Confesiones a un amigo (Kai)
-El otro día perdí la virginidad.
La impresión fue tal que el transparente
liquido que tenía en la boca amenazo con salir disparado y aunque pude retenerlo
en su mayoría note como unas solitarias gotas bajaban por mi barbilla. Me las
seque y cruce mi mirada con la suya. El pobre estaba tan rojo que parecía un
tomate tierno e intentaba esconderse de mi mirada entre sus brazos.
-¿Qué…? –no supe cómo debía de reaccionar
exactamente. ¿Qué se dice en esos casos? A ver, tenía muchas cosas que
preguntarle; la curiosidad me mataba por dentro, sobre todo porque yo aun seguía
siendo virgen y aunque me molestase un
tanto que mi mejor amigo y menor que yo lo hubiese perdido antes que yo
supongo que debía de alegrarme por el-. ¿Te gusto?
Aunque pareciese imposible su tono de rojo
cambio a uno aun más intenso e intento salir de su pequeño caparazón aunque le costó
un rato hacerlo.
-Si… no estuvo mal –le di más tiempo para que
siguiese hablando, ya que yo sabía cómo era mi amigo y que para decir ciertas
cosas solía necesitar su tiempo-. Placentero… aunque raro… No sé, no es como
masturbarse –soltó.
Si no fuese porque me había tragado ya todo
el agua que tenía en la boca y porque me había resistido a tomar aun más, las
conversaciones de sexo siempre me ponían nerviosas si no estaba Chanyeol delante
para quitarle importancia o decir burradas.
-Eso ya me había quedado claro desde hacia
tiempo –me rasque la nuca volviendo a mirar al frente a ver si así se sentía más
cómodo-. ¿Era guapa?
-Eh…. Si.
-¿Estaba buena?
-Ums… un poco plana –no pude evitar soltar
una pequeña risa al escucharle.
-Entonces ¿cuál es el problema? –inquirí intentando
concentrarme en otra cosa para no volverme hacia el de manera brusca-. Espera…
yo no te vi con ninguna chica. No se te acerco ninguna y tú no fuiste a ligar
con nadie –alce la ceja sin comprender.
-¡Oh, bueno! Eso es porque vosotros ya os habíais
ido cada uno por vuestra cuenta y no parecíais estar precisamente en vuestras
mejores facultades –se excuso con su pequeña voz modesta-. Además, subimos rápidamente
a la habitación.
-¿Subisteis? Pero ¡si las habitaciones de
Ladme son carísimas! –exclame sin darme cuenta de que lo estaba haciendo. Pero
es que… ¿cómo coño se la había podido costear siendo un simple estudiante?
-Pago ella –note como se encogía entero-.
Supongo que valgo lo suficiente para que me inviten a sitios de lujo –una divertida
sonrisa cruzo sus labios, mirándome por primera vez desde que habíamos empezado
la conversación.
-Entonces… ¿bien?
-Sí. Estaba que temblaba del puro nervio pero…
el…la… digamos que supo manejar la situación y hacer todo el trabajo aunque…
-dudo en seguir hablando.
-¿Aunque qué? –pregunte para poder ayudarle
ya que sabía que sin el empujón que necesitaba no hablaría.
-Aunque me corrí cuando me metió el dedo por
el culo.
Vale. ¿Hola? ¿Por qué coño había preguntado?
Ahora sí que la conversación se había tornado de la manera más rara. ¿Qué quería
que le dijera? ¿Qué era algo normal? No me lo parecía en absoluto. Había escuchado
ciertos rumores sobre el punto G, o
como se llame, de los chicos. Se suponía que se encontraba en el ano pero… no. Prefería
dejar de pensar en ello y pensar que era lo que Sehun esperaba que le dijese.
-He estado pensando en ello –intervino en mis
pensamientos antes de que pudiera hablarle-. He leído que a muchos les pasa,
que es algo normal y que no tengo por qué tener instintos homosexuales por
haberme corrido en ese momento o haber sentido placer –suspiro lentamente
elevando la mirada al techo de hormigón-. Pero me siento extraño… -cogió tanto
aire en profundidad que me pareció que quería dejarme a mí sin él.
-Sehun… tú no eres gay –intente tranquilizarle
porque parecía que por ahí iban los tiros de su preocupación-. Te han gustado
las chicas desde siempre, te has excitado pensando en ellas y-y masturbado también.
Nunca habías pensado en un hombre de una manera sexual ¿no?
La respuesta se hizo esperar. Se quedo
pensando un buen rato antes de responderme, como si se debatiese consigo mismo
dentro de su largo y delgado cuerpo.
-N-no… -hablo por fin.
-No te preocupes entonces –pose mi mano sobre
su hombro dando ciertas palmadas-. Mira, el sábado fuimos todos a Ladme de
fiesta para intentar animar a Junmyeon-Hyung ¿sí? Nos lo pasamos bien y por
casualidades de la vida conociste a una chica plana con la que te acostaste. ¿Qué
tiene eso de gay? –sonreí abiertamente esperando que él me la devolviese de la
misma manera. Pero volvió a tardar, se quedo pensando con el rostro
completamente serio y perdido.
-Tienes razón –se giro para mirarme y
dedicarme una sonrisa, la cual forzó un poco al principio pero con la que luego
pareció sentirse cómodo-. Supongo que me estoy comiendo la cabeza con nada ¿no?
-Es precisamente lo que he dicho –coincidí mientras
me impulsaba con su hombro y me levantaba-. Venga, vámonos. Nos deben de estar
esperando.
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