[Myungstal] Inmateria Parte 2





Krystal camino lentamente, como si estuviese agotada, arrastrándose por el camino que le llevaba hasta el baño. Cerró la puerta detrás de ella, desganada. Encendió el grifo de la ducha y se sentó sobre la tapa del retrete con la mirada baja. Odiaba su propia vida y no sabía que es lo que había hecho para acabar tan mal como lo había hecho. Sus padres la habían echado de casa por llevar la vida que llevaba: una sin control, con una actitud rebelde y las temporadas que ni siquiera pasaba por casa. No habían aguantado más, y después de haberle dado un ultimátum aquella noche, cuando volvía a casa se encontró con que no podía entrar. Llamo a la puerta varias veces, incluso suplico a sus padres que le abriesen la puerta, pero no lo habían hecho.

Había pensado también en acudir a su hermana mayor pero hacía tiempo que se había mudado a otra casa con unas amigas cuando empezó la universidad. La echaba de menos cada día de su vida, siempre habían sido muy cercanas y la separación había sido muy fuerte para ella. Poco había hablado con ella desde entonces y el carecer de una hermana mayor la cual la podía cuidar poco a poco había hecho de ella una chica rebelde de la cual sus padres no podían controlar. Una hija que se pasaba las noches fuera, de fiesta y saliendo con chicos que poco le convenían.

Debía de hablar con Sulli, su mejor amiga, cuanto antes. Estaba segura de que ella podría encontrar una solución o que la acogería y no dejaría que pasase los días que le quedaban como una vagabunda en la calle. Le había enviado ya una docena de mensajes y spameado en el twitter, pero aun no había recibido ninguna respuesta. Había pensado que era lo normal, al fin y al cabo era domingo y las personas normales acostumbrábamos a dormir hasta las tantas los pocos días que teníamos de fiesta.

Volvió a levantarse y puso su mano en el dentro del chorro que caía de la alcachofa de la ducha para ver si el agua ya se había calentado lo suficiente para que ella se pudiese duchar. Aun no estaba tan caliente como le gustaba a en ella pero supuso que en nada lo estaría, en cuanto el agua comenzaba a calentarse poco solía quedar después para que hirviera. Miro antes a ver donde se encontraban tanto el champú como el gel para poder asearse del todo. Acto seguido, se desnudo y se metió en la ducha con tranquilidad, esperando que el agua se llevase sus penas y no la molestasen más.





Aquella pareja tan extraña acabo separándose ese mismo día. Myungsoo realmente se alegro de sacarse de la vista a aquella chica tan descarada para poder tener una vida normal otra vez después de tanto tiempo. Y ella… ella simplemente tenía la cabeza llena de cosas mucho más importantes y complicadas en las que pensar antes que en aquel muchacho con cara de póker. No se despidieron el uno del otro. Simplemente cuando ella salió del baño, aun con el pelo mojado, se encamino directa a la puerta y salió por ella a penas sin hacer ruido aunque el mayor no le quitase la vista de encima.

La siguiente semana, le pareció la más tranquila de su vida. A penas tuvo percances y por fin podía atender como debía y quería en las clases de la universidad. Hasta el momento se le estaba haciendo todo bastante complicado por el hecho de tener otras cosas, como su vida, en mente en vez de estar estudiando o haciendo aquellos ejercicios que a la gente tanto le costaba hacer; pero que el con solo aplicarse un poco conseguía hacerlos con gran facilidad.

Pensó que ya podía olvidarse de ella y hacer como que no había existido, hasta que una tarde, que volvía de la biblioteca después de una intensa tarde de completo estudio, encontró a la morena sentada en las escaleras que estaban en frente de la puerta de su piso. Tenía la cabeza apoyada en la pared, los ojos cerrados y mala cara. Casi daba la impresión de que no había comido durante los últimos días que no la había visto. Estaba encogida sobre sí misma como si tuviese frio o… o miedo, como si se estuviese protegiendo de algo invisible que él no era capaz de ver. Cuando ella se percato de que el moreno le estaba mirando, de que allí había alguien, abrió los ojos rápidamente y de par en par encontrándose con los de él.

En aquella ocasión había algo diferente, o eso le pareció a él. La expresión de su cara ya no denotaba superioridad y no parecía tener ganas de discutir o de soltar estupideces en contra de él. Al fijarse mejor pudo observar como la menor tenía los ojos rojos y adormilados, con unas grandes ojeras, dándole un toque desvalido e inocente por extraño que fuese. Sin aun articular ninguna palabra, observo como con la ayuda de sus propias manos, las cuales apoyo sobre la pared, se levantaba algo torpemente, aunque los andamios que llevaba por tacones hiciesen que perdiese el equilibrio y se balanceara de un lado a otro.

Instintivamente, el intento ayudarla. Aunque luego, después de habérselo pensado mejor, se arrepintió alegando que lo mejor era no tener nada que ver con ella. El poco contacto que había tenido con la menor no había sido agradable ni tampoco le había traído nada bueno, e involucrarse más con ella era una horrenda idea.

-Ne…necesito ayuda –musito con un suave hilo de voz, apenas audible para cualquier persona. Sin casi pensárselo dos veces Myungsoo abrió la puerta de su piso, con dificultad al tener que ayudar a la menor a estar de pies. Con no tanta dificultad, logro llevar a la muchacha que se encontraba como casi inconsciente hasta el sofá, dejándola tendida sobre él. En seguida, en cuanto al encontró, le echo una manta por encima, pues el tacto de su piel le había parecido tan frío que le había hecho preocuparse más aun.

Una vez había intentando que entrase en calor, le dio unas cuantas palmadas, a cada cual más fuerte, en la cara. Esperando a que reaccionara de una manera positiva. Un par de veces pudo observar como su cuerpo entero se movió al impacto de su mano; aliviándose algo después al escuchar como respiraba profundamente y a veces se agitaba sola, mientras se quedaba dormida.




Cuando Krystal despertó, sin tener una gran consciencia de lo que había hecho durante las últimas horas antes de caer dormida en aquel sofá, llego a pensar que todo había sido un mal sueño, y que se había quedado dormida en el sofá de su casa mientras veía una película y su madre cocinaba algo caliente para merendar algo. Pero no fue así. En cuanto se incorporo se dio cuenta de que aquella no era su casa. Que aunque el dulce olor a comida recién hecha inundase sus fosas nasales, aquel hogar que tanto añoraba no le iba a volver a recibir con los brazos abiertos.

-¿Has despertado ya? –se sorprendió al escuchar la voz de aquel chico cerca de ella, sobre todo porque aparentaba ser amable. Lentamente, con un tazón y unos palillos, se acerco hasta el sillón, sentándose en el pequeño hueco que había dejado la ausencia de las piernas de ella pues se había vuelto a hacer un pequeño ovillo-. Toma… -suspiro sin saber que decirle mientras le tendía el tazón lleno de ramen que acababa de hacer junto con los palillos.

Ella estuvo a punto de rechazarlo hasta que el olor de aquel manjar penetro más en sus sentidos. Cogió el tazón con cuidado y casi devoro todo lo que había en el. Estaba hambrienta, llevaba ya más de 24 horas sin comer nada y para alguien como ella, que acostumbraba a comer bien, era demasiado. Nada más terminar de comer, miro a Myungsoo, el cual la había estado observando y ella ignorando pues había puesto toda su concentración en comer algo. Aun con el tazón en la mano y sin saber que podía hacer con él, le miro fijamente aun en el hueco que se había hecho entre las mantas. Abrió lentamente la boca, esperando a que las palabras hablasen solas, pero al parecer aquello se le hacía más difícil de lo que se había esperado. Frunció el ceño, pues estaba segura de que él no podía leer su mente. En realidad rogaba por ello.

-Gracias… -murmuro por lo bajo, pues para decirlo se había tenido que tragar su orgullo de una manera que jamás creyó que fuese a hacer. Al parecer a él también le había pillado un poco de improvisto, pero simplemente se encogió de hombros y lo dejo estar. Agarro el pequeño cuenco que ella tenía entre las manos y lo dejo en la pequeña mesilla que había entre el sofá y el televisor.

Acto seguido volvió a mirarla, con una mirada interrogante esperando a que le explicara algo. Le pareció que ella no entendía aquello, o simplemente no quiso entender, porque sin hacerle caso, se llevo la mano hacia la cintura, buscando los bolsillos que tenía su cazadora. Aunque poco iba a encontrar si él se la había quitado para que se encontrase más cómoda ¿no?

-Y ¿mi móvil? –le pregunto haciendo un pequeño gesto con la cabeza para que se lo dijera.

-Mejor si vamos por partes –aclaro él mientras se sentaba de una manera más cómoda en el sofá-. ¿Qué haces aquí? –como esperaba la pregunta no pareció agradarle a la menor, que desvió la mirada algo incomoda.

-Me han echado de casa –le explico con esas simples palabras su situación mientras miraba por la ventana a una pequeña paloma posarse sobre la pequeña cornisa que había en ella.

-Puedes quedarte aquí entonces –aquellas palabras le salieron de una manera automática aunque no fuese lo que el mas deseaba en aquel momento. Se incorporo, y recogió el tazón y los palillos para ir a la pequeña cocina y poder limpiarlos.

Aunque Myungsoo pensó que su vida daría un drástico cambio teniéndola a ella en medio, se equivoco. A penas la veía. Todas las mañanas se levantaba más o menos a la misma hora que él, y llevando un uniforme escolar salía a toda prisa sin darle tiempo a desayunar. Simplemente se aseaba, se vestía y sala corriendo. El mayor le había dado una llave para que no tuviese problemas para entrar y salir, haciendo que prometiese no meter a nadie en aquella casa. Ella había aceptado con un asentimiento de cabeza y aunque no estuviese muy seguro de si le iba a hacer caso o no, se sorprendió al ver que ella respetaba su intimidad y vida en todo momento.

La había sorprendido más de una vez husmeando entre sus apuntes de la universidad, parecía curiosa por lo que había en ellos y cada vez que veía una imagen se quedaba un rato mirándola mientras pasaba sus largos dedos por ella, como si pudiese tocar lo que había en ella.

Después de sus clases, casi nunca solía ir a casa directa. Habría jurado que ella debía de acudir a bachiller, y en casi todos los institutos con aquel rango tenían toda la tarde libre después de una agotadora mañana de completo estudio. Más de una vez había encontrado un pequeño fajo de billetes encima de su propia cama, como si fuese el pago del alquiler o algo así. No sabía de dónde sacaba ella el dinero, pero lo más lógico era que fuese por que trabajaba en algún lugar después de salir de clase, y por eso no desconfió en ningún momento.

Sin darse prácticamente cuenta, el primer mes conviviendo juntos había pasado de una manera rápida, casi sin notar que vivía alguien más allí con él. Seguían sin hablar mucho aunque se hubiesen vuelto algo más cercanos por el roce que conllevaba la situación de por sí. Poco a poco se habían hecho a la idea de que aquello podría durar mucho tiempo. Tampoco parecía que Krystal tuviese intenciones de irse de aquel lugar, y Myungsoo no sacaba el tema de cuando se iba a ir pues ella se ponía insoportable cada vez que lo sacaba. También se ponía insoportable o esquiva cada vez que le ponía la mano encima, aunque fuese un simple roce o un inocente tocamiento.

Había cosas de ella que no comprendía, pero para el todas las chicas eran igual de incomprensibles, e intentar comprenderlas una gran pérdida de tiempo y el no estaba dispuesto a perder el suyo intentando intimar con ella.




-¿Tienes algo que hacer esta tarde? –le pregunto él mientras desayunaba algo al ver como ella salía con prisa del baño, a punto de salir de aquella casa. Esta paro para responderle mientras cogía sus zapatillas.

-Tenía pensado pasar la tarde con una… amiga –respondió sin apenas mirarle a la cara, de lo ocupada que se encontraba para atarse los cordones de la zapatilla-. ¿Pensabas hacer hoy la limpieza de la semana? –Myungsoo se quedo dos segundos callado, respondiéndose a si mismo mentalmente.

-Supongo que será mejor que lo haga hoy que no vas a estar enton...

-Yo también me comprometí a ayudarte con la casa –le corto ella algo seca-. Comeré fuera y luego me tendrás aquí para ayudarte –se levanto mientras hablaba y salió por la puerta.




Aquella misma tarde, Myungsoo con simple curiosidad, acudió al instituto al que iba Krystal. Tampoco sabía que hacia exactamente allí, pero muchas veces la curiosidad le mataba por dentro. A penas sabia de la chica que dormía en el sofá de su casa y se intentaba convencer a sí mismo de que espiarla en aquel momento no tan era malo. Ya se había introducido del todo en su casa pero no sabía donde pasaba todas las tardes y algunas noches si además seguía acudiendo a clase.

Se sentó en que había en la acera de enfrento a aquel instituto. A primera vista parecía uno relativamente normal, aunque le llamo la atención la cantidad de coches aparcados que había, esperando a algunos alumnos. Dudaba que los conductores fuesen los padres… simplemente no tenían cara de ello. Aunque… ¿quien era él para juzgar?

No espero mucho hasta que vio como la gente comenzaba a salir después de que sonara una insufrible sirena, que retumbaba en sus oídos de una manera desagradable. En seguida vio bajar a Krystal por la gran escalinata de piedra gris que había en la entrada. Iba de la mano de una chica, amiga suya aparentemente.

Lo extraño era ver lo tranquila y agradable que se encontraba en aquel momento. No tenía el semblante tenso y parecía estar realmente feliz. Sus labios esbozaban una sonrisa agradable, y reía una y otra vez, mientras se acercaba a la oreja de su amiga y susurraba unas cuantas cosas. Luego las dos reían, y la gente al ver lo ruidosas que eran, pues Myungsoo juraría que podía escuchar cómo se reían desde allí. Nunca había visto a la castaña tan feliz, jamás la había visto feliz. La imagen que siempre había dado delante de él era de alguien autosuficiente y de no necesitar la ayuda de nadie para vivir. Aun estando claro que a él lo necesitaba para poder vivir bajo un techo caliente.

Se quedo más tranquilo, y se dispuso a irse, no merecía la pena espiar a la pequeña si parecía que se lo estaba pasando tan bien, cuando observo como un chico, mayor que ella y con un uniforme diferente, la agarraba del brazo y la zarandeaba. Casi como un autómata, se levanto ¿nervioso? Puede que lo estuviese un poco. Tampoco sabía que era lo que iba a hacer, pero había escuchado tantas seguidas los sollozos de la menor y sentido tan impotente que no se le había pasado por la cabeza el pasar de aquella situación.

-Te he dicho que me sueltes –le especto la menor en un tono siseante. El chico que le agarraba del brazo rio a modo de burla agarrándola con más fuerza-. ¡Que me dejes! –exclamo antes de escupirle en la cara. Toda la felicidad que parecía haber acumulado durante la mañana, había desaparecido de su expresión que volvía a ser la seria y superior que tenía siempre.

Su amiga, que por pura inconsciencia se había apartado para auto protegerse de lo asustada que estaba, se abalanzo sobre el chico. Pegándole unos cuantos manotazos en la cara, cuello, cabeza e incluso espalda. Al principio pareció que al mayor le molestaba pero con un simple movimiento del brazo consiguió deshacerse de ella que cayó hacia detrás.

-¡Ni se te ocurra pegarla a ella, mamón! –exclamo, poniéndose algo más agresiva, intentando propinarle una gran patada en la espinilla. Mucha gente los estaba mirando, incluso algún profesor que no sabía qué era lo que debía de hacer en aquel momento. Si intervenir o llamar al director o… ¿qué? Parecía que muchos se habían quedado inmóviles.

El muchacho alto aparto la pierna, como si así esperase que no le pudiese pegar más. Alzo el puño en frente de ella, que cerró los ojos esperando a que todo pasase cuanto antes. No sería la primera vez que le pegasen, no un chico con mucha más fuerza que ella, pero no todas las chicas eran tan débiles como la gente se creía.

Pero antes de recibir el puñetazo que el destino le aguardaba, noto como con alguien con más fuerza que ella también le apartaba rápidamente, aun estando sujeta por el primero. Aunque aquel agarre poco más duro. Cuando abrió los ojos, se encontró con Myungsoo a su lado, con una pierna alzada, la cual había impactado en toda su totalidad contra el estomago del atacante. El cual había retrocedido mientras se tapaba el lugar donde le había dado con un brazo.

-¿No crees que ya has montado un gran espectáculo? –hablo de una manera tan impasiva y fría que muchos dudaron el hecho de que siquiera había abierto la boca-. Vete simplemente antes de que te puedas hacer más daño –le aconsejo, aunque estaba claro que aquel muchacho, que acababa de ver como su orgullo y hombría se partían en miles de trozos no iba a parar ahí.

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