[Myungstal] Inmateria Parte 3





El muchacho miro a la pareja con cara de pocos amigos. Luego se dispuso a pasar su mirada de uno a otro, incorporándose del todo. Los miro con asco y sonrió de una manera un tanto perturbada. Myungsoo noto como un escalofrío recorría toda su espalda al darse cuenta de que su oponente era bastante más alto que el. Aunque ese tipo de detalles no le habían hecho acobardarse jamás. Recordaba perfectamente que su compañero MinSuk, que era de estatura baja siempre se había defendido muy bien, ocasionando muchos problemas a sus oponentes.

-¿Con que tienes chulo, eh? –murmuro el abatido sin esperar ninguna respuesta, antes de abalanzarse contra Myungsoo con el puño alzado dispuesto a golpearle. Y logro darle en plena mandíbula, lo que provoco que el moreno diese un paso hacia atrás chocando contra Krystal que lo agarro de los brazos evitando que se cayese. No lo había hecho queriendo salvarlo o algo parecido, simplemente estaba ahí. El moreno volvió a incorporarse un poco desganado por el golpe que se acababa de llevar. También tenía su orgullo, mucho mayor que el de su atacante, apostaría su propia mano en ello.

Con gesto algo despreocupado arremetió contra su contrincante, que sin dificultad lo agarro del brazo y lo volvió a golpear en la cara. Agito la cabeza, de un lado a otro como si aquello le quitase el dolor, que no era el caso, pero sí que le ayudo a despejarse antes de lanzar una patada contra la espinilla del mayor. Este esbozo un gesto de dolor pero siguió en su sitio como si de una estatua de bronce se tratase. Volvió a golpearlo en el mismo lugar, enganchando después su pie en la parte trasera de la pierna de él, tirando hacia adelante.

Sabia por experiencia que aquel acto solía desconcertar al enemigo y que hacia fuerza hacia adelante para no moverse del sitio y por lo cual al tirar de él hacia el mismo lado provocaba el derrumbamiento, cayendo de bruces contra el suelo. Todo habría salido bien si no fuese porque el alto de los dos aun lo tenía sujeto del antebrazo y acabo el medio agachado a su lado. Aun así, de un brusco movimiento logro deshacerse de su agarre, empujándolo después dejando que se pegase contra la acera. Iba a pegarle unas cuantas patadas y puñetazos para rematarlo. Había acabado por tomárselo como algo personal, y no le gustaba dejar las cosas a medias, pero alguien le agarro del brazo y tiro de él, haciéndolo correr rápido lejos del lugar.

Su cabeza aun seguía pensando en pegarle a aquel malnacido cuando la persona que le había llevado lejos de aquel alboroto paró en seco. Escucho una carcajada femenina y como alguien a su lado respiraba con dificultad. Volvió la cabeza para mirar de quien se trataba y vio a Krystal y a su amiga a su lado, la cual era la que reía casi sin parar afectada por la adrenalina que había llenado su cuerpo.

-Eso… ¡Eso ha sido fabuloso! –exclamo con un tono muy elevado-. Cuando me dijiste que te habías metido en problemas no supuse que pudiera ser uno como este –le hablo a Krystal que en aquel momento la fulminaba con la mirada aunque poco tardo en dedicarle una pequeña sonrisa mientras echaba su pelo hacia atrás algo ahogada.

-Es una cuestión seria Sulli –le riño ella aunque no lo hiciese en el tono adecuado. El muchacho a penas escuchaba la conversación que habían comenzado. Estaba más ocupado en asegurarse de que aquel maromo no les había seguido. Cuando se hubo asegurado de ello, volvió a dirigir su mirada hacia las dos chicas. Krystal le miraba con cara de pocos amigos, mientras que la que parecía llamarse Sulli, le miraba con una ilusión incontenida en los ojos.

-¿Es tu novio? –le pregunto a Krystal sin ningún rodeo.

-¿¡Que!? –exclamo esta sin entender a que venía la pregunta de su amiga-. Claro que no –negó con la cabeza intentando hacer más convincente su respuesta.

-Solo somos compañeros de apartamento –explico el único chico de los tres hablando por primera vez de una manera tranquila, sin inmutarse. Sulli volvió su mirada hacia la menor de los tres, con los ojos abiertos de par en par, sorprendida ante lo que había dicho el muchacho, el cual en seguida se arrepintió de haber abierto la boca.

No estaba acostumbrado a tratar con chicas, casi todos sus amigos eran de género masculino, aunque a algunos se les viese la pluma desde el otro extremo de la calle. El sabia que un chico normal, no le habría dado importancia a su respuesta y que como mucho le habría preguntado si se la había tirado o no; pero hablar de ello con una chica era diferente, ya que lo normal era que te atosigaran a miles de preguntas estúpidas y sin sentido, y luego además solían dar su opinión sin que se les preguntara.

-Creo que sería mejor tomar algo en un sitio tranquilo mientras hablamos –les ofreció la siempre sonriente muchacha, aunque sus dos compañeros no parecían estar muy convencidos de que aquello fuese una buena idea-. No os preocupéis, yo os invito por esta vez ¿sí? –volvió a sonreír de una manera radiante, ante la cual Krystal cedió en seguida y sin darle tiempo a responder al muchacho, los agarro a ambos y los condujo hasta lo que ella había llamado “mi café favorito, ya veréis que cookie es”.

Y tenía razón, nada más entrar un olor penetrantemente dulce les dio la bienvenida. Olía demasiado, aunque era agradable encontrase con un lugar de tan buen olor en el centro de la ciudad donde apenas se podía oler algo más que el alquitrán y la gasolina. Era un lugar silencioso y con música de ambiente puesta en un tono no muy alto. La decoración era un tanto ñoña. Se veía claramente que el lugar estaba hecho para chicas, al fin y al cabo todas las clientas, quitando a dos hombres, eran mujeres.

En seguida se les acerco un camarero a ofrecerles asiento. Aunque Sulli parecía muy cómoda en el lugar, cualquiera que fijara su mirada en ellos durante dos segundos se daría cuenta de que los otros dos se sentían fuera de lugar allí. Ese estilo era algo que no iba con ellos, pero era la hora de comer y se sentían hambrientos.

-Voy al baño un momento –se disculpo Sulli nada más llegar a la mesa y haber acomodado sus cosas. Krystal observo como su amiga se iba, dejándola a solas con su compañero de piso que pasaba la mano por encima de la carta que les habían proporcionado. Todos los platos tenían unos nombres extraños y cursis, aunque al menos debajo de cada uno explicaba que era lo que llevaba y como estaba cocinado.

-¿No vas a contarme nada? –le pregunto el moreno rompiendo el silencio que se había creado entre ellos. Krystal desvío la mirada del camino que había hecho su amiga hasta el baño para mirarlo a él, que seguía con la mirada fija en la carta.

-No tengo nada que explicarte –le espeto esta sin ninguna delicadeza al hablar-. Nadie te pidió que salieses en mi ayuda.

-Puede ser… -respondió el dejaba de mirar la carta y mirándola a ella a los ojos-. Pero vives en mi casa y no quiero encontrarme un día con un problema en ella.

-Si no querías encontrarte con ningún problema no deberías de haberte metido hoy en la pelea, no era asunto tuyo –replico ella.

-¿Se puede saber que mierda te pasa conmigo?

-Me pasa que todos los hombres sois unos entrometidos groseros que solo sabéis pensar en sexo –aquella respuesta desconcertó al mayor de los dos. No entendía a que venía eso. El era un hombre sí, pero jamás mostrado ningún interés en ella, de ningún tipo, y no sabía porque tenía que meterle en el mismo saco que a todos los demás.

-No recuerdo haberte puesto la mano encima con intenciones ocultas… –repuso él algo malhumorado pues se había tomado la acusación a pecho.

-Porque tú me oliste la cara de lesbiana malhumorada desde el principio –le corto sin ninguna educación. Aquello sorprendió más al moreno. En tan solo una conversación acababa de descubrir más de ella que en todo el tiempo que llevaban viviendo juntos. ¿Era lesbiana? Lo de malhumorada ya lo había pillado desde el día que se conocieron. Pero… ¿lesbiana?

-Y te gusta Sulli ¿verdad? –le pregunto sin preocuparse de la reacción de la menor. Sabiendo que le iban las mujeres y la atención que le prestaba a su compañera no era muy difícil de averiguar. Krystal simplemente le lanzo una mirada cortante, de la cual ni se inmuto.

-Tsk… ¿Tu que sabrás? –le gruño volviendo a contestarle mal otra vez más.

-Tienes razón, no sé nada –se encogió de hombros antes de ver como la menor se levantaba de su asiento y se dirigía hacia los baños, desde los cuales Sulli le hacía unas pequeñas señas para que se acercase. Sin dirigirle una sola palabra más se fue hacia donde estaba su mejor amiga.

-¿No crees que es muy mono? –le pregunto Sulli a su amiga cuando esta llego hasta donde estaba. Krystal miro de reojo a Myungsoo. Era verdad que el joven era guapo y apuesto, tenía un aura como de superioridad alrededor, como si se tratase de alguien de la realeza. Aun así ella no le veía ningún atractivo. Era un chico y además uno con muy mal humor y mal genio. Rápidamente volvió su mirada otra vez a su amiga, evitando tener que mirarle durante mucho tiempo.

-Sulli, Myungsoo no es el tipo de chico que tú crees –le susurro mientras ambas se metían en el baño, cerrando la puerta detrás de ellas.

-¿Qué quieres decir con eso? –frunció el ceño mirando a la menor sin entender a que se refería exactamente-. ¿Es como tú? –inmediatamente Krystal alzo la mirada para mirar a su amiga a los ojos, algo azorada-. Una persona que vaga por las calles haciendo justicia y de las suyas… ya sabes –añadió algo rápido al ver que su amiga no la comprendía.

Krystal no sabía mucho de la vida de su compañero. Solo que estudiaba en la universidad, que al parecer antes se solía meter en problemas, y que sus padres le pagaban el alquiler del apartamento donde vivía. También sabía que no solía ni sonreír y mucho menos reír. Casi todo el día aquella expresión de cara de póquer no desaparecía de su cara, daba igual lo que estuviese haciendo. Incluso si lo que estaba viendo era un programa de humor. Parecía que siempre estaba alerta. La única vez que le había visto reír fue el día en el que llego tarde a casa, con un amigo suyo, de la universidad supuso la más pequeña. Aquel amigo, Lee Sungyeol, no paraba de reír y bromear, una y otra vez, incluso consiguió que ella riese con él, convirtiéndolo en uno de los únicos hombres que le agradaban.

-Sulli, no sé si es como yo o no –le contesto ella en un tono suave, a punto de hacer una de sus grandes escenas como actriz-. Puede que sí pero… -cogió algo de aire haciéndose la nerviosa mientras se echaba el pelo hacia atrás y dejaba que todo el peso de su cuerpo se posase sobre una de sus piernas-. Pero Myungsoo es gay –bajo un poco más la voz para darle a entender que aquello era un secreto.

-¿Gay? –Sulli volvió a torcer el morro poniendo una mueca entre sorprendida y disgustada en su bonita cara-. ¿Estás segura? –Krystal asintió con la cabeza una sola vez con determinación.

-Su novio… -hizo como si estuviese intentando recordar su nombre-, ¿Lee Sungyeol? –se pregunto a sí misma-. Si creo que se llamaba así… -asintió otra vez mirándola fijamente viendo como las ilusiones de Sulli se hacían añicos. No le gustaba verla así, pero tampoco quería verla en los brazos de otra persona, ni hombre ni mujer-. Llevan ya al parecer un tiempo juntos y les va bastante bien por lo que he visto –sonrió para sí misma al ver que su amiga se lo había creído todo. La agarro de la barbilla para que le mirase a la cara, algo preocupada. Esta esbozo una pequeña sonrisa, lo intento al menos.

-Pobrecito… con lo mal que están visto los homosexuales… -suspiro mientras entrecerraba los ojos con algo de pena.

-No te preocupes por ellos –negó la menor con la cabeza-. Su relación no es algo que se vea a primera vista, ellos no están sufriendo nada –le aseguro pues aquello era verdad. Ellos dos solo eran amigos y claramente no estaban en una relación sentimental en la que uno de los dos pudiera salir dañado.

Sulli la volvió a mirar a los ojos, ahora ya no parecía tan afectada con la noticia de que el chico que le había gustado a primera vista era gay. Tampoco tenía por qué estarlo. Era imposible que en aquel tiempo que habían pasado juntos se pudiera haber enamorado de él llegar a tener algo más de interés que en el físico. Krystal sabia por experiencia que a su amiga le gustaban los denominados “chicos malos” y Myungsoo podía parecer uno de ellos, pero si llegase a haber algo entre ellos estaba seguro de que él le destrozaría el corazón con esa insensibilidad que le caracterizaba.

Ambas chicas volvieron a la mesa y al fin pudieron pedir algo para comer. La comida no era mala del todo, solo que las raciones eran diminutas, un festín para una persona bulimorexica, pero no para unos hambrientos adolescentes. Cuando terminaron de comer Sulli les ofreció el ir a hacer algo los tres juntos a algún lugar, pero rápidamente Krystal lo rechazo poniendo como escusa que ambos tenían que irse para limpiar el apartamento. Se despidieron de ella por aquel día y caminaron en silencio hasta el apartamento, el cual no estaba realmente sucio pero Krystal se había empeñado en que no quería que ellos dos pasasen tiempo juntos.

Los siguientes días Myungsoo fue a buscar a Krystal al instituto, para prevenir que alguien fuese a buscar problemas otra vez con ella. No sabía porque, pero se sentía responsable de la menor y Krystal poco a poco iba haciendo el esfuerzo de ser más amable con él, al ver que no era como los demás chicos. Además había podido sacar tajada de ello. Entre los chicos del instituto se rumoreaba que ellos dos estaban saliendo, y no lo había desmentido pues desde entonces ningún chico había vuelto a acercarse a ella para molestarla o declararle sus sentimientos; tenían miedo de Myungsoo y eso se notaba en las miradas que le echaban y en cómo se apartaban cuando le veían. El simplemente ignoraba a todo el mundo que no fuese Krystal, aunque solía saludar a Sulli cuando la veía.

En aquel transcurso Krystal acabo contándole el porqué aquel chico, Choi Minho, había ido a reclamarle. Resultaba que antes de llegar a su casa, Krystal había pasado por unos momentos muy malos en su vida que jamás iba a poder olvidar. Después de salir de su casa aquella vez, acudió a Sulli, que la acogió durante unos días, aquellos en los que sus padres no se encontraban en casa, pero luego tuvo que irse de allí. Hablo con sus padres y estos le dijeron que no querían volver a verla durante un tiempo ya que les había causado mucho daño. Entonces la menor un día tuvo la genial idea de empezar a timar a la gente, y su primera presa al parecer había sido el jefe de Choi Minho. Le había sacado una buena tajada de dinero y después había huido del lugar, yendo después de eso a casa de Myungsoo, donde este la acogió. Parecía ser que aquel hombre al que había timado no se había quedado con los brazos cruzados y había conseguido encontrar el lugar donde estudiaba.

-¿No sería mejor que cambiases de instituto? –le pregunto Myungsoo, pues le parecía que aquella alternativa era la mejor para solucionar aquel problema. Krystal negó lentamente con la cabeza.

-Si sigo pudiendo estudiar en ese instituto es porque mis padres siguen pagando la cuota –le explico-. No puedo ir a donde ellos y pedirles que me cambien de instituto así de repente, y menos explicarles el porqué… pensarían que no he cambiado nada –se encogió lentamente de hombros mientras se dejaba tirar en el sofá del apartamento mientras Myungsoo cerraba la puerta con llave por precaución.

-Tampoco creo que sea sano para ti que tengas que estar pendiente todos los días de si aparece alguien extraño que pueda atacarte –le recordó el sentándose a su lado.

-Lo sé… -murmuro mientras se mordía el labio inferior y miraba a la nada-. Pero tampoco hay otra cosa que pueda hacer… por ahora ¿no? –se encogió de hombros antes de voltearse para mirarlo-. Además, ahora los profesores se han puesto como alerta por si vuelve a pasar algo parecido –intento tranquilizarle con esas palabras.

Intentaron no hablar más del tema. Myungsoo no parecía fiarse de los profesores pues la anterior vez no habían hecho nada de nada. ¿Acaso podía contar con que la siguiente vez lo hicieran? No creía que con su sueldo se arriesgasen tanto por un alumno, jamás había visto a un profesor que estuviese tan implicado con los alumnos como para hacerlo.

Los días siguieron pasando, por ahora al menos de una manera tan tranquila que les era difícil imaginarse que hacía una semana y poco más la menor hubiese sufrido un ataque. Ya se habían acostumbrado el uno al otro y no se sentían como dos extraños cuando estaban juntos. Parecía que Krystal comenzaba a depender un poco del mayor, pues ahora a no ser que estuviesen juntos evitaba salir a la calle a no ser que fuese necesario. Aquel hecho llenaba de orgullo al mayor de los dos, que ahora al mirarse delante del espejo casi podía verse a sí mismo como un guardaespaldas o algo así; haciendo que sus días de pandillero aunque fuesen recientes quedasen en el olvido, casi como si no hubiesen existido.

Habían podido instalar una cama plegable en salón para la muchacha. Myungsoo le había ofrecido el ponerla en la habitación, pues era más caliente, pero ella se había negado pues no quería molestarle en el único lugar en el que no solía entrar a no ser que tuviese una orden expresa de hacerlo.

Sungyeol de vez en cuando les seguía visitando. Se sorprendió bastante al ver que ahora se llevaban bien, y que incluso llegaban a complementarse y ayudarse en algunos aspectos. Se había reído de ellos diciéndoles que parecían una pareja varias veces, pero después de que Myungsoo le soltara una colleja por ello dejo de hacerlo. Krystal se fijo que en el único momento en el que su compañero se reía era cuando Sungyeol estaba cerca, llegándose a preguntar si era verdad aquello que le había dicho a Sulli; que Myungsoo era gay. Le parecía una idea bastante absurda, pero tampoco se le ocurrió descartarla, ya que se les veía muy felices a los dos cuando estaban juntos. Jamás había visto a Sungyeol sin la presencia de Myungsoo, pero por la manera en lo que le trataba también podía parecer que eran pareja.

-¿Sabéis que ambos parecéis pareja cuando estáis juntos? –les había preguntado mientras se reía al ver como Sungyeol intentaba coger con la boca una golosina que Myungsoo tenía en la mano. Los dos chicos estaban sentados en el sofá mientras la muchacha terminaba de barrer la cocina. Myungsoo en seguida fijo su mirada en Krystal, una mirada tan fría como siempre; aun así Sungyeol seguía abriendo y cerrando la boca mientras Myungsoo aun le toreaba con lo que el mayor quería comer. No pareció inmutarse o preocuparle que aquello pudiera parecer otra cosa, y eso dio a comprender a Krystal que realmente eran una pareja amorosa, aunque eso no fuese verdad.

Al final, Sungyeol cansado de que su amigo le estuviese molestando tanto solamente para que no le diese un mordisco a aquel pequeño manjar que tenia entre las manos, se tiro encima de él, empotrándolo contra el sofá de una manera un tanto bruta. El menor gimió de la sorpresa cuando su cabeza y espalda se estamparon contra el mullido sofá. Sungyeol había quedado justo encima de él, no muy cerca pues se había apoyado en sus rodillas  y manos para no caer encima del menor.

-Yo… yo creo que mejor me voy –pudo pronunciar una Krystal que sin saber porque se había puesto completamente roja mientras se daba la vuelta y cogía una chaqueta para no pasar frio fuera. Con una rapidez inhumana se puso las zapatillas de mala manera y salió corriendo del apartamento. Myungsoo que ni se había inmutado ante el hecho de tener a su amigo encima le miro directamente a los ojos.

-¿Tenias que hacerlo para reírte de ella? –le pregunto mientras observaba como el mayor se comía la golosina que le había quitado ya de la mano. A Myungsoo le cayó algo de baba de este cuando abrió la boca para hablar, pues no la había ingerido del todo. En seguida, nada más que la saliva tocase su cara, Myungsoo se limpio la cara con la manga de la camiseta que llevaba. Le era desagradable el simple hecho de que le tocasen como para que le agradara el hecho de que su amigo se pusiese a babearle. Sungyeol rio al ver la reacción del menor, sin moverse del lugar aun.

-¿Qué problema hay con que piense que somos pareja? –le pregunto sin verle nada malo a eso-. Las chicas de hoy en día se excitan cuando ven a un par de chicos con una relación tan cercana ¿no? –echo a reír mientras volvía a incorporarse del todo dejándole espacio al menor.

-No para una chica que es lesbiana –le replico él mientras le metía el dedo en la boca esperando que no se hubiese comido ya la golosina entera.

-¿¡Krystal es lesbiana!? –casi grito al escuchar aquello mientras se levantaba del sofá algo nervioso mientras se apartaba de su amigo, dejándolo ahí tirado con el dedo envuelto de su saliva-. ¿Te ha dejado mirar alguna vez? –le pregunto con cierto interés.

-No se ha liado con nadie delante de mí.

-Pero te habrás tocado pensando en ella mientras se restriega contra el cuerpo perfecto de otra chica ¿verdad? –Sungyeol le miro fijamente esperando ver algo de emoción en la cara del moreno, pero no hubo ninguna reacción-. ¿¡No!? –volvió a casi gritar-. Va a ser verdad que eres gay –echo a reír a carcajada limpia mientras Myungsoo le fulminaba con la mirada sin decirle nada. Simplemente se levanto con paciencia y se fue a buscar a Krystal para que volviese a casa mientras Sungyeol le seguía preguntándole cosas embarazosas. Parecía emocionado con el hecho de que Krystal fuese lesbiana. Myungsoo entendía que aquello le gustase y le excitase, a cualquier chico heterosexual le gustaría tener una amiga lesbiana y además  tan descarada como lo era la menor. Seguro que en aquel momento Sungyeol se estaba montando decenas de escenas sexuales en su cabeza, en la cual Krystal hacia a saber cuántas cosas, pues la mente del mayor solía ser muy perturbada con aquellas cosas.

Le había contado y descrito miles de veces cuáles eran sus fantasías sexuales más deseadas, con tantos detalles que Myungsoo casi pudo jurar que las había vivido. Sabía que Sungyeol no tenía una pizca de vergüenza en el cuerpo, que él vivía su vida como más le gustaba y si a alguien no le gustaba pues que mirase hacia otro lado porque él no tenía intenciones de cambiar. Por eso mismo a Myungsoo le gustaba pasar su tiempo libre con él: era alguien divertido, alocado y que no paraba ni un solo momento quieto, alguien que no se molestaba con estupideces y que era libre en todos los sentidos. Aun no sabía porque Sungyeol se había acercado a él hacía ya años; tenía un año más que él y siempre había sido una persona seria y poco habladora. Algo que había cambiado por completo a los días de conocerse. Sungyeol iba a la facultad de al lado y les solían coincidir muchos recreos juntos, prácticamente a solas, pues aunque Sungyeol fuese alguien muy abierto y hablaba con cualquier persona cuando estaba con Myungsoo solo le ponía atención a él. Al principio, cuando el menor le dijo que tenía una compañera de apartamento nueva, él le había mirado con mala cara, dedicándole una peor aun a Krystal después. Pero al ver que la menor no tenía ningún interés en su amigo y que prácticamente le despreciaba la acepto sin más dilación. Al principio ella tampoco le veía con buenos ojos, pero a los pocos días le acepto como si se conocieran desde hace más tiempo. Myungsoo envidiaba esa cualidad que tenia Sungyeol de hablar y tratar con todo el mundo por igual, pero luego se daba cuenta de que en realidad Sungyeol solo se encontraba cómodo con unas pocas personas; que con los demás era simple rutina. Por lo cual era difícil saber si el realmente apreciaba a la gente o no, ya que era bastante impredecible.

-¿Por qué vas a buscarla? –le pregunto intentando no mostrar el pequeño mosqueo que eso le producía. Myungsoo simplemente se encogió de hombros y siguió bajando las escaleras-. ¡Te he hablado! –exclamo el de una manera ruidosa mientras le cogía del hombro para que se diese la vuelta y lo mirase.

-No quiero que se meta en problemas –le respondió alzando la mirada para mirarle a los ojos directamente sin entender porque le molestaba tanto eso, aun así no pregunto. Sungyeol le soltó el hombro aun algo mosqueado.

-¿Problemas? ¿En qué tipo de problemas se puede meter una niña? –pregunto mientras seguían bajando las escaleras a un ritmo bastante rápido.

-Si yo te contara… -rio entre dientes sin que su amigo pudiera entender nada. Lo que el menor no sabía era que a Sungyeol no le gustaba que las personas a las que tanto apreciaba tuviesen secretos evidentes para él-. Nada más conocernos, no solo estaba metida en problemas, sino que también me los proporciono a mí –le dedico una sonrisa mientras le miraba.

-Entonces, ¿por qué dejaste que se quedara en tu casa a vivir? –le pregunto con algo de retintineo en sus palabras.

-No tenía otro lugar al que ir –se encogió de hombros mientras abría la puerta y veía como una acelerada Krystal corría hacia allí, todo lo rápido que podía mientras era perseguido por un grupo de jóvenes que Myungsoo en seguida reconoció. Krystal tardo unos cuantos segundos en entrar al portal y sin dejar que Myungsoo hiciese nada cerró rápidamente la puerta detrás de ella y siguió corriendo escaleras arriba-. ¿Ves lo que te decía? –suspiro mientras preguntaba y comenzaba a subir las escaleras para volver a casa mientras seguía a Sungyeol que ya se sabía el camino más que de memoria.

-Esos chicos… ¿no son…? –pregunto mientras señalaba la muerta con el pulgar mientras seguía subiendo y miraba al menor extrañado. Myungsoo simplemente asintió con la cabeza manteniéndose en silencio, agarrando a Sungyeol del brazo para que se diese más prisa al subir.

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