Deberes no acabados
Me revolví entre las sabanas de mi cama aun
cansado. Había dormido durante casi toda la noche hasta que en cierto momento
me desvele y no pude volver a concebir el sueño. Mire el reloj, para comprobar
cuanto tiempo me quedaba para “despertarme” e ir al colegio. Para mi sorpresa
apenas me quedaba media hora más de sueño. Volví a encerrarme entre las mantas,
cabeza incluida, pero en seguida volví a salir agobiado por el propio calor que
salía de mi boca.
Di una vuelta más y cerré los ojos con
resignación.
-Mañana espérame
en la entrada de tu colegio…
-Es un instituto,
soy mayor para ir a un colegio –le corte. Estaba decidido a ser desagradable
con él para que me dejase en paz cuanto antes.
-Eres un niño
–ataco él sin darme tregua-. Un niño que no tiene ni idea de follar –concreto
haciendo que mis mejillas ardieran lentamente ante la vergüenza-. Ponte… -me
miro de arriba abajo- guapo y… ni se te ocurra llevar esas viejas zapatillas
rotas.
Mire a mis pies
sin entender a que se refería. Mis zapatillas de la suerte estaban genial.
Puede que tuviesen algún arañazo, rozadura y que en las puntas les faltase un
cacho de plástico pero eran preciosas. Y cómodas, como ir pisando dulces y
esponjosos bebes llenos de babas.
-Sal de una vez
–me ordeno empujándome el brazo haciendo que me golpease contra la ventana de
al lado-. ¡No toques la ventana! ¡Están recién lavadas! –exclamo haciendo que
mis oídos pitaran.
Kai me había acorralado a preguntas sobre
quien era el-chico-rubio-con-carita-de-niña-al-cual-al-parecer-tenia-envidia. Negué
con la cabeza y le pregunte sobre un ejercicio de matemáticas que no había
entendido y por lo cual no había hecho.
-¿Tengo cara de saberlo? –me pregunto
incrédulo.
-¿Cómo lo has hecho entonces? –inquirí
mientras intentaba quitarle el cuaderno con todos sus ejercicios al cual no me
dejo ni acceder.
-Antes de empezar las clases tome prestado
los cuadernos de ejercicios de Kyungsoo-Hyung –explico con una divertida
sonrisa-. Los copio todos.
Alce una ceja sin saber si debía creerle o
no. Jongin no era el tipo de chico que soliese suspender los exámenes, y sino
hacia ningún ejercicio y no los comprendía me parecía raro que los aprobase,
aunque fuese con un mísero seis.
-Junmyeon-Hyung me los suele explicar un día
antes del examen –hablo como si fuese capaz de leerme el pensamiento-. Si
tienes alguna duda deberías de ir a preguntarle –aconsejo.
-Y ¿Por qué no me dejas copiar los ejercicios
de Kyungsoo-Hyung? –pregunte algo molesto mientras volvía a estirar la mano
hacia su cuaderno, pero este con sus reflejos de gato, lo aparto rápidamente y
echo a reírse al ver la pose tan ridícula en la que me había quedado.
-Nadie se va a creer que has hecho tan bien
tus ejercicios –se burlo sacando la lengua-. Aun tienes tiempo para ir a
preguntarle a Junmyeon-Hyung –señalo la puerta con un gesto de cabeza-. Aun
tienes tiempo para ir a preguntarle.
-¿En serio me vas a hacer pasar por esto? –le
pregunte intentando dedicarle mi mayor cara de póquer para que viese lo
disgustado que estaba con él.
-Si –asintió con una sonrisa en la boca-. A
la siguiente te lo piensas antes de hablarme sobre dedos.
Mi cara se tiño de rojo como era de esperar,
las mejillas me comenzaron a arder e intenta taparme con el pelo que me caía
sobre los ojos. Me levante de mala gana, le dedique un pequeño gruñido y salí
en dirección a las clases de tercero.
Sabía que Junmyeon estaría ya en clase, era
un alumno inteligente y responsable que por desgracia después de una larga
depresión tuvo que repetir un curso y por eso se hallaba en el mismo que
Baekhyun y Chanyeol. El pobre había visto morir delante de él al que hasta
entonces había sido su mejor amigo, Cho Kyuhyun, y le había costado mucho
levantar cabeza. Pero ahora al menos, pasando más tiempo con los
dos-burros-ramdon, así los llamaba yo cuando no había nadie delante, estos
habían conseguido que se aminase incluso sonriese más de lo que antes hacía.
Con una amable sonrisa, me recibió
cálidamente mientras se acercaba a mí con un bolígrafo, dispuesto a explicarme
lo que fuese. De vez en cuando me era imposible no odiar a Jongin, no sé como
lo hacía pero siempre me cobraba los momentos incómodos que le hacía pasar.
Pero si no fuese porque necesitaba
contárselo a alguien jamás se lo habría dicho a él.
Si hubiese hablado con Baekhyun o Chanyeol en
vez de dedicarme palabras de apoyo o comprensión se hubiesen reído y hubiesen
estado durante semanas, incluso un mes, riéndose de mí. Si se lo hubiese
contado a Kyungsoo este me hubiese mirado con tal expresión de asombro que
dudaba que me pudiera mirar otra vez a la cara y hablar conmigo sin tenerla. La
elección estaba entre Junmyeon-Hyung, un muchacho comprensible y que lo primero
que me hubiese preguntado era a ver si había tomado precauciones seguido de una
clase sobre las relaciones sexuales o un Jongin que aunque se sintiera incomodo
me hubiese dado un sencillo consejo y luego me habría hecho una pequeña putada
para que me lo pensase dos veces antes de hablar con él. Definitivamente Jongin
era mi confidente entre mi grupo de amigos, era mi mejor amigo y a quien sabía
que podía confiarle todo.
-¿Te encuentras bien Sehun-ah? –me pregunto
después de haberme explicado cómo se hacia el ejercicio dos veces pues mi mente
se iba a otro mundo-. Pareces muy distraído.
-Estoy bien Hyung –asegure con una amplia
sonrisa en la boca esperando que aquello quitara toda preocupación en él-. Solo
un poco cansado, supongo.
-Oh bueno, entonces eso no es nada malo
–sonrió tranquilo-. El chico de ayer…
-¡Es un amigo de mi primo! –exclame
cortándole sin ningún escrúpulo. Me miro sorprendido con el repentino arranque
de energía que me había salido-. Me-me ofreció un trabajo –hable un poco más
tranquilo agachando la cabeza aunque siendo el más bajo que yo pudiese verme
igual.
-Tienes suerte –dijo con admiración-. Yo llevo
un mes buscando uno para poder pagarme la universidad el año que viene y aun no
tengo nada. ¿De qué trabajaras? –pregunto con curiosidad.
-Aun… -dude un momento-. Aun no lo sé pero me
ha dicho que no será un trabajo… “sucio”.
-¿Trabajo sucio? ¿Qué es eso de un trabajo
sucio? –pregunto entre divertido al no entender lo que decía.
-Pues que no es de puto.
Su gesto se torno aun más curioso ante mi
susurro pero rápidamente soltó una gran carcajada, me dio dos toques en el
hombro con intención de animarme y siguió riéndose.
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