El muchacho miro a la pareja con cara de
pocos amigos. Luego se dispuso a pasar su mirada de uno a otro, incorporándose
del todo. Los miro con asco y sonrió de una manera un tanto perturbada. Myungsoo
noto como un escalofrío recorría toda su espalda al darse cuenta de que su
oponente era bastante más alto que el. Aunque ese tipo de detalles no le habían
hecho acobardarse jamás. Recordaba perfectamente que su compañero MinSuk, que
era de estatura baja siempre se había defendido muy bien, ocasionando muchos
problemas a sus oponentes.
-¿Con que tienes chulo, eh? –murmuro el
abatido sin esperar ninguna respuesta, antes de abalanzarse contra Myungsoo con
el puño alzado dispuesto a golpearle. Y logro darle en plena mandíbula, lo que
provoco que el moreno diese un paso hacia atrás chocando contra Krystal que lo
agarro de los brazos evitando que se cayese. No lo había hecho queriendo
salvarlo o algo parecido, simplemente estaba ahí. El moreno volvió a incorporarse
un poco desganado por el golpe que se acababa de llevar. También tenía su
orgullo, mucho mayor que el de su atacante, apostaría su propia mano en ello.
Con gesto algo despreocupado arremetió contra
su contrincante, que sin dificultad lo agarro del brazo y lo volvió a golpear
en la cara. Agito la cabeza, de un lado a otro como si aquello le quitase el
dolor, que no era el caso, pero sí que le ayudo a despejarse antes de lanzar
una patada contra la espinilla del mayor. Este esbozo un gesto de dolor pero siguió
en su sitio como si de una estatua de bronce se tratase. Volvió a golpearlo en
el mismo lugar, enganchando después su pie en la parte trasera de la pierna de
él, tirando hacia adelante.
Sabia por experiencia que aquel acto solía
desconcertar al enemigo y que hacia fuerza hacia adelante para no moverse del
sitio y por lo cual al tirar de él hacia el mismo lado provocaba el
derrumbamiento, cayendo de bruces contra el suelo. Todo habría salido bien si
no fuese porque el alto de los dos aun lo tenía sujeto del antebrazo y acabo el
medio agachado a su lado. Aun así, de un brusco movimiento logro deshacerse de
su agarre, empujándolo después dejando que se pegase contra la acera. Iba a
pegarle unas cuantas patadas y puñetazos para rematarlo. Había acabado por
tomárselo como algo personal, y no le gustaba dejar las cosas a medias, pero
alguien le agarro del brazo y tiro de él, haciéndolo correr rápido lejos del
lugar.
Su cabeza aun seguía pensando en pegarle a
aquel malnacido cuando la persona que le había llevado lejos de aquel alboroto
paró en seco. Escucho una carcajada femenina y como alguien a su lado respiraba
con dificultad. Volvió la cabeza para mirar de quien se trataba y vio a Krystal
y a su amiga a su lado, la cual era la que reía casi sin parar afectada por la
adrenalina que había llenado su cuerpo.
-Eso… ¡Eso ha sido fabuloso! –exclamo con un
tono muy elevado-. Cuando me dijiste que te habías metido en problemas no
supuse que pudiera ser uno como este –le hablo a Krystal que en aquel momento
la fulminaba con la mirada aunque poco tardo en dedicarle una pequeña sonrisa
mientras echaba su pelo hacia atrás algo ahogada.
-Es una cuestión seria Sulli –le riño ella
aunque no lo hiciese en el tono adecuado. El muchacho a penas escuchaba la
conversación que habían comenzado. Estaba más ocupado en asegurarse de que
aquel maromo no les había seguido. Cuando se hubo asegurado de ello, volvió a
dirigir su mirada hacia las dos chicas. Krystal le miraba con cara de pocos
amigos, mientras que la que parecía llamarse Sulli, le miraba con una ilusión
incontenida en los ojos.
-¿Es tu novio? –le pregunto a Krystal sin
ningún rodeo.
-¿¡Que!? –exclamo esta sin entender a que
venía la pregunta de su amiga-. Claro que no –negó con la cabeza intentando
hacer más convincente su respuesta.
-Solo somos compañeros de apartamento
–explico el único chico de los tres hablando por primera vez de una manera
tranquila, sin inmutarse. Sulli volvió su mirada hacia la menor de los tres,
con los ojos abiertos de par en par, sorprendida ante lo que había dicho el
muchacho, el cual en seguida se arrepintió de haber abierto la boca.
No estaba acostumbrado a tratar con chicas,
casi todos sus amigos eran de género masculino, aunque a algunos se les viese
la pluma desde el otro extremo de la calle. El sabia que un chico normal, no le
habría dado importancia a su respuesta y que como mucho le habría preguntado si
se la había tirado o no; pero hablar de ello con una chica era diferente, ya
que lo normal era que te atosigaran a miles de preguntas estúpidas y sin
sentido, y luego además solían dar su opinión sin que se les preguntara.
-Creo que sería mejor tomar algo en un sitio
tranquilo mientras hablamos –les ofreció la siempre sonriente muchacha, aunque
sus dos compañeros no parecían estar muy convencidos de que aquello fuese una
buena idea-. No os preocupéis, yo os invito por esta vez ¿sí? –volvió a sonreír
de una manera radiante, ante la cual Krystal cedió en seguida y sin darle
tiempo a responder al muchacho, los agarro a ambos y los condujo hasta lo que
ella había llamado “mi café favorito, ya veréis que cookie es”.
Y tenía razón, nada más entrar un olor
penetrantemente dulce les dio la bienvenida. Olía demasiado, aunque era agradable
encontrase con un lugar de tan buen olor en el centro de la ciudad donde apenas
se podía oler algo más que el alquitrán y la gasolina. Era un lugar silencioso
y con música de ambiente puesta en un tono no muy alto. La decoración era un
tanto ñoña. Se veía claramente que el lugar estaba hecho para chicas, al fin y
al cabo todas las clientas, quitando a dos hombres, eran mujeres.
En seguida se les acerco un camarero a
ofrecerles asiento. Aunque Sulli parecía muy cómoda en el lugar, cualquiera que
fijara su mirada en ellos durante dos segundos se daría cuenta de que los otros
dos se sentían fuera de lugar allí. Ese estilo era algo que no iba con ellos,
pero era la hora de comer y se sentían hambrientos.
-Voy al baño un momento –se disculpo Sulli
nada más llegar a la mesa y haber acomodado sus cosas. Krystal observo como su
amiga se iba, dejándola a solas con su compañero de piso que pasaba la mano por
encima de la carta que les habían proporcionado. Todos los platos tenían unos
nombres extraños y cursis, aunque al menos debajo de cada uno explicaba que era
lo que llevaba y como estaba cocinado.
-¿No vas a contarme nada? –le pregunto el
moreno rompiendo el silencio que se había creado entre ellos. Krystal desvío la
mirada del camino que había hecho su amiga hasta el baño para mirarlo a él, que
seguía con la mirada fija en la carta.
-No tengo nada que explicarte –le espeto esta
sin ninguna delicadeza al hablar-. Nadie te pidió que salieses en mi ayuda.
-Puede ser… -respondió el dejaba de mirar la
carta y mirándola a ella a los ojos-. Pero vives en mi casa y no quiero
encontrarme un día con un problema en ella.
-Si no querías encontrarte con ningún
problema no deberías de haberte metido hoy en la pelea, no era asunto tuyo –replico
ella.
-¿Se puede saber que mierda te pasa conmigo?
-Me pasa que todos los hombres sois unos entrometidos
groseros que solo sabéis pensar en sexo –aquella respuesta desconcertó al mayor
de los dos. No entendía a que venía eso. El era un hombre sí, pero jamás
mostrado ningún interés en ella, de ningún tipo, y no sabía porque tenía que
meterle en el mismo saco que a todos los demás.
-No recuerdo haberte puesto la mano encima
con intenciones ocultas… –repuso él algo malhumorado pues se había tomado la
acusación a pecho.
-Porque tú me oliste la cara de lesbiana
malhumorada desde el principio –le corto sin ninguna educación. Aquello
sorprendió más al moreno. En tan solo una conversación acababa de descubrir más
de ella que en todo el tiempo que llevaban viviendo juntos. ¿Era lesbiana? Lo
de malhumorada ya lo había pillado desde el día que se conocieron. Pero…
¿lesbiana?
-Y te gusta Sulli ¿verdad? –le pregunto sin
preocuparse de la reacción de la menor. Sabiendo que le iban las mujeres y la
atención que le prestaba a su compañera no era muy difícil de averiguar.
Krystal simplemente le lanzo una mirada cortante, de la cual ni se inmuto.
-Tsk… ¿Tu que sabrás? –le gruño volviendo a
contestarle mal otra vez más.
-Tienes razón, no sé nada –se encogió de
hombros antes de ver como la menor se levantaba de su asiento y se dirigía
hacia los baños, desde los cuales Sulli le hacía unas pequeñas señas para que
se acercase. Sin dirigirle una sola palabra más se fue hacia donde estaba su
mejor amiga.
-¿No crees que es muy mono? –le pregunto
Sulli a su amiga cuando esta llego hasta donde estaba. Krystal miro de reojo a Myungsoo.
Era verdad que el joven era guapo y apuesto, tenía un aura como de superioridad
alrededor, como si se tratase de alguien de la realeza. Aun así ella no le veía
ningún atractivo. Era un chico y además uno con muy mal humor y mal genio.
Rápidamente volvió su mirada otra vez a su amiga, evitando tener que mirarle
durante mucho tiempo.
-Sulli, Myungsoo no es el tipo de chico que
tú crees –le susurro mientras ambas se metían en el baño, cerrando la puerta
detrás de ellas.
-¿Qué quieres decir con eso? –frunció el ceño
mirando a la menor sin entender a que se refería exactamente-. ¿Es como tú?
–inmediatamente Krystal alzo la mirada para mirar a su amiga a los ojos, algo
azorada-. Una persona que vaga por las calles haciendo justicia y de las suyas…
ya sabes –añadió algo rápido al ver que su amiga no la comprendía.
Krystal no sabía mucho de la vida de su
compañero. Solo que estudiaba en la universidad, que al parecer antes se solía
meter en problemas, y que sus padres le pagaban el alquiler del apartamento
donde vivía. También sabía que no solía ni sonreír y mucho menos reír. Casi
todo el día aquella expresión de cara de póquer no desaparecía de su cara, daba
igual lo que estuviese haciendo. Incluso si lo que estaba viendo era un
programa de humor. Parecía que siempre estaba alerta. La única vez que le había
visto reír fue el día en el que llego tarde a casa, con un amigo suyo, de la
universidad supuso la más pequeña. Aquel amigo, Lee Sungyeol, no paraba de reír
y bromear, una y otra vez, incluso consiguió que ella riese con él, convirtiéndolo
en uno de los únicos hombres que le agradaban.
-Sulli, no sé si es como yo o no –le contesto
ella en un tono suave, a punto de hacer una de sus grandes escenas como
actriz-. Puede que sí pero… -cogió algo de aire haciéndose la nerviosa mientras
se echaba el pelo hacia atrás y dejaba que todo el peso de su cuerpo se posase
sobre una de sus piernas-. Pero Myungsoo es gay –bajo un poco más la voz para
darle a entender que aquello era un secreto.
-¿Gay? –Sulli volvió a torcer el morro
poniendo una mueca entre sorprendida y disgustada en su bonita cara-. ¿Estás
segura? –Krystal asintió con la cabeza una sola vez con determinación.
-Su novio… -hizo como si estuviese intentando
recordar su nombre-, ¿Lee Sungyeol? –se pregunto a sí misma-. Si creo que se
llamaba así… -asintió otra vez mirándola fijamente viendo como las ilusiones de
Sulli se hacían añicos. No le gustaba verla así, pero tampoco quería verla en
los brazos de otra persona, ni hombre ni mujer-. Llevan ya al parecer un tiempo
juntos y les va bastante bien por lo que he visto –sonrió para sí misma al ver
que su amiga se lo había creído todo. La agarro de la barbilla para que le
mirase a la cara, algo preocupada. Esta esbozo una pequeña sonrisa, lo intento
al menos.
-Pobrecito… con lo mal que están visto los
homosexuales… -suspiro mientras entrecerraba los ojos con algo de pena.
-No te preocupes por ellos –negó la menor con
la cabeza-. Su relación no es algo que se vea a primera vista, ellos no están
sufriendo nada –le aseguro pues aquello era verdad. Ellos dos solo eran amigos
y claramente no estaban en una relación sentimental en la que uno de los dos
pudiera salir dañado.
Sulli la volvió a mirar a los ojos, ahora ya
no parecía tan afectada con la noticia de que el chico que le había gustado a
primera vista era gay. Tampoco tenía por qué estarlo. Era imposible que en
aquel tiempo que habían pasado juntos se pudiera haber enamorado de él llegar a
tener algo más de interés que en el físico. Krystal sabia por experiencia que a
su amiga le gustaban los denominados “chicos malos” y Myungsoo podía parecer
uno de ellos, pero si llegase a haber algo entre ellos estaba seguro de que él
le destrozaría el corazón con esa insensibilidad que le caracterizaba.
Ambas chicas volvieron a la mesa y al fin
pudieron pedir algo para comer. La comida no era mala del todo, solo que las
raciones eran diminutas, un festín para una persona bulimorexica, pero no para
unos hambrientos adolescentes. Cuando terminaron de comer Sulli les ofreció el
ir a hacer algo los tres juntos a algún lugar, pero rápidamente Krystal lo
rechazo poniendo como escusa que ambos tenían que irse para limpiar el
apartamento. Se despidieron de ella por aquel día y caminaron en silencio hasta
el apartamento, el cual no estaba realmente sucio pero Krystal se había
empeñado en que no quería que ellos dos pasasen tiempo juntos.
Los siguientes días Myungsoo fue a buscar a
Krystal al instituto, para prevenir que alguien fuese a buscar problemas otra
vez con ella. No sabía porque, pero se sentía responsable de la menor y Krystal
poco a poco iba haciendo el esfuerzo de ser más amable con él, al ver que no
era como los demás chicos. Además había podido sacar tajada de ello. Entre los
chicos del instituto se rumoreaba que ellos dos estaban saliendo, y no lo había
desmentido pues desde entonces ningún chico había vuelto a acercarse a ella
para molestarla o declararle sus sentimientos; tenían miedo de Myungsoo y eso
se notaba en las miradas que le echaban y en cómo se apartaban cuando le veían.
El simplemente ignoraba a todo el mundo que no fuese Krystal, aunque solía
saludar a Sulli cuando la veía.
En aquel transcurso Krystal acabo contándole el
porqué aquel chico, Choi Minho, había ido a reclamarle. Resultaba que antes de
llegar a su casa, Krystal había pasado por unos momentos muy malos en su vida
que jamás iba a poder olvidar. Después de salir de su casa aquella vez, acudió
a Sulli, que la acogió durante unos días, aquellos en los que sus padres no se
encontraban en casa, pero luego tuvo que irse de allí. Hablo con sus padres y
estos le dijeron que no querían volver a verla durante un tiempo ya que les
había causado mucho daño. Entonces la menor un día tuvo la genial idea de empezar
a timar a la gente, y su primera presa al parecer había sido el jefe de Choi
Minho. Le había sacado una buena tajada de dinero y después había huido del
lugar, yendo después de eso a casa de Myungsoo, donde este la acogió. Parecía
ser que aquel hombre al que había timado no se había quedado con los brazos
cruzados y había conseguido encontrar el lugar donde estudiaba.
-¿No sería mejor que cambiases de instituto?
–le pregunto Myungsoo, pues le parecía que aquella alternativa era la mejor
para solucionar aquel problema. Krystal negó lentamente con la cabeza.
-Si sigo pudiendo estudiar en ese instituto
es porque mis padres siguen pagando la cuota –le explico-. No puedo ir a donde
ellos y pedirles que me cambien de instituto así de repente, y menos explicarles
el porqué… pensarían que no he cambiado nada –se encogió lentamente de hombros
mientras se dejaba tirar en el sofá del apartamento mientras Myungsoo cerraba
la puerta con llave por precaución.
-Tampoco creo que sea sano para ti que tengas
que estar pendiente todos los días de si aparece alguien extraño que pueda
atacarte –le recordó el sentándose a su lado.
-Lo sé… -murmuro mientras se mordía el labio
inferior y miraba a la nada-. Pero tampoco hay otra cosa que pueda hacer… por
ahora ¿no? –se encogió de hombros antes de voltearse para mirarlo-. Además,
ahora los profesores se han puesto como alerta por si vuelve a pasar algo
parecido –intento tranquilizarle con esas palabras.
Intentaron no hablar más del tema. Myungsoo
no parecía fiarse de los profesores pues la anterior vez no habían hecho nada
de nada. ¿Acaso podía contar con que la siguiente vez lo hicieran? No creía que
con su sueldo se arriesgasen tanto por un alumno, jamás había visto a un
profesor que estuviese tan implicado con los alumnos como para hacerlo.
Los días siguieron pasando, por ahora al
menos de una manera tan tranquila que les era difícil imaginarse que hacía una
semana y poco más la menor hubiese sufrido un ataque. Ya se habían acostumbrado
el uno al otro y no se sentían como dos extraños cuando estaban juntos. Parecía
que Krystal comenzaba a depender un poco del mayor, pues ahora a no ser que
estuviesen juntos evitaba salir a la calle a no ser que fuese necesario. Aquel
hecho llenaba de orgullo al mayor de los dos, que ahora al mirarse delante del
espejo casi podía verse a sí mismo como un guardaespaldas o algo así; haciendo
que sus días de pandillero aunque fuesen recientes quedasen en el olvido, casi
como si no hubiesen existido.
Habían podido instalar una cama plegable en
salón para la muchacha. Myungsoo le había ofrecido el ponerla en la habitación,
pues era más caliente, pero ella se había negado pues no quería molestarle en
el único lugar en el que no solía entrar a no ser que tuviese una orden expresa
de hacerlo.
Sungyeol de vez en cuando les seguía
visitando. Se sorprendió bastante al ver que ahora se llevaban bien, y que
incluso llegaban a complementarse y ayudarse en algunos aspectos. Se había
reído de ellos diciéndoles que parecían una pareja varias veces, pero después
de que Myungsoo le soltara una colleja por ello dejo de hacerlo. Krystal se
fijo que en el único momento en el que su compañero se reía era cuando Sungyeol
estaba cerca, llegándose a preguntar si era verdad aquello que le había dicho a
Sulli; que Myungsoo era gay. Le parecía una idea bastante absurda, pero tampoco
se le ocurrió descartarla, ya que se les veía muy felices a los dos cuando
estaban juntos. Jamás había visto a Sungyeol sin la presencia de Myungsoo, pero
por la manera en lo que le trataba también podía parecer que eran pareja.
-¿Sabéis que ambos parecéis pareja cuando
estáis juntos? –les había preguntado mientras se reía al ver como Sungyeol
intentaba coger con la boca una golosina que Myungsoo tenía en la mano. Los dos
chicos estaban sentados en el sofá mientras la muchacha terminaba de barrer la
cocina. Myungsoo en seguida fijo su mirada en Krystal, una mirada tan fría como
siempre; aun así Sungyeol seguía abriendo y cerrando la boca mientras Myungsoo
aun le toreaba con lo que el mayor quería comer. No pareció inmutarse o
preocuparle que aquello pudiera parecer otra cosa, y eso dio a comprender a
Krystal que realmente eran una pareja amorosa, aunque eso no fuese verdad.
Al final, Sungyeol cansado de que su amigo le
estuviese molestando tanto solamente para que no le diese un mordisco a aquel
pequeño manjar que tenia entre las manos, se tiro encima de él, empotrándolo
contra el sofá de una manera un tanto bruta. El menor gimió de la sorpresa
cuando su cabeza y espalda se estamparon contra el mullido sofá. Sungyeol había
quedado justo encima de él, no muy cerca pues se había apoyado en sus
rodillas y manos para no caer encima del
menor.
-Yo… yo creo que mejor me voy –pudo
pronunciar una Krystal que sin saber porque se había puesto completamente roja
mientras se daba la vuelta y cogía una chaqueta para no pasar frio fuera. Con
una rapidez inhumana se puso las zapatillas de mala manera y salió corriendo
del apartamento. Myungsoo que ni se había inmutado ante el hecho de tener a su
amigo encima le miro directamente a los ojos.
-¿Tenias que hacerlo para reírte de ella? –le
pregunto mientras observaba como el mayor se comía la golosina que le había
quitado ya de la mano. A Myungsoo le cayó algo de baba de este cuando abrió la
boca para hablar, pues no la había ingerido del todo. En seguida, nada más que
la saliva tocase su cara, Myungsoo se limpio la cara con la manga de la
camiseta que llevaba. Le era desagradable el simple hecho de que le tocasen
como para que le agradara el hecho de que su amigo se pusiese a babearle. Sungyeol
rio al ver la reacción del menor, sin moverse del lugar aun.
-¿Qué problema hay con que piense que somos
pareja? –le pregunto sin verle nada malo a eso-. Las chicas de hoy en día se
excitan cuando ven a un par de chicos con una relación tan cercana ¿no? –echo a
reír mientras volvía a incorporarse del todo dejándole espacio al menor.
-No para una chica que es lesbiana –le
replico él mientras le metía el dedo en la boca esperando que no se hubiese
comido ya la golosina entera.
-¿¡Krystal es lesbiana!? –casi grito al
escuchar aquello mientras se levantaba del sofá algo nervioso mientras se
apartaba de su amigo, dejándolo ahí tirado con el dedo envuelto de su saliva-.
¿Te ha dejado mirar alguna vez? –le pregunto con cierto interés.
-No se ha liado con nadie delante de mí.
-Pero te habrás tocado pensando en ella
mientras se restriega contra el cuerpo perfecto de otra chica ¿verdad? –Sungyeol
le miro fijamente esperando ver algo de emoción en la cara del moreno, pero no
hubo ninguna reacción-. ¿¡No!? –volvió a casi gritar-. Va a ser verdad que eres
gay –echo a reír a carcajada limpia mientras Myungsoo le fulminaba con la
mirada sin decirle nada. Simplemente se levanto con paciencia y se fue a buscar
a Krystal para que volviese a casa mientras Sungyeol le seguía preguntándole
cosas embarazosas. Parecía emocionado con el hecho de que Krystal fuese
lesbiana. Myungsoo entendía que aquello le gustase y le excitase, a cualquier
chico heterosexual le gustaría tener una amiga lesbiana y además tan descarada como lo era la menor. Seguro
que en aquel momento Sungyeol se estaba montando decenas de escenas sexuales en
su cabeza, en la cual Krystal hacia a saber cuántas cosas, pues la mente del
mayor solía ser muy perturbada con aquellas cosas.
Le había contado y descrito miles de veces
cuáles eran sus fantasías sexuales más deseadas, con tantos detalles que Myungsoo
casi pudo jurar que las había vivido. Sabía que Sungyeol no tenía una pizca de
vergüenza en el cuerpo, que él vivía su vida como más le gustaba y si a alguien
no le gustaba pues que mirase hacia otro lado porque él no tenía intenciones de
cambiar. Por eso mismo a Myungsoo le gustaba pasar su tiempo libre con él: era
alguien divertido, alocado y que no paraba ni un solo momento quieto, alguien
que no se molestaba con estupideces y que era libre en todos los sentidos. Aun
no sabía porque Sungyeol se había acercado a él hacía ya años; tenía un año más
que él y siempre había sido una persona seria y poco habladora. Algo que había
cambiado por completo a los días de conocerse. Sungyeol iba a la facultad de al
lado y les solían coincidir muchos recreos juntos, prácticamente a solas, pues
aunque Sungyeol fuese alguien muy abierto y hablaba con cualquier persona
cuando estaba con Myungsoo solo le ponía atención a él. Al principio, cuando el
menor le dijo que tenía una compañera de apartamento nueva, él le había mirado
con mala cara, dedicándole una peor aun a Krystal después. Pero al ver que la
menor no tenía ningún interés en su amigo y que prácticamente le despreciaba la
acepto sin más dilación. Al principio ella tampoco le veía con buenos ojos,
pero a los pocos días le acepto como si se conocieran desde hace más tiempo. Myungsoo
envidiaba esa cualidad que tenia Sungyeol de hablar y tratar con todo el mundo
por igual, pero luego se daba cuenta de que en realidad Sungyeol solo se
encontraba cómodo con unas pocas personas; que con los demás era simple rutina.
Por lo cual era difícil saber si el realmente apreciaba a la gente o no, ya que
era bastante impredecible.
-¿Por qué vas a buscarla? –le pregunto
intentando no mostrar el pequeño mosqueo que eso le producía. Myungsoo
simplemente se encogió de hombros y siguió bajando las escaleras-. ¡Te he
hablado! –exclamo el de una manera ruidosa mientras le cogía del hombro para
que se diese la vuelta y lo mirase.
-No quiero que se meta en problemas –le
respondió alzando la mirada para mirarle a los ojos directamente sin entender
porque le molestaba tanto eso, aun así no pregunto. Sungyeol le soltó el hombro
aun algo mosqueado.
-¿Problemas? ¿En qué tipo de problemas se
puede meter una niña? –pregunto mientras seguían bajando las escaleras a un
ritmo bastante rápido.
-Si yo te contara… -rio entre dientes sin que
su amigo pudiera entender nada. Lo que el menor no sabía era que a Sungyeol no
le gustaba que las personas a las que tanto apreciaba tuviesen secretos
evidentes para él-. Nada más conocernos, no solo estaba metida en problemas,
sino que también me los proporciono a mí –le dedico una sonrisa mientras le
miraba.
-Entonces, ¿por qué dejaste que se quedara en
tu casa a vivir? –le pregunto con algo de retintineo en sus palabras.
-No tenía otro lugar al que ir –se encogió de
hombros mientras abría la puerta y veía como una acelerada Krystal corría hacia
allí, todo lo rápido que podía mientras era perseguido por un grupo de jóvenes
que Myungsoo en seguida reconoció. Krystal tardo unos cuantos segundos en
entrar al portal y sin dejar que Myungsoo hiciese nada cerró rápidamente la
puerta detrás de ella y siguió corriendo escaleras arriba-. ¿Ves lo que te
decía? –suspiro mientras preguntaba y comenzaba a subir las escaleras para
volver a casa mientras seguía a Sungyeol que ya se sabía el camino más que de
memoria.
-Esos chicos… ¿no son…? –pregunto mientras
señalaba la muerta con el pulgar mientras seguía subiendo y miraba al menor
extrañado. Myungsoo simplemente asintió con la cabeza manteniéndose en
silencio, agarrando a Sungyeol del brazo para que se diese más prisa al subir.
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