Pequeña ella (Sehun).
Pude ver desde la salida del instituto como
el puto me esperaba en su bonito y brillante coche. Fruncí el ceño y me despedí
de mis amigos con la mano y una sonrisa en la boca para no alertarlos de nada.
Nada más llegar hasta él me metí y sin decir una palabra el rubio con hoy gafas
de sol arranco con suavidad y se puso de camino allá a donde fuésemos.
-¿Puedo cambiar la música? –pregunte a la
media hora de estar dentro del coche escuchando una música de piano que ya me
comenzaba a cansar. Sin dirigirse hacia a mi negó con la cabeza-. Tengo muy
buenas canciones en el móvil que te podrían gustar.
-Mejor no cambies. No quiero despertarla
–siguió conduciendo hasta parar delante de un lujoso restaurante.
-¿No vas a decirme que voy a tener que hacer
al menos? –volví a preguntar intuyendo que ya habíamos llegado a nuestro
destino-. ¡Eh! ¡No me ignores! –lo agarre del traje y tire de él unas cuantas
veces para llamar su atención por completo.
-¡Shhhht! –me mando a callar-. La vas a…
-unos llantos acallaron al rubio que me miro con mala cara mientras salía del
coche de mala gana. Echo hacia adelante el asiento en el que había estado
sentado hasta ahora bajo mi atenta mirada y agarro con cuidado al pequeño bebe
que iba en su silla, bien protegida, en brazos. La meció con suavidad y comenzó
a hacer ciertos ruidos con la boca mientras la mandaba cariñosamente a callar,
cosa que acabo haciendo.
Mientras lo hacia salí del coche intentando
esta vez no dar un portazo para no volver a hacerla llorar. Si por mi fuese lo
hubiese hecho con intenciones de que se rompiera pero no era tan cruel y
maleducado.
-¿Es… es tu hija? –dude en preguntar al ver
cómo le daba un ligero beso en la cabeza y esta cerraba los ojos tiernamente.
-No. La hija de mi difunta hermana –menciono
con tristeza haciéndome sentir una mala persona por haber sido grosero con el
anteriormente.
-Lo-lo siento –masculle como pude-. ¿Cuánto
tiempo tiene? –señale con un gesto de cabeza a la pequeña bebe-. Nunca se me
dio bien calcularlo…
-Tan solo dos meses –explico-. La pobre fue
prematura y por eso es tan pequeña –murmuro mientras apoyaba su mano con gran
delicadeza sobre su cabecita-. Hasta ayer estaba en observación, pero es fuerte
–sonrió débilmente.
Quedamos en silencio durante un rato mientras
con suaves movimientos el rubio-puto intentaba hacer que su sobrina se durmiese
en profundidad para que no volviera a molestar.
-Saca el cochecito que hay en el maletero –me
ordeno aunque su voz fuese suave y relajada, no de la que da una orden.
Rápidamente y sin perder el tiempo me dirigí hacia el maletero, lo abrí y saque
el coche de bebe que aun estaba sin montar. Fruncí el ceño casi juntando mis
dos cejas mirándolo fijamente-. ¿A qué esperas para montarlo? –pregunto con
impaciencia.
Me agache sobre el suelo y como pude intente,
remarco INTENTE, montar el dichoso carro. Pero era imposible. Si movía la parte
de abajo, la de arriba seguía su mismo camino y en vez de separarse se juntaban
más si cabía. Estiraba una parte y caían al suelo accesorios del pequeño carro.
Suspire desesperado mientras notaba como el rubio-puto rodaba los ojos al verme
hacer el ridículo.
-Déjame a mí –me pidió mientras me dejaba a
la pequeña en mis brazos. Se me volvieron completamente rígidos, sin saber qué
posición debía de adoptar para que ella se sintiera medianamente cómoda.
Ensimismado en mis pensamientos de cómo debía de coger a la pobre criatura el
mayor me la volvió a quitar de los brazos y con suma delicadeza la metió dentro
del carro, tapándola después con una pequeña manta que había allí-. Durante los
años que vayas a trabajar para mí como niñera vas a tener que ser más hábil en
cuanto a montar carritos.
-Perdón… -murmure cabizbajo.
-También vas a tener que aprender a hacer
biberones y a cantar para que se duerma profundamente. Y a cambiar pañales
–agrego sonriendo al ver la mueca de asco que había puesto-. Mi horario es
flexible y con tal de que trabaje dos noches al mes puedo vivir con todos los
lujos que se me ocurran –me informo. ¿Creía que no me había dado cuenta? Si me
exigía a mi 7.000.0000 wons por una noche que ni había pedido, no quería ni
saber cuando les pediría a los que de
verdad tuviesen dinero-. Pero tengo muchas reuniones con… con cierta gente y
necesito que alguien cuides de Tiarn mientras yo estoy en ellas.
-¿Solo eso? ¿Hacer de niñero? –pregunte
aliviado al ver que no iba a ser el trabajo sucio que habría esperado que me
mandara.
-Aja… Y a partir de ahora llámame señorito
Luhan ¿sí? –elevo una ceja mientras me escrutaba-. Quiero que mis amigos piensen que al menos eres
medianamente profesional. Por lo demás, como habrás deducido: no tendrás
sueldo, aunque puede que de vez en cuando te haga un plus si veo que haces un
buen trabajo –sonreí satisfecho alegrándome al instante-, no tendrás que preocuparte
del transporte porque en caso de que te necesitase iría a buscarte yo mismo.
Pero, esto no quita que puede que algún día necesite tus servicios sin previo
aviso. Si no vienes cada vez que te llame haré tu deuda más grande. ¿Entendido?
–esbozo una sonrisa con la que creo y solo creo que intento mostrarse amable y
comprensible.
-Si señorito Luhan –asentí con energía
mientras agarraba las asas del carro de Tiarn.
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