Me encontraba sentado en una mesa de la
biblioteca de la cárcel esperando a que trajesen al preso con el que había
quedado. Escuche el abrir y cerrar de una puerta metalizada la cual no se abría
sin el permiso de uno de los funcionarios. Poco tardaron en escucharse unos
pasos dirigiéndose hacia donde yo me encontraba. Alce la cabeza y me encontré
con Byun Baekhyun, el muchacho protagonista de la tragedia que había accedido a
contarme toda la historia con pelos y señales.
Llevaba grilletes
tanto en las muñecas como en los tobillos y lo sentaron frente a mí ejerciendo
fuerza sobre sus dos hombros de manera brusca. Me sonrió intentando parecer
amigable, y lo consiguió hasta que recordé el porqué estaba ahí. Forcé la
garganta en un pequeño gesto para volver a la realidad y saque una pequeña
grabadora del bolsillo interior de la chaqueta. Sus ojos fueron directamente a
mirar el pequeño artefacto.
-Habíamos quedado
en grabar nuestras reuniones ¿recuerdas? –pregunte en un tono suave con cierta
preocupación.
-Me acuerdo
perfectamente –asintió sin quitar el ojo del pequeño objeto-. Accedí a hacerlo
porque así quedaran grabadas las pruebas que demuestran que no soy cruel ni
despiadado como la gente se piensa.
Volteo la cabeza
después de que pulsase el botón de grabar y volvió a sonreír, esta vez como si
intentase engañarme sobre su felicidad. Estaba claro que era un ser infeliz que
intentaba ver algo de luz o al menos un atisbo de claridad.
-¿Quiere que se lo
cuente todo?
-Desde el
principio. Quiero saber cómo comenzó todo.
Baekhyun cerró los
ojos y asintió lentamente antes de inspirar para coger todo el aire que
necesitaría para contar su historia. Su verdad.
Yo era un joven como otro cualquiera, solo
que sufría un “pequeño defecto” visto a través de la sociedad. Era gay.
Homosexual. Me gustaban los chicos y en mi familia era algo que estaba muy mal
visto. Me crie con un padre que en cuanto veía a dos hombres acercarse el uno
al otro sentía nauseas y una madre que se ponía a rezar por sus almas. Decía
que sus almas estaban perdidas y que no encontrarían ni a Dios ni al paraíso.
Crecí como un niño oprimido, aunque feliz. Al
menos hasta que llegue a la adolescencia y me di cuenta de que a los ojos de
Dios era defectuoso. Me odie a mi mismo durante años, años enteros de odio por
ser como era. Me habían enseñado que estaba mal, que no debía de ser así porque
mi alma bajaría hasta el infierno y seria torturada por Satán durante toda la
eternidad.
Estaba seguro de ello hasta que conocí a Kim
Junmyeon. No tardo en convertirse en mi novio porque era atento, dulce,
encantador, muy amable y tenía un aura fraternal que me hacía sentir seguro
cada vez que hablaba con él. Sus palabras se volvieron mi misa e hice caso a
todo lo que me dijo. Todo, todo, todo lo que decía tenía un sentido nuevo para
mí. De repente había dejado de ser el malo de todo y me había vuelto una buena
persona porque mis actos eran correctos. Era como si hubiese sido recompensado
por años enteros de sufrimiento en el que había estado reprimiéndome a mí
mismo.
No necesito casi convencerme para que me
fugara con él. Había conseguido un trabajo para los dos en un bar donde nos dejarían
hospedarnos a los dos juntos sin que nadie nos mirase mal. Como con ese hecho
ya teníamos casa el dinero que íbamos ganando pude seguir estudiando mientras
trabajaba a media jornada. ¿Cómo no amar a la persona que lo había sacrificado
todo por ti? Sus estudios, su familia, sus amigos, su todo.
Yo amaba con locura a Kim Junmyeon. Lo juro
por todo lo que haya visto, tocado o sentido. Estaba seguro de estar hechos el
uno para el otro. Éramos felices aunque nos tuvimos que acostumbrar a las pocas
comodidades de la clase obrera baja, pero merecía la pena.
-Cuando hayas terminado la carrera y puedas
ejercer de algo mejor que de camarero de una gasolinera nos iremos lejos.
Construiremos juntos una casa si es necesario –reí en su regazo. Estábamos
tirados sobre la hierba que había en la parte trasera del motel de carretera en
el que trabajábamos. Era una noche apenas estrellada y no hacia mucho frio
aunque la humedad nos estaba jugando una mala pasada.
-Y entonces podrás ser tu el que estudie –comente
sin dejar de mirar hacia el cielo-. Ser los dos hombres de provecho y ser
felices –sonreí para mi mismo al notar las caricias que ejercía sobre mi brazo
aunque llevase la chaqueta puesta. El suave y caliente tacto de sus dedos paso
la tela haciéndome sentir aun más especial de lo normal.
-Sabes que no es necesario que te sacrifiques
para que yo pueda estudiar –note como sonreía dulcemente-. No quiero ser una
carga para ti.
Sin decir nada, gire mi cuerpo para quedar
cara a cara al suyo, aunque la mía estuviese sobre su pecho y negué con la
barbilla apoyada en él.
-Pero no es justo para ti –susurre
suavemente-. Si fueses un capullo sin escrúpulos me daría igual. No hubiese
dejado que pagases nada por mí. Pero sabes que te quiero y que lo que haces hoy
por mi te lo devolveré mañana porque…
-No está en tu naturaleza ser una persona egoísta
–concluyo él.
-¿Tantas veces te he soltado ese rollo? –fruncí
el ceño sin recordar el haberlo hecho tantas veces.
-Solo cada vez que nos acostamos –bromeo pasando
sus manos por mi pelo de atrás hacia adelante, despeinándomelo.
-No digas chorradas, eso sería casi todos los
días –bufe sin poder creérmelo.
-Bueno, puede que no me lo repitas día a tras
día –admitió-. Pero es una idea que te ronda la cabeza continuamente y…
-…y no quieres que me sacrifique por ti –asentí
con la cabeza levantándome y acercándome más a él-. Pero no tienes ni voz ni
voto en mis decisiones –reí acercando mis labios a los suyos. Deje que se
rozaran entre ellos, sacando después mi lengua para lamer sus labios.
Pero sorprendentemente Junmyeon supo de mis
planes y atrapo mi lengua entre sus dientes. Intente separarme echándome hacia atrás
y tirando, pero lo único que conseguí fue hacerme daño y que el mayor se riese
de la situación. Me agarro del borde del pantalón por detrás y soltó mi lengua.
Si no fuese por sus brazos que rodeaban mi cintura y sus manos que estaban
apoyadas en mí, me hubiese caído hacia atrás de la fuerza que estaba haciendo
para que me soltara.
-¿Cuántas veces te he dicho que aquí fuera
por la noche no se puede hacer nada? –me pregunto con su característica sonrisa
en la cara-. Sabes que podríamos ponernos enfermos y eso podría arruinarnos la
vida.
Aquella faceta tan fraternal que tenia me
encantaba. A cualquier otra pareja le hubiese puesto de los nervios que su
novio le tratase como un padre o un hermano mayor sobreprotector pero en
Junmyeon quedaba demasiado hermoso. Me gustaba demasiado.
-Solamente iba a besarte –murmure por lo bajo
intentando parecer enfadado de verdad-. De los simples besos a… a eso –sentí como
el rojo teñía mis mejillas sin pedir permiso- hay una gran diferencia ¿sabes? –le
recrimine golpeando suavemente con la rodilla uno de sus laterales.
-No recuerdo la última vez que me lamiste los
labios y solo acabamos besándonos –me contradijo con una sonrisa aun mayor en
la boca al recibir mi golpe. Se lamio los labios delante de mí intentando
provocarme y volví a golpearle el lateral.
-Serás… -murmure sin furia alguna agarrándolo
de la camisa, tirando de ella.
-Eres un uke muy activo tu –se burlo de mi
haciendo que incluso la poca luz de la noche mis mejillas se pudieran ver desde
metros.
-¡Ogh! ¡Cuánto te odio! –exclame zarandeándolo
con algo de fuerza que antes.
-Una pena que lo hagas –me agarro de las
muñecas con fuerza y paro mi acto en seco. Se incorporo y me dio un suave beso
en la mandíbula-. Porque dentro de poco es tu cumpleaños y me gustaría poder
darte tu regalo sin que me odiaras –me quede estático al recordar que mi
cumpleaños venia en nada; no me había acordado y… bueno, últimamente estaba muy
agobiado con el trabajo, era normal que ciertas cosas se me pasasen. Aunque al
mes y poco más del mío llegaba el de Junmyeon. No me podía creer que me hubiese
olvidado de su cumpleaños-. Venga, vamos a dentro o cogeremos frío –sugirió.
Con un simple y rápido gesto se pudo deshacer
de mí y levantarse. Tiro de mi brazo y antes de que me diera cuenta estaba de
pies.
-Pensé que jamás llegasteis
a ser felices del todo –interrumpí sin poder evitarlo pues no entendía hasta
donde quería llegar el mayor con aquella historia. Pude distinguir un pequeño
destello de frialdad en ellos.
-Lo éramos, pero
nada es eterno –inclino la cabeza hacia un lado-. Si no hubiese llegado Jongin creo
que me hubiese vuelto loco. ¿Alguna vez has estado enamorado señor Do? –me pregunto
sin vacilar.
-No.
-Entonces no
puedes llegar a comprender lo enfermo que es depender de la felicidad y animo
de otra persona. El pasarte día a día pensando en el que hará para que hará
para que luego te rompan el corazón en mil pedazos.
Hubo un incomodo
silencio entre los dos y pude observar como su gesto parecía totalmente
cansado, desganado y desesperado. Pero tanto su mirada como su sonrisa daban a
entender que había perdido toda esperanza. Normal, la cárcel era algo que
cambiaba a todo el mundo y le quitase toda la energía que tenia dentro del
cuerpo.
-Puede que no lo llegue
a entender nunca. Ni ahora ni cuando me haya enamorado.
Llame su atención
de la misma manera que esperaba.
-Puede que tenga
razón puede que no. Pero yo llegue hasta una etapa en la que me daba igual que
me pasase. Nada podía ser peor que lo que estaba viviendo día a día.
-Hay otras maneras
de arreglar las cosas –objete encogiéndome sobre mi mismo al notar como sus
ojos recorrían todo mi cuerpo. Aunque pareciese indefenso y sus facciones
fuesen delicadas e infantiles sus gestos me infundían temor-.Existen tanto los policías
como los abogados. Incluso los periodistas podríamos haberte ayudado con tu
caso.
-No. ¡No podríais haberlo
hecho porque no sabéis lo que se siente! –insistió retorciéndose en la silla
incomodo ante mis ataques-. Aun no has escuchado mi historia entera. Cuando la
hayas escuchado, entenderás.
No se si mi anterior comentario se publico porque lo escribi en el celu, pero de todas formas lo vuelvo a hacer porque no dije todo lo que queria (?
ResponderEliminarMe gusta mucho el blog, y esta historia en particular, y también la de Hunhan que esta buenisimo.
Te odio infinitamente, asi, con todo el corazón (? Es que el fic de Hunhan es tan adghgutrhgedh que no puedo evitarlo!!!
Estaré pendiente de tus actualizaciones y ya veras mis psicopatas comentarios mas seguido :D
No, no se publico... -.- Ya lo siento, ha tenido que ser trabajo doble DD:
EliminarMe alegro mucho de que te guste, y creo que tienes suerte porque intentare actualizar hoy o mañana que no se porque esta historia me cuesta mucho escribirla ;; Gracias por la paciencia ♥
Tu odio me llega a mi al corazón de lo intenso que es entonces *-* (?) JAJAJAJAJAJAJA Me alegro de que te guste también, el Hunhan lo escribo muy a gusto y me alegro mucho de que guste tanto :B
fasdfsa Te amare si dejas comentarios E__E Que aquí a penas recibo.. XDD"
Muchas gracias Tatiana ♥ Un besazo for you, mi odiadora (?)
djejkasdiehjsa
ResponderEliminarMe gustó ;_; escribe máaaaaaaaaaaaaaaaas quiero quiero quiero ;w;
-Se va rondando(?)-
Shymi.
Lo haré *-* Este fic lo llevo un tanto lento pero... Juro por todo lo que quiero que lo acabare ~
Eliminar-Le acompaña porque parece realmente divertido(??)-