y van a por lo que
quieren. Esto –tiro los papeles sobre la mesa de una manera limpia y ordenada-,
es un contrato de trabajo. Como becario. El sueldo no es nada del otro mundo
pero estas comenzando por arriba en vez de por debajo. Si decides aceptar, y
luego te admitimos como trabajador con nomina la cosa cambiaria –admitió
alzando la ceja-. Te tendríamos todo el día de aquí para allá, pero no
encontraras nada mejor.
Detrás de mí se escucho como la puerta se
abría, y sin esperar a que nadie le dijese nada un acalorado Chen entro en la
estancia.
-Siento llegar tarde, pero se me han
complicado ciertas cosas –se disculpo sin dar explicaciones.
-No te preocupes, te he encontrado un
sustituto –murmuro su tío con un largo suspiro señalándome a mí con la mano al
completo. Jongdae dirigió su mirada hacia mí con su impasible rostro. Me
levante y me incline hacia delante mostrando respeto, por su tío, no por él en
realidad-. Te presento a Zhang Yixing, señor Zhang este es Kim Jongdae, el
heredero de la compañía.
-¿Zhang Yi…xing? –pronuncio lentamente Chen
mirándolo con gran interés-. ¿Qué te ha pasado? Casi ni te he podido reconocer
de lo bien que se te ve.
Por la risa que soltó a continuación supe que
mi cara debía de ser un poema. Yo mismo note como mi expresión cambiaba por
completo. Su sonrisa de después me hizo ver que simplemente estaba tomándome el
pelo.
Estúpidos niños
ricos.
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